12 de septiembre de 2018

Lecturas lúdicas: por el poder de Eros-5 Del del enamoramiento al Libro de los Pasajes de Walter Benjamin



Asja Lacis y Walter Benjamin
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Lecturas lúdicas: por el poder de Eros-5
Del del enamoramiento
al Libro de los Pasajes de Walter Benjamin


Por Iván Rodrigo García Palacios


Otra vez, por el poder de Eros, ... las leyes naturales del enamoramiento ejecutan su acción ineluctable (1-ver notas al final). Esta vez, la víctima, Walter Benjamin y por esa fecundación se gestaron el Libro de los Pasajes, el libro Calle de dirección única y una extensa exploración sobre el juego de los niños.
En el verano de 1924, Walter Benjamin fue presa del enamoramiento, ese estado fisiológico que para el cuerpo es un estro amoroso, la imperativa necesidad de aparearse, de fecundar y de criar un hijo y que, para el espíritu, es la fuerza erótica que provoca la fecundación, la gestación, la invención y la realización de acciones o de ideas extraordinarias. Platón lo llamó "furor divino", (Fedro, 254a, Ión, 533 e-f) y bellamente lo explicó en Fedro y Banquete como las cuatro locuras divinas y “el deseo de engendrar en lo bello” (Banquete, 206 e). Muchos siglos después, Giordano Bruno lo llamó "furor heroico" y lo explicó en su obra De heroicos furores (Giordano Bruno, Los Heroicos Furores, I, 4). Y no han sido los únicos.
Este es el cuento. Estando en Capri, un medio día del verano de 1924, Walter Benjamin vio a Asja Lacis (2) comprando almendras en una tienda y como ella no hablaba italiano, Benjamin se ofreció a ayudarla, luego, la siguió a la plazza y se le presentó formal y burguesamente. A partir de aquel momento se desató el enamoramiento que Benjamin ya venía incubando desde dos semanas antes de ese encuentro, tal y como se lo contó a ella y como ella lo narra en su autobiografía:
Vino ya al día siguiente. Estaba en la cocina –si se le podía llamar cocina a aquella cabina– y cocinaba espaguetis, encendía con paja el fuego. Yo llevaba un vestido gris que en uno de los lados tenía un roto (lo había olvidado). Pronto trabó amistad con Daga. En Dirección única habla de una pequeña muchacha que se negaba a saludar al invitado porque todavía no se había lavado, pero que después de haberlo hecho entró desnuda en la habitación para saludar. Se trataba de Daga. Mientras comíamos los espaguetis dijo: «La observo desde hace dos semanas. Cómo usted, en su traje blanco, con Daga, con sus largas piernas, no atraviesan la Piazza, sino que como flotan por ella.» (3).
Ese enamoramiento, como todo enamoramiento, provoca, visiones, casi delirios, pero también la fecundación de proyectos nuevos y latentes y la trasformación radical del enamorado, quien, durante y luego del enamoramiento, usara la energía vital que el enamoramiento le ha desatado para inventar y realizar aquellas actividades y obras que de otra manera no hubiera realizado.
Y para Walter Benjamin, tres fueron los grandes asuntos por los que fue fecundado en el enamoramiento por Asja Lacis. El uno, el Libro de los Pasajes, el dos, Calle de dirección única, libro que le dedicó a ella, y, el tres, aquel proyecto de investigación que desde niño fue su primordial inquietud y atracción: "el mundo de los niños y la naturaleza infantil" (4), lo que implica para los niños el juego, el pensamiento, el teatro, mejor dicho, qué, cómo y por qué, a través del arte se desarrolla el conocimiento y la educación de los niños y las consecuencias en el mundo de los adultos.
Por alguna extraña razón, la materia y la metodología de esos tres asuntos fue explicada por Walter Benjamin de manera sucinta en uno de los breves textos que componen el libro Calle de dirección única, al definir abanico, lo que, también por alguna extraordinaria conexión, explica, a su vez, el funcionamiento de la percepción durante el enamoramiento:
