10 de mayo de 2008

LECTOR LUDI-60

Sin la lectura... ¿Quién soy yo?

Capítulo 1

La lectura del origen

o el origen de la lectura


Excepto la Naturaleza, todo lo demás es invención del Homo-Humano, incluso cualquier explicación sobre la creación de la Naturaleza.

Hijo de la Naturaleza, la mente del Homo-Humano se imagina a imagen y semejanza de su madre.

El Homo-Humano -un Homo dotado de mente (1)- es humano porque descubre conocimiento, lo convierte en información para acumularlo, memorizarlo y transmitirlo a otros para continuar descubriendo conocimiento, trasformar sus realidades y transformarse a sí mismo, porque cualidad primordial de los seres vivos es percibir y expresar, comunicar.

El primer invento comunicativo del Homo-Humano, el lenguaje, lo desarrolló a partir de sus órganos de comunicación: la fonetización de los sonidos y los gestos de su cuerpo, para responder a la necesidad de interpretar, dotar de sentido, permanencia y proyección a lo que se leía, a lo que sus sentidos percibían, lectura posible a partir de la articulación organizada o sistematizada de sonidos, signos y señas, en códigos.

Eso son los lenguajes: sistemas articulados de signos fonéticos y gráficos o, para decirlo más filosóficamente como lo hace George Santayana:

"[…] el lenguaje, un verdadero arte de la sustitución" (2).

Mucho más tarde, se inventó la escritura.

Los primeros lenguajes como tales, tuvieron que estar vinculados a la solución y satisfacción de las necesidades básicas de la supervivencia, la reproducción y la adaptación.

Luego, la evolución hacia una mayor complejidad del cerebro y de la mente, generaron nuevas necesidades: explicar, interpretar, dar sentido, recordar y expresar, las experiencias más allá de sí mismo y conectadas con su percepción, con el espacio y el tiempo, con la materia y la energía. Se podría decir que comenzó a formularse preguntas y a buscar respuestas: a descubrir conocimiento.

¿Qué es y de dónde surge la vida? ¿Qué es y cómo funciona el mundo? ¿Qué son y qué producen los fenómenos que lo afectan? ¿Qué es ser humano? ¿Qué es el hombre? En fin, todo lo relacionado con el Homo-Humano y con la Naturaleza en la cual habita.

Obvio, en ese entonces como ahora, la mente trata de interpretar, de dotar de sentido y explicación a todo aquello que le es desconocido y lo considera un misterio, un misterio que es todo aquello que se localiza "más allá" de cualquier explicación práctica o evidente, pero que sucede y es real.

Es así como nacen los mitos y las religiones, los primeros lenguajes de la solidaridad con los cual enfrentar unidos el miedo y las necesidades. Lenguajes de signos, señales y símbolos concretos, una escritura natural que señalaba y trazaba lugares sagrados con signos, señales y símbolos comunes y articulados que explicaban, estaban dotados de sentido, transmitían y conservaban la experiencia.

Lo demás, es historia ya contada.

En otros capítulos explico los mecanismos genéticos, biológicos y culturales, que dan origen a la mente del Homo-Humano y a sus funciones en la lectura y en la escritura.

Desde el instante en el cual el Homo-Humano se percibió y luego creó las nociones de espacio y tiempo, materia y energía, supo que estaba en el mundo. Sólo que, todavía hoy, no ha podido descubrir qué es él mismo y esa es su tragedia. La búsqueda de la respuesta a esa pregunta fue el origen del concepto de lo humano (la mente) y esa es también la historia de la humanidad.

En ese mismo instante primordial en el cual el Homo-Humano supo que era un sujeto, también, supo que estaba en el mundo, se supo objeto, obligado a cumplir las leyes de su biología: sobrevivir, reproducirse, adaptarse y evolucionar, sin saber cómo y por qué.

Todo lo que existe en el universo está constituido por la misma materia y la misma energía, está en el mismo espacio y tiempo y todo ello, se forma y transforma de acuerdo con las mismas leyes.

