Jan
Sanders van Hemessen, El cirujano (extracción de la piedra de la
locura).
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Hemessen-cirujano-prado.jpg#/media/File:Hemessen-cirujano-prado.jpg
Lector
Ludi No. 80
Iván
Rodrigo García Palacios
Los
ingenios y la ingeniería de la mente
"Si queremos saber
de un hombre, preguntamos “¿cuál es su historia, su historia
real interior?"... porque cada uno de nosotros es una biografía,
una historia. Cada uno de nosotros es una narración singular, que se
construye, continua, inconscientemente, por, a través de, y en
nosotros... a través de nuestras percepciones, nuestros
sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras acciones; y en el mismo
grado nuestro discurso, nuestras narraciones habladas." (Oliver
Sacks, El Hombre que confundió a su Mujer con un Sombrero, Muchnik
Editores, Barcelona, 1987 , pág. 148).
Así
como ya se habla de una ciencia de la mente i,
muy pronto se estará desarrollando una ingeniería de la mente, la
que se encargará de inventar, desarrollar, producir y reproducir
"los ingenios" del cerebro y de la mente, y digo "los
ingenios", porque el término ingeniero se relaciona pero tiene
una alta connotación de frialdad matemática y, por eso, prefiero la
forma como mi hijo, ingeniero de profesión, define su actividad
profesional: solucionador de situaciones con la aplicación del
ingenio y de la ciencia, algo así como el inventor y desarrollador
de "los ingenios" del cerebro y de la mente.
Sin
embargo, en los aspectos morales y éticos, mucho me temo que mis
buenas intenciones sólo sean eso, porque no serán pocos "los
ingenieros de la mente" que terminen aplicando su ingenio y sus
ciencias en contra de la humanidad y al servicio de los poderosos y
"solucionando" las dificultades de estos para someter,
dominar y explotar a los demás. La ingeniería de la domesticación.
Como que la humanización es un proceso de auto-domesticación que se
desarrolla por obra y gracia de la evolución y la selección natural
y cultural, pero ese es otro asunto (ver: Lector Ludi No. 78).
Pero,
aparte de discusiones morales y éticas, mi propósito es responderme
a la pregunta: ¿qué sería un "ingeniero de la mente?
Para
ser poético, diría que es "el mago" de Giordano Bruno,
"hombre sabio con poder de obrar" y yo agregaría:
"maravillas". Pero en términos menos poéticos, sería
aquel que, como dije atrás, inventa, desarrolla, produce y reproduce
"los ingenios" de la mente y sus productos a partir de los
descubrimientos y desarrollos de la ciencia de la mente.
Y,
¿cuáles son esos "ingenios" y esos productos de la mente?
El
primero y el más asombroso, la mente misma y, el segundo, sus
productos, tan asombrosos como ella y que son "casi un fetiche"
para los humanos: la conciencia, el deseo, los sentimientos, el
pensamiento, la imaginación, el anhelo o Espíritu, esos son "los
ingenios de los ingenios", hasta tal punto que todavía son
considerados, por muchos, como "los grandes dones"
otorgados exclusivamente a los humanos por poderes sobrenaturales y,
por ello, ajenos a cualquier posibilidad de ser explicados como un
producto de la materia de la naturaleza de la especie humana. Lo
mismo se dirá de la mente humana: que es lo que es porque sus
productos son lo que son: sobrenaturales.
Por
supuesto, eso no es así y, por lo tanto, la mente y sus productos
serán posibles de comprender, explicar, producir y reproducir, en el
momento en el cual se hayan desarrollado las herramientas adecuadas
para ello. Esa es una labor más que suficiente para "los
ingenieros de la mente", quienes, con "los científicos de
la mente", tienen por delante el desafío de comprender, definir
y explicar "los misterios" de la materia viva y la de la
naturaleza humana que conforman los asuntos de su búsqueda: mente,
conciencia, deseos, sentimientos, pensamiento, imaginación, anhelo,
etc. Y, más allá de todo eso, conocer el motivo de saber qué, cómo
y por qué es y funciona todo en el universo hasta producir materia
viva y, con ella, materia que siente que siente y se siente y que por
ese sentir tiene conciencia y que, como consecuencia, piensa y sabe
que piensa y se piensa y que, por ello, "desea" y ese deseo
es la fuerza que hace que seamos lo que somos: un ser vivo, un cuerpo
deseante, que persiste en perseverar y, porque siente, imagina y
piensa, se esfuerza por conocer y explicarse a sí mismo tanto los
misterios y los motivos de su existencia de principio a fin, como los
misterios del universo en el que es y habita.
