3 de diciembre de 2014

Carta alejandrina No. 5



Hipatia


Carta alejandrina No. 5


Medellín, 11 de septiembre 2014
Hipatía
"A ti, querida señora, te saludo cariñosamente ...".
Sé que tu escuela era tuya y que no es probable que recibieras otro emolumento que los pagos de tus discípulos como en la tradición de la Academia y el Liceo, precursores de la actual educación privada. Pero, también es cierto que tu escuela puede considerarse como parte de la original tradición educativa alejandrina del Museo, de la Biblioteca y del Serapeo (templo en el que se alojaba la pequeña biblioteca), esas legendarias instituciones en las que, además de recolectar, preservar y divulgar el saber de la humanidad, se puede decir que funcionó la primera universidad pública, es decir, aquella que, como institución educativa, era subvencionada por el Estado como un servicio de educación público.
Claro que eso de universidad pública no se corresponde con lo que luego se consideró a la universidad como institución educativa y lo que todavía se considera: una institución burocrática (en el peor de sus sentidos, la mayor parte de las veces) para la administración de la enseñanza de saberes "correctamente adaptados" con la ideología e intereses de los poderosos, de lo que los Ptolomeos, fundadores y patrocinadores de esas instituciones, tampoco estaban exentos y lo que, la Iglesia Católica y demás instituciones religiosas y políticas, han sabido sacar provecho para su beneficio político y económico.
Por mi parte, considero que de la idea original de aquella universidad pública alejandrina se puede rescatar y destacar la concepción ideal de desarrollar un lugar de enseñanza universal, es más, diría, cósmica, de la que algo se salvó de las intrigas, venalidades, disputas e intereses particulares de los patrocinadores, administradores y miembros del Museo y la Biblioteca, pues allí la burocracia se encargaba de administrar los recursos y los Sabios se encargaban de producir saberes y de enseñar a sus discípulos las ciencias de la vida y de la naturaleza, sin otra condición, por parte del maestro, que enseñar y, por parte del discípulo, aprender. Claro que sin olvidar ese sabio precepto: "el que pone la plata, pone las condiciones". Nunca existirá actividad humana despojada de intereses y propósitos particulares.
Y, tampoco, sin olvidar el satírico sentido de la anécdota que cuenta Timón de Fliunte 1 en la que al Museo, que significa "templo de las Musas", se le llama "jaula de las Musas", para satirizar las conflictivas relaciones que siempre se presentan entre poetas, filósofos, científicos, intelectuales de todas las disciplinas, artistas y artesanos, en fin, todos esos personajes con egos desproporcionados luchando por sobresalir y por ser siempre los más importantes y reconocidos, compitiendo por obtener "la mayor tajada" de los aportes y preferencias de los mecenas, en contra de los otros competidores, aun a costa de su integridad moral o intelectual o física.
De la poca información histórica sobre el Museo, la Biblioteca y el Serapeo y sobre la labor realizada por los Sabios allí acogidos y reunidos, se puede deducir que allí se cumplía con dos funciones. La una, la más conocida, la recolección, la preservación, el estudio, la copia, la traducción, la distribución de los manuscritos adquiridos, de los cuales y según la leyenda, se llegaron a poseer cerca de medio millón de libros o rollos. La otra, la de acoger a sabios para que, por una parte, realizaran allí sus trabajos, investigaciones y desarrollos en sus respectivas especializaciones científicas, filosóficas e intelectuales y, por la otra, y más como actividades particulares, enseñar a aquellos discípulos que se ponían a su disposición en pequeños grupos, actividades para las cuales era indispensable contar con los servicios de la Biblioteca.
Eso es lo que debería ser una universidad: un espacio y un tiempo para que los Maestros, por su méritos y con plena libertad, formen discípulos y estos, a su vez, se trasformen en Maestros y así sucesivamente. Es la mejor forma de desarrollar y acrecentar el patrimonio del saber de la humanidad. Todo lo contrario al negocio en el que se ha convertido la educación por efecto del triunfo de la ley del mercado y de todas las ideologías de los poderosos y de los poderes absolutos.