Abanico. Se habrá hecho la siguiente experiencia: cuando uno ama a una persona, incluso cuando solo piensa intensamente en ella, casi en cada libro encuentra su retrato. Es más, aparece como protagonista y como antagonista. En los relatos, novelas y cuentos se la encuentra en metamorfosis siempre nuevas. Y de ahí se sigue que la facultad de la fantasía es el don de interpolar en lo infinitamente pequeño, de hallar para cada intensidad, como una extensión, su nueva plenitud comprimida; en pocas palabras, de tomar cada imagen como si fuera la del abanico cerrado que solo al desplegarse toma aliento y muestra con la nueva expansión los rasgos de la persona amada en su interior”.
Eso fue lo que dirigió la exploración y propuesta de Walter Benjamin por el resto de su vida, tal y como lo expresó en todas sus obras, una teoría del qué, cómo y por qué conocen los niños, porque, si se mira con ojos de niño y de enamorado. Para Benjamin esos asuntos fueron partes de un mismo y gran asunto: un juego de niños. Mejor dicho, la forma como los niños sienten y se integran con el mundo y se hacen a sí mismos, algo así como lo que explica Susan Buck Morss sobre lo que sentía y pensaba Walter Benjamin del juego infantil y de su función en la vida individual y social:
"IV. El juego infantil: ¿una fuerza revolucionaria?
Los niños, escribió Benjamin, están menos intrigados por el mundo preformado que los adultos han creado que por sus residuos. Se sienten a traídos por objetos que carecen de valor o propósito evidente: "Los utilizan no tanto para reproducir las obras de los adultos, como para relacionar entre sí, de manera nueva y caprichosa, materiales de muy diverso tipo, gracias a lo que con ellos elaboran" [Walter Benjamin, Calle de sentido único]. La aproximación de Benjamin a los fenómenos descartados o descuidados por el siglo XIX no era muy distinta. Ningún pensador moderno, con la excepción de Piaget, tomó a los niños tan seriamente como Benjamin en el desarrollo de una teoría del conocimiento. Los libros infantiles del siglo XIX constituían una de las partes más valoradas de su única posesión apasionada, su colección de libros [Walter Benjamin, Diario de Moscú]. Confesó que no había muchas cosas "en el reino del libro con las que yo tenga una relación tan cercana" [Walter Benjamin, Diario de Moscú]. Scholem testificó sobre la importancia de los niños para Benjamin y señaló que éste tomaba muy seriamente el proceso cognitivo de recordar su propia infancia. "El hecho de que durante toda su vida se sintiera atraído con mágico poder por el mundo de los niños y la naturaleza infantil constituye uno de los rasgos de carácter más importantes de Benjamin. Este mundo se contó entre los objetos más duraderos y tenaces de su reflexión y todo lo que ha escrito sobre este tema se encuentra entre sus trabajos más perfectos" [Gershom Scholem, Walter Benjamin]. Benjamin pensaba que el juego de los niños con las palabras tiene "mayor parentesco con [...] los textos sagrados que con [...] el habla corriente de los adultos" [Gershom Scholem, Walter Benjamin]" (5).
Sobre la cita anterior, me permito hacer: un juego infantil y anotar otra influencia.
El juego infantil. Se puede decir que esa relación con los objetos y el juego que con ellos desarrollan los niños, que Walter Benjamin describe en el pasaje de Calle de sentido único (6) y que cita Susan Buck Morss en el párrafo anterior, es prácticamente el mismo modelo de juego-investigación-escritura que él desarrollará a partir de entonces y del que hace su primera prueba en El Libro de los Pasajes, ese libro que tratará de realizar desde entonces y el que puede considerarse un gigantesco juego intelectual.
Lo que lleva a lo siguiente:



Lev Vygotski
 
Walter Benjamin conoce a Lev Vygotski


La influencia. Después del encuentro con Asja Lacis, Benjamin va entrar en contacto con la obra de Lev Vygotski, en particular, su Psicología del arte (1925) y sus teorías lingüísticas y sobre el desarrollo infantil: lenguaje y habla. No es casualidad, Asja Lacis es rusa y parte de su formación artística y profesional la realizó en el ámbito de las nuevas teorías psicológicas y artísticas de los institutos revolucionarios en Moscú durante la primera mitad de los años 20 y pudo ser ella quien lo aproximara a las teorías del psicólogo ruso y, además, también judío. Lo cierto es que Lev Vygotski, será una notable fuente de inspiración para Walter Benjamin y tal y como aquel lo hiciera, también él va a confrontar las teorías de Piaget y de algunos otros, las que hasta ese momento dominaban su visión sobre el desarrollo infantil (7). También, entrará en contacto con otras teorías a partir de las cuales sustentará sus nuevas visiones sobre la infancia y el desarrollo del lenguaje y del pensamiento. Muestras de ello aparecerán tanto en Calle de sentido único (1925) como en el Programa de un teatro infantil proletario (1928), en El problema de la sociología del lenguaje (1935) y en la publicación póstuma de su escrito: Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje del hombre.


Un niño y una historia

Walter Benjamin fue un niño toda su vida o, al menos, si se puede afirmar con certeza que su gran preocupación existencial e intelectual fue la infancia, tal y como lo testimonió Gershom Scholem (8). Una disposición y actitud nada extraña si se implica y explica que tanto para él como para todos aquellos niños judíos y hasta no judíos que se enfrentan a su vida desde pequeños con la preocupación de no ser como los otros niños y de ser tratados tanto por los otros niños como por los adultos, aun los de su familia, como seres extraños y excluidos de la vida corriente de sus ámbitos. Una hipótesis descabellada para pensar en esas vidas que los adultos y el medio imponen a los niños mientras la cultura continúa perpetuando y perpetrando esos modelos de desarrollo, educación y formación de los niños como si se tratara de objetos ajenos a ese sentir por el que se harán seres sintientes, deseantes y pensantes (9).
¿Podría esto explicar, también, el interés de Walter Benjamin por las teorías de Charles Fourier, tanto las de su Nuevo mundo amoroso como las de la educación de los niños? Bien valdría la pena echar una mirada a las interpretaciones de René Schérer sobre la educación en la obra de Fourier como a la interpretación que de ella hace Walter Benjamin (10).
Cuatro años después de aquel verano y habiendo ocurrido y trascurrido una gran historia entre ellos, incluidos viajes a Riga y a Moscú (11), separaciones y reconciliaciones, Benjamin escribirá para Asja Lacis el Programa de un teatro infantil proletario (1928), en el cual expone aquello de lo que ella lo había fecundado.
Asja Lacis fue una actriz y directora de teatro que para ese verano de 1924 ya había participado y dirigido en numerosas actividades artísticas y teatrales al servicio de la Revolución Rusa de Octubre del 1917, se había relacionado con importantes personajes del ámbito del teatro y había fundado un teatro infantil proletario. Así lo cuenta Chus Tudelilla:
"Fue durante sus estudios en San Petersburgo cuando Asja Lacis conoció a Meyerhold y comenzó a interesarse por sus tesis teatrales. En 1917, Lacis confirmó su compromiso revolucionario: “Quería ser un buen soldado de la Revolución y cambiar la vida en esa dirección, y de hecho, afuera, la vida se transformaba, el teatro salía a la calle y la calle entraba en el teatro”. Al año siguiente fundó y dirigió en Orel un teatro infantil proletario, en el que desarrolló el método de improvisación basado en la imaginación de los niños. Tomando como modelo el “Octubre teatral” de Meyerhold, hizo el suyo propio con los niños huérfanos de la guerra, a quienes acogió en una gran casa de campo con el propósito de organizar un proyecto de educación artística, ética y política basado en la observación, en la improvisación y en el juego. En 1920 regresó a Ligatne para acompañar a su madre en su agonía; allí se casó con Jūlijs Lācis, padre de su hija Daga. En 1922 conoció a Bernhard Reich en Berlín, y en 1923 trabajó con Brecht en Munich. Lacis tenía claro que el principal objetivo de su proyecto era facilitar la transformación revolucionaria de la sociedad" (12).

¿Cuándo leyó Benjamin a Vygotski?

