M.
C. Escher, ¿Uróboros?
https://winkel.mcescher.nl/posters/vlakvulling-reproductie-zw-w
Cartas
Abelardinas – 4
“[88] Además, dado que las
palabras forman parte de la imaginación, es decir, que, como
formamos muchos conceptos conforme al orden vago con que las palabras
se asocian en la memoria a partir de cierta disposición del cuerpo,
no cabe la menor duda de que también las palabras, lo mismo que la
imaginación, pueden ser causa de muchos y grandes errores, si no los
evitamos con esmero” (Tratado de la reforma del entendimiento,
Alianza, Madrid, 1988, p. 113).
Medellín,
miércoles 3 de abril 2019
Abelardo
Tus
cogitaciones me pusieron a cogitar.
Y
es que planteas un asunto y unas preguntas magníficas para un debate
abierto. Por mi parte propondría que otros propongan lo que cada
cual cree sobre lo bueno y lo malo tanto de la escritura como de la
lectura. Y, por supuesto, hay que hacer una crítica a fondo sobre
eso que denuncias que sucede en los círculos del infierno académico
con el escribir.
Y
vos que sos tan aficionado a la historia de los libros y la
escritura, pues no sobra recordar que, desde que los griegos
descubrieron el negocio de los libros, todo el que sabe leer y
escribir quiere publicar, vender y volverse famoso con sus libros a
como de lugar. Me imagino que eso era lo que indignaba a Platón. Así
que ahora, la cosa no es muy diferente, sobre todo tratándose de un
aumento de sueldo. Quién no, de comer tenemos.
Y
sin denostar de “las palabras leídas y, sobre todo, dialogadas,
razonadas”, ni de la conversación que si es una de las bellas
artes, que no es el caso, si me permito proponer, igual de manera
empírica, que también hacen falta los buenos libros; peor, hacen
falta los buenos escritores, esos que escriben y se hacen inmortales.
Porque de desperdicio de papel, tinta y tiempo, están llenas las
bodegas de los procesadores de reciclaje, al fin que en la naturaleza
hasta el desperdicio es útil … pero no para los estados superiores
de la mente y el espíritu.
Y
de eso voy a empezar a hablar. De la escritura y ya que reclamas la
necesidad de palabras vivas “y, sobre todo, dialogadas, razonadas”.
De
manera sucinta, empecemos por establecer unas diferencias necesarias.
Escribir y leer son funciones y procesos mecánicos del cerebro. En
cambio, la escritura y la lectura hacen parte de las actividades
superiores de la mente y del espíritu cuando apunta al anhelo de
futuro. Explicar esto último sería materia de un tratado, por ello
y para mostrar que estoy en total acuerdo con lo que dices de la
escritura y la lectura, me voy a auto-citar de un escrito que realice
por allá en 2008 para tratar de explicarme esos asuntos. Esto es lo
que dije:
Saber leer y escribir, son la
repetición correcta y adecuada de unas acciones previamente
marcadas, tanto en su funcionamiento como en su objetivo.
Lectura y escritura, son la
interpretación, la comprensión y la creación del sentido y del
contenido, en una actividad cuya dinámica se inicia con el leer y el
escribir y cuya finalidad es el descubrimiento de conocimiento...
hacía un horizonte sin fin.
Conocimiento que es aquello que es
siempre lo nuevo. Novedad que, una vez, experimentada, probada y
verificada, se convierte en información. Información que se
acumula, se preserva y se maneja para continuar descubriendo
conocimiento.
Por
supuesto, la poesía, la literatura y todas las artes son fuentes
productoras de conocimiento, placer y futuro, pero ese no es el
asunto ahora. Para reincidir en una de las imágenes de la Carta
Abelardina, digo que la lectura es conocer el pensamiento y las
intenciones de los otros. La escritura es crear, para comunicar, el
propio pensamiento e intenciones. Al fin que, la evolución ha dotado
a los humanos con las habilidades de anticipar y dar significado a
los pensamientos y las intenciones de los demás … es cuestión de
vida o muerte.
Agrego
esta apreciación: la escritura es la elaboración, organización y
desarrollo de los pensamientos para poder ser comunicados. Lenguaje y
pensamiento. Como puedes ver, no necesariamente es esa escritura de
las palabras y todas esas teorías de la lengua, sino la de ejercer
el pensamiento y la comunicación, algo mucho más antiguo que la
invención de signos y alfabetos. Se me ocurre pensar que antes de
estos ya se habían desarrollado las estructuras cerebrales que irían
a permitir el desarrollo de la escritura y la lectura de signos y
alfabetos, de palabras. Desde la emergencia de Homo sapiens ha
usado métodos para expresar y recordar lo que siente y conoce, bien
para su utilidad o su placer, lo que, bien dicho es también un
asunto estético.
