23 de enero de 2006

CUADERNO DE CITAS-10

El pensamiento filosófico en la obra de Dante Alighieri

* El artista, su vida y su obra: la transformación de la banalidad cotidiana en obra de arte
* Citas del libro de Antonio Banfi (*), Filosofía y literatura (1)
* Una provocación a los LECTORES LUDI a escribir su propio mundo

Por Iván Rodrigo García Palacios

Todo buen lector convive y sobrevive en el sueño de un escritor y, la mayor parte del tiempo, se autoconsuela con escritos menores o esporádicos que le palian la pena, pero manteniéndose viva la ardiente llama del deseo (por ser el primer condenado de ese infierno, me desahogo con estas fragmentarias reflexiones ajenas, para acumular culpa, motivos y razones que en cualquier momento me puedan provocar aquella agonía y éxtasis que tanto temo y ansío).

Aparte de esas agonías existenciales, también es agradable compartir ideas y conceptos sobre la vida y la obra de uno de los más grandes de la literatura universal: Dante Alighieri, mitificado, como todos los grandes, de los que se habla mucho y se lee poco.

Y, es muy divertido especular con las similitudes biográficas en las vivencias de aquellos a quienes se admira... por las siguientes citas los conoceréis:

PRIMERA CITA

"Y comenzaré por una observación repetida muchas veces: que en la obra de arte se refleja la experiencia del artista pero liberada de la accidentalidad de la vida cotidiana, sustraída tanto de las leyes del ser objetivo, cuanto al ritmo cambiante de la interioridad subjetiva, recompuesta sobre un plano independiente de la realidad ideal, donde, se podría decir, el alma ha encontrado su mundo y el mundo su alma" (p. 34)

SEGUNDA CITA

"El genio se caracteriza, sin embargo, precisamente por aquello que se trasluce en su misma obra, vibra y vive en su realidad concreta. Su obra es, para explicarme, su propio espíritu que ha encontrado la forma propia, la propia realidad, que se ha creado un mundo -mundo de arte, de filosofía, de religión o de moral- que es su mundo, independiente y capaz de resolver en sí tanto el dato objetivo de los hechos y de los acontecimientos, como las valoraciones y las impresiones subjetivas de la persona. Tal mundo del genio, que es junto a su obra y su verdadera vida su realidad profunda, lleva en sí, como un ser viviente, su valoración, como un significado a imponer y a recibir de la realidad. En este sentido el genio es a un tiempo la más elevada fuerza creadora de la naturaleza y la manifestación más concreta del espíritu. Ahora bien, es cierto que cuando seguimos los sucesos externos de la vida, cuando nos figuramos las variaciones psicológicas de Dante, nos imaginamos, sí, la existencia bastante banal y sin relieve particular de un hombre del Trecento, justificamos pasos y acentos de sus obras, pero su ser más profundo de poeta, su interioridad espiritual creadora, se nos escapa. En él y por él, acontecimientos y pasiones, amores y odios, espíritu de partido y fe religiosa, sensualidad y contemplación mística, alegrías y penas se han ido transformando en una realidad poética, que no sólo acoge y resuelve en sí todo el mundo de su experiencia, sino su misma interioridad psicológica. Desde el momento en que Dante concibe la Divina Comedia y va concretando su visión, la ansiedad y la dispersión de la vida se concilian en esta obra de creación. Toda su experiencia pasada, todo movimiento de su alma, toda vicisitud de su vida convergen hacia ella, hacia este mundo humano y divino "al que ha puesto mano y cielo y tierra" y en el que el poeta ha infundido su alma con sus colores y sus alegrías, sus pasiones y sus pensamientos, para reencontrarla, como un espíritu libre dominando el universo de su creación.

Ahora bien, esta profunda transformación interior por la que la íntima vida personal y el mundo entero de la experiencia se envuelven en un significado nuevo y se pliegan, por así decir, a una nueva forma de realidad por la fuerza de una ley interior espontánea y personal, se revela en el espíritu de los grandes artistas bajo aspectos diferentes. Goethe podía reconocerla como un plano de eternidad y de belleza presente en los instantes más fugaces y secundarios de su vida, en tal conformidad con ella, como para poder concebir su autobiografía como Wahrheit und Dichtung: verdad y poesía. Beethoven podía pensarla como una gracia, una revelación súbita, inesperada e invencible que leva el corazón "hasta la Divinidad -como él escribe- para difundir sus rayos sobre los hombres" (ps. 17 y 18).