Pero, es que también eso de ser Maestros y ser discípulos fue botín de guerra de los sacerdotes del nuevo dios y de todos los poderes e ideologías, que convirtieron aquellas "secretas enseñanzas" en burocráticas y correctas enseñanzas, mejor dicho, mercancía para el dominio, la alienación y la enajenación de la dignidad humana.
Mejor dicho, la ley del mercado y las ideologías convirtieron la educación en fábricas de esclavos. Maestros y Discípulos como propiedades al servicio de los intereses económicos de los poderosos, esa "mesa del banquete del rico Epulón", en la cual los comensales son pocos y el resto de la humanidad sólo come las migajas de las viandas que ellos mismos han producido y de las que han sido esquilmados por los ricos y poderosos, quienes, a su vez, mantienen y patrocinan todas esas instituciones parásitas que se encargan de formar y someter a los esclavos, en una esclavitud que evoluciona con el mercado, las ideologías y la educación. Es así que, de esclavitud absoluta, se ha llegado a la esclavitud ideológica, o sea, esa que somete al cuerpo y al cerebro a la dominación de otros por medio del miedo y del pensamiento "incorporado" a través de la ideologización de la formación en el seno de la familia y en el ámbito de la educación institucional, eso que, en la visión de George Lakoff, el llama "marco" del modelo de la moral patriarcal 2.
Te cito y te remito a George Lakoff, porque él es uno de esos nuevos científicos de la ciencia cognitiva, la misma desde la cual se origina esa otra ciencia moderna: la neurociencia cognitiva, denominada así por el psicólogo George Miller y el neurobiólogo Michael S. Gazzaniga, ciencias estas que están realizando los estudios más actuales sobre la naturaleza natural y cultural de los Homo-Humanos, como un estudio científico interdisciplinar, más acorde con los desarrollos de las ciencias y de las filosofías que consideran a los Homo-Humanos resultado de la evolución, algo que para tus maestros y tu, eran motivo de conocimiento y saber, sin por ello dejar de asombrarse ante las maravillas de la Naturaleza capaz de producir seres tan asombrosos.
Aun cuando los sacerdotes del nuevo dios ya no son tan poderosos como antaño, todavía siguen con sus manos metidas en todos los asuntos de la existencia de los seres humanos o bien directamente o bien indirectamente a través de creyentes y fanáticos que ostentan y se apoderan del poder en las instituciones que gobiernan Estados y países. Pero, no es eso lo más grave, sino el peso de casi dos mil años de tradiciones que condicionan y dirigen la acción y el pensamiento de individuos y sociedades, hasta el punto que todavía muchos aspectos de las culturas continúan dominados por aquellas creencias y creyentes que te quitaron la vida, todo porque esas creencias e ideologías se imponen a los niños con la leche materna en el seno de la familia patriarcal.
Es así como todas esas instituciones religiosas persisten en mantener como fundamento de su poder y dominación, la norma legal y jurídica, la idea o concepto de familia que represente, reproduzca y perpetúe ese modelo patriarcal de familia sometido a las leyes divinas de un dios todopoderoso, en contra de un modelo igualitario, solidario, en el cual las condiciones y relaciones estén regidas por el principio natural de la crianza adecuada de los hijos como punto de partida para el desarrollo saludable de la vida comunitaria, en la cual se proyecten y realicen los mejores inventos y desarrollos de la cultura para beneficio de todos y cada uno de los miembros de las comunidades y no para el uso y beneficio de unos cuantos autodesignados como superiores.
Pero no, todavía persisten en que es obligatorio formar, desarrollar y educar a los hijos e hijas en el modelo ideológico y religioso imperante de sumisión a un dios y, en consecuencia, a un modelo patriarcal que establece diferencias y categorías de todo tipo. Al contrario de toda lógica natural, esa lógica que hoy, como lo fuera en tu tiempo, considera como bien supremo el hacer que mujeres, hombres y comunidades convivan de manera pacífica y solidaria, para buscar la felicidad. Pero, ni para que te cuento historias, poderes, ideologías y religiones, siempre han sido iguales o peores que las de tu época.
