George
Grosz, Los pilares de la sociedad.
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Lector
Ludi No. 81
Iván
Rodrigo García Palacios
"La
ingeniería social" o la dictadura del deseo
Es
el sueño del Homo-Humano: alcanzar la felicidad y para lograrlo
aspira a dominar a la Naturaleza y a su propia naturaleza, es decir,
lograr dominar, someter y dirigir por las razones de su razón a las
fuerzas de la carne, la biología, que lo mueven y lo hacen actuar:
el deseo, esa expresión del cuerpo en la que se conectan,
manifiestan y expresan las leyes de la naturaleza.
Y,
al mismo tiempo, sueña con dominar a los otros y al mundo, imponerse
a sí mismo e imponer a los otros y al mundo aquellas leyes que ha
inventado, la cultura, con el fin de domesticarse y domesticar a las
fuerzas naturales, tanto aquellas que rigen su cuerpo como aquellas
que rigen el universo, o sea, las leyes que rigen a la energía y a
la materia, para así dominar y someter a su voluntad y a su poder a
la Naturaleza, a la materia y a la energía de la que está hecha la
Naturaleza y a la materia y a la energía de la que está hecho su
propio cuerpo.
¿Sueño
o pesadilla cumplido? Ahora y por fin, las ciencias y las tecnologías
han inventado métodos por medio de los cuales dominar, someter y
dirigir a los Homo-Humanos a través de los deseos de la carne: la
ciencia del deseo y su correspondiente, "ingeniería social".
Una ciencia y una actividad del saber por la que se desarrollan los
métodos y los instrumentos que permiten identificar, anticipar,
dirigir y controlar las manifestaciones y las expresiones, del deseo,
de los sentimientos y de la acción del Homo-Humano en el tiempo y en
el espacio.
Eso
es lo que hacen ahora los científicos de las ciencias exactas,
quienes, a partir de la obtención de la información ("Ciencia
de Datos", "Data Science", "Big
Data" -ver anexo) y la manipulación de la información
sobre las reacciones humanas, conocen, más que las preferencias,
gustos y disgustos de las personas, sus deseos y sus sentimientos y,
a partir de ese conocimiento y de esos deseos y sentimientos,
provocan, anticipan, dirigen y controlan las reacciones y las
acciones tanto individuales como colectivas en un sueño o en una
pesadilla que algunos artistas, filósofos y científicos visionarios
ya habían anticipado y anunciado en sus obras. Más adelante
mostraré algunos ejemplos.
Mejor
dicho, ha nacido una nueva ciencia y una nueva filosofía
descendientes de las "ideas" de la manipulación política
del poder de Nicolás Maquiavelo (El príncipe) o la manipulación
psicológica de Giordano Bruno (De los vínculos en general). Y, por
supuesto, labúsqueda de la felicidad y de la libertad en la vida
social de Spinoza (Ética y tratados). Fueron ellos los que se
anticiparon al desarrollo de todas esas ciencias que buscan conocer
la naturaleza desconocida del Homo-Humano y, lo peor y como siempre,
cómo manipularla.
En
todo caso, esta es una nueva ciencia que se aprovecha de lo que se
descubre en las neurociencias, tal y como lo encontró Antonio
Damasio en su búsqueda de Spinoza y en lo que este dijo:
"[...]
el deseo es la esencia misma del hombre, en cuanto que es concebida
como determinada a hacer algo" (Espinosa, Ética, III,
Definiciones de los afectos, I).
[...]
"De
modo que la experiencia misma, no menos claramente que la razón,
enseña que los hombres creen ser libres sólo a causa de que son
conscientes de sus acciones, e ignorantes de las causas que las
determinan, y, además, porque las decisiones del alma no son otra
cosa que los apetitos mismos, y varían según la diversa disposición
del cuerpo, pues cada cual se
comporta según su afecto, y quienes padecen conflicto entre afectos
contrarios no saben lo que quieren, y quienes carecen de afecto son
impulsados acá y allá por cosas sin importancia"
(Spinoza, Ética, III, Proposición II, Escolio).
Que
conste que con este asunto de la nueva ciencia no estoy inventando
nada original, porque ya otra ciencia que se relaciona y corresponde
la había propuesto Eric R. Kandel,
En busca de la memoria: nacimiento de una nueva ciencia de la mente.
"Ha surgido así una
nueva ciencia de la mente que recurre a la poderosa biología
molecular para estudiar los misterios de la vida que aún se nos
ocultan.
Cinco principios son el
fundamento de esta ciencia mixta. En primer lugar, no cabe separar la
mente del cerebro. El cerebro es un órgano biológico complejo que
tiene una enorme capacidad de cómputo y construye nuestras
experiencias sensibles, regula nuestros pensamientos y emociones y
controla nuestras acciones. No sólo se encarga del comportamiento
motor relativamente simple que desarrollamos para correr o comer,
sino de complejos actos que reputamos como la quintaesencia de lo
humano: pensar, hablar y crear obras de arte. Desde esta perspectiva,
la mente es un conjunto de operaciones que lleva a cabo el cerebro,
así como caminar es un conjunto de operaciones que llevan a cabo las
piernas, con la salvedad de que se trata de algo radicalmente más
complejo.
En segundo lugar, en cada
función mental –desde el reflejo más simple hasta las actividades
creativas como el lenguaje, la música y el arte– intervienen
circuitos neurales especializados de distintas regiones cerebrales.
Por esa razón, es preferible hablar de la “biología mental”
para referirnos al conjunto de operaciones mentales que llevan a cabo
esos circuitos neurales especializados, en lugar de hablar de la
“biología de la mente”, expresión que sugiere que todas las
operaciones mentales se desenvuelven en un lugar preciso y entrañan
un emplazamiento cerebral único.
