22 de mayo de 2006

LECTOR LUDI-30

El enamoramiento, arrebato místico, locura, insensatez, enfermedad

o transmutación

- El enamoramiento os hará nuevos hombres

- ¿Por qué nos enamoramos?

- ¿Qué sucede cuando termina el enamoramiento?

- El enamoramiento: ¿una enfermedad inevitable o una crisis necesaria?

- Las teorías del amor: éxtasis y delirios o dolores y horrores

- Una historia del enamoramiento y el amor a través de las épocas:

- Modelos e historias del enamoramiento: Kama Sutra, Banquete, Fedro, Ars Amandi, la enfermedad freudiana, el Estado Naciente, de Alberoni

- El exacerbado hedonismo individualista, pone en peligro el enamoramiento.

Por Iván Rodrigo García Palacios

INTRODUCCIÓN

¿Es el enamoramiento un capricho de la mente?, o por el contrario, ¿es un estado obligado y necesario, con causas y consecuencias determinables?

Todas las filosofías, ciencias, literaturas y poesías que tratan del amor pasión o del enamoramiento, que es, según ellas, la fuerza que une y mueve al universo, y llegan hasta el punto de exagerarla, afirmando que vence a la muerte en su forma cristiana del amor evangélico, se han concentrado en explorar las causas que lo originan y los sublimes o desastrosos estados que produce en los enamorados, pero han dejado olvidada la exploración de los efectos necesarios que produce en los seres humanos, luego de que ha concluido su acción, que el enamoramiento termina.

Antes de continuar, debo hacer una advertencia necesaria: enamoramiento y amor, así posean algunos rasgos en común, son dos estados diferentes y diferenciables para la existencia humana, con causas y consecuencias propias, ya los griegos los habían encarnado en dos diferentes dioses: Eros y Afrodita. Es pues, de esa manera, como se les tratará a continuación.

Aclarado lo anterior, mi primera pregunta: ¿Por qué nos enamoramos? La respuesta que pretendo dar, propone la hipótesis descabellada de que es un estado obligado y necesario para el desarrollo y evolución del ser humano, tanto biológico como mental, y que, como todos los demás mecanismos evolutivos, tiene funciones específicas tanto para la supervivencia como para la reproducción y que, como todo lo relacionado con el asunto, puede manifestarse de forma natural y saludable o defectuosa y patológica.

Igualmente, creo que, como en los demás fenómenos evolutivos, el enamoramiento se manifiesta y causa efectos diferentes, tanto mentales como biológicos, en hombres y mujeres. Lastimosamente, en este sentido han sido escasas las investigaciones y las pocas que existen no ofrecen afirmaciones concluyentes. De todas formas, por lo poco que se conoce y la experiencia reflexiva, me atrevo a plantear, más adelante, algunas hipótesis descabelladas.

Sin embargo, antes de iniciar una reflexión sobre esa propuesta, voy a echar una rápida mirada, por una parte, a la historia del enamoramiento, así como a algunos de los paradigmas y prejuicios que se mantienen sobre el tema y, por otra parte, sobre algunas de las exploraciones, acertadas o ilusorias, que se han propuesto para explicar el enamoramiento, ya que permitirían ver algunos de los elementos que han incidido en el desarrollo y evolución de la humanidad a partir de mi hipótesis.

Primera parte

Estas historias, así como los paradigmas y prejuicios podrían clasificarse, mínimamente, en seis vertientes que se entrecruzan, mezclan y fusionan de múltiples maneras:

1. El enamoramiento erótico existencial, sagrado y humano.

2. El enamoramiento erótico filosófico: locura amorosa y el amor de la amistad.

3. El enamoramiento del amor cortés: erótica sublimada.

4. El enamoramiento liberado por la Revolución Francesa y el Romanticismo.

5. El enamoramiento del psicoanálisis: enfermedad psicológica, obsesión sexual.

6. El enamoramiento como renacimiento: fuerza que cambia a los individuos.

1. DEL KAMA SUTRA A PLATÓN

Desde los pueblos del Oriente, Lejano o Próximo, se esparcieron las primeras teorías, historias, narraciones y poemas sobre el enamoramiento divino y humano. Los Libros Fundadores de la antigua India y la milenaria Persia, están llenos de los más apasionados encuentros amorosos de los dioses generadores, en los cuales engendraban sus creaciones cósmicas; existieron dioses y templos para consagrar estas funciones divinas e inspirar a los humanos.

Igualmente, las narraciones y poemas más hermosos de sus literaturas hablan, con lenguaje extático y gozoso de las ardorosas y apasionadas relaciones eróticas de los personajes y héroes que han inflamado la imaginación de generaciones de escritores y lectores de la literatura universal. Y, para rematar, fue allí donde se escribieron los primeros, más descriptivos y casuísticos, manuales amorosos, el más conocido: Kama Sutra.

Lo que todavía asombra es que para ellos la naturaleza del enamoramiento era, al mismo tiempo, divina y humana, así como que Eros y Amor eran las sustancias de una misma esencia. Dioses y hombres se enamoraban de la misma forma, y lo más asombroso todavía, el enamoramiento humano, cuya única finalidad era un trance extático y erótico, era, simultáneamente, un umbral por el que se accedía a la comunión con lo divino.

La otra cara antropohistórica de la naturaleza del enamoramiento prehelénico, es la expuesta por los egipcios, quienes, por un lado, encarnaban los aspectos sagrados del enamoramiento en "la diosa Hator, la soberana de todas las formas de alegría, desde la de las estrellas hasta la del placer físico, vela por la misteriosa atracción que reúne a dos amantes" (1).

Y, por la otra parte, los egipcios, al igual que los pueblos orientales, lejanos y próximos, consideraban los asuntos del amor y el matrimonio, cuestiones de organización y regulación social, política o religiosa, modalidad que, con algunas variantes y atenuaciones, se ha mantenido hasta ahora en casi todas las culturas tanto de Occidente como de Oriente. Pero ese es otro tema.

2. EL AMOR PLATÓNICO

La cultura griega, modelo del que se deriva la civilización occidental, fue formada por la mezcla y fusión iniciada por los micénicos a partir de las culturas emigrantes del Oriente, de Egipto y de la conquistada Minos; así como por la propia interpretación que se inicia con los poemas de Homero y sus sucesores y que se comienza a formalizar con los pensadores presocráticos y que con Sócrates, Platón, Aristóteles y con demás filósofos y escritores, alcanzan su forma definitiva y que es esparcida a Occidente por el helenismo, los romanos, la cultura latina subsiguiente y que alcanza su máxima expresión occidental en El Renacimiento Italiano.

Es pues allí donde se inician las reflexiones y planteamientos sobre las naturalezas del enamoramiento y el amor, que ellos, como sus antecesores, continuaron manteniendo como manifestaciones relacionadas pero diferentes, así como diferentes eran sus impactos y usos sociales, políticos y religiosos.

La diferencia que establecen los griegos en la forma como enfrentan los asuntos del enamoramiento y el amor, más que en los significados o comportamientos, radica en el enfoque y el tratamiento que le dan. Por una lado, los poetas, dramaturgos y escritores, las tratan como situaciones existenciales o cotidianas y, por el otro lado, los filósofos, que se centran en establecer sus relaciones con la salud del alma, lo que se denomina sabiduría que no es otra cosa que la teorización o contemplación de la verdad, que a su vez, fundamentan la ética individual y cívica. Igualmente, para los filósofos, es el punto de partida para desvelar y conocer los misterios del universo: la física y la metafísica.

Es Platón quien mejor reflexiona sobre los asuntos del enamoramiento y el amor, a los que trata en diferentes contextos e interpretaciones en buena parte de sus diálogos, cartas y otros textos. El más famoso de sus diálogos y en el que plantea sus doctrinas sobre el enamoramiento y el amor, de forma más dialéctica que sistemática, es el Banquete, en el que el diálogo Sócrates-Diotima, cierra las exposiciones de los otros personajes y matiza y complementa sus tesis.

UN BANQUETE AMOROSO

El Banquete, es a su vez un bello canto poético y un vívido tratado filosófico en el que Platón entrelaza la vitalidad y la filosofía, propias de la naturaleza humana, y que se explica, en su introducción, M. Martínez Hernández:

"La definición de Eros de labios de Diotima es la más cercana a los puntos de vista de Platón sobre la naturaleza del amor, cuyas tres notas más características son que amor es todo deseo de cosas buenas y de felicidad (Banquete, 205d), que amor es desear que lo bueno sea de uno para siempre (Banquete, 206a) y que amor es procreación en la belleza tanto corporal como espiritual (Banquete, 206b). Lo propio de nuestra naturaleza mortal es aspirar a ser inmortal en la medida en que podamos por medio de la generación en la belleza. Este deseo de inmortalidad del hombre, producto en el fondo de la naturaleza demónica o intermediaria del Eros y de su genealogía, necesita de un aprendizaje que se traduce en una serie de etapas sucesivas que conducen a la contemplación de la Belleza en sí, realmente independiente de las bellezas particulares" (2).

AMOR Y AMISTAD: FEDRO

El otro diálogo fundamental en el que Platón trata del enamoramiento y el amor, es Fedro, aunque mal interpretado, y en el cual se trata de los discursos de Lisias y Sócrates, plantea, primero, el discurso de Lisias, del que dice Ernesto Grassi:

"La serie de argumentos del discurso de Lisias conforma una fenomenología sistemática del desasosiego que se manifiesta en la fuerza transponedora de las pasiones" (3).

Los argumentos de Lisias, cuyo significado y contenido sintetiza Ernesto Grassi:

"Todos señalan que la pasión es el motivo de que el ser humano transfiera significados a la realidad mediante su fantasía "libre" y que estos significados desaparecen tan pronto como la pasión ha acabado" (4).

Ahora bien, los siete argumentos de Lisias buscan explicar los comportamientos de los enamorados, y a partir de los cuales Sócrates, en su discurso, utiliza para elaborar la crítica al loco enamoramiento y a ofrecer la mejor opción para las relaciones amorosas. Ellos son (5):

1. Se afirma que los amantes se arrepienten de todo lo que han dedicado al amado (Fedro, 231a-231b7).

2. El acento recae sobre el sujeto de la relación pasional: también el sujeto se revela actor de una fábula tras cuyo final ya no se reconoce a sí mismo. Es característico que cada amante esté convencido de que su pasión sólo se dirige al último amado: a él lo valora "siempre más que al anterior" (Fedro, 231c6-231d7-231c6).

3. Se dirige al hecho de que la referencia erótica en que se encuentran objeto y sujeto de la pasión cambia continuamente (Fedro, 231c6-231d7).

4. Señala que incluso la elección del compañero no la determina el individuo, sino una fuerza impersonal, anónima, de tal modo que en este juego erótico el individuo no se revela como un momento último, indivisible. Hay que negarle toda libertad (Fedro, 231d7-231d12).

5. Se dirige, casi como ejemplo de las tesis presentadas antes, al fenómeno del vanagloriarse. El amante desea dar a conocer su relación erótica, ser elogiado por ella, lo cual lo vuelve sordo a los reproches de quienes se encuentran fuera de esta relación, es decir, no está en condiciones de conocer la situación de la comunidad en cuyo marco se encuentra (Fedro, 231d12-232b5).

6. Se basa en el miedo a perder el objeto de la pasión, de donde surge el intento desesperado de alejar al amado de otras personas (Fedro, 232b6-232c)

7. Se subraya la efimeridad del juicio sobre el amado y el riesgo del elogio que surge de él; el elogio, la admiración, la adulación muestran la pérdida de toda medida (Fedro, 232e-233b6).

¿QUÉ ES EL AMOR?

Es entonces cuando Fedro acicatea a Sócrates para que exprese sus críticas al discurso de Lisias, las que inicia con la presentación de su método de deliberación, la formulación de la pregunta clave y su definición de amor:

"Deliberemos primero, de mutuo acuerdo, sobre qué es el amor y cual es su poder" (Fedro, 237c).

Para, a continuación ofrecer su elemental definición del amor:

"El Eros es un deseo" (Fedro, 237d), pero, como agrega E. Lledo Íñigo, sustentado en esos dos principios que hay en nosotros y que nos arrastran, "uno de ellos es un deseo natural de gozo, otro es una opinión adquirida que tiende a lo mejor" (Fedro, 237d).

Y, tercero, Sócrates concluye, introduciendo en la relación amorosa, los beneficios de la amistad:

"Dones tan grandes y tan divinos, muchacho, te traerá la amistad del enamorado" (Fedro, 256e).

EROS Y AFRODITA

En fin y para concluir, es necesario decir que para los griegos, enamoramiento y amor, eran los conceptos encarnados por Eros y Afrodita, con sus aparentes similitudes y sus profundas diferencias, y es a partir de allí que se elaboran las interpretaciones que formarán la imagen del mundo amoroso de romanos, helénicos, latinos, cristianos y hasta la actualidad.

Son precisamente estas similitudes y diferencias las que, a partir de los romanos, se enfatizarán, por una parte, para proponer modelos de buen comportamiento amoroso, y por la otra, para proscribir el Eros pagano, que en la formación y difusión del cristianismo alcanzará los mayores extremos, sin que por ello se pudiera impedir la dinámica evolutiva generada por el enamoramiento, pero si, posiblemente, afectando su más saludable devenir.

ARS AMANDI: OVIDIO

Los romanos, que saquearon, copiaron e interpretaron, cultural y materialmente, a Grecia y el helenismo, a diferencia de ellos, parece que en las cuestiones de Eros y Venus, especialmente en lo concerniente al primero, fueron menos poéticos y filosóficos, pero mucho más escandalosos, como lo atestiguan las historias y leyendas sobre sus orgías y vida licenciosa. Desde los mismos inicios del pueblo romano ya se plantea, con el rapto de las sabinas, un rasgo tal sentido.