Todos los seres vivos están constituidos por los mismos materiales y se comportan de acuerdo con las mismas leyes biológicas, físicas y químicas.

El Homo-Humano, es un ser vivo y se diferencia de los otros seres vivos porque es capaz de descubrir conocimiento y compartirlo con otros y porque con ese conocimiento es capaz de transformarse a sí mismo y a sus circunstancias, al igual que a descubrir, interpretar y deducir las leyes del universo para intervenir y manipular la materia y la energía.

El conocimiento se descubre, no se crea. Todo hace parte de la Naturaleza. Por ello, el hombre ha inventado todo, salvo la Naturaleza que es el ámbito a descubrir.

Humanidad es aquello que resulta de la aplicación de esas capacidades de descubrir y transformar del Homo-Humano sobre sí mismo y sobre la Naturaleza.

Por necesidad, el Homo-Humano, aprendió a conocerse y a conocer al mundo y en consecuencia a leerse y a leerlo y, a partir de allí, desarrolló los lenguajes para explicarse y explicar lo que leía, pues necesitaba interpretar y dotar de sentido a esa lectura como el espejo en el que se interpretaba y se daba sentido a sí mismo, al igual que a todo lo demás.

Es sólo por su deseo y voluntad que el Homo-Humano pasa de leer biológica y mecánicamente y se convierte en lector y en escritor, es decir, descubridor de conocimiento y acumulador de información. Conocimiento que es descubrir y descifrar las leyes de la Naturaleza, sus acciones y funciones; información que es la acumulación y conservación de lo descubierto y lo descifrado.

Se lee por necesidad pero se es lector por deseo y voluntad. Todo Homo-Humano, por condición, lee, pero sólo los Homo-Humanos que lo desean y lo hacen, se transforman en lectores. El que lee, sabe, pero sólo el que es lector descubre conocimiento.

El Homo-Humano descubre conocimiento por medio de los fenómenos mentales de la imaginación y de la razón. Por la imaginación proyecta los sentidos de su mente en el misterio y lo desconocido, en el espacio y en el tiempo. Por la razón organiza y conserva en su mente y en sus herramientas, con sus propios tiempos y espacios, lo imaginado.

Por medio de los fenómenos y los mecanismos de su mente, las percepciones y visiones de la imaginación y de la razón, son transformadas en imágenes, símbolos y metáforas, con las que, a su vez, crea los signos y los lenguajes con los cuales las explica tanto a sí mismo como a los demás y es capaz de acumularlas y conservarlas para su uso y aprovechamiento posterior.

La evolución desarrolló los órganos anatómicos necesarios y correspondientes para que el Homo-Humano fuera posible.

De esos elementos anatómicos que hacen posible el que el Homo-Humano sea humano y se diferencie de los demás seres vivos, dos son fundamentales para el descubrimiento de conocimiento y la posibilidad de compartirlo:

1- El cerebro del Homo-Humano y los además órganos del sistema nervioso:

El cerebro está compuesto por tres partes: la corteza cerebral, el cerebelo y el tronco cerebral, las cuales, evolutivamente y en su orden, corresponden al cerebro propiamente humano, al cerebro de los mamíferos y al cerebro de los reptiles, cada una de ellas con sus características propias, pero funcionando de manera interconectada, interrelacionada e integrada, bajo condiciones establecidas, pero, a su vez, cambiantes y cambiables.

La actividad cerebral y la del resto del cuerpo generan la mente, la cual, a su vez, dota al Homo-Humano de la capacidad de descubrir conocimiento y descubrirse a sí mismo: conciencia e inteligencia.

2- El sistema fonético, es el sistema para la producción de sonidos modulados y articulados, exclusivo de los Homo-Humanos y, a partir del cual, se elaboran y desarrollan complejas formas de expresión: lenguajes orales, gestuales y escritos, las herramientas fundamentales para desarrollar y organizar las actividades necesarias para su supervivencia, reproducción, adaptación y bienestar: todas las ciencias y todas las artes.

Entre los seres vivos, toda percepción provoca una reacción, expresión, conducta o comportamiento, percepción y expresión se convierten en acciones y actividades comunicativas. A toda percepción o impresión responde y corresponde una expresión o respuesta, este es el proceso básico de la comunicación.

