6 de abril de 2015

Lector ludi No. 74: De qué hablamos cuando hablamos de familia


Lector ludi No. 74




El pensador y La Mujer sentada” dos cerámicas, procedentes de Cernavodă, Cultura Hamangia, 5000-4600 AC National History Museum of Romania.

Por Iván Rodrigo García Palacios


De qué hablamos cuando hablamos de familia


Antes de decir algo acerca de la familia y de la crianza, es necesario decir que decir algo sobre la familia parece una paradoja y una broma cruel cuando mucho más de la mitad de los niños (y niñas para seguir las imposiciones del lenguaje inclusivo) que nacen en el mundo carecen de las más mínimas condiciones, suficientes y necesarias, para una crianza adecuada, pues su infancia y casi todo el resto de sus vidas están condenadas a soportar y padecer hambre, necesidades, violencia, dolor, miedo, precisamente aquello contra lo que la selección natural ha desarrollado como crianza y que la evolución cultural ha establecido como familia 1.
En una historia de la familia y de la crianza, habría que empezar por distinguir los modelos de familia y de crianza en un ámbito matricial y en un ámbito patricial. Un ámbito matricial es aquel en el que predomina una visión de sí mismo, de los otros y del mundo, a partir de considerar a la Naturaleza y a sus leyes desde la metáfora de la Gran Madre Tierra. Por su parte, un ámbito patricial es aquel en el que predomina una visión de sí mismo, de los otros y del mundo a partir de la consideración de que la Naturaleza y todo lo existente y lo no-existente son creaciones de un dios o dioses masculinos, nacidos ellos mismos de ninguna madre, o sea, de dioses sin madre.
Es muy probable que en el ámbito matricial el modelo de familia y crianza fuera colectivo y solidario, en contraposición al modelo trinitario heterosexual -padre, madre, hijo, eso que llaman familia nuclear- del ámbito patricial que es el que ha estado vigente desde la invención de los dioses masculinos y en los miles de años de historia conocida y documentada, muchas veces explorada y explicada a partir de prejuicios y discriminación, es decir, los científicos parten del supuesto de que la historia de la humanidad ha sido determinada en un ámbito patricial.
También hay que decir que, junto con el modelo de familia trinitario heterosexual, es necesario considerar los nuevos modelos de las familias constituidas por parejas del mismo sexo que si bien conservan la característica trinitaria, los miembros de la pareja no son heterosexuales, pero los hijos e hijas bien pueden serlo o no. También se presentan casos de familias monoparentales o familias mixtas, o sea, aquellas en las que se crían los hijos de uno o de ambos miembros de la pareja, pero habidos con otra pareja en otra relación familiar y la familia extensa o extendida, esa de toda la parentela.
En cuanto a la crianza, sus modelos estarán determinados tanto por los anteriores modelos de familia como por otras características propias de los sistemas sociales y jurídicos, tal el caso de la adopción o, en el peor de los casos, pero no tampoco menos escasos, el de aquellos niños abandonados y criados por extraños.