Es notorio, precisamente cuando se cambia de Era, que sea el momento en el cual el poeta Ovidio (43 a.C.-c. 17 d.C.), sea popular por sus poemas eróticos y en especial por su Ars Amandi, un manual que hace pensar, por su similitud, en el antiguo Kama Sutra y por extensión, en los elementos similares con los que tanto romanos como hindúes asumían la actividad erótica, con la salvedad de que para los primeros el contenido sagrado del Eros no tenía el mismo peso cultural que para los segundos.

Sin embargo, en los asuntos de Venus, el amor cultural y social de los romanos parece haber sido más moralizado, ético y rígido que para sus antecesores, salvo en las relaciones de las castas hindúes.

Las relaciones de familia, de matrimonio y de filialidad, alcanzaron tal importancia en Roma, que fueron tratadas con especial cuidado en sus códigos jurídicos, en sus aspectos de patria potestad, derechos y responsabilidades económicos, de sucesión y de comportamiento de hombres y mujeres. Como en la India, el matrimonio también se manejó por relaciones de casta, economía y política.

Ahora, en el ámbito del enamoramiento, como en el mundo amoroso de los orientales y los griegos, para los romanos los romances apasionados de aquellos hombres y mujeres que se sintieron asaltados por Eros, se pueden leer en su poesía amorosa que muestra mejor la igualdad del arrebato y la diferencia o similitud de su expresión.

3. EL AMOR Y EL CRISTIANISMO

A la caída del Imperio Romano y al advenimiento del Cristianismo, la visión sobre el enamoramiento y el amor cambian radicalmente. El Eros pagano es obligado a pasar a la clandestinidad; nace el nuevo concepto del amor cristiano, mejor expuesto por Benedicto XVI en su primera encíclica y, consecuentemente, la concepción y regulación del amor humano y entre humanos, se establece a partir de la interpretación de lo anterior, así como el establecimiento de nuevas formas y expresiones, cuyas doctrinas, leyes y normas eran determinadas por el poder de la Iglesia Católica.

Consecuencia de ello fue la tragedia amorosa de Abelardo y Eloisa, al igual que la de muchos otros amantes a quienes el virulento cristianismo, enemigo declarado de la pasión amorosa, condenó a tormentos terribles, crueles, dolorosos y fatales, acusándolos de estar poseídos por encantos, hechizos y embrujos, causados por magos, hechiceros y brujas, agentes del demonio, a quienes, también, se perseguía y condenaba a la hoguera.

El Eros pagano de la clandestinidad se manifiesta, al menos, de dos formas. La una, en nada diferente a las anteriores, se presenta en la poesía y narración erótica o hermética que conserva la calidad literaria y poética de las obras del pasado. La otra, a veces, obscena, vulgar o pornográfica, clandestina y de gran popularidad.

Lo llamativo en esta época es el hecho de que la poesía amorosa desarrolle una vertiente esotérica y hermética por medio de la cual se comunican y manifiestan conocimientos secretos, misteriosos, herméticos, sobre las ciencias y el ser físico y metafísico de los humanos, y que se correspondían con una transmutación y una adquisición de poderes sobrenaturales por quien los desarrollaban.

Estos conocimientos no eran aceptados, al menos de manera abierta, por los poderes que respaldaban al cristianismo como religión oficial y dominante de la Europa Medieval y Renacentista. La historia ya ha desvelado el interés y las inversiones que algunas cortes católicas europeas de la época, tuvieron por la alquimia y otras ciencias ocultas.

Representantes más notorios de esta vertiente poética, esotérica y hermética, son Petrarca, los poetas del Stil Novo, Dante, Boccaccio y otros que los continuaron posteriormente (Shakespeare, Milton, Blake, por ejemplo), para quienes, según consideran algunos estudiosos, el culto amoroso a la Dama Celeste, encarnación de Luz y Sabiduría última, es el método para acceder a una transmutación del enamorado hacia regiones superiores de sí mismos, una especie de transmutación alquímica del espíritu.

AMOR CORTESANO Y BUCÓLICO

Igualmente, el poder católico, al proscribir totalmente toda manifestación del Eros pagano y de cualquier hermetismo, propició la aparición de nuevas formas de expresión amorosa y hermética aparentemente inocuas en las que el amor erótico era sublimado hasta convertirse en arrebato de emoción espiritual, las cuales se consideraron adecuadas para todo público y se volvieron muy populares.

Aquí se originan el amor cortesano, el amor bucólico y, su derivación más popular, el amor pastoril, que se desarrollaron, mantuvieron y evolucionaron, en la literatura y la mentalidad popular, desde la Edad Media, divulgados por los juglares conjuntamente con sus cantares de gestas, hasta la Edad Moderna.

Son también famosos y populares de estas expresiones los poemas del amor trágico de parejas que son separadas por sus circunstancias sociales y que se inspiraron en las novelas griegas del siglo primero y segundo de nuestra era, como Dafnis y Cloe. Entre ellos: Tristán e Isolda o Romeo y Julieta.

MANUALES DE AMOR ... Y ANDREAS CAPELLANUS

En la línea de los poetas de la Dama Celeste, pero con la finalidad de convertirse, al mismo tiempo, en manuales de amor cortesano y de esoterismo, aparecen una serie de grandes poemas amorosos de notable popularidad entre cortesanos e intelectuales, en los cuales sus autores se valían motivos alegóricos para cantar las gracias y desgracias del Amor y las formas adecuadas y morales del comportamiento amoroso.

Sólo para citar un par de ejemplos notables: "El libro de la Rosa" ("Le Roman de la Rose"), de Guillaume de Lorris, aparecido en el siglo XIII; "El Libro del Corazón de Amor Perdido", de René d'Anjou (1409-1480).

Sin embargo, es casi extraordinario que en plena Edad Media aparezca una especie de Kama Sutra acorde con la época. Se trata del Tratado sobre el amor ("De Amore"), de Andreas Capellanus o Andrés El Capellán, compuesto, posiblemente, en 1174, y en el cual se explican de manera didáctica y práctica los modos y maneras de enamorar y hacer el amor, no sin ironía o disimulada moralidad.

Por otra parte, también corresponden a esta época, enfoques sobre Eros y Afrodita que muestran otros aspectos trágicos del enamoramiento, tales, como entre otras, las obras españolas: Libro de Calixto y Melibea y de la puta vieja Celestina, de Fernando de Rojas, publicado en 1499. Y, El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina (1579-1648).

4. EL AMOR DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA Y EL ROMANTICISMO

La Revolución Francesa, por un lado y el Romanticismo, por otro, iniciaron los cambios que afectaron los modelos de Eros y Afrodita que desde el siglo XIX se han venido desarrollando hasta la visión amorosa de la posmodernidad.

La Revolución Francesa puso en evidencia las miserias sociales, políticas y religiosas e hizo lo mismo con la hipocresía amorosa, al provocar que apareciera el trasfondo erótico pagano que se ocultaba tras las paredes de palacios y mansiones, la explotación sexual de los pobres, el fracaso de los modelos de amor institucionalizados, así como sus relaciones de todo lo anterior con el poder y la ideología.

La literatura de la época, con el Marqués de Sade a la cabeza, más que cualquier otro testimonio, retrata con sombríos y aterradores colores el horror y el dolor al que habían sido condenados los arrebatos de Eros. Pero, igualmente, anticipaban la inmersión que, seguidamente, realizaría el Romanticismo en las profundidades del corazón, de la mente y de los sueños, para proponer un nuevo modelo erótico tan trágico como las otras miserias humanas.

Así como la Revolución Francesa liberó a los hombres de los poderes absolutos de las monarquías y la Iglesia Católica, el Romanticismo abrió las compuertas de la consciencia que impedían expresar lo que sucedía en los territorios ocultos de la mente humana, al mismo tiempo que mostró la posibilidad de una comunión amorosa, tan trágica o tan gozosa, en la que se podía morir por amor, y que los igualaba a todos, tanto por Eros como por Afrodita.

Goethe, Hölderlin, Diderot, Víctor Hugo, Balzac, Sthendal, Novalis, son algunos de los escritores que ilustran magníficamente la época romántica europea. Para agregar y como curiosidad e igualmente ilustración, la gran novela romántica de Hispanoamérica fue María, de Jorge Isaacs.

FANALSTERIOS Y LOS MUCHACHOS DE LAS FLORES

Quizás lo que más influyó en el cambio de los paradigmas amorosos en el siglo XIX y XX, fue la visión utópica de las comunas socialistas que ya se anticipan en Saint-Simon, pero que es la excéntrica obra de Charles Fourier, con su propuesta de una sociedad organizada en fanalsterios, la que eleva esa visión del mundo a su máxima expresión y que llega a ser la inspiración para los movimientos comunitarios desde entonces y hasta mayo del 1968, así como del movimiento y las comunas hippies de los años sesenta.

El impacto que tuvo la obra de Charles Fourier, a quien nunca se le reconoció en vida, influyó no sólo en los intelectuales desde entonces, sino que también motivó para que se fuera extendiendo una nueva visión del enamoramiento y el amor, hasta llegar a convertirse en los movimientos del amor libre y liberación sexual que marcan buena parte del siglo XX.

Sus obras, esos manuales exagerados y casuísticos de organización social amorosa, son lecturas curiosas y deliciosas para conocer una nueva forma de utopía que establece un mundo en forma de fanal de abejas regido por el amor.

Algunos de los títulos de la obra de Charles Fourier, que cito para provocar su lectura, son: Nuevo Mundo Amoroso, La armonía pasional del Nuevo Mundo, Teoría de los cuatro movimientos.

5. SIGLO XX: EL AMOR COMO ENFERMEDAD

Pero, si por una parte, desde el siglo XIX se pretendía una mayor libertad para los individuos y las comunidades, al iniciar el siglo XX, Sigmund Freud y los psicoanálisis que de él se inspiran, con algunas excepciones, propone una visión apocalíptica, no aterradora en sí misma, sino por la reducción que hace del Eros y del enamoramiento, a los que convierte en enfermedad, lo mismo que cualquier manifestación de amor que se desvíe de la moral y la buenas costumbres impuestas por los poderes.

Con su astuta habilidad para renombrarlo todo, al mismo tiempo que elaborar galimatías teóricos para los que carecía de explicación, Freud confundió y convirtió al desarreglo emocional por el cual las personas se vuelven adictos, obsesivos o esclavos sentimentales de otros en la enfermedad del amor o el enamoramiento, estados con los que el enamoramiento nada tiene que ver, y a la que llama "regresión" y con la cual, sus no menos hábiles continuadores, han inventado hasta clínicas del amor.

Esta nociva reducción psicológica del Eros y Afrodita, que también se extendió a muchos otros aspectos de la psique humana, perduró, con sus daños y distorsiones, hasta un poco más allá de la mitad del siglo XX, momento en el cual comenzaron a aparecer, pública y ampliamente, las críticas que el poderoso movimiento psicoanalítico que Freud y sus sectarios alumnos habían logrado mantener censuradas.

Sin embargo, el poder de ese paradigma seudocientífico, al que hay que reconocerle el valor de una que otra de sus intuiciones, todavía continúa haciendo daños en los lugares subdesarrollados del planeta, a donde los avances científicos e intelectuales se demoran en penetrar efectivamente. Colombia, entre ellos.

Uno de los mayores daños que el psicoanálisis freudiano causó al desarrollo emocional de las generaciones que sufrieron su influjo, fue el de haber perpetuado y legitimado el maltrato infantil, ocultando y falseando las causas que buena parte de los desarreglos del comportamiento individual se encuentran en la "pedagogía negra" que las culturas, las ideologías y las instituciones políticas, religiosas y científicas, impusieron para la formación y desarrollo de los niños y que el psicoanálisis freudiano pretendió legitimar científicamente de forma fraudulenta.

La histerotización, neurotización y psicotización freudiana de la vida y la expresión amorosa provocada por el psicoanálisis, que en buena parte influyó en la vida amorosa de las gentes del siglo XX, ha sido tan ampliamente criticada y sus presupuestos rebatidos, que mejor declaro la suficiente ilustración y que cada cual se informe a su gusto.

Todo lo anterior me sirve para continuar pensando que el enamoramiento es un estado común y obligatorio de los seres humanos que las culturas no pueden impedir, a pesar de la represión o la distorsión ideológica a que se someta a los amantes, pues, salvo en sus formas de expresión, las que cada época desarrolla, conjuntamente con las demás partes de la cultura, el enamoramiento prevalecerá.

La naturaleza profunda y los objetivos del enamoramiento están orientados a trasformar la mente del ser humano, en su emocionalidad y otras manifestaciones, aún por investigar, al igual que en la evolución biológica se encarga de trasformar el cuerpo.

6. EL RENACIMIENTO DE EROS

Para mi gusto, la más hermosa teoría sobre el enamoramiento y el amor, por la originalidad de su enfoque, por la coherencia de su argumentación y por la validez de su reflexión, es la de Francesco Alberoni. La misma que propusiera en 1979, cuando publicó su primer libro con el mismo título: Enamoramiento y amor, y que desde entonces ampliando y desarrollando en más de una docena de libros y que ofreció actualizada, además de confrontada con otros enfoques filosóficos y teóricos, en su libro de 2003, El misterio del enamoramiento.

Hasta donde sé, Francesco Alberoni ha sido el único científico social que ha analizado los cambios mentales, biológicos, intelectuales, emocionales, etc., que les suceden a los enamorados, en lo que el ha llamado Estado Naciente, y que, si bien, pareciera circunscribir sólo al momento durante el cual los amantes están en tal estado, se puede afirmar que las consecuencias de esos cambios se extienden más allá de su terminación y, como más adelante mostraré, son el principio de la metamorfosis mental y cerebral que es la real finalidad del enamoramiento.

