2 de mayo de 2019

Cartas Abelardinas – 8




Michelangelo Merisi da Caravaggio, Medusa.
https://italyxp.com/en/blog/florence/uffizi-gallery-art-florence


Cartas Abelardinas – 8


¿Qué diferencia a los pensamientos de los sentimientos?
En cierto sentido, los sentimientos emocionales conscientes y los pensamientos conscientes son muy parecidos. Ambos comportan la representación simbólica en la memoria de trabajo de procesos subsimbólicos llevados a cabo por mecanismos que funcionan inconscientemente. La diferencia entre ellos no se debe al mecanismo que se encarga de la parte consciente, sino a dos factores distintos. Uno de ellos es que los sentimientos emocionales y los meros pensamientos son generados por mecanismos subsimbólicos diferentes. El otro es que en los sentimientos emocionales intervienen muchos más mecanismos cerebrales que en los pensamientos” (Joseph Ledoux, El cerebro emocional, Ariel/Planeta, Barcelona, 1999, p. 337).


Medellín, viernes 3 de mayo 2019
Abelardo
Como lo dije en la carta anterior. La teoría dualista de Descartes predominó en la filosofía y en las ciencias humanas como concepto dominante en la concepción de la naturaleza del ser humano. En consecuencia, todo aquello que no tenía una explicación física o biológica, se lo adjudicaban al alma y todavía.
Pero más asombroso que esa paradoja es el hecho establecido de que somos y hacemos lo que somos y hacemos porque sentimos. La conciencia es el sentir que se siente y, a partir de ese sentir, se da el sentido, o sea, construimos aquello que decimos de algo que es lo que es, algo así y para decirlo con más pretensiones, eso que hace la cognitividad.
Desde Platón y Aristóteles se propusieron numerosas teorías para definir y explicar las emociones y todos los aspectos relacionados con ellas en el comportamiento humano, la mayor parte de ellas coincidentes en la incidencia que ellas tenían sobre el comportamiento moral de los humanos, aquello del bien y del mal. Los humanos son buenos o malos según se comporten y manejen sus emociones.
Y aquí habría que decir que los aspectos relacionados con las emociones son: desde el instinto, las emociones propiamente dichas, los deseos y/o apetitos, los sentimientos, las pasiones, ese es el principio y desarrollo de la conciencia, lo consciente y la cognitividad, el proceso de elaborar conocimiento.
Son todos esos aspectos los que de una manera general o específica han sido motivo de las teorías de las emociones o de las pasiones.
En la modernidad se presentan las dos primeras teorías más conocidas sobre las emociones. La una, la de Descartes (1596-1650), la cual la propuso en su última obra publicada, Las pasiones del alma (1649) que, como lo muestra el propio título, mantiene la postura del filósofo sobre la dualidad cuerpo y alma.
La otra. La de Spinoza (1632-1677) quien, en primer lugar critica y se opone al dualismo de Descartes en todos sus términos en su obra Principios de filosofía de Descartes. Pero para nuestro asunto, importa la crítica y objeciones que Spinoza hace a la teoría de las pasiones de Descartes, las que expone, sin siquiera mencionarlo, en la propia teoría de los afectos que Spinoza detalla en las partes tres y cuatro de la Ética demostrada según el orden geométrico. Véase lo que dice en el Prefacio de la Parte tercera:
La mayor parte de los que han escrito acerca de los afectos y la conducta humana, parecen tratar no de cosas naturales que siguen las leyes ordinarias de la naturaleza, sino de cosas que están fuera de ésta. Más aún: parece que conciben al hombre, dentro de la naturaleza, como un imperio dentro de otro imperio. Pues creen que el hombre perturba, más bien que sigue, el orden de la naturaleza que tiene una absoluta potencia sobre sus acciones y que sólo es determinado por sí mismo”(Spinoza, Ética demostrada según el orden geométrico, Parte tercera: Del origen y naturaleza de los afectos, Prefacio).
Estas dos posturas dominarán el ámbito filosófico y científico en los siglos posteriores y serán variadas las teorías de las pasiones o de las emociones que se proponen. Sin embargo, será en la segunda mitad del siglo XIX cuando se presente la gran teoría que cambiará el ámbito filosófico y científico en la concepción de la naturaleza humana.