Los estilos de familia


En cuanto a las familias trinitarias heterosexuales o no, podría ser que esos modelos de familia y crianza se encuadren en aquellos "marcos" que George Lakoff describe en su libro No pienses en un elefante:
"[...] dos estilos diferentes de familia: la familia del padre estricto y la familia de los padres protectores (Nurturant)" (1).
(1) En el original, nurturant parent family. Nurturant, neologismo acuñado por Lakoff. Derivado del verbo nurture, alimentar, amamantar, criar, cuidar, cultivar, educar, nutrir, y, como nombre, alimento, crianza, educación... En lo sucesivo, y al igual que en este contexto, utilizaré principalmente «proteger», «protección» y sus derivados porque, hasta cierto punto, son los que más se aproximan en castellano a los significados y a la dimensión metafórica que confiere Lakoff a un término ya de por sí tan polisémico como nurturant, y, por otra parte, «raro» en inglés. Ahora bien, en determinadas ocasiones, y cuando el contexto lo exija, utilizaré, como veremos, algunos de los otros significados que acabo de mencionar, emparentados con aquel término, e indicándolo en nota. (N. de la T.) (George Lakoff, No pienses en un elefante, p. 8).
Yo preferiría llamar a estos modelos de familia y de padre: "padre egoísta" 2 y "padre solidario" 3. Me explico. Se es estricto porque se tiene una visión de sí mismo, de los otros y del mundo, única e indiscutible, mejor dicho, egoísta. Y, por supuesto, se es solidario porque se tiene una visión de sí mismo, de los otros y del mundo compartida y comunitaria, mejor dicho, la celebre frase de los tres mosqueteros de Alexander Dumas: "Uno para todos y todos para uno".
Otra cosa. Prefiero traducir nurturant, el término y neologismo en inglés que utiliza George Lakoff, como solidaridad, en lugar de protector que explica la traductora, pues en español, protector se refiere sólo a una de las cualidades que debe tener un padre según el término nurture del que se deriva el neologismo nurturant. Además, vale la pena anotar que estos términos latinos tienen una larga historia filológica y filosófica: natura naturans, lo que hace nacer, engendrar, “lo que surge”, “lo que nace”, “lo que engendra” y natura naturata, lo que ha nacido, naturaleza generada, engendrada. O lo que en términos comunes se usa para implicar natura y cultura. Por mi parte, prefiero referir estos asuntos y términos a Spinoza 4.


Padre egoísta y padre solidario


Hechas las anteriores aclaraciones, estos son los estilos de familia descritos por George Lakoff:


1. Familia de padre estricto (egoísta):
El padre estricto de James Dobson, según el análisis de George Lakoff en No pienses en un elefante, pp. 9-10:
"El modelo del padre estricto parte de esta serie de supuestos:
El mundo es un lugar peligroso, y siempre lo será, porque el mal está presente en él. Además, el mundo es difícil porque es competitivo. Siempre habrá ganadores y perdedores. Hay un bien absoluto y un mal absoluto. Los niños nacen malos, en el sentido de que sólo quieren hacer lo que les gusta, no lo que es bueno. Por tanto, hay que conseguir que sean buenos.
Lo que se necesita en un mundo como éste es un padre fuerte, estricto, que pueda:
proteger a la familia en un mundo peligroso
sostenerla en un mundo difícil
enseñar a los niños la diferencia entre el bien y el mal.
Al niño se le pide obediencia, porque el padre estricto es una autoridad moral que distingue el bien del mal. Después se asume que el único modo de enseñar a los niños a obedecer —es decir, el bien del mal— es el castigo, un castigo doloroso, cuando se comportan mal. Esto incluye pegarles, y algunos autores de orientación educativa conservadora recomiendan que se les golpee con palos, cinturones y zapatillas de felpa en el trasero desnudo. Algunos autores sugieren que esto debe comenzar desde que nacen, pero Dobson es más liberal. «No hay excusa para dar azotes a los niños menores de quince o dieciocho meses» (Dobson, The New Dare to Discipline).