En esta historia, al menos consta en un registro de que Walter Benjamin leyó y comentó un artículo de Lev Vygotski publicado en una revista alemana:
"At approximately the same time (In the late 1920s and early 1930s) the German Marxis Journal Unter dem Banner dem Marxismus published an article on the genetic roots of thinking and speech by a certain Wygotski (1929). It was read by the literary critic and philosopher Walter Benjamin who commented that it was Vygotsky's merit to have demostrated the meaning of the chimpanzee research for the fundamentals of linguistics' (Benjamin 1935/1972). He also praised Vygotsky for his dicovery that egocentric speech is the precursor of thought (ibid., p. 475. I know of no other writer who ever referred to Vygotsky's German article" (13).
Para 1934 y ya pasados aquellos eventos que provocaron el enamoramiento y las posteriores y no fáciles relaciones de Walter Benjamin con Asja Lacis y quizás ya lejos de esos y de otros ardores eróticos (14), Benjamin elabora su teoría del lenguaje, en la que, entre otras, interpreta las investigaciones de ese tiempo y también confronta a Piaget con Vygotski. Escribe su texto: El problema de la sociología del lenguaje, el que será publicado en 1935.
A continuación y de manera sumaria, trascribo tanto el motivo como los pasajes y citas que Benjamin dedica a Vygotski en su escrito, El problema de la sociología del lenguaje. Además, se puede apreciar la confrontación de las teorías de Piaget con las de Vygotski (la grafía del nombre de Vygotski en esta cita es la misma de la fuente original) (15):
"Es mérito de Wygotski haber expuesto el alcance de esas investigaciones sobre los chimpancés en su significación respecto de los fundamentos de la ciencia del lenguaje.
[...]
La presencia de un intelecto semejante al humano y la falta simultánea de un lenguaje sólo en cierto modo en ese aspecto semejante al humano; la independencia de las operaciones intelectuales... respecto de su lenguaje”[48].
[...]
Apenas puede ponerse en duda que la función emocional-reactiva del lenguaje, que es de la que ahora se trata esencialmente, “pertenece a las formas biológicas más antiguas de administración y está en parentesco genético con las señales ópticas y acústicas de los jefes en las agrupaciones de animales”[49]. El resultado de estas reflexiones es la fijación del punto geométrico en el que el lenguaje, en la in­tersección de la coordenada de la inteligencia y la gestual (manual o acústica), tiene su origen.
[...]
El contexto presente reclama sobre todo adentrarse en el concepto de Piaget del lenguaje infantil egocéntrico. El lenguaje de los niños, afirma Piaget, se mueve en dos órbitas diferentes. En una de ellas existe como lenguaje socializado y en la otra como lenguaje egocéntrico. Este último es sólo lenguaje para el sujeto parlante. No tiene ninguna función comunicativa. Los documentos de Piaget han probado más bien que ese lenguaje, consignado estenográficamente, resulta incomprensible mientras no se dé junto con él la situación que le ha motivado. Además de que su función egocéntrica no es concebible sin una estrecha relación para con el proceso del pensamiento. De lo cual habla la significativa circunstancia de que se haga perceptible sobre todo en las perturbaciones en el decurso de un comportamiento, en los impedimentos al resolver una determinada tarea. Esto es lo que ha llevado a Wygotski, quien por su lado ha emprendido ensayos en niños con métodos semejantes a los de Piaget, a conclusiones importantes. “Nuestras investigaciones han puesto de manifiesto que el coeficiente de lenguaje egocéntrico asciende en los casos graves a casi el doble del coeficiente normal de Piaget. Nuestros niños mostraron, cada vez que encontraban una dificultad, un acrecentamiento del lenguaje egocéntrico... Tenemos pues por justificada la suposición según la cual la dificultad o interrupción de una ocupación, que discurre lisa y llanamente, es un factor importante en la generación del lenguaje egocéntrico... El pensamiento aparece en acción cuando la actividad, que hasta entonces ha discurrido sin estorbos, se ve interrumpida”[55]. Con otras palabras: en la edad infantil el lenguaje egocéntrico ocupa el mismo sitio que más tarde estará reservado al proceso del pensamiento. Ese lenguaje es precursor, incluso maestro del pensamiento. “El niño aprende la sintaxis del lenguaje antes que la sintaxis del pensamiento. Las investigaciones de Piaget han probado sin ninguna duda que el desarrollo gramatical del niño precede a su desarrollo lógico”[56].
De todo, ello resultan correcciones a los puntos de arranque que ha propuesto el behaviorismo para resolver el problema “pensamiento y lenguaje”. Al esforzarse por construir una teoría del pensamiento en el marco de su doctrina sobre el comportamiento, los behavioristas han recurrido, y es comprensible, al lenguaje, sin favorecer en el fondo nada nuevo, más bien limitándose a hacer suyas las discutidas teorías de Lazarus Geiger, de Max Müller y de otros. Estas teorías desembocan en la construcción del pensamiento como una “locución interior”, una locución que consistiría en una excitación mínima del aparato articulativo, constatable sólo difícilmente y no sin ayuda de instrumentos de medida de especial precisión. De esta tesis, según la cual el pensamiento no es objetivamente sino un hablar interior, ha pasado Watson a buscar un miembro medio entre lenguaje y pensamiento. Dicho miembro lo percibe en un “lenguaje susurrante”. Por el contrario señala Wygotski que todo lo que sabemos de los susurros de los niños va “en contra de la suposición de que el susurro represente un proceso de transición entre el lenguaje interior y el externo”[57].
[...]
[48] L. S. WYGOTSKI. Die genetischen Wurze1n des Denkens uñd der Sprache.
[49] WYGOTSKI, op. cit., pág. 465.
[55] WYGOTSKI, OP. cit., pág. 612.
[56] WYGOTSKI, OP. Cit., pág. 614.
[57] WYGOTSKI, op. cit., pág. 609.