TERCERA CITA

"(...) se trata de recrear el significado de la realidad desde aquel punto misterioso y sublime que tiene su sede en lo más profundo del hombre -como decía San Agustín-: la verdad" (p. 19).

CUARTA CITA

Aquí, Antonio Banfi cita El Convivio, de Dante, para mostrar cómo y por qué el poeta recurrió a la filosofía:

"... Como perdí el primer deleite de mi alma... quedé tan entristecido, que no me valía ningún consuelo. Sin embargo, después de algún tiempo, mi mente, decidida a sanar, determinó, ya que no yo mismo ni los demás podían consolarme, recurrir al modo que algún desconsolado había tenido para consolarse; y me puse a leer ese libro, desconocido para muchos, de Boecio, con el cual, maltrecho y desgraciado, él se había consolado. Y enterándome también que Tulio había escrito otro libro, en el que... había tocado el tema del consuelo de Lelio... por la muerte de Escipión, me puse también a leerlo. Y aunque al principio me fue difícil penetrar su sentido, finalmente lo entendí tanto cuanto me permitieron el arte de la gramática que poseía y un poco de ingenio; ingenio por el que vi muchas cosas como si estuviese soñando..." (ps. 20 y 21).

CUARTA CITA

Y, continúa el comentario de Antonio Banfi:
"La ocasión de las lecturas filosóficas había sido sobre todo personal e interior, pero más tarde habrían de presentase al Poeta el estoicismo práctico de Cicerón y la pía meditación de Boecio:
"Y así como suele ocurrir que el hombre buscando plata, y al margen de su intención encuentra oro... yo, que buscaba consolarme, encontré no sólo remedio a mis lágrimas, sino palabras de autores y de ciencias y de libros: considerando los cuales, juzgaba bien que la filosofía, que era señora de estos autores, de estas ciencias y de estos libros, fuese cosa suma... Y desde este imaginar comencé a ir allí donde ella se demostraba verazmente, esto es, en las escuelas de los religiosos y en las disputas de los que filosofaban; de modo que en poco tiempo, quizá treinta meses, comencé a sentir tanto su dulzura, que su amor destruía todo otro pensamiento".
Así quizás en la escuela episcopal, quizás en Santa Croce, donde enseñaban los franciscanos, o quizás en Santa María Novella, donde los dominicos ya comentaba a Santo Tomás, el saber filosófico se desplegó tan bello, tan puro al ánimo del poeta, tan dulce de serena paz, tan fecundo de serenidad, que se entregó con todo su espíritu:
"¡Oh, cuántas noches mientras los ojos cerrados de otros reposaban durmiendo, los míos, en la cámara de mi amor, miraban fijamente!".
Y a este amor volverá como único refugio, cuando la fortuna lo sorprenda peregrino, mendigando "nave sin vela y sin gobierno llevado a diversos puertos y desembarcaderos y playas por el viento seco que vapora la dolorosa pobreza" (p. 21).

QUINTA CITA

"Y ya el Convivio intentaba en forma de comentario a las canciones, todas sustentadas por una interioridad de sentimiento, dar forma personal al saber filosófico, forjarlo, por así decir, según una forma de pasión íntima y pura, una aspiración de libertad y de purificación espiritual. El pensamiento filosófico no podía conserva para Dante la cristalina limpieza de una dialéctica, sino que debía dirigirse al pálpito interior de la vida espiritual, ser la forma eterna de los movimientos más íntimos del corazón. Y, por otra parte, este valor personal de la filosofía debía adquirir su universalidad no por la mera forma lógica, sino por el contacto directo y vivo con otra almas, por la comunicación de los espíritus no ya de los doctos, sino de los que buscan con alma pura y ansiosa una verdad por la que vivir. Por esto el Convivio debía estar escrito en lengua vulgar para que pudiese ofrecer a todos el alimento santo y fraterno de la verdad" (p.29).