La justificación del castigo físico es ésta: Cuando los niños hacen algo mal, si se los castiga físicamente, aprenden a no volverlo a hacer, lo que significa que desarrollarán una disciplina interna que los librará de obrar mal, y así en el futuro serán obedientes y actuarán moralmente bien. Sin ese castigo, el mundo se iría al traste. Sería un mundo sin moral.
Esa disciplina interna tiene un efecto secundario. Trata de lo que se necesita para tener éxito en un mundo difícil, competitivo. Es decir, si las personas son disciplinadas y persiguen su propio interés en un país de oportunidades como América, prosperarán y serán autosuficientes. Así, el modelo del padre estricto asocia moralidad con prosperidad. La misma disciplina que se necesita para ser moral es la que permite prosperar. El engarce entre ambas es la búsqueda del propio interés.
La existencia de oportunidades y la disciplina en la búsqueda del propio interés te permitirán prosperar.
Ahora bien, Dobson tiene muy clara la conexión entre la visión del mundo del padre estricto y el capitalismo de libre mercado. El engarce lo constituye la moral del propio interés, que es una versión de la concepción capitalista de Adam Smith. Adam Smith sostuvo que si cada uno persigue su propio beneficio, el beneficio de todos será maximizado por la mano invisible —es decir, por naturaleza— de manera natural. Cuando persigues tu propio beneficio, ayudas a todo el mundo.
Esto enlaza con una metáfora general que identifica el bienestar con la riqueza. Por ejemplo, si yo te hago un favor, tú dices: «Te debo otro.» Hacerle algo bueno a alguien es, metafóricamente, como darle dinero. El te «debe» algo. Y dice: «¿Cómo podré pagarte?»
Aplicando esta metáfora a la «ley de la naturaleza» de Adam Smith, si cada uno persigue su propio interés, entonces, a través de la mano invisible, por naturaleza, se maximizará el interés de todos. Es decir, es moral perseguir tu propio interés, y hay una expresión para definir a aquellos que no lo hacen. Esa expresión es «los que van de redentores por la vida» (5). Una persona que va de redentora por la vida es alguien que está tratando de ayudar a los demás sin que nadie se lo pida, interfiriéndose en el camino de quienes persiguen su propio interés. Los redentores estropean el sistema.
En este modelo hay también una definición de lo que significa llegar a ser una buena persona. Una buena persona —una persona moral— es alguien lo bastante disciplinado como para ser obediente, para aprender lo que es bueno, para hacer lo que está bien y no hacer lo que está mal, y alguien que persigue su propio interés para prosperar y llegar a ser autosuficiente. Un niño bueno se desarrolla para llegar a ser así. Un niño malo es el que no aprende a ser disciplinado, no funciona moralmente, no hace lo que está bien y, por tanto, no es lo bastante disciplinado para prosperar. No sabe cuidarse a sí mismo y así se hace dependiente.
Cuando los niños buenos se hacen mayores, o han aprendido disciplina y pueden prosperar, o no la han aprendido. A partir de ese momento, el padre estricto no se entrometerá más en sus vidas. Políticamente, esto se traduce en que el gobierno tampoco se entrometerá".
(5) En el original, do-gooders; literalmente, «los que hacen el bien», en el sentido irónico del texto. (N. de la T.) (George Lakoff, No pienses en un elefante, pp. 9-10).