Tampoco ahora como en tu tiempo existe una solución adecuada. Todavía persiste el modelo patriarcal enquistado en la conciencia de mujeres y hombres porque se les ha inoculado en la mente con la leche materna, porque ese es el modelo o "marco" que rige toda la existencia individual y colectiva y que se trasmite de generación en generación. Pero, hasta tanto no se erradique ese modelo patriarcal de la cultura, mejor dicho, de la cuna y se le remplace por un modelo en el que mujeres y hombres sean iguales ante la ley, pero diferentes en su naturaleza natural y cultural y que, en consecuencia, la existencia individual y colectiva esté enmarcada por esas ideas de igualdad y solidaridad y, ojalá, de fraternidad, no será posible que la humanidad pueda enfrentar el futuro como un futuro cósmico, es decir, la supervivencia en el universo como solución a la más que probable extinción de la especie en la tierra.
El destino de la humanidad en la tierra está echado, más temprano que tarde y mucho antes de que colapse el sol, la tierra será inhabitable como consecuencia de la actividad humana y por tanto la opciones serán o perecer o migrar; así que tanto para una u otra opción, la humanidad del inmediato futuro tendrá que volver a desarrollar la conciencia de que su existencia debe ser convivencia entre todos y con la Naturaleza, si quiere sobrevivir en este mundo natural. O, a menos que siga creyendo y se siga engañando con una vida eterna y sobrenatural.
Una educación para tal fin tiene mucho que aprender de tu espíritu de Maestra, ese que se formó en la erótica platónica, esa pedagogía propuesta por Platón en Banquete y Fedro para formar "conocedores" y la que tu bien aprehendes y aprendes de él y de Plotino y trasmites a tus discípulos, como bien lo expresa Sinesio de Cirene como ya te había comentado en mis Cartas alejandrina anteriores.
Lo trágico fue que los sacerdotes del nuevo dios tergiversaron y manipularon las propuesta platónicas para ponerlas al servicio de sus beneficios e intereses, utilizándolas para escindir, alienar y enajenar en las personas la conciencia y la visión de sí mismos, de los otros y del mundo, en lugar de su propósito original de formar "conocedores", que era la propuesta de Platón y su máxima preocupación como bien lo dice Giorgio Colli:
«Este problema educativo es al mismo tiempo para él (Platón) el máximo problema político, ya que la felicidad y la perfección del Estado dependen de que exista en él la posibilidad de educar a conocedores» (Giorgio Colli, Filósofos sobrehumanos).
Y fue así como de los Estados teocráticos se pasó a los estados laicos, pero las ideologías del poder patriarcal de escisión del ser humano, de dominio y de sumisión impuestas por lo sacerdotes del nuevo dios se mantuvo como fundamento de la cultura y la continuaron inoculando en las conciencias de los seres humanos desde la cuna y con la leche materna, para así mantener, conservar y reproducir los seres humanos y las sociedades esquizofrénicas en las que habitamos. Por eso es que los sacerdotes del nuevo dios transigen en muchos de sus dogmas, doctrinas y leyes, pero, jamás, jamás, dejarán que les saquen las manos o subviertan su poder en el seno de la familia, al fin y al cabo, la familia es la gran formadora, transmisora y reproductora de esa conciencia escindida, alienada y enajenada: el dominio y la sumisión al gran dios padre ... Y esto en nada se cambia porque la familia sea formada por parejas del mismo sexo o de sexos diferentes.
Pocos "conocedores" después de ti se comprometieron con aquella pedagogía erótica y pocos fueron sus discípulos, porque los poderes imperantes los censuraron, los persiguieron, los reprimieron y los asesinaron. Sin embargo, esos pocos maestros y discípulos mantienen vivas esas enseñanzas que sin ser trasmitidas y enseñadas en escuelas hacen que pervivan "los conocedores", en unas épocas más y en otras menos, pero siempre ahí, como Maestros y discípulos de aquellas verdades que se conocen y se saben con el cuerpo.
De entre todos ellos, te destaco una línea de continuidad reconocida: muchos siglos habrían de pasar luego de tu asesinato para que un hombre arriesgara hasta su propia vida para volver a proponer aquella erótica platónica y ese fue Giordano Bruno, en particular, con su obra Los heroicos furores.