En tercer lugar, todos
esos circuitos están constituidos por las mismas unidades
elementales de señalización, las células nerviosas. En cuarto
lugar, los circuitos neurales utilizan moléculas específicas para
transmitir señales en el interior de las células nerviosas y
también entre dos células distintas. Por último, esas moléculas
específicas que constituyen el sistema de señales se han conservado
a lo largo de millones de años de evolución. Algunas de ellas ya
estaban presentes en las células de nuestros antepasados más
remotos y pueden hallarse hoy en nuestros parientes más lejanos y
primitivos desde el punto de vista evolutivo: los organismos
unicelulares como las bacterias y las levaduras, y los organismos
multicelulares simples como los gusanos, las moscas y los caracoles.
Para organizar sus andanzas en su medio ambiente, estas criaturas
utilizan las mismas moléculas que empleamos nosotros para gobernar
nuestra vida cotidiana y adaptarnos al nuestro.
Así, la nueva ciencia de
la mente no sólo nos ilumina sobre nuestro propio funcionamiento
–cómo percibimos, aprendemos, recordamos, sentimos y actuamos–
sino que, además, nos sitúa en perspectiva en el contexto de la
evolución biológica. Nos permite comprender que la mente humana
evolucionó a partir de las moléculas que utilizaban nuestros
antepasados más humildes y que los mecanismos moleculares que
regulan los diversos procesos biológicos también se aplican a
nuestra vida mental" (Eric R. Kandel, En busca de la memoria:
nacimiento de una nueva ciencia de la mente - 1a ed. - Buenos Aires:
Katz, 2007. pp. 14-15).
Eric
Richard Kandel
es un científico estadounidense, nacido en Viena (Austria) el 7 de
noviembre de 1929. Se destacó especialmente en los ámbitos de la
medicina, la psiquiatría y la neurofisiología, recibiendo como
reconocimiento a su labor el Premio Nobel en el año 2000 debido a
sus estudios científicos de la aplysia,
una especie de caracol marino que tiene unos mecanismos neuronales
que funcionan de manera parecida a los humanos.
Y
esas ciencias, la del deseo y la de la mente, serán el campo del
saber y de las actividades de una "nueva ingeniería social".
***
El
mejor ejemplo actual de ese campo de batalla del espíritu:
manipulación versus libertad, está en la aplicación de eso que se
llama "ingeniería social" que, a manera de explicación
simplista, son esos métodos de investigación que están utilizando
las plataformas de las grandes redes sociales y de búsqueda como
Facebook, Google, Netflix, etc., las que, aplicando algoritmos,
determinan, no lo que piensan los usurarios, sino, y lo más
aterrador, lo que prefieren, mejor dicho, están aislando los
sentimientos y los deseos para así manipular su definición,
dirección y satisfacción. Lo que significa, dominar, someter y
dirigir el deseo, o sea, según Spinoza, la esencia misma del
Homo-Humano.
Y
qué pensar de lo que en el más absoluto secreto hacen las agencias
de seguridad de los países para controlar a los ciudadanos y a otros
países. Y ya que habló de la ética de la ciencia, me parece que es
como con las leyes, están para ser violadas, además, depende ... en
cuál extremo del arma se encuentran los afectados.
El
arte, mejor que las leyes, las ciencias, las filosofías, anticiparon
esos futuros: El 1984 orwelliano, o el Mundo feliz de Aldous Huxley o
todas esas a-topías en las que ya navegamos, mejor dicho, el sólo
mencionarlos me hace recordar que desde el mito de la maldición
divina en La Torre de Babel, la humanidad vive en el Leviatan, en
lugar de hacerlo en el paraíso Rousseano que está más a la mano.
Y
como en el arte y en las ciencias el asunto es de lenguaje, recuerdo
una de las tantas confrontaciones a la teoría chomkiana y una de las
que más me gustan, pues es la de un investigador, Daniel Everett,
que vivió por un tiempo con una tribu "salvaje" en el
medio de la nada en la selva amazónica (la historia es de novela) y,
junto con sus descubrimientos lingüísticos, también se encontró
con la prueba de que, en realidad, el mito del "buen salvaje"
es cierto y a su regreso escribió un libro que no he podido
encontrar en español y del que tomo algunas citas pertinentes que
dicen más de lo que pueda decir:
Daniel
Everett, Language: the cultural tool, Profile Books Ltd. London 2013:
Introducción: El
regalo de Prometeo
Zeus no quería que los
seres humanos aprendieran a controlar el fuego pues pensaba que esto
les daría más poder del que él había planeado; tal vez hasta para
competir con los dioses. Por ello condenó a Prometeo a sufrir
eternamente, por robar y apoderarse del secreto del fuego. (p. 1)
La historia del dios
hebreo es, sin embargo, diferente (...) Las escrituras hebreas (el
antiguo testamento) reconocen que el poder del lenguaje era más
grande que el del fuego. El dios hebreo no se sentía amenazado por
el control del fuego por parte de los humanos, pero sí por la
capacidad de estos para conversar entre sí. De esta apreciación del
poder del lenguaje emerge el mito hebreo de la Torre de Babel, donde
a Dios no le preocupa la tecnología física que se usa para
construirla (...) Lo que le enoja es la capacidad de los seres
humanos para trabajar juntos pues siente que amenaza su poder. (p. 2)
Irónicamente, el dios
hebreo no era un lingüista. No pudo darse cuenta que la diversidad
fortalece al Homo Sapiens, sobre todo la diversidad cultural y
lingüística. (p. 2)
Todos hablamos el idioma
que nos ayuda y esos idiomas han sido formados para atender las
necesidades de nuestra cultura y nuestra realidad social. (p. 3)
... todas las lenguas
humanas son herramientas. Herramientas para resolver los problemas
conjuntos de la comunicación y la cohesión social. (p. 6)
La ciencia es usualmente
mejor que los mitos para explicar. Pero los mitos capturan la
importancia del tema mucho mejor que la ciencia a causa de la amplia
gama de emociones que muestran y la profundidad de sus conexiones con
las culturas de las cuales vienen. (p. 10)
(Si
está interesado en el documento con citas de los otros capítulos
del libro, puede buscarlo en: Julio
Alvarez http://www.julioalvarezs.com/)
***
Y
como arte, ciencia y realidad, todas a una ... buscando lo que no se
me había perdido, me encontré con lo no estaba buscando, pero que
era lo que quería encontrar.