Alcanzar
tal conocimiento es y ha sido uno de los anhelos de la mente humana y
de ello y de sus deseos, sus sentimientos, imaginación,
pensamientos, anhelos, dan constancia los artistas antes que los
científicos, porque son ellos quienes se encargan de desvelar "lo
desconocido" con sus visiones de artistas y explicarlo con sus
propios lenguajes para que de ellos sea traducido a los lenguajes de
las ciencias, pues los artistas expresan en sus propios códigos y
lenguajes lo que sienten y las visiones que su imaginación les
provoca de aquellos sentimientos.
Esa
historia de las artes aun está por ser contada, pero no es ningún
enigma que los artistas anticipan en sus visiones los sueños y las
pesadillas que tarde o temprano se harán realidad para la humanidad.
Tal
será el caso de la mente, un tema que ha encantado y confundido a
todos desde siempre y al que todavía hoy se le trata con dificultad.
Todavía su definición es difusa y confusa, pues, si bien se sabe
que la mente y el cuerpo son una y la misma cosa, no se explica
adecuadamente cómo funcionan, lo que todavía es motivo de fusiones
y confusiones.
Sin
embargo, en el campo de las ciencias o, mejor, de las neurociencias,
ya se están realizando exploraciones en los desconocidos territorios
de la mente y de sus ingenios con esclarecedores resultados, tal el
caso del neurocientífico Antonio Damasio:
"La idea más
sorprendente (surgida de las investigaciones sobre estos temas) es,
quizás, el hecho de que la conciencia se origina en un sentimiento.
[...] La idea de que la conciencia sería un sentimiento de
conocimiento concuerda con los resultados que hemos podido obtener
sobre las estructuras cerebrales que se le asocian más
estrechamente. [...] Arraigando la conciencia en el sentir podemos
explicar el sentimiento de sí mismo. [...] Situar el origen de la
conciencia en el sentimiento nos lleva a interrogarnos por la
naturaleza íntima del sentir. ¿De qué están hechos los
sentimientos? (anótese que el autor ha descrito antes el soporte
biológico, humoral, de las emociones, que son más primarias que los
sentimientos). ¿De qué son percepción los sentimientos? ¿Hasta
dónde podemos explorarlos? En la actualidad aún no es posible dar
una respuesta plena a estas preguntas. [...] Pudiera ser que la
conciencia humana exigiera la presencia de sentimientos"
(Antonio R. Damasio, La sensación de lo que ocurre, Debate,
Barcelona, 2001, capítulo 11).
Antonio
Damasio busca los referentes filosóficos para su investigación en
la Ética de Spinoza:
"De gran importancia
para lo que comentaré era su idea de que tanto la mente como el
cuerpo eran atributos paralelos (llamémosles manifestaciones) de la
misma sustancia (ver: Spinoza, Ética, I). Como mínimo, al negarse a
cimentar menté y cuerpo en sustancias diferentes, Spinoza hacía
saber su oposición a la opinión sobre el problema de la mente y el
cuerpo que era mayoritaria en su época. Su disensión se erguía en
un mar de conformidad. Sin embargo, más intrigante era su idea de
que «la mente humana es la idea del cuerpo humano.» (Ver: Spinoza,
Ética, II). Esto planteaba una posibilidad cautivadora. Spinoza pudo
haber intuido los principios que existen tras los mecanismos
naturales responsables de las manifestaciones paralelas de mente y
cuerpo. Como comentaré más adelante, estoy convencido de que los
procesos mentales se fundamentan en la cartografía que el cerebro
tiene del cuerpo, acumulaciones de pautas neurales que representan
respuestas a acontecimientos que causan emociones y sentimientos.