"El heroico furor"


Y para lograr esas "visiones", "el furioso" de Giordano Bruno, debe estar poseído por "el furor heroico", un claro sucesor de los dionisiacos y eróticos ensimismamientos de Sócrates, del platónico "furor divino" y del imperturbable entusiasmo vital epicúreo.
Giordano Bruno, al igual que el Platón eleusino de Banquete y Fedro y el Epicuro de las Sensaciones epicúreas, propone a los Homo-Humanos "vivir la vida de los dioses":
"He aquí pues cómo Acteón, convertido en presa de sus propios canes, perseguido por sus propios pensamientos, corre y "dirige los nuevos pasos" -renovado en cuanto procede divinamente y con mayor ligereza, es decir, con mayor facilidad y con más eficaz vigor- "hacia la espesura", hacia los desiertos, hacia la región de las cosas incomprensibles; de hombre vulgar y común como era, se torna raro y heroico, tiene costumbres y conceptos raros, y lleva una vida extraordinaria. Y en este punto "le dan muerte sus muchos y grandes canes", acabando aquí su vida según el mundo loco, sensual, ciego e ilusorio, y comenzando a vivir intelectualmente; vive la vida de los dioses, nútrese de ambrosía y de néctar se embriaga" (Giordano Bruno, Los Heroicos Furores, I, 4).
Y, si al igual que en los escritos de Platón y Epicuro, el Lector Ludi hace la debida Lectura Lúdica, se encontrará a sí mismo, junto con ellos, trasformado en un dios.
Ese es el asunto. Ahora voy a mostrar ¿qué, cómo y porqué?, "el furioso heroico" de Giordano Bruno, es también, con "el daimónico" hombre platónico y el imperturbable epicúreo, que no son los primeros ni únicos ni últimos, pero si son un punto de partida del "camino" para trasformar al Lector Ludi en "Mago", pero el mago bruniano:
"TANSILLO: Se suponen, y de hecho existen, varias especies de furores, todas las cuales se reducen a dos géneros: los unos manifiestan únicamente ceguera, estupidez e ímpetu irracional, tendiendo a la insensatez ferina; consisten los otros en cierta divina abstracción por la cual algunos alcanzan a ser en verdad mejores que los hombres ordinarios. Y estos son a su vez de dos especies, pues ciertos individuos, al haberse convertido en habitáculo de dioses o espíritus divinos, dicen y obran cosas admirables de las que ni ellos mismos ni otros entienden la razón (...). Otros, por estar avezados o ser más capaces para la contemplación y por estar naturalmente dotados de un espíritu lúcido e intelectivo, a partir de un estímulo interno y del natural fervor suscitado por el amor a la divinidad, a la justicia, a la verdad, a la gloria, agudizan los sentidos por medio del fuego del deseo y el hálito de la intención y, con el aliento de la cogitativa facultad, encienden la luz racional, con la cual ven más allá de lo ordinario: y estos no vienen al fin a hablar y obrar como receptáculos e instrumentos, sino como principales artífices y eficientes" (Giordano Bruno, Los heroicos furores, Tecnos, Madrid, 1987, pp. 56-57).
Eso que "sienten" "los furiosos heroicos" de Giordano Bruno, es lo mismo que "sintieron" aquellos antes que él y todos los que después se preguntan por el sentido del Uno y Todo sin hallar otra respuesta que su propia sensación, su conciencia: materia y energía organizadas para sentir y conocer. Lo sublime es "el instante" de la vida en el infinito del tiempo y del espacio. El universo infinito y los infinitos mundos cuya materia y energía infinitas conocen y se conocen a sí mismas como totalidad: eso es el Homo-Humano.


Spinoza: El amor Dei intellectualis


Un ciento de años después, más discreto y hermético, Baruch Spinoza, lector, entre muchas otras obras, de la pirotécnica obra de Giordano Bruno, fue quien propusiera, lo mismo que aquel, "un furioso heroico", un poco menos pirotécnico que "el furioso" de Bruno, pero no menos exaltado que el "furor divino" del que habla Platón en Fedro (254 a) y en Ión (533 e-f).
Esa propuesta de Spinoza aparece, primero, en una obra temprana e inconclusa: el Tratado de la Reforma del Entendimiento y, luego, en su gran obra: Ética demostrada según el orden geométrico, en la Parte Quinta, la más hermética y exaltada, pero también, la más enigmática, tal como lo explica Steven B. Smith:
"La mención, en el Tratado de la Reforma del Entendimiento, de la suma perfección como consistente en la unión de la mente con la naturaleza como un todo, es una anticipación autorizada de lo que, en la quinta parte de la Ética, será llamado el amor intelectual a Dios. Ambas obras indican que la perfección humana es alcanzable sólo después de una purificación de la mente respecto de las falsas creencia y valores previos; ambas destacan que la filosofía es algo más que un método de conocimiento: es también una norma de vida; y ambas asumen que el enlace esencial que une la naturaleza con el entendimiento es el amor. El recorrido de la Ética es nada menos que una fenomenología del amor, desde la forma más baja del deseo hasta el amor espiritual más elevado. Esta escalera del amor, para utilizar la imagen del Banquete de Platón, refleja especularmente los diferentes estadios de conocimiento que hemos visto: la imaginatio, la ratio, la scientia. Cada forma de conocimiento tiene su correspondiente tipo de amor, que culmina en la unión de la mente con Dios o la naturaleza" (Steven B. Smith, Spinoza y el libro de la vida. Libertad y Redención en la Ética, Biblioteca Nueva, Madrid, 2007, p. 206).