Cien
años antes que el año del título de la novela de George Orwell, en
1864, Fedor M. Dostoievski escribía en Memorias del subsuelo,
Primera parte, VII:
"Pero hay más aún.
Entonces (hablan ustedes) la ciencia hará saber al hombre (aunque,
en mi opinión, esto es como un lujo superfluo) que no ha tenido
nunca voluntad ni caprichos y que viene a ser, en suma, como una
tecla de piano o un pedal de órgano. De modo que obra, no de acuerdo
con su voluntad, sino al dictado de las leyes de la naturaleza.
Bastará, pues, descubrir estas leyes para que no se pueda considerar
al hombre responsable de sus actos, y entonces la vida será para él
sumamente fácil. Mediante estas leyes, todas las acciones humanas se
podrán calcular tan matemáticamente como los logaritmos, hasta la
cien milésima, y se inscribirán en las efemérides, o se harán con
ellas libros importantes, del tipo de nuestros diccionarios
enciclopédicos, en los que todo estará tan exactamente calculado y
previsto, que ya no habrá aventuras… y ni siquiera acciones"
(Fedor M. Dostoievski, Memorias del subsuelo, I, viii).
Como
se puede notar, ese asunto de "la ingeniería social" tiene
tanto de viejo, largo, ancho y hondo, como se quiera imaginar. Antes
de continuar. Viendo en estos días una conferencia científica, la
que, junto con lo de Dostoievski, motivan este escrito, escuché que
"la ingeniería social" se sustenta en eso que llaman
"Ciencia de Datos", "Data Science"
o "Big Data" esa de la que antes había oído hablar
entre los gringos (Ver anexo), que es la que mejor se acomoda a mis
propósitos por aquello de sus relaciones, correspondencias y
conexiones, con el célebre "Big Brother" de 1984 de
George Orwell, en más de un sentido.
Pero,
también, la cosa es tan vieja como "el arte de andar parados".
Mejor dicho, eso que es, que ha sido y que será "el arte de
manipular" a los demás y que, en una larga historia, empieza en
lo que podría considerarse una maliciosa sabiduría humana: el
intuir que el Homo-Humano es y hace lo que es y lo hace por dos muy
sencillas motivaciones: el placer y el dolor, y por la asombrosa
presencia de "las neuronas espejo", una neuronas
especializadas en la empatía y en la imitación, información que el
cerebro usa para "ponerse en la situación" y anticipar los
sentimientos y las intenciones de las acciones de los otros. Eso es
lo que, a hoy, se ha convertido en una ciencia de ciencias: la
manipulación de la voluntad por medio de la manipulación de los
sentimientos y del deseo. Y la ciencia continúa avanzando ...
La
cosa tiene muchos antecedentes, tantos como para elaborar una base de
"Big Data" con todo tipo de categorías, clases y
tipos, unos más científicos que otros y combinarlos, para, al
final, obtener un gran recetario integrado, tal y como lo hace el
gran cerebro humano, por una parte, con especulaciones filosóficas,
psicológicas, sociológicas, antropológicas, etc., sobre el poder y
la política y, por la otra, con ciencias, tecnologías y técnicas
de la información, de la comunicación, de la manipulación social y
política.
De
todas ellas y como pre-ciencia, este asunto ya había sido propuesto
por Giordano Bruno, quien, como se puede leer a continuación, que no
es lo único asombroso sobre sus teorías, anticipó, con notable e
intuitiva visión, eso que ahora es "la ingeniería social",
de la que estoy hablando, o sea, la manipulación de los sentimientos
y de los deseos de las personas.
Así
lo expone Ioan P. Culianu:
"De
vinculis in genere («De los vínculos en general») de Giordano
Bruno, pertenece a estos escritos oscuros cuya importancia en la
historia de las ideas supera de buen trecho la que tienen ciertas
obras célebres. Por la franqueza, e incluso el cinismo, que
demuestra en el análisis de su materia, podría compararse al
Príncipe de Maquiavelo; además el tema de las dos obras está
emparentado: la de Bruno se interesa por la manipulación psicológica
en general, la de Maquiavelo se ocupa más especialmente de la
manipulación política. Pero ¡qué pálido y ridículo se ve, hoy
en día, al príncipe-aventurero maquiavélico comparado al
mago-psicólogo de Bruno!
La
popularidad del Príncipe ha favorecido su consideración durante
sucesivos siglos, y le ha llevado, recientemente, hasta la moderna
teoría del «Príncipe» «el partido comunista» lanzada por A.
Gramsci. Inédito hasta una fecha tardía, poco leído y siempre mal
entendido, el De vinculis in genere es sin embargo el escrito que
merecería ocupar, hoy en día, el verdadero y único puesto de honor
entre las teorías de manipulación de las masas. Sin saberlo, los
trusts de inteligencia que dominan el mundo se han inspirado
en él: han llevado a la práctica las mismas ideas de Bruno. Podría
existir una cierta continuidad ya que Bruno parece haber ejercido su
influencia sobre el movimiento ideológico, a principios del siglo
XVII, conocido bajo el nombre de rosacruz, cuya repercusión fue
enorme. Pero, por lo que sabemos, no ha existido, ni antes de Bruno
ni después de él, ningún autor que haya tratado esta materia bajo
su aspecto empírico, dejando de lado cualquier consideración de
orden ético, religioso o social. De hecho, a nadie se le hubiera
ocurrido tratar un tema como éste desde el punto de vista del mismo
manipulador, sin poner primero, como principio fundamental de su
investigación, algún derecho divino o humano intangible en el
nombre del cual la manipulación estaría condenada.