NEUROCIENCIA AMOROSA

Véase lo que dice Francesco Alberoni:

"Hemos dicho que eso indistinto que éramos siendo feto o lactante se perdió definitivamente con la mielinización de nuestras fibras nerviosas, con la construcción de un mundo de cosas y de un yo. El renacimiento adulto, el Estado Naciente, ha de ser una reestructuración funcional del sistema nervioso, posible gracias a su extrema complejidad e inestabilidad. Con un nuevo centrado del yo, de su comunidad y de su mundo" (6).

Además de sus reproches al desinterés de los psicólogos por el enamoramiento, más allá de su tratamiento patológico, Francesco Alberoni, reprocha, igualmente, a los neurocientíficos sus equivocadas interpretaciones a los resultados de sus investigaciones, a pesar de su reciente interés por el tema.

Primer reproche, porque, si bien demuestran "que el Estado Naciente tiene una base neurofisiológica bien precisa", reducen "el cuadro neurológico presente en el enamoramiento, a que se asemeja al que se encuentra en algunos estados obsesivos" (7). En nota de pie de página, Alberoni, agrega, refiriéndose a la base neurofisiológica: "Es una exigencia que, en cambio, han sentido Marazziti, Donatella. 2002. "La natura dell'amore, Milan, Rizzoli" (8).

La otra equivocación, dice Alberoni, es "interpretando esta intensa actividad cerebral solamente como un huracán de emociones, al que puede seguir el proceso racional de afecto" (9).

Y... ¿QUÉ HACER SIN EL ENAMORAMIENTO?

Al concluir su libro, Francesco Alberoni propone un análisis sociológico del enamoramiento, entre pasado y futuro, en el que demuestra que ese estado está amenazado y en decadencia en Occidente a causa del exacerbado hedonismo individualista que distorsiona las condiciones que él ha definido para ese estado: "El enamoramiento es el Estado Naciente de un movimiento colectivo de dos" (10).

La advertencia que ofrece, finalmente, Francesco Alberoni, sobre la posibilidad de que el enamoramiento, como mecanismo evolutivo, pueda estar en riesgo de verse afectado en su dinámica, a medida que se pierden los lazos de solidaridad humana, es aterrador, porque plantea, como mal menor, una involución y, como apocalipsis, la desaparición de la especie.

EL PODER DE LA FANTASÍA PASIONAL

Quizás, para las ciencias positivas del comportamiento humano, que el enamoramiento y el amor sean misterios delicados y difíciles de abordar, o que, la mayor parte de los filósofos y fenomenólogos, a pesar del antecedente platónico, los consideran asuntos sin la importancia de otros en el Ser humanos, haya sido el pretexto para que los estudios, investigaciones y reflexiones sobre ellos no ocupen lugar preponderante en la exploración del conocimiento y se les mantenga marginados en una especie de limbo frívolo, más dominado por la sexualidad que por el poder que, evidentemente, tienen sobre la existencia y el devenir del hombre y de la especie.

Por ello resulta agradable encontrar una propuesta seria y original como la del filósofo italiano Ernesto Grassi, en la que relaciona enamoramiento y amor con fantasía e imaginación, como fuerzas trasformadoras de nosotros mismos y de nuestra visión del mundo, por medio de las cuales nos impulsamos hacia el más allá y hacia el porvenir. Véase lo que, en comunidad conceptual compartida con Alberoni, dice Grassi, :

"Las pasiones hacen florecer así apariciones a la luz de posibilidades imprevisibles, conducen a decepciones, abren heridas o las curan: establecen relaciones repentinas y transforman nuestro entorno: los acentos de la cotidianidad quedan desplazados. Si la pasión nos captura, la fantasía se enciende e ilumina el escenario de nuestra existencia; llama desde los bastidores a los compañeros y los hace desaparecer: esperanzas, miedos, envidia, comunidades y enemistades quedan invocadas por la fantasía humana transponedora, colorean las situaciones, transforman el significado de cada uno de los hechos. La pasión aparece como un ámbito en el que florecen las metáforas "engañadoras". La pasión conduce a transferencias subjetivas, y todo reluce en un significado nuevo. Pero, ¿cómo puede nuestra vida echar raíces en este cambio constante? También el impulso erótico transforma las relaciones, las amistades y los recuerdos, disuelve cada forma de objetividad alcanzada, hasta que las pasiones se apagan por completo cuando ante los ojos asombrados del antiguo compañero la realidad cotidiana aparece de nuevo en sus patrones habituales" (11).

No es fortuita esta relación del enamoramiento con la fantasía, que junto con la angustia y el ingenio, forman parte de la esencia de la existencia humana y la han determinado desde el origen.

La explicación de Grassi coincide con la de Platón que más adelante expongo y ambas me servirán para mostrar algunos de los mecanismos que desata el enamoramiento en la trasformación del hombre y, cuyos efectos, se convierten en permanentes, una vez cesa el estado de enamoramiento, para convertirnos en hombres nuevos.

Segunda parte

ARREBATO MÍSTICO, LOCURA O INSENSATEZ

A través de las épocas, el enamoramiento ha sido considerado: arrebato místico y comunión con la divinidad; locura erótica; encanto o embrujo demoníaco; impulso subversivo; enfermedad psicoanalítica; Estado Naciente, de acuerdo con las circunstancias, condiciones y variantes que cada época, lugar, pueblo o cultura, le ha asignado.

Igualmente, desde la antigüedad y hasta nuestros días, también se le considera un estado temporal de alteración mental que trasforma a quien lo padece, como la actual neurociencia lo comprueba, pero del que se retorna a la cordura y la sensatez, una vez ha concluido.

Pero lo que no ha sido dicho ni estudiado, son las consecuencias posteriores que transforman o transmutan, al individuo en otro del que era antes de enamorarse. Ese es un fenómeno real, concreto y posible de ser probado y demostrado. Nada de lo que sucede en la mente y en el cerebro es gratuito.

Quizás sea Platón, quien plantea, sin precisar ni profundizar, la posibilidad de la transformación posterior de los amantes una vez concluido el estado de enamoramiento, cuando afirma, en el discurso de Sócrates en el Fedro:

"Y ahora, pues, que tiene que cumplir su promesa, ha cambiado, dentro de él mismo, de dueño y señor: inteligencia y sensatez, en lugar de amor y apasionamiento. Se ha hecho, pues, otro hombre, sin que se haya dado cuenta el amado" (Fedro, 241a).

Por supuesto, la interpretación que se haga de tal afirmación es a conveniencia, porque, dado el sentido ético del discurso socrático, pudiera estar dirigido a reconocer el obvio retorno de los enamorados a la sensatez y la cordura que el enamoramiento les había suspendido.

Pero es esta suspensión, durante el enamoramiento, de los procesos mentales adaptados a las normas del ámbito social, de la que se sirven, la mente y el cerebro, para proceder a evolucionar.

Debe distinguirse esta suspensión de cualquier otro estado de alteración mental, llámese locura o cualquier otro nombre, pues estos estados, de por sí, ya tienen un lugar en la mente y funcionan con su propia dinámica. En cambio, la suspensión del enamoramiento es otra cosa que será necesario investigar, pero que, de ser cierta, no se corresponde con ninguna patología, ni deja secuelas ni se establece, ni en el cerebro ni en la mente, más allá de las transmutaciones que ha provocado.

¿QUÉ ES Y CÓMO SE SUCEDE EL ENAMORAMIENTO?

Acepto y tomo la definición de Alberoni, "El enamoramiento es el Estado Naciente de un movimiento colectivo de dos", ya citada, al igual que la explicación y la descripción que él ha dado en sus obras y que los interesados pueden consultar.

Alberoni explica y describe dos momentos de transformaciones. Las primeras, previas al Estado Naciente y, las segundas, las que se suceden cuando el individuo entra en tal estado.

Las primeras transformaciones son aquellas que se van presentando en el individuo y que una vez consolidadas y reunidas las condiciones necesarias, desatan el Estado Naciente. Véase lo que dice Francesco Alberoni:

"El período que precede a la aparición del Estado Naciente el individuo padece un estado de Tensión Creciente, de insatisfacción. Tiene la impresión de vivir de modo falso, inauténtico. Un estado que corresponde a la tensión y la asfixia que el feto sufre en el útero materno al término del embarazo. En la vida adulta nos sentimos sofocados, prisioneros, cuando nuestro impulso vital, nuestro deseo de vivir se ve trabado por las normas, las relaciones sociales, por instituciones escleróticas. Es la Sobrecarga Depresiva. Entonces la tensión entre el impulso vital y las estructuras que lo comprimen llegan a un umbral en el que el sistema se desintegra, explota.

Este proceso, en términos absolutamente generales, es un aumento progresivo del desorden, de la Entropía hasta el umbral en el cual el sistema se hace añicos. Pero, como ha mostrado Ilya Prigogine, si tiene suficiente energía, el sistema no muere, sufre una metamorfosis, asume otra estructura, cambia de forma. En nuestra psique, esta transición de un orden a otro se da a través de una experiencia particular, el Estado Naciente" (12).

Sin embargo, para Alberoni, la aparición de estos fenómenos, previos al enamoramiento, parece estar más condicionada por sucesos existenciales provocados por las circunstancias de la vida cotidiana y que bien podrían o no presentarse, y no por causas obligatorias y necesarias que desaten un proceso de trasformación mental y cerebral original y permanente.

Yo pienso que, como por ejemplo en algunos reptiles y otros animales, cuando se llega a un punto de crecimiento o saturación, se cambia, obligatoria y necesariamente, de piel, en este caso, de estado mental.

Las segundas transformaciones, de las que habla Alberoni, son las que se suceden cuando el individuo ya ha está en el Estado Naciente:

"Roto el cascarón que lo apresaba, el individuo vive una excitante experiencia de liberación, de euforia, una expansión del yo. Se encuentra en un mundo en el que ya no existen los vínculos, las obligaciones, los obstáculos de su mundo interior y en el que la vida es feliz, fresca, auténtica; en el que los colores son más vivos y todas las cosas resplandecientes y maravillosas. Y a él se entrega lleno de energía, de esperanza, deslumbrado y con el corazón latiendo fuerte, pero con la experiencia regocijante de que todo es posible nuevamente. Es un renacimiento: "¡Incipit vita nova!" (13).

EL ENAMORAMIENTO CREA UN NUEVO MUNDO

Carezco de la información científica suficiente como para apoyar mi afirmación sobre el origen y la permanencia de estas transformaciones, salvo la citada por Alberoni. Pero, haciendo caso a mi experiencia, reflexión y otra información científica que puede relacionarse con el asunto, pienso que sí existen esas causas obligatorias y necesarias, que si bien son las mismas para todos los individuos, se presentan en momentos específicos, no periodizables, provocados por causas y trasformaciones anteriores del desarrollo mental y cerebral.

Me apoyo en la información científica existente que, en primer lugar, ha demostrado que el desarrollo del cerebro y de la actividad mental, al contrario de lo que se creía, no se detiene en algún momento determinado.

Las neuronas que mueren se pueden reponer y, también, es posible, en primer lugar, que se establezcan nuevas conexiones neuronales, como en el caso de las personas que han sido afectadas en algún sector del cerebro, o, en segundo lugar, que se restablezcan otras conexiones que no se habían desarrollado oportunamente, todo ello hasta el momento en el cual el cerebro deja de funcionar normal y saludablemente.

Igualmente, existe información científica que prueba que las transformaciones cerebrales, a diferencia de otras transformaciones corporales, están menos programadas por períodos estables o fijos del desarrollo fisiológico, pero sí por condiciones previas de ese desarrollo que pueden o no darse y que sólo se presentan cuando todas las condiciones se han reunido.

No son lo mismo, por ejemplo, los procesos de maduración sexual que los de maduración cerebral y mental. Existe información científica que demuestra los saltos que se suceden en desarrollo cerebral y mental, al igual que la flexibilidad de cerebro y mente para trasformarse, tanto en estados normales como anormales. Por ejemplo, la forma como se remplazan las funciones de un sector cerebral dañado, o bien, la aparición de funciones y capacidades que en un momento anterior no se poseían.

Ahora bien, como ya había citado atrás, de Alberoni y Grassi, el poder del enamoramiento y de las pasiones es tal que no sólo provoca transformaciones mentales, si no también fisiológicas, las cuales, una vez establecidas y normalizadas, entrarán a formar parte del nuevo individuo al concluir el Estado Naciente, porque el enamoramiento tiene inicio, transición y final, al igual que una finalidad o un objetivo específico y determinable que es, precisamente, la hipótesis que propongo.

Razón de más para evitar confundir el enamoramiento con los estados anormales, obsesivos o de dependencia, que carecen de cualquier objetivo y cuya única finalidad es la ser síntoma, como la infección y la fiebre, de un estado de enfermedad, de una enfermedad psicológica que no tiene ninguna relación ni con el enamoramiento ni con el amor.

EL ENAMORAMIENTO OS HARÁ NUEVOS HOMBRES

Para la experiencia común que tenemos de la vida, es una lástima que no desarrollemos la habilidad de darnos cuenta, medir o evaluar los cambios que se suceden en la mente. Sólo tarde, muy tarde, próximos al final, si miramos atrás con atención y reflexión, podemos establecer con alguna certeza los momentos, las experiencias y los sucesos que nos cambiaron y los cambios que nos afectaron y transmutaron a lo largo de la vida.

Precisamente, el propósito de estas hipótesis descabelladas sobre las transmutaciones que nos provoca el enamoramiento, es el de rescatar esa posibilidad de poder establecerlas y reconocerlas. Primero, conociéndolas y, segundo, saber si se pueden utilizar en nuestro beneficio inmediato, es decir, una vez se ha concluido el estado de enamoramiento.

¿CUÁLES SON ESAS TRANSMUTACIONES?