SEXTA CITA

"La originalidad de Dante -que es además también el síntoma de un cambio general de los tiempos- está en el Convivio y en la Monarquía, en el esfuerzo de transformar estas especulaciones en sabiduría, al hacerla eficaz frente a los problemas concretos ético-políticos, y -más radical y profunda- en la Divina Comedia, en la audacia de transformar los elementos fundamentales de tales especulaciones en principios constructivos de una visión poética sobre el drama de la vida, tanto propia, como de la vida de toda la humanidad frente a las exigencias eternas y los destinos nuevos" (p. 34).

SÉPTIMA CITA

"Él, que en la composición de la Vida Nueva ha reflejado su delicada y tenue espiritualidad y el mito doctrinal del amor beatificador del "Dolce stile" sobre la realidad de su primera juventud, casi hasta crear un mundo de pura y serena inocencia, en la trágica escena del inicio del Poema, el áspero reproche que Beatriz le dirige en el Paraíso terrestre y en la dolorosa confesión que ella le impone, ha resumido la historia espiritual de los años combatidos de su madurez, en el sentido del pecado" (p. 35).

OCTAVA CITA

"Ahora bien, el problema cada vez más profundo y amplio que le ofrece la vida a Dante, quiero decir a Dante vivo y real, no lo resolvió efectivamente en una actitud religiosa, que habría, por así decir, cancelado tras de sí las huellas del problema mismo, renovado su vida, sus obras y su juicio; lo resolvió más bien con una visión poética o, mejor, lo atacó en su tensión extrema, en la lucidez de sus elementos sobre la trama que le ofrecía el mito religioso y en él celebró su gloria, la gloria de la su humanidad dolorosa y soberbia; delineó no como dijeron algunos un drama teológico abstracto, sino el triunfo de su atormentada vida logrado a través de los martirios, los errores, los desprecios al ser reconocida por Dios; triunfo y reconocimiento soñados, celebrados y no alcanzados jamás, y que, sin embargo, envuelven en una aureola mítica su pobre vida de desterrado solitario" (p. 38).

NOVENA CITA

"Ahora bien, la visión filosófica tiene en la Comedia dantesca el valor de una perspectiva: ella no tolera que la representación se difumine y se disuelva en lo fabuloso, sino que le da el sentido de la realidad, más aún, de la realidad absoluta donde todo contraste formal es superado, donde el orden físico y el orden moral se concilian, donde la estabilidad y la objetividad son plenas, inatacables, fijadas para la eternidad" (p. 42).

DÉCIMA CITA

"Precisamente en esta transformación de todos los elementos de la vida y en la tensión con que esas subyacen en la síntesis estética, y a la vez la sustentan, está la grandeza inagotable de la humanidad del arte y la raíz de ese otro valor suyo -opuesto al de purificación y de catarsis de donde hemos partido-, valor dionisiaco, podríamos decir, por el que aquella, presente por la significación indestructible de sus elementos, despierta y llama en nosotros todas las energías espirituales y, después de habernos elevado a la libertad de la contemplación, nos lanza de nuevo a un ansia más profunda, a una inquietud más vasta, a un flujo de vida más violento" (p. 46).

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(*) Antonio Banfi (1886-1957), maestro de la estética italiana contemporánea.
"Hay una distancia enorme entre la efervescencia intelectual de los hombres de cultura del período de entreguerras -como Antonio Banfi-, de cuyo pensamiento en todos los campos ahora nos nutrimos, y, en general, la tibieza, debilidad o "minimalismo" de las propuestas posteriores" (Introducción, Rocío de la Villa).

En 1931 obtiene la plaza de profesor extraordinario en la cátedra de Historia de la Filosofía en la Universidad de Génova.

NOTAS
(1) Antonio Banfi, Filosofía y literatura, Selección de José Jiménez, Introducción, traducción y notas de Rocío de la Villa, Editorial Tecnos, Madrid, 1991 (232 p.)

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