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Lecturas
lúdicas - El escritor personaje - Post Scríptum
…
y
dos mujeres y otro hombre
Por
Iván Rodrigo García Palacios
Después
de lo escrito en la publicación anterior sobre los personajes
escritores, se evidenció una lamentable discriminación, tras una
larga lista de hombres no había ninguna mujer escritora que hubiera
escrito alguna narración en la que el personaje fuera también una
escritora como la autora.
Pues
bien, para pedir disculpas por esa injusticia y tratar de repararla
de forma parcial, he aquí un nuevo escrito, esta vez con dos
mujeres: Virginia Woolf (1882-1941) y Marguerite Duras (1914-1996) y
una novela de cada una de ellas en la que cada autora se encarna en
un personaje que es, a su vez, una escritora o que aspira a serlo.
Y
agrego otro hombre escritor, Lawrence Durrel (1912-1990), porque soy
ferviente lector de su hermosa, fascinante, monumental, novela: El
cuarteto de Alejandría Y lo hago por tres razones. La una, obvio,
porque el personaje narrador es un escritor. Las otras dos, por sus
personajes mujeres que son de una belleza y grandeza que amerita su
lectura y la tercera, porque el gran motivo de la novela es una
exploración sobre el amor en el mundo caótico y en descomposición
en el que habita la humanidad desde las dos grandes guerras del siglo
XX y el que anda loco loco desde entonces en una locura delirante.
Virginia
Woolf
http://www.quelibroleo.com/noticias/wp-content/uploads/2018/10/virginia.jpg
Virginia
Woolf: En su primera novela profetizó su destino
Virginia
Woolf (1882-1941), la escritora inglesa y exploradora de la
fragilidad mental y psicológica en sus personajes.
Ahora
bien, las preocupaciones e inquietudes literarias de Virginia Woolf
no fueron ni la literatura ni la poética ni el ejercicio de su
escritura. A ella le preocupaba e inquietaba explorar su propia
psicología a través de sus personajes y, con ellos, sus relaciones
consigo misma, con la psicología de los otros y de sus relaciones
con el mundo. Al fin que sus estados mentales y su salud psicológica
siempre estuvieron en un frágil equilibrio.
Si
bien en su obra novelista y narrativa Virginia Woolf nunca se encarno
en un personaje que, como ella, fuera escritora, en su primera
novela, su primera experiencia de escritura narrativa, a la que se
dedico por seis años, desde 1907 hasta 1915 cuando la publicó luego
de cerca de cinco versiones, algunas de ellas quemadas, si hizo algo
extraordinario: creo un personaje que profetizó el resto de su vida.
Final
de viaje (1915), es una novela primeriza de Virginia Adelaide
Stephen, nombre de soltera de Virginia Woolf, la cual es, además,
completamente diferente a todas las demás que escribió después de
casada, pero que, a diferencia de aquellas, fue profética y anticipó
tanto su destino literario como su trágico fin. Además, esta novela
es la versión revisada y corregida de una novela previa nunca
publicada íntegra, pero de la que se publicó en 2002 una parte de
su escritura y titulada: Melymbrosia. Por eso se pudo
establecer que allí Virginia Woolf expuso de una manera más abierta
y cruda que en Final de viaje los conflictos sociales, sexuales, el
incesto, el abuso sexual y el lesbianismo. Esos fueron los traumas
que afectaron la salud mental y psicológica de Virginia Woolf desde
su infancia.
En
Final de viaje, la narrativa de Virginia Woolf es diferente a todo lo
demás de su narrativa posterior. En ella la narración es lineal y
se cuenta el viaje en barco de un grupo diverso de personajes
masculinos y femeninos en un viaje con destino de Londres a Lisboa y,
de allí, en una expedición a Suramérica a una ciudad llamada Santa
Marina y, luego, a un río no nombrado y en algún lugar no precisado
del continente, el que, según especulaciones, bien puede estar
localizado en Brasil o hasta en Colombia.
Final
de viaje trata de un “viaje inicíatico”, en el cual Rachel
Vinrace, el personaje en el que se encarna Virginia Woolf, va en
búsqueda de las experiencias con las cuales empezar una carrera de
escritora, poeta y narradora, igual que como para en ese momento de
su vida la misma Virginia Woolf se enfrentaba al futuro de su vida.