[...]
Vemos
que la magia erótica bruniana se propone ofrecer a un manipulador
los medios para que controle a unos individuos aislados así como a
unas masas. El supuesto fundamental es que existe un gran instrumento
de manipulación: el eros en su sentido más amplio, aquello que se
quiere, que va desde el placer físico hasta las cosas más
insospechadas, pasando probablemente por la riqueza, el poder, etc.
Todo puede definirse en relación con el eros, puesto que la
repugnancia y el odio sólo representan el lado negativo de la misma
atracción universal:
«Todos los afectos y
vínculos de la voluntad se reducen y se refieren a dos: la
repugnancia y el deseo, o el odio y el amor. Sin embargo, el odio se
reduce él mismo al amor, y por ello resulta que el único vínculo
de voluntad es el eros. Está demostrado que todos los otros afectos
que una persona puede sentir sólo son, tanto formalmente como
fundamental y originalmente, amor. Por ejemplo, la envidia es amor de
alguien por sí mismo, y no soporta ni la superioridad ni la igualdad
del otro; el mismo principio se aplica a la emulación. La
indignación es amor por la virtud [ ... ]; el pudor y el miedo
[verecundia, timor] no son más que amor por la honestidad y
por lo que da miedo. Se puede decir lo mismo para los otros afectos.
Por lo tanto, el odio no es más que amor por el contrario o por lo
opuesto, y así mismo, la ira sólo es una especie de amor. Para
todos aquellos que están destinados a la filosofía o a la magia, es
del todo evidente que el vínculo más elevado, más importante y el
más general [vinculum summum, praecipuum et generalissimum]
pertenece al eros: lo que explica que los platónicos llamaran al
amor el gran demonio, daemon magnus»(*).
[...]
(*)
Theses de Magia, t. LVl, Op. Iat., III, pág. 491. La expresión
daemon magnus viene del Comentario a El banquete, de Ficino, y
ha sido transmitida a consciencia por toda la tradición ficiniana,
desde Juan Pico.
(Ioan P. Culianu,
Giordano Bruno: magia & psicología. Selección de Eros &
Magia en el Renacimiento, Siruela, Madrid, 1999 p. 131 y 133-134).
Literatura
acerca de "la ingeniería social"
Por
supuesto que me siento como explorador en uno de esos mundos
inventados por Isaac Asimov en las novelas del Ciclo de Trántor y
atrapado en cómo su psicohistoria anticipa "la ingeniería
social" de la que más adelante digo algo:
"PSICOHISTORIA–
...Gaal Dornick, utilizando conceptos no matemáticos, ha definido la
psicohistoria como la rama de las matemáticas que trata sobre las
reacciones de conglomeraciones humanas ante determinados estímulos
sociales y económicos...
Implícita en todas estas
definiciones está la suposición de que el número de humanos es
suficientemente grande para un tratamiento estadístico válido. El
tamaño necesario de tal número puede ser determinado por el primer
teorema de Seldon, que... Otra suposición necesaria es que el
conjunto humano debe desconocer el análisis psicohistórico a fin de
que su reacción sea verdaderamente casual...
La base de toda
psicohistoria válida reside en el desarrollo de las funciones
Seldon, que exponen propiedades congruentes a las de tales fuerzas
sociales y económicas como... Enciclopedia Galáctica" (Isaac
Asimov, Fundación, 1951, p. 27 (Plaza & Janes, Barcelona,
1997)).
O
peor aun, en esa pesadilla de realidad del futuro que es el mundo de
Manfred en la novela de Philip K. Dick, Tiempo de Marte:
"—Leí algo sobre
un niño que se creía una máquina —dijo Arnie—. Decía que para
que funcionara había que enchufarlo" (Philip K. Dick, Tiempo de
Marte, Minotauro, Barcelona, 2002, p. 146)..
[...]
"Se
le revolvía el estómago—. Casi me parece que Manfred no sólo
conoce el futuro; en cierto modo lo controla. Puede hacer que suceda
lo peor posible porque eso es lo natural para él, porque así ve la
realidad. Es como si estando a su alrededor nos fuéramos sumiendo en
esa realidad, como si nos embebiera y nos reemplazara la forma de ver
las cosas, y por alguna razón no sucediera la clase de
acontecimientos a que estamos habituados. Para mí no es natural
pensar así; nunca antes he tenido esta sensación del futuro"
(Philip K. Dick, Tiempo de Marte, Minotauro, Barcelona, 2002,
p. 158).
O
asistiendo a la desintegración del mundo en Tlön,
Uqbar, Orbis Tertius, de Jorge Luis Borges:
"El contacto y el
hábito de Tlön han desintegrado este mundo. Encantada por su rigor,
la humanidad olvida y torna a olvidar que es un rigor de
ajedrecistas, no de ángeles. Ya ha penetrado en las escuelas el
(conjetural), "idioma primitivo" de Tlön; ya la enseñanza
de su historia armoniosa (y llena de episodios conmovedores) ha
obliterado a la que presidió mi niñez; ya en las memorias un pasado
ficticio ocupa el sitio de otro, del que nada sabemos con certidumbre
-ni siquiera que es falso-. Han sido reformadas la numismática, la
farmacología y la arqueología. Entiendo que la biología y las
matemáticas aguardan también su avatar ... Una dispersa dinastía
de solitarios ha cambiado la faz del mundo. Su tarea prosigue".