Nada podría ser más reconfortante que encontrarse con esta
afirmación de Spinoza y meditar sobre su posible significado"
(Antonio Damasio, En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción
y los sentimientos, Drakontos, Barcelona, 2009, p. 18).
Y
como Spinoza, Damasio se encuentra con que el sentir se origina en
esa cualidad de la materia que la hace perseverar en su ser y forma y
es consciente de ello:
"[...] la misma
empresa natural de la autopreservación que Spinoza enuncia de forma
tan clara y transparente como esencia de nuestro ser, el conatus,
es llamado a actuar cuando nos enfrentamos a la realidad del
sufrimiento y, en especial, de la muerte, real o anticipada, ya sea
la nuestra o la de los que amamos. La perspectiva misma del
sufrimiento y la muerte trastorna el proceso homeostático del
espectador. La empresa natural para la autopreservación y el
bienestar responde al trastorno con una lucha para evitar lo
inevitable y corregir el equilibrio. La lucha provoca que encontremos
estrategias compensadoras para la homeodinámica que se ha desviado
del camino recto; y el darse cuenta de toda la situación
comprometida es causa de profunda aflicción".
"[...] primero, de
poseer sentimientos (no simplemente emociones, sino sentimientos)
[...] En segundo lugar [...] de poseer dos dones biológicos, la
conciencia y memoria (cursivas de Antonio Damasio), que
compartimos con otras especies pero que alcanzan mucha más
importancia y grado de refinamiento en los seres humanos. En el
sentido estricto del término, conciencia significa la presencia de
una mente con un yo, pero en términos humanos prácticos, esta
palabra realmente significa más. Con ayuda de la memoria
autobiográfica, la conciencia nos proporciona un yo enriquecido por
los registros de nuestra propia experiencia individual" (Antonio
Damasio, En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción y los
sentimientos, Drakontos, Barcelona, 2009, p. 249-250).
Para
otra neurocientífica, Susan Greenfield:
“La mente es la
personalización del cerebro a través de una conectividad neuronal
única, impulsada a su vez por experiencias únicas; si es así,
estarán de acuerdo en que si tenemos acceso directo al cerebro, y
cambiamos su configuración física, trasformaremos inevitablemente
la mente” (Susan Greenfield, ¡Piensa! ¿Qué significa ser humano
en un mundo en cambio? Ediciones B, Barcelona, 2009, p. 97).
Y
no son los únicos, tal el caso del Premio Nobel, Gerald M. Edelman
(Gerald M. Edelman y Giulio Tononi, El universo de la conciencia.
Cómo la materia se convierte en imaginación, Crítica, Barcelona,
2002) y otros que también han tratado de explicar la mente y la
conciencia como una actividad de la materia-energía, o sea, como
resultado de la evolución en los procesos neuronales y en las
relaciones del cerebro con el cuerpo y con el mundo como el
neurocientífico colombiano Rodolfo Llinas y sus teorías sobre los
procesos neuronales, el self y los qualia.
Etc.
***
Pero
tanto o más asombroso que estos descubrimientos científicos
actuales, es que, hace cuatro siglos y antes que Spinoza planteara
las cosas como las expone y las explica Antonio Damasio, es el que
Giordano Bruno ya lo planteara, pero como una ciencia empírica: la
ciencia o arte de la memoria y la magia de los vínculos, la que, si
se analiza con la mente abierta, ya anticipaba las propuestas de Eric
R. Kandel, sobre la ciencia de la mente citada en el anexo.
Como visionario, Giordano Bruno anticipó
notables asuntos que hoy por hoy las ciencias y en particular las
neurociencias están demostrando, tal el caso de su "aparato
mental" para crear métodos y significados que no es otra cosa
que el mismo trabajo que el cerebro realiza para producir la mente y
sus ingenios.
Esto es lo que Giordano
Bruno escribió y que pareciera estar hablando, en el lenguaje de su
época, del funcionamiento del cerebro, de la mente y de lo humano
del Homo-Humano, tal y como lo exploran ahora las neurociencias:
"El alma se difunde
en grado sumo por todo el horizonte de su naturaleza. Acaece por ende
que no sólo conoce sus propios miembros, sino incluso todas las
cosas con las que contrajo algún uso, participación y comunión....