En 1859 Charles Darwin publica su obra El origen de las especies y con ella subvierte toda la historia del hombre que pasa a ser uno más de los seres vivos y el resultado del proceso de evolución de la materia viva. Si bien, luego de esa obra de Darwin ya era imposible sostener y mantener el dualismo cuerpo-alma de Descartes, con su siguiente obra, Expresión de las Emociones en los Animales y en el Hombre (1872), Darwin sentaría los fundamentos para la investigación y el estudio de las expresiones de las emociones y una teoría de las emociones que, si bien, condicionó la visión evolutiva de las emociones y sentimientos, por la complejidad de los temas, todavía tendría que esperar casi un siglo para que se aceptara y validara.
No faltaron los psicólogos que usaron los fundamentos de las teorías de Darwin para proponer sus teorías de las emociones como procesos cerebrales. En 1884, William James (1842-1910) y en 1885, Carl Georg Lange, el primero en Harvard y el segundo en Viena y de manera independiente, propusieron sus teorías sobre las emociones como la interpretación y respuesta en la corteza cerebral a los estímulos que provocan las emociones.
Lo que siguió, desgraciadamente, fueron dos sucesos separados pero de consecuencias funestas. El uno, un retroceso en la concepción de la naturaleza humana. El otro, la condena al silencio de la vida y la obra de un psicólogo ruso que propuso una concepción de la psicología desde los fundamentos neuronales, así como una teoría científica de las emociones.
El primero de esos sucesos es Sigmund Freud (1856-1939), quien tuvo la fatal ocurrencia de volver a proponer una teoría dualista cuerpo y alma para la investigación y estudio de la psique con su psudocientífica teoría del psicoanálisis, en la que, como Descartes tres siglos antes, trataba de encontrar aquello que unía cuerpo y mente y como Descartes, lo único que logró fue generar confusiones que todavía hoy no ha sido posible erradicar de la cultura científica y popular, todo porque las teorías y los manejos que Freud le dio a su propuesta la volvió tan popular que se tomó por asalto la práctica psicológica, así como la enseñanza académica, con lo que relegó las demás teorías psicológicas a un segundo plano … hasta hace algún tiempo que se inició la denuncia de la inutilidad del psicoanálisis como teoría y práctica científica.
El segundo suceso. Lev Vigotsky (1896-1934) quien trabajó en su Teoría de las emociones entre 1931 y 1933. Desgraciadamente toda su obra fue condenada al silencio total por el régimen stalinista. Lev Vigotsky se preocupo por estudiar la naturaleza humana desde la naturaleza del cuerpo y tuvo cuidado de estudiar las teorías evolucionistas de Charles Darwin y Herbert Spencer y tener en cuenta las teorías psicológicas de la emoción de C. G. Lange y William James, quienes, respectivamente, las habían propuesto en 1884 y 1885. Solo a finales de los años cincuenta y comienzos de los sesentas, empezó a romperse el cerco y la obra de Lev Vigotsky fue conocida en Europa y sus propuestas empezaron a influenciar los desarrollos de la psicología, subvirtiendo la dominante y perversa influencia de Freud y del psicoanálisis en el desarrollo científico de la psicología en todo el mundo.
Durante el siglo XX, filósofos, humanistas, psicólogos, sociólogos, antropólogos, etnólogos, investigaron y estudiaron las emociones y sentimientos humanos a partir de esas dos propuestas, dualistas unos y evolucionistas otros, pero sin llegar a nada concreto, pues las ciencias biológicas y del cerebro todavía carecían de las herramientas tecnológicas que les permitieran observar el funcionamiento del cerebro en tiempo real y en directo, lo cual empezó a suceder a finales del siglo y que en lo que va corrido del siglo XXI, ha logrado importantes descubrimientos y avances en las ciencias y las tecnologías en las que se fundamentan las neurociencias para sus investigaciones y estudios.
Vale la pena anotar que aun con todos esos avances, algunos filósofos, humanistas, psicólogos, sociólogos, antropólogos, etnólogos, todavía polemizan al establecer la naturaleza del ser humano como cuerpo y alma, es decir, esa dificultad para aceptar que todo en la naturaleza humana es el resultado de la evolución de la materia. Por su parte, los problemas a los que se enfrentan los evolucionistas son aquellos problemas para los que todavía no han sido desarrolladas las herramientas adecuadas para realizar sus investigaciones y estudios.
Pero, dejemos así por ahora, en la próxima carta hablaré de esos avances en las neurociencias.
Salud y alegría,
Iván Rodrigo.



Cartas Abelardinas – 10 Pietro Citati, charlando entre amigos sobre la y algunas novelas del siglo XIX

Lectura en grupo. https://elpais.com/elpais/2014/12/12/album/1418422523_273005.html Cartas Abelardinas – 10 Pietro Citati, ch...