Igual, pero diferente al arduo proceso alquímico, el enamoramiento es una piedra filosofal que, en un breve e intenso período de la existencia -eterno mientras se está enamorado, mínimo cuando ya no se está-, transmuta "en otros" a los enamorados.

En el enamoramiento, como lo dice Alberoni, se desatan energías y fuerzas casi sobrenaturales, las que le permiten al enamorado imaginar y realizar las realidades más fantásticas y difíciles, las mismas que, en condiciones normales, le costarían toda una vida. Y, las que durante el período de exaltación, lo convierten en un Hércules capaz de vencer todos los retos y pruebas que se le interpongan. Esa es la piedra filosofal del enamoramiento.

Discrepo, eso sí, de Alberoni en el sentido de que es durante el enamoramiento que somos "otro", "exaltado y maravilloso", lo que él considera un renacimiento, cierto, parcialmente. Pienso, por mi parte, que el verdadero renacimiento se concreta una vez ha concluido aquel.

a) PRIMERA TRANSMUTACIÓN: EL VERDADERO RENACIMIENTO

Un día, el enamorado se despierta y no se reconoce. La angustiosa ansiedad, dolorosamente gozosa, con la que cada día se despertaba, ya no se siente por todo su cuerpo y mente, no es que hubiera desaparecido, es como si nunca hubiera estado allí.

Es él mismo, pero "es otro", no es que haya retornado a la cordura y a la sensatez, nunca las había perdido, como sugiere Platón, es que estuvieron en suspenso, como se definió atrás. Su memoria está intacta, recuerda todo lo que ha pasado, pero sus recuerdos ya no son iguales, la amada, que ayer era una presencia luminosa, fuente de indecibles deseos y temores, gozos y dolores, no es, propiamente, una desconocida, pero, como si lo fuera: es una mujer igual a cualquiera otra con la que se cruza en la calle y de la que se pregunta: "¿Cómo pude enamorarme?".

Pero, más grave todavía, esa amada se ha escindido: la una, es aquella a la que casi puede odiar por los tormentos que, él le atribuye, le ha infringido; la otra, de nuevo, esa presencia sublimada de la amante ideal, sin rostro ni nombre, pero con la cual ha vivido momentos sublimes que su imaginación ya nunca olvidará y continuará buscando en un futuro que ya no le interesa por el momento, ni por mucho tiempo.

Sin embargo, esta no ha sido su verdadera transmutación, es otra: ha adquirido, así no sea muy consciente de ello, una nueva identidad, una nueva visión de sí mismo y del mundo que lo rodea, completamente diferente a lo que fue, antes de enamorarse y, por supuesto, él que fue durante el enamoramiento: se ha convertido en un nuevo hombre.

Ha despertado, después de haber dormido profundamente y luego de haber soñado intensamente, siente cuerpo y mente reparados, frescos y renovados.

b) SEGUNDA TRANSMUTACIÓN: LAS RIQUEZAS DEL NUEVO HOMBRE

Si corrió con la buena fortuna de haberse enamorado de alguien pleno de intereses e inquietudes, sueños e ideales, importantes para la vida práctica y anímica, con toda certeza los habrá hecho suyos, pero todavía más, los habrá realizado y concretado, así hubiese sido únicamente para convertirse en más atractivo y deseado para su amada, que consciente de que aquello le serviría para el resto de su existencia. Ese es el tesoro que ha encontrado, sin proponérselo, y mucho menos, sin ningún interés de obtener beneficio propio, pues todo lo ha hecho para agradar a su amada.

La historia está llena de historias y personajes famosos que en algún momento de su existencia vivieron grandes enamoramientos. Las historias más abundantes son las de los grandes artistas, pues, al fin y al cabo, sus biografías son más profusas en los sucesos biográficos. En cambio, los personajes de las ciencias y el poder han mantenido sus biografías alejadas de esas informaciones, bien por reserva o bien porque consideran que esos datos no son relevantes para sus logros y realizaciones.

Vale la pena anotar, también, que no siempre esas historias y enamoramientos terminan bien, o que las obras que produjeron sirvieron de beneficio a la humanidad, muchas de ellas son trágicas. Véase algunas:

Cuantos hay que se convirtieron en excelsos poetas y escribieron obras maestras de la literatura universal. Qué otra cosa fue el amor, nunca realizado, de Dante Alighieri (1265-1321), por Beatriz: la Divina Comedia. O, el amor de Francesco Petrarca (1304-1374), por Laura: los sonetos de amor que inauguraron el género.

La lista de poetas y escritores, cuyas obras fueron motivadas por sus enamoramientos, sería extensa, así que dejo a cada cual el continuarla.

Cuantos hay que aprendieron música y se convirtieron en hábiles interpretes de instrumentos musicales, o compusieron las más bellas páginas musicales. Qué otra cosa fue el amor de Robert Schumann (1810-1856), por Clara Wieck: la producción de las más hermosas composiciones pianísticas de la madurez del músico.

De los filósofos, tan serios y formales, el ejemplo más notable es del de Friedrich Nietzsche (1844-1900), cuyo Así habló Zaratustra, fue motivado por el trágico encuentro amoroso con Lou Andreas Salomé. También es célebre el enamoramiento de Nietzsche por Cósima, la esposa de Richard Wagner que, además de provocar el rompimiento de la amistad entre el filósofo y el músico, inspiró su primera gran obra: El origen de la tragedia.

Si en algún aspecto se destaca el fin trágico de los enamoramientos, es sobre quienes ejercen el poder. Dos ejemplos que muestran la luz y las tinieblas del amor apasionado:

El enamoramiento sucesivo de Julio César y Marco Antonio por la legendaria reina egipcia Cleopatra. El amor de Julio César por la reina, pienso, lo inspiró convertir a Roma en Imperio, como una replica a las ambiciones imperiales que la inspiraban a ella. Desgraciadamente, ese sueño de enamorado sólo le atrajo la traición de sus amigos y el asesinato a manos de sus opositores y enemigos.

Por su parte, Marco Antonio y Cleopatra, fueron derrotados por los ejércitos de Octavio y murieron trágicamente, para inspiración de poetas y escritores.

En fin, que cada cual revisite la historia del enamoramiento a su gusto.

c) TERCERA TRANSMUTACIÓN: ¿QUIÉNES FUIMOS?

Sutil y casi imperceptible es la tercera y última transmutación del enamorado, cuando deja de estarlo.

Una de las etapas del enamoramiento, según Alberoni, es aquella en que los enamorados, en interminables e inagotables conversaciones, se cuentan y comparten sus memorias y sus recuerdos, al mismo tiempo que planean su utopía presente y futura. Es como si revisaran todo aquello que los hizo infelices, les causó miedo, los hizo sentir culpables, les atrajo dolores y tristezas, en fin, todo aquello que les causó sufrimiento; todo ello por la necesidad de corregir y borrar aquellos sufrimientos al influjo de la brillante luz que en el enamoramiento los ilumina, en todo el sentido de la palabra: contemplarse y conocerse, nuevos, "otros".

Pues bien, ese proceso de revisión y corrección de la pasada existencia tiene sus consecuencias al final del enamoramiento. Como en la creación bíblica, las tinieblas del pasado han sido apartadas por la luz de una nueva vida que empieza: la mente se ha vaciado de malos recuerdos y se ha renovado para ser conscientes de una nueva conciencia, de sí mismos y del resto del universo; se ha renacido en un nuevo ser, se ha evolucionado hacia una nueva visión del sí mismo y del mundo en que se vive... "casi" diferente al de antes.

CONCLUSIÓN

Confío en que las neurociencias llegarán pronto a demostrar que mi hipótesis descabellada no lo era tanto, pues como lo dije, nada es gratuito en el universo y, así como se destruye para construir, es natural la constante renovación de la naturaleza y de la vida, el enamoramiento es un proceso obligado y necesario que, en condiciones de normalidad, renueva, intelectual, emocional y físicamente, al individuo para que así se pueda continuar la existencia con nuevas posibilidades de supervivencia, reproducción y trascendencia.

O, si no, la triste vida de aquellos que jamás se han enamorado: la enfermedad y las tinieblas.

NOTAS

(1) Christian Jacq, Las egipcias, Planeta, Bogotá, 2001 (358 p.), p. 171

(2) Platón, Diálogos III, Fedón, Banquete, Fedro, Gredos, Madrid, 1997 (415 p.), p. 155

(3) Ernesto Grassi, El poder de la fantasía, Observaciones sobre la historia del pensamiento occidental, Anthropos, Barcelona, 2003 (253 p.), p. 192

(4) Ernesto Grassi, El poder... p. 192

(5) Todas las citas correspondientes a los diálogos e identificadas con el código alfanumérico, han sido tomadas de: Platón, Diálogos III, Fedón, Banquete, Fedro, Gredos, Madrid, 1997 (415 p.), ps. 318-322

(6) Francesco Alberoni, El misterio del enamoramiento, Gedisa, Barcelona, 2004 (163 p.), p. 26

(7) Francesco Alberoni, El misterio... p.61

(8) Francesco Alberoni, El misterio... p. 161

(9) Francesco Alberoni, El misterio... p. 62

(10) Francesco Alberoni, Enamoramiento y amor, Gedisa, Barcelona, 1980 (167 p.), p. 9

(11) Ernesto Grassi, El poder... ps. 188-189

(12) Francesco Alberoni, El misterio... ps. 26-27

(13) Francesco Alberoni, El misterio... p. 27

26 de abril de 2006

LECTOR LUDI-29

O, ser amante de la sabiduría
O, ser estudiante de filosofía


- Carta a un joven en la búsqueda de sí mismo
- Filosofar es comprender y realizar los sueños de sí mismo
- Para aprender a filosofar, también es necesario conocer a los filósofos
- La sabiduría no está en los libros, pero si algunos de sus mejores ingredientes y condimentos
- Sólo el amor tiene las respuestas
- ¿Qué tiene que ver esto con la amistad, el amor, los romances, la sexualidad...?


Por Iván Rodrigo García Palacios

Entrañable Nicanor

Desde que me contaste que una amiga te había invitado a participar en un grupo de conversaciones sobre filosofía, no hecho otra cosa que pensar en el asunto. Son incontables las preguntas y repuestas que una actividad como esta implica para jóvenes adolescentes cuya mayor preocupación existencial es la encontrarse a sí mismos y entender las necesidades y significados de relacionarse con los demás y, por supuesto, qué va a ser de ellos en la vida. Es decir, cómo encontrar la felicidad.

Sé que junto con lo anterior hay unos asuntos relacionados y quizás más importantes e imperativos, por ello, más adelante te mostraré qué tiene que ver esto con la amistad, el amor, los romances, la sexualidad... en fin, esos temas tan sensibles, tan complicados y tan difíciles de comentar con transparencia, confianza e intimidad.

Antes de hablar de las condiciones subjetivas y emocionales que una iniciativa de estas parece contener, me gustaría tratar de explicarte una fórmula sencilla que los sistemas educativos, los programas escolares, las pedagogías y las didácticas, parecen no entender, y con lo cual confunden todo y hacen imposible que en la escuela y en la juventud se aprenda a pensar, mejor dicho, a filosofar, y en consecuencia, a vivir coherentemente y mucho menos a aprender filosofía.

Resulta que para mí, como pensaban los antiguos filósofos griegos, una cosa es filosofar, o aprender a pensar por sí mismo, y otra, muy distinta, es estudiar filosofía, o aprender la filosofía. Como ya te había dicho, filosofar es comprender y realizar los sueños de sí mismo.

Los presocráticos, así como Sócrates, Platón y en la Academia, de este último, consideraban que lo más importante era filosofar. Sobre este tema son ricas, variadas y hasta agradables de leer, las explicaciones y propuestas que da Platón a través de la voz de Sócrates, en sus diálogos, Alcibíades y Fedro, entre otros y de los que ya te comentaré luego. Permíteme sólo anticiparte lo siguiente: "Los verdaderos filósofos son los que aman contemplar la verdad", como bien lo dijo Platón en su diálogo La República.

Pero no vayas a pensar que la ignorancia y la vanidad son asuntos nuevos, de ahora, ya en la misma Grecia, de aquellos tan mitificados tiempos clásicos, tenían iguales problemas de enseñanza en su paideia, como bien puede deducirse por el enfrentamiento entre socráticos y sofistas.

Esos sofistas, quienes y sin desconocer la importancia que a pesar de todo tuvieron, fueron, en su época, lo que ahora, en nuestro tiempo, son esas estrellas farandulescas o "gurús" que, cobrando grandes cantidades de dinero, pretenden enseñarles, a quienes tienen con que pagarles sus seudo enseñanzas o comprar sus costosos libros, en los que ofrecen, como "el oro y el moro", los secretos sobre los misterios de la felicidad, el éxito, la fama y la fortuna, bien en temas de la vida personal y espiritual, o bien en aquellos otros temas que se supone que los convertirán en personas exitosas en la vida laboral o empresarial o económica. Por supuesto, antes como ahora, la idea era enriquecerse a costillas de los ingenuos e ignorantes En aquellos tiempos hubo mejores críticos sobre ellos: el mismo Platón o, claro y gracioso, Aristófanes, en su comedia Las nubes.

Como puedes ver, el asunto tiene su historia que será importante considerar al filosofar o aprender a pensar por sí mismo, que ya te mencioné y de lo que volveremos a hablar. Pero también es necesario explicarte qué es eso de estudiar filosofía, o aprender la filosofía, que es el punto donde parecen coincidir todas las confusiones.

Pues resulta, que también, al viejo estilo sofista, el estudio de la filosofía o el aprendizaje de la filosofía, se convirtió en un producto comercial más de la canasta académica y de ello se encargaron los comerciantes académicos que a partir del éxito de los grandes filósofos alemanes del siglo XIX, instauraron un paquete escolar llamado Historia de la Filosofía (con todo y mayúsculas), con el cual se pretendía vender a los estudiantes una síntesis al tamaño y precio de las necesidades del comprador, pero a su vez, requisito para poder acceder a las cátedras de los grandes maestros y filósofos.