Por
extraños poderes proféticos, la escritora le profetiza una vida a
su personaje similar a la suya: una intensa vida como escritora e
intelectual y un final trágico. Claro que las aspiraciones de Rachel
Vinrace se quedan en aspiraciones, pero no su muerte, la que es igual
para ambas: ahogada, la una por voluntad propia en las aguas oscuras
y profundas, la una en las aguas del Río Ouse, cerca de su casa en
Sussex y la otra en las aguas oscuras y profundas de los delirios de
la fiebre en aquella tropical ciudad de Santa Marina en algún lugar
de Suramérica.
Marguerite
Duras
https://www.filmin.es/directora/marguerite-duras
Marguerite
Duras, la vida como materia narrativa
La
vida de Marguerite Duras fue agitada e intensa, una vida de novela
ella misma. Así que no es de extrañar que ella hubiera hecho de su
vida la materia fundamental de su narrativa.
Prácticamente
la cuarentena de las novelas, la docena de obras de teatro y los
guiones que escribió Marguerite Duras (1914-1996), están inspiradas
en ĺos eventos y sucesos de su propia vida, pero también parece que
solo en una de ellas el personaje fue una mujer escritora: Emily L
(1987), novela que es una intensa exploración sobre la escritura, el
arte de escribir y el poder de los relatos
Una
mínima sinopsis: En el principio, ahí, mirando, en la terraza de un
café al caer la tarde, hay una mujer que querría escribir un libro
pero que no sabe ni cuándo ni cómo podrá escribirlo, y que ve cómo
se desarrolla la historia de otra mujer, Emily L., quien a su vez
escribe poemas de los que nunca habla. La mujer que quiere escribir
un libro queda atrapada al vuelo en la historia de Emily L., que
evoca en ella aquel baile con los oficiales de a bordo y el joven
guardián de la isla de Wight, con quien pudo, tal vez, vivir un gran
amor.
Y
es una intensa reflexión sobre la escritura y la vida de Marguerite
Duras quien se siente atrapada entre su propia vida hecha literatura
en un personaje que ella ha creado y que a su vez crea una escritora,
personaje que es atrapado como personaje del personaje que ha creado
...
Dijo
Marguerite Duras: «A veces ocurre que, de pronto, pase por ti una
historia, sin escritor para escribirla, tan sólo visible. Nítida.
(...) Es raro. Pero puede ocurrir. Es maravilloso cuando ocurre.»
Lawrence
Durrel y Henry Miller
https://blogindieo.wordpress.com/2013/03/18/henry-miller-y-lawrence-durrell/
Lawrence
Durrell, el tiempo, el espacio y el amor en la escritura
La
novela de Lawrence Durrell (1912-1990), El cuarteto de Alejandría:
Justine (1957), Balthazar (1958), Mountolive (1958) y Clea (1960),
empieza cuando Darley, el escritor narrador, está listo para
escribirla y reconstruir los recuerdos para ponerlos en la
perspectiva de tiempo y espacio que permita contemplar y comprender
la totalidad del conjunto de personajes, sucesos, lugares, etc., que
actuaron y estuvieron allí en un momento y espacio específico de
sus vidas, pero en un tiempo que no es propiamente el de la Historia
(con mayúscula), sino en el que viven y se sienten los humanos a sí
mismos y a su mundo. Son aquellos tiempos, previos y durante la II
Guerra Mundial, cuando en El Cairo y, en especial, en Alejandría, se
tejieron todas las intrigas y maromas que todavía hoy perturban al
Medio Oriente y al resto del mundo y que fueran las consecuencias de
un reparto de territorios y de los hombres que los habitaban para
beneficiar a los vencedores, los nuevos poderoso se la tierra. Y en
el medio, el conflicto de los árabes entre sí y de estos con los
israelies.
Las
tres primeras novelas del cuarteto narran los mismos acontecimientos
desde tres puntos de vista diferentes, es decir, los tres lados del
mismo espacio. La última novela es la dimensión del tiempo en el
cual los eventos avanzan en el tiempo y alcanzan el desenlace.
Darley
como Durrell, escribe su novela en una isla griega. Hay que recordar
que Lawrence Durrell vivía en la isla griega de Corfu situada en el
mar Egeo desde 1935. Allí recibió a su amigo Henry Miller en 1940,
al que admiraba y apreciaba de manera muy especial y con quien, él y
otros amigos de París, incluida Anaïs Nin, se propusieron crear un
movimiento literario que expresara sus propias ideas y formas de
escritura.
Pero
será en Chipre donde Lawrence Durrell escribirá El cuarteto de
Alejandría, toda esa historia en que se trasforman sus experiencias
desde antes y durante la II Guerra Mundial, las que vivirá como
funcionario diplomático británico. Allí en aquella ciudad conoció
a Eve Cohen, su segunda esposa, quien será el modelo para el
personaje de Justine.