Estas actividades comunicativas son de tres clases:

1. Biológicas:

Ante cualquier percepción o impresión o estímulo, el organismo produce una reacción y una acción o expresión automática.

2. Mecánicas o de aprendizaje-entrenamiento:

Son las acciones y reacciones que los organismos de cierta complejidad fisiológica producen y reproducen ante ciertos estímulos o impresiones o percepciones, desarrollando un repertorio determinado y repetitivo de reacciones, expresiones y acciones que se adquieren y desarrollan por entrenamiento y aprendizaje.

3. Culturales:

Son acciones y actividades que desarrollan los organismos dotados de cerebros más complejos en respuesta a aquellas interacciones con la realidad en las cuales se interpreta, se dota de sentido y se descubre conocimiento, mediante el cual se inventa, desarrolla y transforma, un método de acción, actividad y comunicación que, a su vez, remite a nuevas interpretaciones, sentidos y actividades, con las cuales se transforman tanto al organismo como al sector de la realidad con el que se interactúa.

Las actividades comunicativas culturales son aquellas impresiones y expresiones que el Homo-Humano inventa, desarrolla y articula, las cuales, por estar dotadas de significante y significado, son interpretables, están dotadas de sentido, producen y reproducen sentido. Esos son los procesos que se suceden en la lectura y en la escritura.

Lo anterior conduce a plantear una teoría evolutiva de la información y de la comunicación:

La información y la comunicación no tienen sentido por sí mismas. La información es producida y transmitida, por impresiones, estímulos e impulsos, articulados o no, pero sólo será información cuando se la interprete, se la dote de sentido y sea transmisible y compartible.

La información sólo se convierte en información cuando un emisor, por cualquiera sean los medios, codifica y articula, mediante un código establecido, esos estímulos e impulsos con la intención de dotarlos de un sentido específico y cuando un receptor los decodifica y rearticula, interpretándola y dotándola de un sentido propio. Todo lo demás es información mecánica: estímulo y reacción.

Por ejemplo, las abejas o los computadores reciben, leen y transmiten información, pero esta carece de sentido, los estímulos e impulsos, cualquiera sea el código utilizado que portan esa información, son impresiones físico-mecánicas preprogramadas para producir y reproducir respuestas automáticas, cuyo único y posible fin es causar una respuesta, igualmente, físico-mecánica, siempre repetida, siempre la misma.

En principio, el cerebro humano, por complejo y poderoso que sea, sólo procesa impulsos y estímulos físico-mecánicos, pero la totalidad de esos procesos producen la mente o, para decirlo más filosóficamente, de allí emana la mente, la cual convierte, esos impulsos y estímulos, primero, en información y, segundo, en comunicación.

Información y comunicación que son, primero, íntima o sujetiva y, segundo, externa y colectiva. La información y comunicación íntima o sujetiva es diferente de aquella información y comunicación externa y colectiva.

Y, todavía así, para que, tanto la información como la comunicación, sean concretas y eficaces, es necesario que exista un código articulado de signos y símbolos y que este código y los sentidos de cada signo y símbolo, sean comunes para quienes participen en el proceso, para que, de esa manera, ese proceso se complete y realice.

A partir de esos elementos y en conjunción con su cuerpo, el Homo-Humano ha desarrollado los lenguajes de la imaginación y de la razón: los lenguajes estéticos para la imaginación y los lenguajes científicos para la razón.


NOTAS

(1) John R. Searle, La mente, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2006, p. 365:

"Nuestra presentación de la mente en todos sus aspectos -conciencia, intencionalidad, libre albedrío, causalidad mental, percepción, acción intencional, etc.- es naturalista en este sentido: en primer lugar, trata de fenómenos mentales como parte de la naturaleza. Debemos concebir la conciencia y la intencionalidad en cuanto partes tan legítimas del mundo natural como la fotosíntesis o la digestión".

(2) George Santayana, Diálogos en el limbo, Tecnos, Madrid, 1996, p. 50.

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