2. Familia de padre protector (solidario):
El padre protector (Nurturant) según George Lakoff, No pienses en un elefante, pp. 12-14:
"Pero hablemos un poco ahora de cómo conciben los progresistas su moralidad y de su sistema moral. Este sistema procede también de un modelo de familia, el que llamo el modelo familiar protector. La visión del mundo del padre estricto recibe este nombre porque, de acuerdo con sus creencias, el padre es el jefe de la familia. La visión del mundo de la familia protectora es neutral por lo que se refiere al género.
El padre y la madre son igualmente responsables de la educación de sus hijos. Se parte del supuesto de que los niños nacen buenos y pueden hacerse mejores. El mundo puede llegar a ser un lugar mejor y nuestra tarea es trabajar para conseguirlo. La tarea de los padres consiste en criar a sus hijos y en educarlos para que ellos, a su vez, puedan criar y educar a otros.
¿Qué entendemos por crianza? Dos cosas: empatía y responsabilidad. Si tienes un hijo, tienes que saber lo que significa cada grito, tienes que saber cuándo tiene hambre, cuándo hay que cambiarle el pañal, cuándo tiene pesadillas. Y tienes una responsabilidad: tienes que cuidar a ese hijo. Como tú no puedes cuidar a alguien si no te cuidas a ti, tienes que cuidarte lo bastante para poder cuidar a tu hijo.
No es nada fácil. Cualquiera que haya criado un hijo sabe que es duro. Hay que ser fuerte. Hay que dedicarse. Hay que trabajar mucho. Hay que ser muy competente. Hay que saber muchas cosas.
Además, de la empatía y la responsabilidad derivan inmediatamente otra serie de valores. Piénsalo.
En primer lugar, si tienes empatía con tu hijo, le proporcionarás protección. Esto se mezcla con la política de muchas maneras. ¿De qué proteges a tu hijo? Desde luego, del crimen y de las drogas. Lo proteges también de los coches que no tienen cinturones de seguridad del tabaco, de los aditivos tóxicos en la comida. Asimismo la política progresista se centra en la protección del medio ambiente, la protección de los trabajadores, en la protección del consumo y en la protección frente a la enfermedad. Ésas son las cosas de que los progresistas quieren que el gobierno proteja a los ciudadanos. Pero hay también ataques terroristas, respecto a los cuales ni los liberales ni los progresistas se han pronunciado con mucho acierto en términos de protección. La protección forma parte del sistema moral progresista, pero no se la ha puesto en práctica di manera suficientemente eficaz. El 11-S los progresistas no tuvieron gran cosa que decir. Fue desafortunado porque los padres protectores y los progresistas si se preocupan por la protección. La protección es importante. Forma parte de nuestro sistema moral.
En segundo lugar, si tienes empatía con tu hijo, quieres que se realice en la vida, que sea una persona feliz. Y si tú no eres feliz y no te has realizado, no querrás que otros sean más felices que tú. El Dalai Lama nos lo enseña muy bien. Por tanto, tienes la responsabilidad de ser una persona feliz y realizada. Tienes esa responsabilidad moral para contigo mismo. Además tienes la responsabilidad moral de enseñarle a tu hijo a ser una persona feliz y realizada, que quiere que otros sean felices y se realicen. Esto forma parte de la vida familiar protectora. Es una precondición común para preocuparse por los otros.
Hay otros valores relacionados con la crianza y la protección:
Si quieres que tu hijo se realice en la vida, tiene que ser lo bastante libre para hacerlo. Por tanto, la libertad es un valor.
No puedes tener una gran libertad sin oportunidades y sin prosperidad. Por tanto, las oportunidades y la prosperidad son valores progresistas.
Si realmente te preocupas por tu hijo, quieres que sea honestamente tratado por ti y por los demás. Por tanto, la honestidad es un valor.
Si te relacionas bien con tu hijo y tienes empatía con él, debes tener una comunicación abierta en las dos direcciones. Una comunicación sincera. Ésta se convierte en un valor.
Vives en una comunidad, y esa comunidad influirá en la manera de crecer de tu hijo. Por tanto, la construcción de una comunidad, el servicio a la comunidad y la cooperación con una comunidad se convierten en valores.
Para que haya cooperación debes tener confianza, y para tener confianza debes tener sinceridad y una comunicación abierta en las dos direcciones. La confianza, la sinceridad y la comunicación abierta son valores progresistas fundamentales, tanto en una comunidad como en una familia" (George Lakoff, No pienses en un elefante, pp. 12-14).