"Entonces
desaparecerán del planeta el inglés y el francés y el mero
español. El mundo será Tlön" (Jorge Luis Borges, Tlön,
Uqbar, Orbis Tertius, en Ficciones - El Aleph -El informe Brodie,
Colección Ayacucho, Caracas, 1986 p. 16.
O
en el mundo de las fábricas de producción de humanos por
referencias, preferencias y condicionamientos, en Un mundo feliz, de
Aldous Huxley:
"Un edificio gris,
achaparrado, de sólo treinta y cuatro plantas. Encima de la entrada
principal las palabras: Centro de Incubación y Condicionamiento de
la Central de Londres, y, en un escudo, la divisa del Estado Mundial:
Comunidad, Identidad, Estabilidad" (Aldous Huxley, Un mundo
feliz, capítulo 1, Barcelona, Plaza & Janés, p. 18).
En
lo que sigue de este primer capítulo, Aldous Huxley explica "El
Método Bokanovsky", ese mediante el cual se multiplica la
producción de clones humanos según los requerimientos del sistema
económico y político de ese mundo feliz:
"—Esto —siguió
el director, con un movimiento de la mano— son las incubadoras. —Y
abriendo una puerta aislante les enseñó hileras y más hileras de
tubos de ensayo numerados—. La provisión semanal de óvulos
—explicó—. Conservados a la temperatura de la sangre; en tanto
que los gametos masculinos —y al decir esto abrió otra puerta—
deben ser conservados a treinta y cinco grados de temperatura en
lugar de treinta y siete. La temperatura de la sangre esterilizada.
Los moruecos envueltos en
termógeno no engendran corderillos.
Sin dejar de apoyarse en
las incubadoras, el director ofreció a los nuevos alumnos, mientras
los lápices corrían ilegiblemente por las páginas, una breve
descripción del moderno proceso de fecundación. Primero habló,
naturalmente, de sus prolegómenos quirúrgicos, la operación
voluntariamente sufrida para el bien de la Sociedad, aparte el hecho
de que entraña una prima equivalente al salario de seis meses;
prosiguió con unas notas sobre la técnica de conservación de los
ovarios extirpados de forma que se conserven en vida y se desarrollen
activamente; pasó a hacer algunas consideraciones sobre la
temperatura, salinidad y viscosidad óptimas; prendidos y maduros; y,
acompañando a sus alumnos a las mesas de trabajo, les enseñó en la
práctica cómo se retiraba aquel licor de los tubos de ensayo; cómo
se vertía, gota a gota, sobre placas de microscopio especialmente
caldeadas; cómo los óvulos que contenía eran inspeccionados en
busca de posibles anormalidades, contados y trasladados a un
recipiente poroso; cómo (y para ello los llevó al sitio donde se
realizaba la operación) este recipiente era sumergido en un caldo
caliente que contenía espermatozoos en libertad, a una concentración
mínima de cien mil por centímetro cúbico, como hizo constar con
insistencia; y cómo, al cabo de diez minutos, el recipiente era
extraído del caldo y su contenido volvía a ser examinado; cómo, si
algunos de los óvulos seguían sin fertilizar, era sumergido de
nuevo, y, en caso necesario, una tercera vez; cómo los óvulos
fecundados volvían a las incubadoras, donde los Alfas y los Betas
permanecían hasta que eran definitivamente embotellados, en tanto
que los Gammas, Deltas y Epsilones eran retirados al cabo de sólo
treinta y seis horas, para ser sometidos al método de Bokanovsky.
—El método de
Bokanovsky —repitió el director.
Y los estudiantes
subrayaron estas palabras.
Un óvulo, un embrión,
un adulto: la normalidad. Pero un óvulo bokanovskificado prolifera,
se subdivide. De ocho a noventa y seis brotes, y cada brote llegará
a formar un embrión perfectamente constituido y cada embrión se
convertirá en un adulto normal. Una producción de noventa y seis
seres humanos donde antes sólo se conseguía uno. Progreso.
—En esencia —concluyó
el DIC—, la bokanovskificación consiste en una serie de paros del
desarrollo. Controlamos el crecimiento normal, y paradójicamente, el
óvulo reacciona echando brotes.
«Reacciona echando
brotes». Los lápices corrían" (Aldous Huxley, Un mundo feliz,
capítulo 1, Barcelona, Plaza & Janés, p. 18).
¿Qué
es el deseo?
Se
ha dicho en abundancia del deseo como especulación pero no como
definición científica. Pero ahora las ciencias, en particular las
neurociencias, están explorando y descubriendo a la naturaleza
humana en esa materia viva que siente y siente su sentir y que de ese
sentir placer y dolor hace la conciencia y desarrolla todo aquello
que constituye el funcionamiento y actividades del cuerpo, desde la
carne viva ascendiendo a la mente y hasta el espíritu que es el
anhelo de futuro, una escala que se inicia con la regulación
homeostática automatizada del cuerpo desde lo biológico a lo mental
y a la conciencia, escala en la cual el deseo es el punto o el
escalón en el cual lo que se siente pasa de ser sentido por y en el
cuerpo, a tener sentido en la mente (feeling to meaning). En
otras palabras, el deseo es la fuerza que se hace consciencia y que
atrae o empuja hacia el placer y es la fuerza que rechaza y huye del
dolor, conscientemente.
El
deseo tiene, también, una larga historia, más en las artes -poesía,
filosofías, plásticas, dramáticas, etc.- que en las propias
ciencias que, hasta ahora, han estado más apegadas a las
especulaciones filosóficas y artísticas que los métodos y modelos
propiamente científicos.