Fue así como la Historia de la Filosofía se convirtió en un buen negocio para universidades y profesores, hasta el punto que hoy por hoy es un producto paradigmático que se vende obligatoriamente en las instituciones educativas tanto en secundaria como en la universidad y, del cual, por épocas de moda, viven, más o menos, los profesores profesionales de la materia y se lucran las empresas educativas.

Pero lo peor no es eso. Resulta que por esas mismas condiciones, que quien compra y se aprende la Historia de la Filosofía o alguna de sus versiones comerciales, se le considera filósofo, igual que, quien se ha informado sobre algunos lugares comunes de la psicología, la sociología, la antropología, etc., y los cita en sus conversaciones con cierta pomposidad, se cree en el derecho y capacidad de descrestar ingenuos, como la gran cosa.

Una cosa es aprenderse poemas para recitarlos y otra, ser verdadero poeta. Esta bien que para filosofar o pensar por sí mismo sea necesario conocer las ideas y lo qué pensaron y vivieron los grandes filósofos, sociólogos, antropólogos, etc., pero otra y muy distinta, es repetir sus citas como loros o reproductores de sonidos.

Para redundar en los argumentos y ejemplos. Es más fácil aprenderse las biografías y el resumen de las ideas más célebres y conocidas de los grandes filósofos que aprender a pensar como ellos pensaron: con visión, originalidad y anticipación. O, cómo ellos interpretaron y formaron las ideas y formas de verse en su tiempo y en sus mundos, para así determinar cómo sería el futuro.

Como puedes ver, al hacer el anterior análisis ya estamos filosofando, es decir, estamos haciendo la crítica de la realidad que nos toca vivir, como proponían los pensadores e intelectuales de la Ilustración en el siglo XIX, pero sin tener que llegar a los extremos ni la complejidad de Immanuel Kant y sus Críticas, por ejemplo, al que, en algún momento, es bueno conocer y criticar, un poco más allá de la simple Historia de la Filosofía comercial, de la mano de un buen interprete (y cuando digo interprete, estoy pensando también como en la buena música), pues sus obras y pensamiento ofrecen conceptos y aspectos del ser humano y sus realidades que son intrigantes, fascinantes e interesantes.

Espero que ya tengas una idea sobre lo que te estoy proponiendo, así que para dejarte pensar en ello y sugerirte otro camino para llegar a filosofar o aprender a pensar por sí mismo y antes de entrar a analizar ese tema con mayor proximidad, voy a comentarte sobre los otros asuntos que dejamos pendientes al principio: las condiciones subjetivas y emocionales de la iniciativa de formar y participar en un grupo de amigos de la filosofía.

Como ya te había dicho, la mayor preocupación existencial de los muchachos y muchachas, es la encontrarse a sí mismos y comprender las necesidades y significados de relacionarse con los demás. Y, por supuesto, qué va a ser de ellos en la vida. Es decir, cómo encontrar la felicidad. Eso merece algunas reflexiones.

NADIE ME ENTIENDE

Sé por experiencia y observación que en estos momentos estás más preocupado por otros asuntos que, aparentemente, nada tienen que ver con la filosofía o el filosofar, pero, si lo piensas bien, esos asuntos y esas circunstancias son el exacto tema y momento en el que se empieza a filosofar, es decir, a sentir emociones y sensaciones desconocidas o, por lo menos, extrañas que nos hacen actuar de maneras erráticas y, a veces, hasta violentas, sin que sepamos por qué. Es también el tiempo en que se empieza a hacerse preguntas para las que no se tienen ni conocimientos ni respuestas.

Eso es exactamente empezar a filosofar, sólo, que la mayor parte de las veces, no nos damos tiempo para "contemplar la verdad", comprender lo que sentimos, ni comenzar a construir el conocimiento o comprensión de nosotros mismos, que es el filosofar y lo que, en última instancia, será nuestra propia filosofía.

Pero, antes de seguir por este camino, que retomaremos más delante, es necesario mirar primero qué son esas preguntas, emociones y sensaciones, pues cuando tengamos conciencia y seamos conscientes de ellas, es que hemos empezado a filosofar, que es lo que se propone Sócrates cuando confronta a Alcibíades sobre lo que cree qué es él y lo qué él quiere ser.

Lo primero, es cuando empezamos a hacernos preguntas sobre nosotros mismos. ¿Cómo nos podemos relacionar hombres y mujeres, amorosa, agradable y satisfactoriamente? ¿Quién soy yo? ¿Porqué nadie me entiende (a veces, ni yo mismo)? ¿Qué voy a ser y hacer en la vida? ¿Cómo puedo ser feliz? ¿Por qué me da miedo o me siento culpable por tantas bobadas? ¿Estoy solo o es posible la verdadera compañía? ¿Por qué la gente es así? ¿Cómo funciona el mundo y por qué no funciona como debiera ser, si es tan fácil? ¿Qué es el universo, de dónde vino y cómo funcionan las cosas? ¿Fué o no creado por un dios? ¿Qué significa todo esto? ¿Qué es la realidad?, etc.

En fin, son sólo algunos ejemplos para señalarte el camino que te conduzca a que te hagas tus propias preguntas

Ahora bien, si observas con detenimiento, verás que podrás organizar esas preguntas según tus propias categorías: unas están relacionadas con tu propia subjetividad, son esas que están relacionadas con lo que sientes, con lo que piensas, con lo que imaginas, etc., es decir, asuntos de tu intimidad.

Otras, se relacionan con lo que son, piensan y sienten las demás personas, bien sobre sí mismos y sobre los demás, lo que opinan sobre ti y, por supuesto, sobre el mundo en que vivimos, esos son los asuntos externos, lo que está por fuera de ti.

Y, otra categoría, de muchas otras que puedes establecer, sería para aquellas preguntas sobre las cosas que percibimos y queremos conocer: las personas, el mundo, el universo y su funcionamiento, esto último es lo que podría llamarse el conocimiento científico y es lo que tratan de enseñarnos en la escuela y la universidad, pues el conocimiento sobre nosotros mismos, nuestra intimidad, es asunto de existir, experimentar y conocernos: contemplarnos a nosotros mismos.

Encontrar las respuestas, acertada o equivocadas, a tales preguntas es filosofar y establecer el método o métodos para organizar y aprovechar esas repuestas y formular nuevas preguntas, es filosofía, es tener una filosofía propia que se alimenta con mis propios conocimientos y se complementa con los conocimientos que ha ido acumulando la humanidad.

Todo lo anterior es válido y cierto para conocer tanto para las propias circunstancias existenciales, como para el conocimiento que adquiera sobre los demás y las ciencias que se ocupan de la naturaleza del universo. A partir de todo ello se puede definir mi visión del mundo (ideología) y la forma como me comporto en él (ética).

Como puedes ver, no será tan complicado y complejo, aun cuando lo parezca en principio, que los hombres y las mujeres se relacionen amorosa, agradable y satisfactoriamente, sin tanta confusión y que, en consecuencia, podamos amarnos los unos a los otros... como pensamos, imaginamos y soñamos. Al menos, ya tenemos muchas cosas de que hablar y compartir: opiniones personales, artes, músicas, modas, juegos, gustos, confidencias, en fin, una propia filosofía.

CONÓCETE A TI MISMO

Siguiendo con el cuento de los antiguos griegos de la época clásica, estos tenían dos expresiones de distinta profundidad e intensidad para referirse al conocimiento de sí mismo y lo qué significaba para el bienestar personal y una saludable existencia.

Una, era "gnothi seauton", "conócete a ti mismo", la más popular tanto en ese entonces como también en la actualidad, que correspondían a la inscripción que estaba tallada en lo alto del templo de Delfos y que invitaba a los peregrinos a consultar sobre los sucesos de su vida cotidiana. A diferencia del significado que hoy por hoy se le da, que pretende que cada cual se conozca a sí mismo lo mejor posible, en aquella época se utilizaba para invitar a las personas a conocer sobre los sucesos y asuntos que, a su alrededor, afectaban la vida diaria, bien, tratando de anticipar o adivinar lo que podría escurrirles, basados en la interpretación de las palabras del oráculo, o bien, siendo observador de los sucesos que ocurrían en el ámbito de su vida, para así poder interpretar la realidad y anticiparse o estar atentos a lo que podría afectarlos, tal el caso de conocer las leyes para cumplirlas, conocer de los negocios para así saber cómo manejar mejor el dinero, conocer a aquellos con los que se establecen relaciones para así saber como tratarlos, saber en todo momento lo que se siente y piensa para así saber como comportarse, conocer algún arte, algún oficio o tener una profesión para así disfrutar de una vida agradable; en fin, todas esas condiciones importantes que nos permiten relacionarnos con propiedad en el mundo en que vivimos.

Como puedes ver, este conocimiento de sí mismo es el mismo que hoy te ofrece la educación, institucionalizada o no, para que conozcas y comprendas tu papel en el mundo y te adaptes al medio y la cultura en que vives; ya dependerá de ti hasta donde quieras llegar en este conocimiento.

Para ponerte un ejemplo, te diría que el "gnothi seauton", te permitiría establecer relaciones, tal vez de conveniencia, con los demás, pero no te capacita para hacer que esas relaciones sean más íntimas, honestas, próximas a tu corazón. Serían, lo que hoy se podría decir, tener buenas relaciones sociales, en la casa, en la escuela, en el trabajo, en fin, en la vida pública.

LA PREOCUPACIÓN DE SÍ MISMO

La otra, "epimelathenai seautou", "tomarse a sí mismo como objeto de desvelos", que es la que Sócrates le recomienda a Alcibíades, en el diálogo del mismo nombre, es más profunda e intensa, pues implica ir más allá de la simple superficie o conocimiento del mundo externo y las relaciones que se tengan con él. Aquí, la recomendación socrática propone que es necesario aprender a conocer y manejar la interioridad: la forma como están hechos y como funcionan nuestros procesos mentales, nuestras emociones, nuestras inteligencias, nuestros dones y talentos, en fin, para de esa manera poder responder acertadamente tanto a lo que sucede en nuestra subjetividad, nuestra realidad interna (cómo percibimos, cómo sentimos y cómo nos expresamos), así como a las dinámicas y sucesos de nuestras realidades externas (qué sucede al rededor, qué cambia y para dónde van las cosas y cómo me afectan).

Haciendo el comentario paralelo, te diría irónicamente que el "epimelathenai seautou" no se consigue en el mercado. Tanto ahora como en los tiempos de Sócrates, alcanzar ese estado de preocupación o desvelo permanente por sí mismo, demanda, por un lado, otra voluntad, otro esfuerzo, otra disposición, otra disciplina personal, en fin, un entrenamiento, un ejercitarse, un supervisarse, un evaluarse, un actuar en consecuencia y congruencia, constantes y pendientes de aquello que me sucede, me afecta o influencia, me altera o me atrae, me cambia, me mejora o me perjudica, etc., lo cual determina las formas como yo me relaciono conmigo mismo y con los demás. Para lograrlo, me necesito a mí mismo y, ojalá, un buen maestro: un amigo sabio que me oriente y me critique con total honestidad, para finalmente poder decir con certeza: Yo sé quien soy... así el proceso sea de toda una vida.

Y, para ponerte también un ejemplo. Te podría ilustrar sobre los múltiples beneficios que te atraerían esta preocupación por ti mismo en los asuntos de la vida diaria, pero prefiero dejarlos para otra ocasión, y mejor, te comento una situación más sensible y delicada para ustedes los jóvenes: las relaciones con los miembros del sexo opuesto, esos asuntos tan complicados del amor.

Lo voy a hacer comparativamente. Con el "gnothi seauton", podrás manejar con eficacia las relaciones con los otros, pertenecer y adaptarte a grupos, compartir intereses comunes, realizar actividades en conjunto, practicar deportes o divertirte, rumbiar, etc., y hasta tener ese tipo de relaciones sexuales tan comunes ahora en lo que llaman la "liberación sexual", pero, nunca, en este nivel, llegarás realmente a conocerte a ti mismo ni conocer verdaderamente a los otros. Aquí, el amor no está presente.

Es aquí donde interviene el "epimelathenai seautou"... Porque si piensas que Amor es algo más, empezaré por citarte unos versos de don Francisco de Quevedo y Villegas, un poeta español del Siglo de Oro, burlón, satírico y profundo, pero también, uno de los más acertados al hablar de amor:

"Este amor que yo alimento
de mi propio corazón,
no nace de inclinación,
sino de conocimiento".

Es de ese conocimiento que trata Amor, pues deberás saber que cuando te enamoras estarás emprendiendo el viaje más maravilloso e intenso para explorar y descubrir, en compañía, los territorios de tus tinieblas interiores, tan misteriosos que ni siquiera te imaginabas que existían en ti... Cada Amor, con sus agonías y éxtasis, te hará nuevo, te hará mejor...

CONCIENCIA Y CONSCIENTE

Y, aunque pareciera que cuando estamos enamorados sólo somos percepción, sensación, emoción e imaginación, ya te darás cuenta, si te "tomas a ti mismo como objeto de desvelos", que es en ese estado extremo en el que se manifiesta, en su máxima expresión, todo aquello que eres y serás, pero que, para aprehenderlo, comprenderlo y conocerlo, tendrás que entrenar y ejercitar tu conciencia y así poder ser consciente.

Me explico, tenemos conciencia de que somos, sentimos, pensamos, imaginamos, etc. Pero, ¿somos conscientes de ello, de su funcionamiento, de su contenido, de sus efectos en mí y en lo que proyecto ser? Cuando se responda afirmativa y honestamente a estas preguntas, se podrá decir: Soy consciente de mi mismo.