El Libro de los Pasajes: el gran juguete

Es en la fecundación del Libro de los Pasajes que se abre el portal y el pasaje que conecta a Walter Benjamin con Charles Fourier: El París de los Pasajes, esos que lo llevan a La Harmonía, a ese Nuevo mundo amoroso de Fourier del que Benjamin se hace habitante e interprete, el niño que juega con aquellos "insólitos" objetos que atraen su atención de niño y con los cuales los niños construyen su mundo, real e imaginario, como hará Benjamin con las teorías de Fourier, tal y como lo explica en los dos resúmenes con los que pretende explicar el proyecto de los Pasajes, el que, igual que el mundo de Fourier, es inabarcable, inexplicable, interminable, en fin, es un juguete que está en la imaginación del jugador.
Mejor dicho, tal y como lo explica en el resumen de 1939 al referirse a "la armonía fourierista" como "juego combinado":
"El más íntimo impulso dado a la utopía fouriesta se encuentra en la aparición de las máquinas. El falansterio debía devolver a los hombres a un sistema de relaciones donde la moralidad ya no tiene más cabida. En él Nerón se habría convertido en un miembro más útil para la sociedad que Fenelón. Para ello Fourier no piensa confiar en la virtud, sino en un funcionamiento eficaz de la sociedad, cuyas fuerzas motrices son las pasiones. Mediante los engranajes de las pasiones, mediante la compleja combinación de las pasiones mecanicistas con la pasión cabalista, Fourier se representa la psicología colectiva como si fuera un mecanismo de relojería. La armonía fouriesta es el producto necesario de este juego combinado" (16) .
Combinar alegoría, analogía, metáfora, etc. son las marcas de esos juegos, los de Fourier y los de Benjamin y, por supuesto, los de los niños, basta con una lectura tanto a la Teoría de los cuatro movimientos y las demás obras de Fourier como a ese mamotreto inacabado que es el Libro de los Pasajes. Definitivamente, Benjamin es el niño que juega a hacer su juguete, el mismo juguete con el que cada lector podrá hacer su propio juguete y, así, hasta el infinito ...
Y no menos atractivo, Walter Benjamin vio en el Mundo amoroso de Fourier aquel sueño que para finales del siglo XX será ya pesadilla: el mecanismo pasional y el juego combinado que Fourier proponía como ámbito para la realización de la felicidad humana y social, sera convertido en fría y precisa ingeniería neurocientífica y biosocial, capaz de manipular las emociones, los sentimientos, los deseos de las personas tanto individual como colectivamente.
Esos son los pasajes, tanto aquellas construcciones urbanas como esos fragmentos de textos a los que se denominan pasajes (citas, notas de pìe de página, fragmentos, etc. con los que se sustenta un escrito) y los que se coleccionan (y Benjamin es el arquetipo del coleccionista) para ser interpretados y comentados o bien como la escritura sin fin en la Cábala (17) o bien como los agujeros de gusano entre universos paralelos o como los portales y los pasajes imaginarios por donde pasan y vagan la imaginación y el pensamiento en la búsqueda de ... (y que cada cual complete la frase).
En fin, una visión de los pasajes en un dibujo de M. C. Escher para introducir al siguiente portal:



M. C. Escher – Ciudad.
http://mentalfloss.com/article/64569/take-trippy-journey-mc-escher-drawing



El libro de los pasajes es un juguete similar al Atlas Mnemosyne de Aby Warburg (18), otro mecano o Cábala infinita, pero en la que se juega con imágenes dispuestas en paneles en las que las unas y los otros son intercambiables para generar interpretaciones y sentidos distintos. Tanto la obra de Aby Warburg como la de Walter Benjamin han sido consideradas como importantes aportes a la crítica de la cultura y del arte, así como por su influencia en las técnicas del montaje cinematográfico y en otros aspectos. En fin, otra historia del juego infantil.




Entonces, ¿Cuál era la búsqueda de Walter Benjamin?: Por supuesto, el espíritu del niño.
Y, por supuesto, es fascinante escribir sobre algo a partir de citas, ese juego que propuso el mismo Walter Benjamin, porque son la materia de El libro de los Pasajes y, porque no, la de la charla sin fin de los enamorados.


Notas



(1) http://enamoramientoyevolucion.blogspot.com.co/
(2) Asja Lacis (1891-1979): actriz y directora de teatro letona. Revolucionaria soviética en 1917, contribuyó a la difusión internacional de la obra de dramaturgos como, entre otros, Bertolt Brecht. En 1924, buscando un clima favorable a los delicados pulmones de una de sus hijas, viajó a Capri; allí fue donde conoció a Walter Benjamin, con quien colaboró profesionalmente y, hasta 1926, mantuvo una relación sentimental. Detenida y deportada por la KGB, entre 1938 y 1948 permaneció internada en Kazajistán. En 1956 fue readmitida en el Partido Comunista de la Unión Soviética.
(3) Fragmento de las Memorias de Asja Lacis. Recuerdo de Walter Benjamin en Capri (1924), publicado en:
http://www.sinpermiso.info/sites/default/files/textos//lacis.pdf
(4) Susan Buck Morss, Walter Benjamin, escritor revolucionario, Interzona, Buenos Aires, 2005, pp. 60 y ss.
(5) Susan Buck Morss, Walter Benjamin, escritor revolucionario, Interzona, Buenos Aires, 2005, pp. 60 y ss.
(6) Walter Benjamin, Calle de sentido único: "Solar en obras. Cavilar pedantemente sobre la producción de objetos —medios visuales, juguetes o libros— apropiados para los niños es una necedad. Desde la Ilustración, esta es una de las especulaciones más mohosas de los pedagogos. Su enamoramiento de la psicología les impide reconocer que la tierra está llena de los objetos más incomparables para la atención y el ejercicio infantiles. De los más específicos. De hecho, los niños son particularmente propensos a frecuentar cualquier lugar en que se trabaje visiblemente con cosas. Se sienten irresistiblemente atraídos por los desechos generados por la construcción, la jardinería o el trabajo doméstico, la costura o la carpintería. En los productos de desecho reconocen el rostro que el mundo de las cosas les vuelve precisamente a ellos, a ellos solos. En ellos no tanto reproducen las obras de los adultos como, mediante lo que con ellos confeccionan en el juego, ponen unos junto a otros, en una nueva, veleidosa relación, materiales de muy diversa índole. Los niños mismos se forman con ello su mundo de cosas, uno pequeño dentro del grande. Las normas de este pequeño mundo de cosas deberían tenerse en cuenta si se quiere crear a propósito para los niños y no se prefiere dejar que sea la propia actividad, con todo lo que en ella es accesorio e instrumento, la que encuentre sola el camino hasta ellos".
(7) La psicología de Vygotski, Antonio Machado Libros, Madrid 2014.
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/668446
(8) Gershom Scholem, Walter Benjamin. Historia de una amistad, Destino, Barcelona, 2014.