Y
es que ahora las ciencias biológicas, en particular las
neurociencias, han desarrollado las herramientas adecuadas con las
cuales explorar las complejidades del cuerpo y en particular, del
cerebro, y están proponiendo los métodos y los modelos por medio de
los cuales funcionan esos mecanismos del sentir y sentir que se
siente que, finalmente, conforman la conciencia, en la que el deseo
es un asunto crítico y complejo, como ya lo van explicando.
Y
en ese ámbito, hubo un filósofo que con su propio genio y a partir
de la combinación de lo propuesto antes por otros tan lúcidos como
él, anticipó unas explicaciones que al día de hoy están
comprobando en su certeza las neurociencias. Se trata de Spinoza,
quien define así el deseo y su funcionamiento:
Además,
entre «apetito»
y «deseo»
no hay diferencia alguna, si no es la de que él «deseo»
se refiere generalmente a los hombres, en cuanto que son conscientes
de su apetito, y por ello puede definirse así: el
deseo
es el apetito
acompañado de la conciencia del mismo.
Así pues, queda claro, en virtud de todo esto, que nosotros no
intentamos, queremos, apetecemos ni deseamos algo porque lo juzguemos
bueno, sino que, al contrario, juzgamos que algo es bueno porque lo
intentamos, queremos, apetecemos y deseamos 1
(Spinoza,
Ética, III, Proposición IX, p. 87).
El
neurocientífico Antonio Damasio explica el deseo como un subproducto
de la conciencia:
"Sufridos
individualmente u observados en el prójimo, el
pathos
y el deseo son subproductos de la consciencia. No podríamos
conocer ninguno de estos estados personales si no tuviéramos
consciencia. No culpes a Eva por saber; culpa a la consciencia, y
dale las gracias" (Antonio Damasio, Sentir lo que sucede. Cuerpo
y emoción en la fábrica de la consciencia. Editorial Andrés Bello,
Santiago de Chile, 2000, p. 20).
Y
luego, lo explica a partir de las definiciones que para apetito y
deseo propuso Spinoza en su Ética:
"La
palabra apetito
designa el tipo de comportamiento de un organismo ocupado en un
determinado instinto; el término deseo
se refiere a los sentimientos conscientes de tener un apetito y a la
eventual consumación o frustración de dicho apetito" (Antonio
Damasio, En busca de Spinoza. Neurobilogía de la emoción y los
sentimientos, Crítica, Drakontos, Barcelona, 2009, p. 38).
El
deseo es la expresión consciente de un apetito al que se le ha
asociado un recuerdo. Un apetito es un deseo sentido y con sentido y
con sentimiento. Así lo explica Antonio Damasio:
"¿Son el hambre y
la sed tan diferentes del deseo sexual? Más simples, sin duda, pero
no realmente diferentes en su mecanismo. Ésta es la razón por la
que los tres puedan fundirse de modo tan fácil y, a veces, incluso
compensarse mutuamente. La principal distinción procede de la
memoria, me atrevería a decir, de la manera en que la remembranza y
redistribución permanente de nuestras experiencias personales
desempeñan un papel en el despliegue del deseo, más aún de lo que
por lo general hacen en el hambre o la sed. (Pero guardémonos de los
gastrónomos y de los connaisseurs** de vinos que nos
desengañarán de esta idea.) Sea como sea, hay una rica interacción
entre el objeto de deseo y un cúmulo de memorias personales
pertinentes al objeto: ocasiones pasadas de deseo, aspiraciones
pasadas y placeres pasados, reales o imaginados" (Antonio
Damasio, En busca de Spinoza. Neurobilogía de la emoción y los
sentimientos, Crítica, Drakontos, Barcelona, 2009, p. 94).
El
deseo es la fuerza que domina y somete al Homo-Humano a sus
necesidades, pero también, a sus caprichos o a sus anhelos. Y esa es
la mecánica que explica Antonio Damasio y de la que "la nueva
ingeniería social" se lucra para desarrollar sus técnicas de
manipulación de los deseos y la voluntad de las personas.
Pero
es que en los asuntos de la voluntad, una es la fuerza que hace
moverse hacia al éxito o hacia el fracaso como especie, como
individuo o como colectividad. Otras son las fuerzas de la llamada
voluntad de poder, esas que hacen que el Homo-Humano sea consciente
de sus deseos y, en la última instancia, de su anhelo de futuro, su
espíritu, y se proponga dominarlos y someterlos por la razón y por
la fuerza de su voluntad razonada.
Así pues, queda claro,
en virtud de todo esto, que nosotros no intentamos, queremos,
apetecemos ni deseamos algo porque lo juzguemos bueno, sino que, al
contrario, juzgamos que algo es bueno porque lo intentamos, queremos,
apetecemos y deseamos"
(Spinoza,
Ética, III, Proposición IX, Escolio, p. 87).
Del
Caos ...
"Del
Caos surgieron Érebo y la negra Noche. De la Noche a su vez nacieron
el Éter y el Día, a los que alumbró preñada en contacto amoroso
con Érebo".
(Hesíodo,
Teogonía, Gredos, Madrid, 1978, p. 76).
En
la escala de la naturaleza humana, el deseo -"el contacto
amoroso"- es el punto en donde se conectan naturaleza y cultura.
En
la naturaleza, las fuerzas que dominan la materia son lo que son,
sólo nos resta conocerlas para entender qué, cómo y por qué, es y
funciona la naturaleza. En la naturaleza esas fuerzas son las que
provocan la atracción y el rechazo y que se manifiestan en la
reactividad que construye y destruye las cosas que forma la materia.
En la materia viva del Homo-Humano, igual, actúan las fuerzas de la
naturaleza. Son esas las mismas fuerzas, la atracción y el rechazo,
que se manifiestan y expresan como el placer y el dolor, placer y
dolor que se manifiestan, expresan y se hacen conscientes en la
manifestación, expresión y acción del deseo.