Pero, ojo, esto nada tiene que ver con eso que llaman tener identidad, tener seguridad en si mismo, tener autoestima, tener personalidad, en fin, esos asuntos que los mercaderes de la autoayuda venden como baratijas de "autoestima chatarra".

Cuando todo lo anterior te esté sucediendo, sabrás que ya estás filosofando en uno de los sentidos que le daban los filósofos griegos clásicos: la filosofía es la medicina para el alma, y eran los filósofos quienes la aplicaban a sus alumnos.

Te cuento, a manera de anécdota, que para los filósofos clásicos árabes, cuya filosofía difiere de la occidental, pues en ella no se separan los asuntos temporales de los trascendentes. El alumno que quería filosofar debía realizar el viaje iniciatico que lo llevaría a percibir, como cosa propia, que las realidades materiales y las espirituales eran una y todo. Pero este será otro asunto de estudio si quieres ser, también, estudioso de la filosofía.

Como punto de partida o insinuación, te propongo un ejemplo de definición de hombre o humano, entre las imaginables e imposibles que se puedan dar, para que tu también empieces tu propio viaje iniciatico con la formulación de tu propia definición filosófica de qué es ser hombre o que es ser humano:

- "El hombre es el único animal que es consciente de tener conciencia".

Pero, mejor cierro esta asunto, por el momento, para que tratemos el otro punto que tenemos pendiente.

EL ESTUDIANTE DE FILOSOFÍA

Voy a terminar esta extensa carta con una aparente paradoja:

- La sabiduría no está en los libros, pero si algunos de sus mejores ingredientes y condimentos.

Y, te lo digo, no porque después de toda una vida dedicada a tratar de ser un LECTOR LUDI, y ya más cerca del final que del principio, comprendí lo que dijo Platón en su diálogo Fedro:

"Verdaderamente, aun los mejores escritos no son otra cosa más que medios para ayudar a la memoria de aquellos que saben".

Me explico. En los libros, por geniales o eruditos que sean sus autores o por que su contenido y calidad literaria sean excelentes, sólo encontrarás aquello que su autor pudo expresar por escrito, pues bien sabes, nunca es posible expresar total y exactamente todo aquello que se piensa, se siente y se sabe, "ese algo" que constituye la verdadera sabiduría de su autor.

Es por ello que puede pensarse que, novelistas, poetas, filósofos, científicos, etc., escriben para mantener viva y dinámica la memoria de lo que verdaderamente saben y la trasmiten a los demás para que ellos puedan seguir los caminos que los conducen a encontrar sus propias sabidurías, es decir, a filosofar, a tomarse como objetos de sus propios desvelos y, en consecuencia, a tener conciencia y ser conscientes de sí mismos.

Como sé que eres un muy buen lector, siento la tranquilidad de que ya tienes los elementos necesarios para continuar el gozoso, pero arduo, camino de la sabiduría... además de otros patrimonios que te lego en mi testamento.

A MANERA DE TESTAMENTO

Quizás si yo me lo hubiese propuesto, habría podido ser un hombre de grandes riquezas en bienes materiales o, a lo mejor, un personaje importante para los libros de esa historia efímera que inventan diariamente los medios de comunicación, y ese sería el legado que te dejaría y que, se podría pensar, te haría sentir orgulloso de haber tenido un padre adinerado y célebre.

Pero no, mi vida la hice y se fue haciendo de otra manera, unas veces más por un azar que me dirigía del caos al orden, y otras, consciente de que mis decisiones y actos determinarían mi futuro.

Una de esas decisiones, la más importante de todas y la que más afectaría tu existencia, fue la que tu mamá (si ella pudiera escribir como tú y yo, te diría un infinito de ideas y de amores) y yo tomamos desde el principio de los principios:

- Amarte por sobre todas las cosas y actuar en consecuencia y congruencia.

Éramos conscientes de que ello no garantizaría tu felicidad, pero si confiábamos y creíamos en que tú pudieras buscarla por tu propia cuenta, porque te dábamos otras, quizás muchas más opciones de aquellas que, paradigmáticamente, la cultura y las ideologías, sociales, políticas, religiosas, etc., en las que te corresponda vivir, ofrecen a cada una de esas generaciones, que se replica una y otra vez, en una evolución lenta y con pocas mutaciones. O que, al menos, le puedan ofrecer a la humanidad un mundo mejor.

Para todo lo anterior y muchas cosas más, es que sirve el filosofar, esa es la única riqueza e importancia que se pueden adquirir con ello, de ahí que ese sea el patrimonio que te dejamos por herencia.

Tu padre, que se alegra de que ya estés en edad de querer participar en grupos de estudios filosóficos, en tomarte como objeto de desvelos, y que te desea, para el resto de tu existencia, todo lo mejor de aquello que puedas adquirir por ti mismo.

Un abrazo,

Iván Rodrigo.

19 de abril de 2006

CUADERNO DE CITAS-15

Sobre la mística y las relaciones de la mística y el poder


- "La filosofía moderna ha expulsado al místico de su esfera [...]".
- Las ideologías dominan a los hombres por su ilusión de un paraíso: el miedo a desaparecer.
- Citas del libro: Las palabras del silencio, el lenguaje de la ausencia en las distintas tradiciones mística, editores: Óscar Pujol y Amador Vega, Editorial Trotta, Madrid, 2006 (130 p.). Ponencias del X Seminario Internacional de Mística, auspiciado por el Centro Internacional de Estudios Místicos del Ayuntamiento de Ávila.
- Del contenido: Silencio y habla en el budismo zen, por Shizuteru Ueda; El silencio como modo de espiritualidad en la mística judía, por Paul Fenton; El lenguaje excesivo de los místicos alemanes, por Amador Vega; El simbolismo del alfabeto sánscrito, por Óscar Pujol; De lo sensible a lo suprasensible: estética india tradicional: conceptos clave de Rasa, Dhvani y Bhâva-anukirtana, por Kamleshdutta Tripathi; Desde la ignorancia, por Chantal Maillard.


Por Iván Rodrigo García Palacios

La mística siempre me ha sido un asunto extraño, porque después de mucho oír hablar de ella, sin poder comprender mayor cosa de lo que se me decía y, porque, similar a lo que ocurre con la Metafísica (con la cual se la relaciona), en la cual, la frontera final de la razón es lo inexpugnable, lo que hace que muchos deriven en la fantasía y el delirio y, porque son muy pocos los que proponen estudios serios.

Así que decidí enfrentar mi ignorancia, gracias a una serie de textos que la Editorial Trotta ha ido publicando con la recopilación de las ponencias de los Seminarios Internacionales de Mística que periódicamente se reúnen en Ávila con el auspicio del Centro Internacional de Estudios Místicos del Ayuntamiento de Ávila, bajo la dirección y edición de reconocidos expertos de todo el mundo y de las diversas tradiciones místicas. Al igual que otros textos deliciosos.

Los títulos de algunos de los textos de Editorial Trotta:

- La experiencia mística, estudio interdisciplinario, edición de Juan Martín Velasco.
- El sol a medianoche, la experiencia mística: tradición y actualidad, edición de Luce López-Baralt y Lorenzo Piera.
- Mujeres de luz, la mística femenina, lo femenino en la mística, edición de Pablo Beneito y coordinación de Lorenzo Piera y Juan José Barcenilla.
- Asedios a lo Indecible, San Juan de la Cruz canta al éxtasis transformante, por Luce López-Baralt.

LAS CITAS

Para no extenderme más, transcribo a continuación dos citas de Las palabras del silencio. La primera, tomada de la presentación de los editores, sobre la naturaleza de la mística. La segunda y más sabrosa, para mi gusto, de la ponencia de Chantal Maillard, Desde la ignorancia, en la que hace una luminosa crítica al aprovechamiento que el poder hace de la mística para su dominación ideológica de la humanidad; además de otros asuntos que ayudarán al lector a "ver" la mística con otros ojos, y los cuales dejo para que los LECTORES LUDI se deleiten por su cuenta.

PRIMERA CITA

De la presentación del libro, por Óscar Pujol y Amador Vega:
"La filosofía moderna ha expulsado al místico de su esfera, por ser éste el único "sabio" que se ha atrevido a afirmar que es capaz de conocerlo todo tal cual es. Aunque, diría el místico, tras ese conocerlo todo no queda nada de aquello que el filósofo llamaría "conocimiento". Percibir simultáneamente la cosa, la palabra, su significado, quién la habla y quién la escucha, el acto de comunicación y el silencio como fuerza bruta detrás del sonido de las palabras es el privilegio de un acto sintético de autorreflexión que el místico realiza en el espejo de su propio ser. ¿Lo realiza, es realizado o es poseído por la palabra divina, cuyo otro nombre es silencio? ¿Y cuando se ha despojado de todo el ropaje de los verbos puede, sin lenguaje, comunicar su experiencia o queda mudo como aquel que nada ha conocido? ¿Podrían los místicos de las distintas tradiciones conversar sin palabras o serían como convidados de piedra en un banquete donde la comida es sólo arena?".

SEGUNDA CITA

Desde la ignorancia, por Chantal Maillard:
"¿Y qué hay del paraíso...? Es cierto: nada dice todo esto acerca de otro mundo. Nada acerca de otra vida. Menos acerca de un paraíso o de un más allá (de la muerte). Volvemos a la cuestión que soslayé voluntariamente: la del miedo a desaparecer. Decir paraíso es decir voluntad de permanencia, algo que siempre ha sido utilizado convenientemente por quienes tienen voluntad de gobernar. Los poderes políticos utilizan las teologías y las convierten en religiones porque facilitan el gobierno de un pueblo. Los individuos han de estar unidos para ser manejables, y ¿qué puede unirlos mejor que un credo, algo que aplaque la angustia de perderse, algo que responda al deseo de permanencia, y acorde a lo cual puedan dictarse normas de convivencia (de acogida, de pertenencia, de exclusión, etc.)? Unidos en un credo, los individuos son manejables. Así, pues, después de haberle atribuido existencia a la idea-síntesis, se la encarna para que pueda ser adorada, y el ritual, que siempre congrega, se instituye. Los supuestos religiosos no pueden ser rebatidos. Afirmarlos o negarlos depende de su utilidad y, como muy bien sostuvo William James, es a menudo más conveniente afirmarlos que negarlos.

Pero la unidad anhelada por el místico poco tiene que ver con la unidad alentada por los gobiernos y las iglesias de cuya influencia se sirven.. La religión es un instrumento de poder y, como tal, requiere de un suprema dualidad: los fieles, por un lado, unidos en su credo y en su miedo y, por otro, el objeto del credo, al que se atribuye poderes supremos. Al místico, en cambio, no le interesa la unidad con su pueblo, sino la unidad con la síntesis absoluta. El suyo es un camino personal que no atañe al grupo, antes bien, al contrario, implica que quien lo siga se margine, se aparte del grupo y contradiga, la mayoría de las veces, las normas establecidas para el buen funcionamiento de la sociedad, lo cual le hace sospechoso a los ojos de sus congéneres. Por eso el místico se ha considerado -y se ha comportado- en todas las tradiciones como un marginado, un heterodoxo (el que piensa de otro modo), frente al ortodoxo (el de opinión justa, recta). Lo que le interesa es resolver todas las diferencias, proceder a la síntesis última y vivirla. La unidad que anhela trasciende las diferencias. Esto, por supuesto, para los "doctos" de una religión dualista, es una heterodoxia. No así para las metafísicas no dualistas. Lo que ocurre, no obstante, es que los sistemas no dualistas tienden a convertirse rápidamente en dualismos, aun encubiertos. Tenemos ejemplos de esto en el budismo (el caso del yogâcâra), en el sivaísmo, en el vedanta incluso (el dualismo de Mahâdeva), sistemas que convierten el principio metafísico supremo en uno de los polos de la dualidad. Para subsanar esto, entonces, se propone una unidad superior que englobe a las anteriores: la noción de parânirvâna (en el budismo) o la de Parâsiva (en el sivaísmo) son buenas muestras de ello, nociones que salvan la unidad más allá (para) de los contrarios cada vez que el más allá se convierte en el contrario del más acá. Y es que una de las características más comunes de una metáfora es su tendencia a convertirse en metáfora muerta. Cuando se olvida lo que una palabra significa, el uso que se hace de ella puede ser muy distinto y, en algunos casos, perverso, como es el caso del término nirvâna (lit. "no soplo"), que se utiliza para designar un lugar o un estado fuera del mundo y opuesto a él.

No obstante, no por serlo se libra el heterodoxo de pertenecer a un credo, ni de seguir un código religioso".

Hasta aquí las citas, espero que las disfruten.

17 de abril de 2006

CUADERNO DE CITAS-14

El hombre: dios, diablo u otro ser

- ¿Cómo podría explicar la psicología la espiritualidad?
- Citas del libro: René Guénnon (1), El reino de la cantidad y los signos de los tiempos, Paidós, Colección Orientalia, Barcelona, 1997 (245 p.)

Por Iván Rodrigo García Palacios

Como todavía no han llegado los tiempos en los que los humanos podamos responder a las preguntas claves de la existencia: ¿Qué es el hombre? ¿Qué son los seres humanos? ¿De dónde venimos y para dónde vamos?, y ni siquiera la más sencilla: ¿Qué nos hace ser humanos?, cualquier especulación es posible, así sea con hipótesis descabelladas como las que a veces propongo.

De todas formas, se podrían simplificar y agrupar en tres clases las definiciones sobre lo qué es el hombre, de las que parten tanto las ciencias exactas como las liberales o humanísticas.

Las primeras, son las que pecan de soberbias, tan afectas al delirante intelecto de todos los tiempos que pretenden que el hombre es un ser superior, dios o demonio, o ambas cosas a la vez.

