10 de septiembre de 2006

CUADERNO DE CITAS-17

¿Cómo se instala el miedo en la mente?

- El miedo para las neurociencias
- Funcionamiento del miedo en el cerebro y la consciencia


Por Iván Rodrigo García Palacios

Para apoyar el tema tratado en mí LECTOR LUDI-36 sobre el miedo, transcribo a continuación algunas citas autorizadas en el campo de las neurociencias que muestran las relaciones cerebrales y mentales con las respectivas consecuencias en el funcionamiento de la mente y el cuerpo como consecuencia del miedo.

Sus autores:

1. Antonio R. Damasio, El error de Descartes

2. Jean Delumeau, El miedo en Occidente

Como podrá verse, el miedo es un mecanismo automático de los seres vivos pero, en los animales y el Homo-Humano que poseen cerebro, esta reacción se hace más compleja.

Pero, ¿cómo se instala el miedo en la mente?

Hablo de ese miedo que como un cáncer se enquista, produce tumores y provoca metástasis, alterando y patologizando a los Homo-Humanos en su existencia emocional y somática y del que, sólo hasta ahora, con los avances de las neurociencias ha sido posible ir localizando en sus componentes físicos y mentales, aun cuando son pocos los avances en su prevención y tratamiento, para no hablar de posibles métodos de diagnóstico y curación en el corto plazo.

Sin embargo, pienso que, a pesar de lo anterior, no todo está perdido. Por experiencia y por lo que sé de algunas personas que conozco, si bien es imposible, por el momento, no ser víctima del miedo, si existen posibilidades de enfrentarlo y manejarlo.

El cerebro y la mente son tan poderosos que, así como un abuso en su funcionamiento y desgaste, pueden dañarlos, ese mismo poder, utilizado de manera adecuada, puede contribuir a una vida sana, optimizando su funcionamiento y uso.

¿Las herramientas? Son sencillas, si se lo piensa bien: quien mejor se conoce y mejor conoce el ámbito que lo rodea, sabrá manejar y controlar su existencia, tomando las decisiones y actitudes más convenientes en todo momento.

Como quien dice... retorno, al quizás mejor legado de la sabiduría de la salud mental pensado por los griegos y que, considero los mejores remedios para el miedo y tantas otras afecciones emocionales y vitales:

"Epimelathenai seautou", "tomarse a sí mismo como objeto de desvelos".

"Gnothi seauton", "conócete a ti mismo".

Los interesados sobre estos dos puntos, los remito al LECTOR LUDI-29.

Y, ahora, las citas:

PRIMERA CITA

"Por sí misma, la respuesta emocional puede conseguir algunos objetivos útiles: esconderse rápidamente ante un depredador, por ejemplo, o demostrar ira frente a un competidor. Sin embargo, el proceso no se detiene con los cambios corporales que definen una emoción. El ciclo continúa, hecho patente en los seres humanos, y su paso siguiente es la "sensación de la emoción" en conexión con el objeto que la excitó, el darse cuenta de la relación entre el objeto y el estado emocional del cuerpo.

Ahora bien, podría preguntarse, ¿por qué razón necesita alguien reconocer tal relación? ¿Por qué complicar las cosas y poner la consciencia en este proceso, si ya existe un medio de responder adaptativamente a un nivel automático? La respuesta es que la consciencia consigue un mayor sistema de protección".

Antonio R. Damasio, El error de Descartes, Crítica, Barcelona, 2003 (275 p.), p. 129 y 130

SEGUNDA CITA

"En el sentido estricto y restringido del término, el miedo (individual) es una emoción-choque, frecuentemente precedida de sorpresa, provocada por la toma de conciencia de un peligro presente y agobiante que, según creemos, amenaza nuestra conservación.

Pero, en estado de alerta, el hipotálamo reacciona mediante una movilización global del organismo, que desencadena diversos tipos de comportamientos somáticos y provoca, en especial, modificaciones endocrinas.

Como toda emoción, el miedo puede provocar efectos contrastados según los individuos y las circunstancias, incluso reacciones alternativas en una misma persona; la aceleración de los movimientos del corazón o su ralentización; una respiración demasiado rápida o demasiado lenta; una contracción o una dilatación de los vasos sanguíneos; una hiper o hiposecreción de las glándulas; constipado o diarrea, poliuria o anuria, un comportamiento de inmovilización o una exteriorización violenta.

En los casos límite, la inhibición llegará hasta una pseudoparálisis ante el peligro (estados catalépticos) y la exteriorización desembocará en una tempestad de movimientos enloquecidos e inadaptados, características del pánico.

Manifestación exterior y experiencia interior a la vez, la emoción de miedo libera, por tanto, una energía inhabitual y la difunde por todo el organismo. Esta descarga es en sí una reacción utilitaria de legitima defensa, pero que el individuo, sobre todo bajo el efecto de las repetidas agresiones de nuestra época, no siempre emplea en el momento oportuno"

Jean Delumeau, El miedo en Occidente, Taurus, Madrid, 2002 (655 p.), ps. 28 y 29

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