Pues así como si alguien roza con el dedo o pincha con una aguja una
sola parte del cuerpo, al punto todo el cuerpo se turba según todos
los miembros, no según aquella parte solamente -aún cuando sólo a
partir de aquella parte-, asimismo, teniendo el alma de cada cosa
continuidad con el alma del universo, no se sigue la imposibilidad
-que se da en los cuerpos- de penetrarse mutuamente" (Giordano
Bruno, De magia).
«[...] no hay nada en la
razón que no haya sido anteriormente percibido por los sentidos
[quod prius non fuerit in sensu], y no hay nada que, partiendo
de los sentidos, pueda llegar hasta la razón sin pasar por la
fantasía» (Giordano Bruno, Theses de Magia, XLIII, vol. III, pág.
481).
***
Otro
visionario, Marcel Proust, él es "el artista de la memoria",
pero de esa memoria que ahora las neurociencias tratan de explicar:
que la mente es la memoria del cuerpo y el escenario de los recuerdos
y que los recuerdos son el encuentro en el "aquí y ahora"
de la experiencia de los sentimientos de pasado, presente y futuro en
la mente. Eso es la materia de su gran novela: En busca del tiempo
perdido: memoria, sentimientos y recuerdos:
"Pues la memoria, en
vez de un ejemplar duplicado, siempre presente ante nuestros ojos, de
los diversos hecho de nuestra vida, es más bien un vacío del que de
cuando en cuando una similitud actual nos permite sacar, resucitar,
recuerdos muertos; pero hay, además, mil pequeños hechos que no han
caído en esa virtualidad de la memoria y que permanecerán siempre
incontrolados para nosotros" (M. Proust. En busca del tiempo
perdido. La Prisionera, cito por la traducción española en Alianza
Editorial, Madrid, 1966-1969, pág. 156).
La
conexión de la novela de Marcel Proust con la actuales exploraciones
científicas la expone Carlos Muñoz Gutiérrez en su artículo: Los
usos de la memoria ii,
en el que explica la anticipación de Proust con relación a la
memoria y la metáfora y la mente y el arte que los científicos
cognitivos exploran ahora:
"Memoria y
Metáfora:
"Es posible hacer
que se sucedan indefinidamente en una descripción, los objetos que
figuraban en el lugar descrito, pero la verdad sólo empezará en el
momento en que el escritor tome dos objetos diferentes establezca su
relación, análoga en el mundo del arte a la que es la relación
única de la ley causal en el mundo de la ciencia, y los encierre en
los anillos necesarios de un bello estilo; incluso, como la vida,
cuando, adscribiendo una cualidad común a dos sensaciones, aísle su
esencia común reuniendo una y otra, para sustraerlas a las
contingencias del tiempo, en una metáfora" iii
Es conocida la idea
Proustiana de que sólo por la metáfora es posible los recuerdos y
por ende el arte. De algún modo en Proust la reminiscencia está al
servicio de la metáfora, pero, ¿qué papel cumple en el proceso del
recuerdo? En Proust ante una sensación que "sin la noción de
su causa" produce un sentimiento de placer o felicidad (la joié)
-palabra que igualmente usa Coleridge como marca del genio creativo-
y que recobra una sensación pasada, se activa un proceso de búsqueda
del elemento común de ambas sensaciones y sólo podrá comprenderse
cuando logren identificarse, cuando se aproximen dos sensaciones por
el "milagro de una analogía". Sólo entonces cuando
proyectamos metafóricamente un tiempo pasado en un tiempo presente
es cuando puede explicarse la sensación de felicidad como prueba de
la superación de la contingencia, de la "esencia común",
que en la mayor parte de las veces es sencillamente el reconocimiento
de que puede trazarse aún una línea continua entre momentos
dispersos, entre saltos metafóricos hay una reconstrucción de la
experiencia y una construcción del yo que la "experienció".
(El Término se toma del Trabajo de G. Lakoff y M. Johnson,
exponentes de la crítica a la Psicología Cognitiva tal y como se
desarrolla desde los años 60 hasta los años 80 y renovadores de la
misma a partir de esa década).