"Los conocedores" de Nietzsche


Y, por supuesto, pero en compleja y delirante exposición, Friedrich Nietzsche, el último de los grandes en proponer una pedagogía para "conocedores", su "superhombre:
"Aquí el hombre está superado en todo momento, el concepto de «superhombre» se volvió aquí realidad suprema, en una infinita lejanía, por debajo de él, yace todo aquello que hasta ahora se llamó grande en el hombre. Lo alciónico, los pies ligeros, la omnipresencia de maldad y arrogancia, y todo lo demás que es típico del tipo Zaratustra, jamás se soñó que eso fuera esencial a la grandeza. Justo en esa amplitud de espacio, en esa capacidad de acceder a lo contrapuesto, siente Zaratustra que él es la especie más alta de todo lo existente, y cuando se oye cómo la define, hay que renunciar a buscar algo semejante:
- el alma que posee la escala más larga y que más profundo puede descender,
- el alma más vasta, la que más lejos puede correr y errar y vagar dentro de sí,
- la más necesaria, que por placer se precipita en el azar,
- el alma que es, y se sumerge en el devenir, la que posee, y quiere sumergirse en el querer y desear,
- la que huye de sí misma, que a sí misma se da alcance en los círculos más amplios,
- el alma más sabia, a quien más dulcemente habla la necedad,
- la que más se ama a sí misma, en la que todas las cosas tienen su corriente y su contracorriente, su flujo y su reflujo.
Pero esto es el concepto mismo de Dionisios [...]" (Friedrich Nietzsche, Ecce homo, Así habló Zaratustra. Un libro de todos y para nadie, 6).
Esta conexión del superhombre y Dionisios ha dado motivo para múltiples interpretaciones y a ellas remito.
***
No son estas las propuestas que un sistema educativo pueda asumir y realizar sin antes, como proponía Nietzsche, hacer la trasvaloración de todos los valores. Para empezar, por valorar aquellos valores, los mismos que sustentaban tu hacer pedagógico: considerarse ciudadanos del cosmos, en un cosmos en el que se busca "el conocimiento" y se desarrollan los saberes y en el que somos arte y parte de lo que ese cosmos es y hace: realidad espacio-temporal de energía-materia.
En otras palabras: ser como los dioses.
Pero nadie quiere ya ser como los dioses, mejor dicho, como aquellos dioses de los que venimos hablando. No, las gentes, narcotizadas por ideologías y consumismos, sólo desean ser como el rey Midas que todo lo que toquen se trasforme en placer puro y duro, sin matices, sin esas escalas que eran tan apreciadas desde Platón, en la cual eso de Ser y Estar era un escalar desde la mera materia a la conquista del Espíritu, ese Gran Anhelo de la carne por perseverar, el "conatus" spinoziano y, desde allí, lanzarse a explorar, descubrir y habitar el cosmos, el universo, eso que para ti era algo tan cierto y común como que la luz del sol es la energía de la vida.
... esa es una mística que nada que ver con esas beaterías y novelerías de pseudo-espiritualidad con las que engañan a las gentes que ya han perdido la fe hasta en su propia fe.
En fin, eso es algo que es necesario rescatar, así que, en tu memoria, en mi próxima carta intentaré decir algo de todo esto.
Salud y alegría,
Iván Rodrigo.

NOTAS
1Hipólito Escolar Sobrino, La biblioteca de Alejandría, Gredos, Madrid, 2001.
2George Lakoff, No pienses en un elefante. Lenguaje y debate político, 2004.

1 comentario:

martiniano dijo...

Querido Ivancho: bien sabía tu querida Hipatia que el fin último - y acaso único- de la educación es liberar a los individuos de toda forma de opresión, lo que de entrada es algo bastante peligroso , tanto para la persona ( la deja ante la obligación de forjarse su propio camino) como para el poder ( lo despoja de sus herramientas de control).
Ese ejercicio de liberación se da en un escenario de diálogo y confrontación entre lo privado y lo público. Entre los griegos ese escenario era la escuela pública, entendida como foro de convergencia entre las distintas fuentes y métodos de conocimiento, no como el aparato multiplicador de información instrumental que conocemos en la actualidad.

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