Ya
los primeros filósofos de la naturaleza en Grecia planteaban la
existencia del universo y de los hombres como el resultado de la
acción de las fuerzas que unían y separaban la materia. Al mismo
tiempo, los filósofos del "aliento vital", hacían
equivalentes esas mismas fuerzas tanto para el cuerpo como para las
expresiones de la vida.
Igual,
para ambos, esas fuerzas se manifestaban de la misma manera en la
materia del universo como en la materia del cuerpo, con las mismas
consecuencias y resultados. La lucha por mantener la unidad de la
forma y el anhelo por perseverar en el tiempo y en el espacio.
En
la materia universal, la perseverancia en la preservación de las
formas que se debate entre la formación y desintegración de las
cosas en un ciclo sin fin. En la materia del cuerpo, por un lado, la
acción de esas mismas fuerzas cósmicas y, por el otro, el deseo y
el anhelo de reproducirse y proyectarse, permanecer en el tiempo y en
el espacio.
Unas
son las leyes y las fuerzas de la Naturaleza y otras son las leyes y
las fuerzas de la cultura, sólo que equivalentes.
En
la naturaleza y en la cultura, las fuerzas del deseo son las que se
expresan como la lucha de las formas materiales por perseverar o
perecer. En el Homo-Humano esa lucha se desarrolla en su carne y en
su mente. En su carne, serán las leyes biológicas las que expliquen
la persistencia del cuerpo por permanecer y su resistencia a perecer.
Y en la mente, serán los sentimientos, los deseos, la imaginación,
los pensamientos, los anhelos, los que tratan de explicar y manejar
las fuerzas de la atracción y del rechazo al placer que une y al
dolor que separa.
En
la cultura, las fuerzas que afectan la naturaleza del Homo-Humano, si
bien son las mismas que afectan a la Naturaleza, ocurre que, en la
materia viva del cuerpo, esas fuerzas se hacen conciencia y
conscientes y que, a su vez, se sienten placenteras o dolorosas y,
por ello, van a ser consideradas como amigas o enemigas, amor y odio,
a las que es necesario cultivar o combatir. Estas últimas, las
fuerzas que se hacen conscientes son las que motivan las leyes que el
Homo-Humano se inventa y que son la cultura.
Y,
continuando el ascenso en la escala de la naturaleza humana, a las
emociones y a los sentimientos les siguen los deseos, el paso previo
y necesario para que se produzcan la imaginación, el pensamiento y,
por supuesto, el espíritu que es el anhelo de futuro, el conatus
spinoziano.
Y
aquí empiezan a funcionar las leyes de la teoría de la evolución,
la selección natural y la selección sexual, por un lado y, por el
otro, las leyes que el Homo-Humano inventa para dominar, someter y
dirigir su cuerpo, su vida y su existencia en el tiempo y en el
espacio de su vida y en "el más allá". Al tiempo que
persiste en dominar, someter, dirigir y trasformar al universo y a la
materia.
***
Que
al final, el deseo del Homo-Humano no es más que un deseo de poder
que, si se pudiera realizar, más que un sueño feliz, será una
pesadilla aterradora, a la que se condenaría a la humanidad y a la
Naturaleza.
Algo
como lo que narra Giovani Papini, en su relato incluido en el libro
GOG (1931):
"COSMOCRÁTOR
New Parthenon, 2
noviembre
Tengo miedo de haberme
equivocado de planeta. Aquí estamos demasiado estrechos. No hay
bastante sitio para mí.
O tal vez me he
equivocado de siglo. Mis verdaderos contemporáneos murieron hace
miles de años o tienen todavía que nacer.
El hecho es que me siento
extranjero en todas partes y mortificado. La Tierra es un puñado de
estiércol resecado y de orina verde, a la que se da la vuelta hoy en
pocas horas, mañana en pocos minutos. Y no hay ocupaciones a
propósito y dignas para uno que sienta dentro de sí los apetitos y
las fantasías de un titán.
Pienso a veces que Asia
podría ser mi factoría; África, mi campo de caza o mi jardín de
invierno; América del Norte, mi fábrica con las administraciones
anejas; la del Sur, los pastos para mis rebaños; Europa, mi museo y
mi villa de descanso. Pero sería siempre una manera mezquina de
vivir. Tener el Atlántico como piscina, el Pacífico como pesquería,
el Etna como calorífero, tomar duchas bajo el Niágara, poseer
Australia como parque zoológico y el Sáhara como terraza para los
baños de sol, son cosas que parecerían, a las estúpidas criaturas
que se alojan en esta esfera de quinta magnitud, portentosas o
monstruosas.
Para mí, en cambio,
desearía algo más. Ser el Cosmocrátor supremo, el director de la
vida universal, el ingeniero jefe del teatro del mundo, el gran
prestidigitador de la tierra y de los mares: esto sería mi verdadera
vocación. Pero no pudiendo ser Demiurgo, la carrera de Demonio es la
única que no deshonra a un hombre que no forma parte del rebaño.
Si pudiese, por ejemplo,
desencadenar el hambre en un continente, desmenuzar en repúblicas de
San Marino y de Andorra un imperio, destruir una raza, separar Europa
de Asia por medio de un canal desde el mar de Botnia al Caspio,
obligar a todos los hombres a hablar y a escribir una sola lengua,
creo que por dos o tres años conseguiría hacer desaparecer mi
eterno aburrimiento.
Me gustaría también
tener en mi casa, bajo mi mando, a un presidente de República como
mecanógrafo, a un rey cualquiera para chófer, a una reina
desposeída como cocinera, al Kaiser como jardinero, al Mikado como
portero y sobre todo tener a mi servicio, como ídolo doméstico y
parlante, a un Dalai-Lama, esto es, un dios vivo. ¡Con cuánta
voluptuosidad desfogaría sobre esos grandes, reducidos a esclavos,
la desesperación de mi insoportable pequeñez!" (Giovani
Papini, Gog, Porrúa, México, 1990 p. 140).