A manera de conclusión
En algún sentido moral y político, que parecen ser la misma cosa, en la medida que los modelos de familia y crianza diferentes del modelo trinitario y heterosexual imperante, se hagan más comunes y aceptados social y jurídicamente, será posible romper el dominio de la visión y de la conciencia unidimensional que imponen las instituciones patriciales sobre la cultura y las personas, al mismo tiempo que se podrá sanar esa disociación y consecuente esquizofrenia con las que, desde la leche materna, se nos alimenta en la cuna, es decir, aquello del cuerpo y el alma, de este mundo y el "otro mundo" y eso de los premios y castigos después de la muerte y la resurrección imposible de las almas en unos mundos sobrenaturales.

Notas

1 Jordi Agustí, Enric Bufill y Marina Mosquera, El precio de la inteligencia. La evolución de la mente y sus consecuencias, Crítica, Barcelona, 2012, p. 187. "Entorno social, flexibilidad conductual y plasticidad cerebral: "Lo que todos los investigadores sí parecen apoyar es que prácticamente no hay aprendizaje si no hay entorno social, y que el incremento de aquel está en función directa del incremento de este. De hecho, la explicación de ello podría estar en cierta particularidad que presentan todos los mamíferos, especialmente intensificada en el caso humano: que gran parte de su desarrollo se lleva a cabo mientras el individuo ya está interactuando con el entorno, ya que existe un largo periodo de desarrollo extrauterino entre su nacimiento y su total desarrollo o madurez.
Este periodo es muy largo en los primates y excepcional en el ser humano, único género que parece presentar una fase de "niñez" en su ontogenia. Todos los demás géneros y especies parecen pasar de la infancia a la madurez, pasando por la pubertad. En el caso humano, el periodo que dista entre la infancia y la pubertad se ha hecho extremadamente longevo, y a eso que llamamos niñez. Este periodo, como el de la infancia, es extraordinariamente rico en estímulos para el individuo; ambos juntos supen, por tanto, una "ganancia" exponencial en el potencial de aprendizaje. Por tanto, cuanto más largo sea el periodo de desarrollo extrauterino en un ámbito social, más se incrementará el potencial de aprendizaje del individuo. Los datos obtenidos del estudio de un cráneo de Australopithecus afarensis de tres años de edad hallado recientemente en Etiopía, sugiere que en esta especie se había iniciado ya el alargamiento de la niñez, aunque solo con la emergencia del género Homo se produjo un aumento significativo del periodo de dependencia y la aparición de la infancia. El que la complejidad cognitiva esté relacionada con el tiempo de desarrollo ontogenético y con el desarrollo cerebral parece demostrarse por el hecho de que el cerebro de los niños superdotados crece durante más tiempo, siendo, además, un cerebro más moldeable o flexible que de que el de los demás niños (Shaw et al., 2006).
La desventaja adaptativa de este largo periodo de inmadurez es que requiere de un constante cuidado y alimentación, pero la ventaja está en que permite al organismo en desarrollo la incorporación de una gran cantidad de conocimientos, el desarrollo de su cognición, sintonizada con el medio ambiente social y natural circundante. Esta ventaja es especialmente adaptativa para los humanos, género notablemente flexible a escala ecológica, ya que somos capaces de adaptarnos a hábitats muy diferentes o que varían con cierta rapidez.
Una vida larga implica enfrentarse a un mayor número de situaciones imprevistas y experimentar un mayor número de riesgos y fluctuaciones ambientales, lo que requiere a su vez una mayor dependencia del aprendizaje para sobrevivir. La larga infancia de los miembros del género Homo hizo que dicho aprendizaje tuviera lugar mientra los jóvenes se encontraban bajo la protección familiar. El periodo que conocemos como adolescencia permitió un alargamiento adicional del periodo de desarrollo cerebral y más tiempo para el aprendizaje de las habilidades necesarias para un adulto. La adolescencia parece haber aparecido relativamente tarde en la evolución humana".
2 Egoísmo: Excesivo aprecio que tiene una persona por sí misma, y que le hace atender desmedidamente a su propio interés, sin preocuparse del de los demás (RAE).
3 Solidaridad: es la unión voluntaria de las fuerzas individuales de los miembros de un grupo o comunidad para enfrentar, unidos, al miedo y al peligro y así satisfacer, con equidad, las necesidades, físicas y anímicas, individuales y colectivas, de todos y cada uno. La solidaridad puede estar acompañada por la fraternidad.
4 En cuanto a la Naturaleza, ya en el Tratado Corto (KV) establece Spinoza una clara distinción:
"Antes de pasar a otra cosa, dividiremos ahora brevemente toda la naturaleza, a saber, en naturaleza naturante y naturaleza naturada. Por naturaleza naturante entendemos un ser que captamos clara y distintamente por sí mismo y sin tener que acudir a algo distinto de él, como todos los atributos que hemos descrito hasta aquí, y ese ser es Dios... La naturaleza naturada debemos dividirla en dos: una universal y otra particular. La universal consta de todos los modos que dependen inmediatamente de Dios (...) La naturaleza particular consta de todas las cosas particulares que son causadas por los modos universales. De suerte que la naturaleza naturada necesita algunas substancias [i.e, los atributos de la Ética] para ser correctamente concebida.55 (KV 1/8).
Y con total claridad se expresa Spinoza en la Ética:
Por Naturaleza naturante debemos entender lo que es en sí y se concibe por sí, o sea, los atributos de la sustancia que expresan una esencia eterna e infinita, esto es (por el Corolario 1 de la Proposición 14 y el Corolario 2 de la Proposición 17), Dios, en cuanto considerado como causa libre. Por Naturaleza naturada, en cambio, entiendo todo aquello que se sigue de la necesidad de la naturaleza de Dios, o sea, de cada uno de los atributos de Dios, esto es, todos los modos de los atributos de Dios, en cuanto considerados como cosas que son en Dios, y que sin Dios no pueden ser ni concebirse.56 (E, I, P19, S).


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