Las segundas, son las que pecan de materialistas, frutos de la ilusión científica de ser capaz de probarlo todo y que consideran al hombre un conjunto de átomos organizados funcionando de manera compleja.

Las terceras, son aquellas más prudentemente humildes que resuelven sus problemas por el término medio, sin arriesgar nada y que consideran al hombre una criatura entre dios y demonio, pero también otra clase de ser. Estas definiciones no se atreven a afirmar nada hasta tanto no se alcanza alguna que otra certeza.

Acertadas o no, estas definiciones han sido más peligrosas que útiles para la misma humanidad, porque han sido convertidas en causas de poder y dominación y, en consecuencia, utilizadas como motivos para el exterminio y la destrucción, pero, también y como excepción, para alcanzar los logros más sublimes del ser humanos.

Como las búsquedas y discrepancias por un conocimiento cierto parecen no tener fin, prefiero, mientras tanto, divertirme encontrando argumentos y denuncias que exponen los fallos y sofismas de propuestas erradas, sobre todo cuando se trata de mantenerlas como paradigmáticas.

Tal es el caso de la extensa cita que transcribo a continuación, en la que René Guénnon, critica la psicología actual, heredera de la seudo ciencia de Freud y Jung y que sus herederos pretenden mantener como irrefutable legado.

René Guénnon, en uno de los capítulos de su obra, el titulado Los desmanes del psicoanálisis, expone algunos de su fallos lógicos y algunos de sus sofismas. Transcribo el referente al uso ilógico del concepto "subconsciente":

SUPARA E INFRA

"Ciertamente se plantea algo más que una mera cuestión de vocabulario en el hecho, muy significativo en sí mismo, que la psicología actual nunca considere más que el "subconsciente" y no el "superconsciente" que lógicamente habría de ser su término correlativo; sin duda, ésta es la expresión de una extensión que sólo opera por abajo, es decir, por el lado que corresponde, en este caso en el ser humano como en otros puede ocurrir con el medio cósmico, a las "grietas" por donde penetran las influencias más "maléficas" del mundo sutil, pudiéndose incluso decir que son las que tienen un carácter más verdadera y literalmente "infernal" (*). También hay algunos que adoptan el término "inconsciente como equivalente o sinónimo de "subconsciente", si bien esta palabra, tomada al pie de la letra parece referirse a un nivel todavía más inferior aunque, ciertamente, corresponda en menor grado a la realidad: si se refiriese a algo verdaderamente inconsciente, no llegamos a comprender cómo se podría llegar a hablar de ello, sobre todo en términos psicológicos; por otra parte, ¿en virtud de qué, si no es de un simple prejuicio materialista o mecanicista, podría llegarse a admitir que verdaderamente existe algo inconsciente? Sea como fuere, también es digna de comentario la extraña ilusión que obliga a los psicólogos a considerar una serie de estados tanto más "profundos" cuanto en el fondo no son sino más inferiores; ¿no es éste ya un indicio de la tendencia a oponerse a la espiritualidad que es la única que de verdad puede ser calificada como profunda precisamente por se la única que se refiere al principio y al propio centro del ser? Por otra parte, al no haberse expandido el ámbito de la psicología hacia arriba, el "superconsciente" sigue siendo para ella tan ajeno como siempre; cuando encuentra algo que parecer referirse a él, pretende anexionarlo sencillamente por asimilación con el "subconsciente"; esto es lo que confiere a sus supuestas explicaciones referentes a cuestiones como la religión, el misticismo y ciertos aspectos de las doctrinas orientales como el Yoga, sus características prácticamente constantes; además, en esta confusión de los superior y lo inferior, también existe un factor que puede ser considerado con todo rigor como constitutivo de una auténtica subversión" (p. 202).

(*) Cabe apuntar a este respecto que al principio de su Traumdeutung Freud colocó el siguiente y significativo lema: "Flectere si nequeo superos. Archeronta movebo" (Virgilio, Eneida VII, 312).

(1) René Guénnon. Nació en Francia en 1886. Se convirtió al islamismo en 1912 y adquirió la nacionalidad egipcia en 1948. Profesor de Filosofía y prolífico autor. Murió en El Cairo en 1951.

10 de abril de 2006

CUADERNO DE CITAS-13

De la pérdida de los sueños
y sus graves consecuencias


- Citas de un estudio sobre la importancia de lo sueños para una vida saludable
- Tomadas del libro: Patricia Cox Miller, Los sueños en la antigüedad tardía, Siruela, Madrid, 2002 (391 p.)

Por Iván Rodrigo García Palacios

Un amigo, también LECTOR LUDI, tuvo la amabilidad de prestarme uno de sus libros al enterarse de mi interés sobre la importancia de los sueños y mi crítica tanto a que se les hubiese expulsado de las culturas moderna y posmoderna como a que se les hubiese trivializado y demonizado, hasta el punto de convertirlos en supercherías, por la acción ideologizante, por una parte, de las iglesias institucionalizadas, como por parte de las seudo psicologías analíticas de Freud u Jung (*).

Pues bien, voy a compartir con ustedes unas pocas citas y un par de comentarios sobre los sueños, en primer lugar, por una definición que hace la autora del estudio, que me parece importante e invita a reflexionar sobre lo que ya he dicho y, en segundo lugar, por las citas de autores antiguos que muestran lo que pensaban y la importancia que, en ese entonces, tenían los sueños para los individuos y los pueblos.

EL LENGUAJE DE LOS SUEÑOS

Cuando la autora, Patricia Cox Miller, habla del uso de los sueños como parte de las actividades adivinatorias, lo define así:

"La adivinación como una aproximación imaginal y poética de aspectos del mundo natural (incluidas las relaciones y actividades humanas) de cara a la construcción de un lenguaje de signos. Como formas de lo que podría denominarse una semiótica antigua, estos lenguajes de signos, por estar visualmente articulados, proporcionan, al darles forma y figura, un modo de explorar esas esperanzas, miedos, ansiedades y otros sentimientos que bullen bajo una superficie de la conciencia ordinaria y que, si no fuera por el modelo iconográfico proporcionado por las técnicas adivinatorias, podría permanecer incompleto y por ello, "oculto" (p. 22).

A lo anterior, yo aventuro un par de comentarios. En primer lugar, así se desconozca la palabra o sus significados, ello no significa que ni la una ni los otros existan. Y, si por casualidad, esa palabra tiene un alto peso cultural, peor, pues actuará de manera "oculta", como lo precisa la autora.

En segundo lugar, de mi cuenta y riesgo yo interpretaría esa definición de la siguiente manera:

"Los sueños son el lenguaje con el que el individuo enfrenta lo desconocido, la incertidumbre, los miedos, las culpas, las emociones, los sentimientos profundos, las esperanzas, los deseos irrealizados o por realizar, en fin, todo aquello que podemos ver y contemplar en la mente, pero para lo cual carecemos de modelos o signos adecuados para expresar".

De todas manera, Patricia Cox Miller, concluye diciendo que los sueños sirven "para comprenderse a sí mismos y comprender el mundo en que vivimos" (p. 28)

COMENTARIOS Y CITAS

Como ya lo he dicho, así todavía no haya emprendido la exploración lúdica a esos tiempos, los sueños fueron fundamentales para casi totalidad de los pueblos y culturas anteriores a la Grecia Clásica y que esta se lucró e hizo su propia síntesis de aquellos conocimientos.

Es a partir de esta cultura greco romana y helenística que la cultura occidental ha desarrollado sus conocimientos de los sueños, pero más significativo todavía, de sus prejuicios y estigmatizaciones. Por esa razón, voy a trascribir algunas citas sobre el tema de algunos autores de ese entonces.

PRIMERA CITA

De los fragmentos conservados del filósofo presocrático Heráclito de Efeso:

"La vigilia tiene un único mundo en común, mientras que cada persona que duerme regresa a un mundo privado, de su propiedad".

"El hombre enciende en la noche una luz para sí mismo. Aunque su visión se extingue".

SEGUNDA CITA

No podría faltar la cita de Platón, que si bien no escribió propiamente un tratado sobre el tema de los sueños, si hizo varios comentarios en sus diálogos. Del Timeo, lo siguiente:

"Ningún hombre logra la adivinación verdadera e inspirada cuando está en su mente racional, sino sólo cuando el poder de su inteligencia está encadenado durante el sueño o cuando ha enloquecido por la enfermedad o en razón de alguna inspiración divina. Pero corresponde al hombre cuando está en su recta razón recordar y sopesar las cosas habladas en sueños o en visión despierta por la naturaleza inspirada y adivinatoria, y todas las formas visionarias que se hayan podido contemplar, y por medio del razonamiento discernir en ellas todo aquello que tienen de significativo".

TERCERA CITA

Aristóteles escribió tres textos sobre los sueños. Invito a los LECTOR LUDI interesados a consultarlos. Ellos son:

- De somno
- De insomniis
- De adivinatione per somnus.

CUARTA CITA

Ya en el mundo judeocristiano, Patricia Cox Miller cita y dice lo siguiente de Atanasio, obispo de Alejandría:

"Ocho siglos más tarde (después de Platón), un obispo cristiano de Alejandría, Egipto, está todavía ocupado en teorizar las relaciones entre el alma y los sueños. Sin embargo, Atanasio empleaba la experiencia de los sueños ¡como prueba de que el alma es racional e inmortal" (p. 60).

Y, la cita de Atanasio, en su obra, Contra gentes:

"Cuando el cuerpo está tranquilo, en descanso y durmiendo, el hombre está en movimiento interior: contempla [theorei] lo que está fuera de él, atraviesa tierras extrañas, encuentra amigos, y a menudo a través de ellos [los sueños] adivina [manteuomenos] y se entera por adelantado de sus acciones diarias. ¿Qué otra cosa podría ser esto sino un alma racional [psuche logike]".

QUINTA CITA

Y continuando con Patricia Cox Miller, dice y cita a San Agustín:

"Para Agustín, los sueños podían introducir al soñador "en" la conversación comunal y en la experiencia compartida" (p. 62).

Y la cita de San Agustín, en La ciudad de Dios:

"Creo que una persona tiene una modalidad incorpórea que, en su imaginación o en sus sueños, adopta formas diversas a través de la influencia de circunstancias de innumerables clases. Esta modalidad incorpórea no es un cuerpo material; y, sin embargo, con una sorprendente rapidez adopta formas semejantes a las de los cuerpos materiales, y, sostengo, puede de alguna forma inexplicable presentarse en forma corporal a la percepción de otras personas cuando sus sentidos físicos están dormidos o en suspenso".

SEXTA CITA

Cicerón, en De divinatione:
"Por naturaleza quiero expresar esa actividad esencial del alma [animus] a causa de la cual nunca permanece tranquila y nunca está libre de ninguna agitación, movimiento u otra cosa. Cuando como consecuencia de la languidez del cuerpo no puede utilizar ni los miembros ni los sentidos, cae en visiones variadas e inciertas que surgen, como dice Aristóteles, de los residuos persistentes de las cosas que el alma hizo y pensó cuando estaba despierta. A veces surgen extraños tipos de sueños de la confusión [provocada por esos residuos]".

(*) COMENTARIO APARTE

Si lo piensan bien, por estas breves notas podrán ver por qué y además, de que Freud y Jung sólo llamaran la atención y pusieran de moda "el oculto universo de la mente desconocida", hasta el punto de mitificarlo (con consecuencias desastrosas), poco más aportaron y lo poco útil de sus propuestas, las pusieran a servir sus intereses y lucros particulares.

Estudios como estos y las denuncias que hicieron Mircea Eliade y Henry Corbin, sobre el aprovechamiento que hizo C. G. Jung, de sus estudios, sin reconocerles el crédito correspondiente, los ponen en evidencia.

Pero, ese es otro asunto.

Nos veremos en nuestros buenos sueños.

4 de abril de 2006

CUADERNO DE CITAS-12

De la imaginación al poder
al poder de la imaginación


- La imaginación es un proceso mental, no una ilusión
- No existe inteligencia sin imaginación
- Qué dicen los filósofos de la imaginación
- Citas de Platón, Plotino, Giordano Bruno, Hume, Kant, Schelling, Coleridge, Wordsworth, Sartre, Wittgenstein, Morin

Por Iván Rodrigo García Palacios

La idea con estas notas no es formular una receta universal o infalible para remediar los males de la humanidad, de ello ya se encargan y lucran muchos con sus autoayudas para todos y todo. Prefiero pensar que que estoy proponiendo algunos ejemplos que estimulen a jugar y reflexionar sobre pequeños asuntos, que no por minúsculos son menos dañinos o benéficos, en especial sobre aquello de que "loro viejo no aprende a hablar", lo cual es totalmente falso, probablemente, porque demande un mayor esfuerzo, pues son muchos los vacíos, así como vicios y la información adquiridos. Pero, a la larga, si uno se divierte en el proceso, los resultados serán más fáciles y satisfactorios... hasta se aprenda a algo más que hablar.

Empecemos por el principio, y en el principio, para la mente, todo es uno. Toda percepción, convertida en sensación, que ingresa al cerebro recién estrenado es un todo que recorre la totalidad del sistema nervioso, para informarlo, formarlo y encontrar su lugar específico. Me atrevería a decir que, en esos momentos, se posee una conciencia total del objeto y del sujeto, la cual y aún más tarde, cuando ya se han desarrollado todas las condiciones y habilidades de expresión, será imposible de manifestar o explicar en su integridad, pues todavía el cuerpo humano carece de los recursos y medios adecuados para lograrlo.

Todavía no se sabe qué son las sensaciones, ni qué es la conciencia. Mejor dicho, estamos como los habitantes del mito de la caverna que Platón narra en el diálogo La República (1), o peor, como en el cuento de los ciegos que describen al elefante por lo que han percibido con sus otros sentidos.