***
Anexo
"Reconsidereng
Humanity: Big Data, the Scientific Method, and the Images of Humans.
Symposium on June 25 and 26, 2015, Visual Arena Lindholmen, Lindhomen
Science Park, University of Gothengurg, Sweden. Los videos:
http://philosophicalcomment.blogspot.com.co/
- https://play.gu.se/media/t/0_mxmx3jy9/29277821
”Big data” : Digital
technology drastically increases opportunities and reduces costs for
the allocation and analysis of data, at the same time as the internet
and social media, helps to create gigantic volumes of digitally
stored information about humans in all their dimensions such as body,
thoughts, feelings, actions, appearance, life situations, placement
in space and time, etc. In parallel and, supported by the same
digital technology, increasingly sophisticated analytical and
theoretical tools are evolving, facilitating analysis of these data
sets to unravel and describe hitherto elusive connections,
relationships, and complexities in the understanding of human nature.
Part of this consists of
easily accessible data produced in real time, daily. Some data with
direct view to be used and otherwise produced because it is possible.
Sources consist partly of so-called user-generated content via button
presses and taps on the smart phones, tablets, and personal computers
as well as uploaded content in shared databases of social media
formats: videos, images, audio, and texts.
Others kind of big data
consist of from the daily user’s viewpoint less visible side
effects of the above, in the form of personal data and conduct
surveys that are stored in databases for commercial or marketing
purposes.
Data are also produced by
digital sensors, including the so-called RFID technology, which is a
technology to read information remotely by microchip transponders
called tags. Digital sensors of this type are embedded in cars, oil
pipelines, power lines, roads, traffic lights, water pipes, hospital
instruments, etc. They are also common in terms of bus passes, lift
tickets, road tolls, passport, anti-theft systems in shops, booking
systems, library loans, etc.
Data is also produced in
the form of traditionally “ qualitatively” materials for arts and
social science studies, which documents and informs about humans,
human cultures, behavioral patterns, way of thinking, communities,
etc. These databases already exist but are under substantial
expansion, thanks to technological possibilities.
Data are also produced
within existing and still growing repositories or “ banks” of
information from medical, neurological and/or scientific research,
and related technical product development and business operations
(ex. pharmaceutical and healthcare testing industry, implant
industry, etc.). A strong trend is that these data bases are or will
be open, i.e. available for research and scientific analysis.
Finally, the development
of “ Internet of things” , E-/M-health, subcultural movements
like “ The Quantified Self” , and the like, accelerate the
development of large amounts of data that become available for
analysis from the research perspective.
To the large-scale
production of data belongs also the target-oriented fact-finding for
intelligence, police, and military purposes. This information will,
at least not in the first stage, be available for research - although
the course used for the analysis and formulation of conclusions in
these respective areas, may eventually manifest itself in the form of
publicly noticeable consequences for scientists to ponder.
One particularly
important aspect of big data is the development of methods that can
be called “ Big data Analytics” . This refers to methods for
fast, systematic, and adequate extraction of new information about
people, people’s bodily facilities, human behavior, thoughts,
emotions, communities, lifestyles, cultures, etc. on the basis of big
data. The temptation to manage the very large volumes of data runs on
the hardware and software development, which is supported by
increasingly sophisticated mathematical-statistical and
measuring-theoretical models.
Voluminous and complex
data sets require complicated systems and analytic methods for data
processing, which are highly automatized. A particular feature of big
data is that it is less homogeneous than usual bases of researchers’
studies, and therefore requires special solutions – eg. for
automatized analysis of combined qualitative and quantitative
material from radically different fields.
Another special feature
of big data analytics is the increasing ability to analyze and
process data in real time, to control analyzes, statements,
information, that is made on the basis of and/or is spread by the
same technology that creates big data. This development contributes
in itself to increase the complexity of big data, because it creates
awareness of new types of information to store.
One more technical aspect
of big data is a need for visualization. The combination of very
large data volumes, complex systems, and analytical methods for the
processing of data means that visualization is important in the
research process, to provide the researcher with an overview of a
vast and complex set of data, to design research and carry out
analysis. That big data increase the dependence on visualization is
also exemplified in the process where the research results are
communicated to the public and the interests involved.
The above is what can be
brought under the single category of “ big data” . But big data
is also a kind of movement of ideas, practices, dreams, visions, and
people. And it is primarily this aspect of big data that we focus on
in this symposium. Some of the practices and ideas are already under
discussion and scientific analysis. Big data applications in fields
such as health, marketing, and surveillance, are studied and
discussed by sociologists, lawyers, and philosophers among others.
Another example of the big data movement is the approach known as “
Digital Humanities” .
However, it is none of
these specific fields or areas that we want to bring into focus in
this symposium, since there are already adequate activities started.
What we want to do instead is to the discover, consolidate, explore,
discuss, contextualize, historicize, and both criticize and
exaggerate the claims, fears, hopes, descriptions, beliefs, and
expectations about big data’s impact on our overall understanding
of humans and society that are assumed and canonized in what we
perceive as the big data ideational movement".
***
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demostrada según el orden geométrico, III, Definiciones de los
afectos, I, traducción y notas de Vidal Peña, Madrid, Ediciones
Orbis.
Notas
1
La conciencia del conatus
es característica diferencial del alma humana, frente a otras
realidades. Véanse consecuencias más adelante, en la primera
Definición de los afectos. La frase final del Escolio de esta
Proposición parece decisiva respecto de la cuestión del
«intelectualismo» de Espinosa. Ese deseo del que surge la
estimación de un «bien» podrá ser irracional, pero es real.
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