(9) http://lectorludi.blogspot.com.co/2013_03_17_archive.html
(10) Charles Fourier, ¿Cómo educar para la libertad y la felicidad?, selección e introducción de René Schérer, Errata Naturae, Madrid, 2016. - René Schérer, Utopías nómadas, Tirant lo Blanc, Valencia, 2010.
(11) En la entrada del 9 de diciembre de 1926 del Diario de Moscú, Walter Benjamin narra como ese día, antes de despedirse en la visita que Asja Lacis le hiciera, le lee un pasaje del libro Calle de sentido único, el que él le había dedicado, con cubierta diseñada por Sasha Stone, fue uno de los muchos regalos con que le obsequió aquel día. Walter Benjamin, Calle de dirección única: "El hombre enamorado no solo siente apego por los posibles “defectos” de la amada, por sus tics y sus debilidades, sino que las arrugas de su rostro y los lunares que aparecen en la piel, los vestidos raídos y los andares al sesgo lo atan más duradera e implacablemente que ninguna belleza. Esto se sabe desde hace mucho tiempo. Y ¿por qué sucede? Si es verdadera la teoría que nos dice que la sensación no anida en la cabeza, que no sentimos sin duda una ventana, una nube o un árbol en nuestro cerebro, sino en el lugar donde lo vemos, también cuando miramos a la amada nos encontramos fuera de nosotros. Pero dolorosamente absortos. Deslumbrada, la sensación revoletea, cual bandada de pájaros en el resplandor de la mujer. Y así como los pájaros buscan amparo en los frondosos escondrijos que un árbol les ofrece, las sensaciones huyen a las arrugas sombrías, a los gestos sin gracia y los defectos irrelevantes del cuerpo amado, donde se acurrucan como dentro de un seguro escondrijo. Y ninguno que pase por ahí se imaginará que justamente en lo defectuoso y censurable es en donde anida la emoción tan veloz como un rayo del admirador enamorado".
(12) Chus Tudelilla, Encuentro en Capri y cita en Moscú: Asja Lacis y Walter Benjamin. Consultado en el 22 de agosto 2016 en:
http://www.m-arteyculturavisual.com/2014/01/09/encuentro-en-capri-y-cita-en-moscu-asja-lacis-y-walter-benjamin/
(13) René van der Veer, Lev Vygotski, Bloomsbury, Londres, 2007, p. 1.
(14) Susan Buck Morss, Walter Benjamin, escritor revolucionario, Interzona, Buenos Aires, 2005, p. 54, nota de pie de página No. 158: En 1917 Benjamin se caso con Dora Pollak; en 1921 "desarrolló un a inclinación pasional" por Julia Cohn, un amor que "permaneció no correspondido"; en 1924 se enamoró de Asia Lacis, una comunista rusa; en 1929-30 atravesó un un doloroso divorcio para casarse con Lacis, pero este casamiento nunca ocurrió. La naturaleza tristemente insatisfactoria de la relación de Benjamin con Lacis está claramente registrada en el recientemente publicado diario de la visita de Benjamín a Moscú: Diario de Moscú, Madrid, Taurus, 1990.
(15) Walter Benjamin, El problema de la sociología del lenguaje, incluido en Imaginación y sociedad, Iluminaciones I, Taurus, Madrid, 1998, p. 184 y ss..
(16) Walter Benjamin, Libro de los Pasajes, París, capital del siglo XIX (resumen de 1939), Akal, Madrid, 2005, p. 52).
(17) "De acuerdo a la sabiduría de la Cábala, la realidad consiste de dos fuerzas, o cualidades: el deseo de recibir y el deseo por otorgar, también conocida como el Creador. La sabiduría de la Cábala es una herramienta científica para el estudio de estas dos fuerzas que son el fundamento de todo a nuestro alrededor". Hago la siguiente anotación: Lo que en otros términos podría equipararse como La ley de la atracción y el rechazo.
http://www.cabalacentroestudios.com/what-is-kabbalah
(18) Aby Warburg, Atlas Mnemosyne, Akal, Madrid, 2010.





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