Sin embargo, ello no impide que a partir de las pequeñas cosas no nos podamos dar el gusto de jugar con la mente y liberarla de paradigmas e ideologías, no para convertirnos en mártires de causas perdidas, sino para disfrutar conscientemente de las maravillas del universo y defenderse de las visiones alienantes y manipuladoras de los que pretenden dominar y uniformar a la humanidad.

Los LECTORES LUDI tienen la ventaja y el privilegio de poder ver en sus lecturas que no existe una sola y única manera ser y ver, pues "Los verdaderos filósofos son los que aman contemplar la verdad", como bien lo dijo Platón en su diálogo La República.

Antes de continuar, a los LECTORES LUDI les sugiero algunos autores y títulos: Paul K. Feyerabend, Contra el método, Ariel (209 p.), autor que es, a su vez, criticado por Edgar Morin, a quien algunos de ustedes recordarán de su visita a Medellín, hace algunos años, y de quien recomiendo, Introducción al pensamiento complejo, Gedisa (167 p.). Y, Francois Jacob, El juego de lo posible, Grijalbo (132 p.). Con ello no excluyo a otros autores y títulos que puedan ilustrarlos sobre este asunto de ver lo simple, que no lo es tanto, sino "lo simplificado", de que hablaba el historiador de la ciencias, Bachelard.

Y, con la cita de Platón, ingreso en el tema que motiva a este CUADERNO DE CITAS: el poder de la imaginación.

LA IMAGINACIÓN AL PODER

Me imagino que que la IMAGINACIÓN es uno de los procesos mentales más amplio y poderoso de la mente. Para el manejo de la visión y las imágenes, el cerebro emplea el mayor volumen y sectores de su constitución. Ver, es el verbo y la acción que más se emplea como concepto y metáfora de conocer y comprender. Sabios son quienes mejor ven. En fin y como ya lo había comentado en textos anteriores, las imágenes y el imaginario, son asuntos bastante desconocidos y fundamentales para la existencia y supervivencia humana.

Todavía recuerdo con simpatía el grafiti que los muchachos del 68 escribieron en las paredes de París con la ya célebre frase de Charles Fourier: "La imaginación al poder" y de cómo su sueño, en parte, se convirtió en la realidad y en las pesadillas que todavía nos afectan. Pues bien, ese recuerdo me sirve para ilustrar el poder de la imaginación, los sueños y las imágenes.

Así que, para empezar con las citas, utilizo la siguiente de Giovanni Reale, en la que explica el sentido y uso que los griegos tenían de la palabra "visión":

PRIMERA CITA

"El ejemplo más importante está en su uso de la palabra griega para "visión" o "contemplación" (theoria), que, por supuesto, se ha convertido, con toda facilidad, en nuestra palabra "teoría", por la que denotamos un nivel de discurso totalmente abstracto, pero que Platón utiliza para sugerir la "contemplación" de realidades que, una vez alcanzadas, están ahí para ser vistas" (2).

SEGUNDA CITA

"La creación se nos ha mostrado, claramente como "contemplación". Pues ella es producto de la contemplación, de una contemplación que sigue siendo pura contemplación y que no hace otra cosa que crear siendo "contemplación".
Plotino, Enéadas.

TERCERA CITA

"Es preciso que el hombre comprenda en virtud de aquella a la que se llama idea, procediendo de una multiplicidad de sensaciones a una unidad reunida mediante el pensamiento. Y esta es una reminiscencia de las cosas que nuestra alma vio en un tiempo, cuando iba en seguimiento de un dios y miraba desde lo alto las cosas de las que se afirma que son, elevando la cabeza hacia aquello que es verdaderamente".
Platón, Fedro.

CUARTA CITA

"Es ley que el alma que ha visto el mayor número de seres se trasplante en una simiente de hombre que deberá convertirse en amigo del saber y amigo de lo Bello, o amigo de las musas, o deseoso de amor"
Platón, Fedro.

QUINTA CITA

"El alma que no haya contemplado nunca la verdad no podrá alcanzar jamás la forma de hombre".
Platón, Fedro.

SEXTA CITA

"- Conviene considerar (...) que la educación no es como dicen algunos que hacen profesión de ella. Dicen, en efecto, que, aun no existiendo en el alma el conocimiento, ellos lo implantan en ella, como se implanta la vista en ojos ciegos.
- Lo dicen, efectivamente.
- En cambio, nuestro razonamiento demuestra que a esta facultad, presente en el alma de cada uno, o sea, al órgano con el cual cada uno aprende, del mismo modo como no sería posible volver el ojo de las tinieblas hacia la luz sino junto con todo el cuerpo, así es preciso apartarlo del devenir junto con toda el alma, hasta que sea capaz de resistir la contemplación del ser y del fulgor supremo del ser, o sea, a lo que decimos que es el bien. ¿O no es así?
- Sí.
- Por tanto, de esto puede existen un arte, a saber, de esta conversión, o sea, de qué modo puede girarse más fácil y eficazmente el alma. Y no se trata, pues, de implantar la vista, sino de procurársela, como si ya la tuviese pero no la orientase en la dirección debida y no mirase a donde debiese.
- Por tanto, las otras, así llamadas virtudes del alma, puede ser que sean afines a las del cuerpo, o sea que, aun no estando presentes con anterioridad, se le introduzcan después con el hábito y el ejercicio; en cambio, según mi parecer, la de la inteligencia, más que ninguna otra, está asociada a algo más divino, que no pierde nunca su propia potencia sino que se torna útil o favorable, o bien, por el contrario, inútil o dañina a causa de la conversión ¿O no has notado que la pobre alma de los que se denominan malvados, pero que son inteligentes, ve de manera penetrante y distingue agudamente las cosas a las que se dirige, en cuanto no tiene la vista en mal estado, sino constreñida a servir a la maldad, de modo que, cuanto más agudamente ve, tanto mayores son los males que produce?
-Ciertamente.
- Por tanto, dije, si a una naturaleza semejante se le podaran a su al rededor desde la infancia estos que son como pesos de plomo asociados al devenir, los que, adhiriéndose a ella mediante los alimentos, los placeres y las molicies de este género, arrastran hacia abajo la vista del alma, así pues, si, liberándose de ellos, se convirtiese hacia la verdad, esta misma naturaleza de estos hombres vería agudísimamente también tales cosas, así como ahora ve aquellas a las que, en cambio, se ha vuelto.
- Es natural".
Platón, República.

SÉPTIMA CITA

"Si tienes dispuesto el carro de la razón, encamínate a donde no es posible ir con los pies; únete a los lejanos astros y conoce a partir de ello lo que es un mundo: la misma sustancia de los principios lo compone. De este modo puedes reconocer allí tierras y soles, a los cuales la venerable antigüedad llama Careres y Bacos.
¿Acaso no te está permitido dirigir tu carrera mediante las alas del ingenio allí donde con los pies no puedes hacerlo desde el orbe de la tierra? Ea, pues, imagínate en primer lugar (si es cierto que no quieres confesarlo), imagínate, digo, que dejas la sede de nuestra tierra y asciendes en línea recta hacia el cuerpo vecino de la luna".
Giordano Bruno (c. 1548-1600), De inmenso et innumerabilibus.

OCTAVA CITA

"El Nolano (...) ha liberado el ánimo humano y el conocimiento que estaba encerrado en la estrechísima cárcel del aire turbulento, donde apenas, como por ciertos agujeros, podía mirar las lejanísimas estrellas y le habían sido cortadas las alas a fin de que no volara a abrir el velo de esas nubes y ver lo que verdaderamente se encontraba allá arriba, liberándose de las quimeras introducidas por aquellos que (salidos del fango y cavernas de la Tierra, pero presentándose como Mercurios y Apolos bajados del cielo) con multiforme impostura han llenado el mundo entero de infinitas locuras, bestialidades y vicios como si fueran otras tantas virtudes, divinidades y disciplinas, aniquilando aquella luz que hacía divinos y heroicos los ánimos de nuestros padres, aprobando y confirmando las tinieblas caliginosas de sofistas y asnos".
Giordano Bruno (c. 1548-1600), La cena de las cenizas.

NOVENA CITA

"No perseguimos una contemplación ligera y vano, sino gravísima y dignísima del hombre perfecto, cuando buscamos el resplandor, la fusión y la comunión con la divinidad y la naturaleza, no en un individuo egipcio, sirio, griego o romano; no en una comida, bebida o alguna materia más innoble junto con el contingente de los atónitos y nos imaginamos y soñamos que lo hemos alcanzado, sino en la augusta morada del omnipotente, en el inmenso espacio etéreo, en la infinita potencia de la naturaleza que a la vez se hace todas las cosas y hace todas las cosas".
Giordano Bruno (c. 1548-1600), De inmenso et innumerabilibus.

DÉCIMA CITA

"Los filósofos son en cierto modo pintores y poetas, los poetas pintores y filósofos, los pintores filósofos y poetas; los verdaderos poetas, los verdaderos pintores y los verdaderos filósofos se estimas y admiran recíprocamente, pues no es filósofo sino quien imagina (fingit) y pinta, por lo que no sin razón se dice que "inteligir es especular con imágenes y el intelecto es imaginación o no es sin imaginación" (...). Del mismo modo que nada inteligimos sin imagen, tampoco recordamos nada sin imagen"
Giordano Bruno (c. 1548-1600), Sigillus sigillorum.

... Y, hablando de la influencia de Giordano Bruno:

"Ut pictura poesis erit similisque poesi
Sit pictura..."
("Un poema será como una pintura, y que también una pintura sea semejante a un poema".
Du Fresnay, De Arte Graphica.

DÉCIMA PRIMERA CITA

"Ya se observó (...) que los hombres se hallan poderosamente guiados por la imaginación y adaptan sus afecciones más a la manera como un objeto se les aparece que a su valor intrínseco y real. Lo que les impresiona mediante una idea intensa y vivaz prevalece corrientemente sobre lo que se presenta oscuramente".
David Hume (1711-1776), Tratado de la naturaleza humana.

DÉCIMA SEGUNDA CITA

"Lo primero que se nos da es la apariencia. Cuando se combina con la conciencia se le llama percepción. Ahora bien, puesto que toda apariencia contiene una multiplicidad, y puesto que, por tanto, en el espíritu ocurren percepciones distintas, por separado y una por una, se requiere una combinación de ellas tal como no pueden tenerla en los sentidos. Por tanto, debe existir en nosotros una facultad activa para la síntesis de esta multiplicidad. A esta facultad la llamo Imaginación".
Immanuel Kant (1724-1804), Deducción trascendental.

DÉCIMA TERCERA CITA

"El ojo espiritual que penetra su casco, y siente la fuerza en acción dentro de ellas".
Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling (1775-1854), Sobre la relación de las artes plásticas y la naturaleza.

DÉCIMA CUARTA CITA

"La imaginación es ese poder reconciliador y mediador que, incorporando la razón en las imágenes del sentido, y organizando, por decirlo así, el flujo de los sentidos por la permanencia y las energías auto-circuladoras de la razón, hace nacer un sistema de símbolos, armoniosos en sí mismos y consustanciales a las verdades de que son conductores".
Samuel Taylor Coleridge (1772-1834), Biographia Literaria.

DÉCIMA QUINTA CITA

"Este amor espiritual no actúa ni puede existir
sin la imaginación que, en verdad,
no es sino otro nombre para el poder absoluto
y las visiones más claras, la amplitud de espíritu,
y la Razón en su forma más exaltada".
William Wordsworth (1770-1850), El preludio.

DÉCIMA SEXTA CITA

"Toda teoría de la imaginación debe satisfacer dos requerimientos. Debe explicar la discriminación espontánea hecha por el espíritu entre sus imágenes y sus percepciones; y debe explicar el papel que las imágenes desempeñan en la operación del pensamiento".
Jean-Paul Sartre (1905-1980), La psicología de la imaginación.

DÉCIMA SÉPTIMA CITA

"El cuadro que es descrito cuando alguien describe lo que imagina (...) hemos de preguntar no qué son las imágenes ni qué ocurre cuando imaginamos algo, sino como se emplea la palabra "imaginación". Pero ello no significa que sólo quiera hablar acerca de palabras, pues la cuestión de la naturaleza de la imaginación está tan relacionada con la palabra "imaginación" como mi propia pregunta. Y sólo estoy diciendo que esta cuestión no quedará decidida, ni para la persona que hace el acto de imaginar ni para nadie más, con señalar; ni tampoco por una descripción de ningún proceso".
Ludwig Wittgenstein (1889-1951), Investigaciones filosóficas.

DÉCIMA OCTAVA CITA

"Detrás de la unidad evidente de un "yo te amo", hay una multiplicidad de componentes, y es justamente la asociación de esos componentes tan diversos que hace la coherencia del "yo te amo".
En un extremo, tenemos un componente físico, y por "físico" entendemos el componente "biológico", que no es solamente sexual, sino también el compromiso de ser corporal. En el otro extremo, existe el componente mitológico, el componente imaginario; yo son de aquellos que cree que el mito y lo imaginario, no son simples superestructuras, mucho menos ilusiones, sino que son realidades humanas profundas. Estos dos componentes son moldeados por las culturas, por las sociedades".
Edgar Morin (1921- ), El complejo de amor (3).

NOTAS
(1) Para leer sobre el significado del mito de la caverna: Giovanni Reale, Platón, en búsqueda de la sabiduría secreta, Herder, Barcelona, 2001 (371 p.), p. 332
(2) Giovanni Reale, Platón, en búsqueda de la sabiduría secreta, Herder, Barcelona, 2001 (371 p.), p. 260
(3) Edgar Morin, Amor, poesía, sabiduría, Cooperativa Editorial Magisterio, Bogotá, 1998 (77 p.)

Cartas Abelardinas – 10 Pietro Citati, charlando entre amigos sobre la y algunas novelas del siglo XIX

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