Para
empalmar con tu analogía del uróboros, me gustaría decir que la
escritura y la lectura son también “un circulo virtuoso” que,
como lo sugieres, se alimentan la una de la otra.
En
fin, para devolver el debate a su fuente clásica, te remito a Platón
quien en su diálogo Fedro (274 y ss.) expone su crítica a la
escritura y a la lectura: Platón, Fedro, Editorial Gredos, Madrid,
1998, página 400 y siguientes.
Y
ya que hablo de Platón y ya que haces una referencia a la famosa
frase del oráculo de Delfos: “conócete a ti mismo”, quiero
agregar unas explicaciones y mostrar la otra de las famosas frases de
los griegos clásicos, pero no tan conocida. Y vuelvo a auto-citarme
(vanidoso que es uno) de una carta que escribí a mi hijo Nicanor
cuando le comenzaron a perturbar los ardores de la adolescencia por
allá en 2007.
"Gnothi seauton",
"conócete a ti mismo".
Esta es la más popular tanto en ese
entonces como también en la actualidad.
Era una inscripción que estaba
tallada en lo alto del portal del templo y oráculo de Delfos, con la
cual se invitaba a los peregrinos a consultar a las pitias sobre los
sucesos que podrían afectar su vida cotidiana, desde un negocio
personal hasta sobre una guerra entre imperios.
En aquella época, esa expresión se
utilizaba para invitar a las personas a conocer sobre los sucesos y
asuntos que, a su alrededor, afectaban la vida diaria. Bien, tratando
de anticipar o adivinar lo que podría escurrirles, basados en la
interpretación de las palabras del oráculo, o bien, siendo
observador de los sucesos que ocurrían en el ámbito de su vida.
De esta manera, las palabras del
oráculo o la Pitia, le servían a cada cual como un punto de partida
para reflexionar sobre su vida, para así poder interpretar lo que le
sucedía en su realidad y anticiparse o estar atentos a lo que podría
afectarlos.
Esto tenía, además una función de
educación civil, pues obligaba a quien consultaba a tener
conocimientos previos, tal el caso de conocer las leyes para
cumplirlas; conocer de los negocios para así saber cómo manejar
mejor el dinero; conocer a aquellos con los que se establecen
relaciones para así saber como tratarlos; estar consciente en todo
momento lo que se siente y piensa para así saber como comportarse;
conocer algún arte, algún oficio o tener una profesión para así
disfrutar de una vida agradable. En fin, todas esas condiciones
importantes que nos permiten relacionarnos con propiedad en y con el
mundo en que vivimos.
La
otra es:
“épiméleia/cura sui”, el
cuidado de uno mismo o
"Epimelasthai
sautou", "tomarse a sí mismo como objeto de
desvelos".
Esa es la expresión que utiliza
Platón en la voz de Sócrates para definir la educación y formación
de Alcibíades, la cual está explicada ampliamente en el diálogo
del mismo nombre que bien vale la pena leer.
Esta expresión se refiere a un
conocimiento más profundo e intenso, pues requiere que la persona
vaya más allá del simple conocimiento superficial del mundo
externo, de las relaciones que se tengan con él y con los demás,
pero, más importante aun, analizar y criticar las costumbres y
paradigmas que impone la cultura y que hacen que todos actúen como
"Vicente, para donde va la gente".
Esta recomendación lo que pide es que
cada cual sea y actúe lo más conscientemente posible. Lo que la
recomendación socrática propone es que es necesario aprender a
conocer y manejar la propia interioridad, el ser más íntimo.
Me
parece que vale la pena añadir que a esta frase también se la usa
como “la preocupación de sí mismo”.
Te
comento que esos asuntos del conocerse a sí mismo platónico fueron
amplia, profunda y deliciosamente tratados por Michel Foucault en su
curso del Colegio de Francia de 1981-1982. La publicación de la
transcripción del curso fue publicada en español por el Fondo de
Cultura Económica, con el título La hermenéutica del sujeto
(México, 2002. Y de allí tomé buena parte de la información. Como
no he podido encontrar la versión del Fondo, te mando otra que es
una versión menos ... de los cursos, pero que también es fascinante
por aquello de ver el pensamiento de Michel Foucaul funcionar en su
exposición sobre un asunto tan … íntimo.
Mejor
dicho, en estos asuntos y como dijo mi admirado Spinoza, la alegría
está en la búsqueda del conocimiento, cuyo método expone en el
Tratado de la reforma del entendimiento y que perfecciona en la
Ética.
Así
que sigamos buscando que el que busca …
Salud
y alegría,
Iván
Rodrigo.