Eso ofrece, no sólo la
alegría de sentir que la inexorabilidad del tiempo puede superarse,
sino una significación de la experiencia vivida.
La metáfora es el
proceso que nos permite, al final de la experiencia, comprender que
la semejanza existente entre los episodios de la vida nos vincula a
lo largo del tiempo, reconociéndonos en ellos. Reconstruyendo el
presente a través del pasado, sabemos entonces, pues genera
conocimiento, que existe una relación semántica que puede
prolongarse entre el sujeto que experimenta el mundo hasta su
posesión, hasta poder constituirse en narrador y no solamente en
personaje narrado, y los eventos que le rodean.
Esta nueva introducción
de la metáfora como proceso del recuerdo debemos verla de la manera
amplia que nos ofrecía Johnson y Lakoff y que en el contexto
proustiano ha captado magníficamente G. Genette cuando estructura
los usos metafóricos de Proust en concatenaciones metonímicas, que
son las responsables de producir el relato. La metáfora como
proyección estática quedaría inmóvil si con ella no aportáramos
los elementos contiguos, que configuran las historias en las que
están inmersas las metáforas. De la misma manera el rastro
metonímico permite reconstruir la narración, volverla a contar y en
cada instancia, porque resulta recurrente tras la proyección, quedan
integrados nuevos elementos que constituirán el orden propio de la
memoria. Genette lo expresa hermosamente en las siguientes líneas:
"El verdadero
milagro proustiano no es que una magdalena mojada en té tenga el
mismo gusto que otra magdalena mojada en té y despierte el recuerdo;
es, más bien, que esa segunda magdalena resucite con ella un cuarto,
una casa, una ciudad entera, y que ese lugar antiguo pueda, por
espacio de un segundo, "conmover la solidez" del lugar
actual, forzar sus puertas y hacer vacilar sus muebles" iv.
Y apostilla más
adelante: "Ahí, pues, ahí solo -por la metáfora, pero en la
metonimia- comienza el relato" v.
***
Memoria
y circo
Y,
por supuesto, no puede faltar Jorge Luis Borges y su Funes el
memorioso y otros casos de memoria excepcional, que muestran lo que
una memoria es, pero que es todo lo contrario de lo que la memoria de
la materia viva es: la posibilidad del recuerdo.
Y,
para ponerlo en términos paródicos, más que memoria tales casos
son un espectáculo de circo.
Funes
el memorioso es un relato de Borges, que aún siendo ficción,
expresa magistralmente las circunstancias mentales de un hipermnésico
(Jorge Luis Borges (1944), Funes el Memorioso en Artificios. Alianza
Editorial, Madrid).
Y
en la realidad, tal es el caso de "S", un caso documentado
por A. R. Luria en La Mente del Nemónico (1968). Cito por la
traducción de Editoial Trillas, México, México D.F., 1983.
Otros
casos documentados y bien conocidos como VP, Elizabeth, Nancy o
Toscanini pueden encontrarse en la recopilación de U. Neisser, (Ed.)
(1982). Memory Observed. Remembering in Natural Contexts. W. H.
Freeman and Company, New York, aunque su descripción, en este caso,
no es relevante. Igualmente además de los casos de Jimmy G. o W.
Thomson recogidos por O. Sacks (1970). The Man who mistook his Wife
for a Hat. Summit Books, New York. (Trad.: El Hombre que confundió a
su Mujer con un Sombrero, Muchnik Eds., Barcelona, 1987), está el
correlato de Luria en El hombre con su mundo destrozado, edición
castellana de Granica editor, Argentina, 1973. También encontramos
casos de amnésicos de diversa índole en la recopilación de Rubin,
D.C. (Ed.) (1986). Autobiographical Memory. Cambridge University
Press, Cambridge, Mass.
***
En
fin ...
La
mente es la memoria sensorial del cuerpo, donde se origina la
conciencia que es, a su vez, donde se despliegan las emociones y los
sentimientos, con los que se construye el escenario de la imaginación
y donde actúa el pensamiento y juegan los recuerdos y los sueños
que es donde nace el espíritu.
Y
para que todo el teatro sea y actúe, se inventan los códigos que
permiten memorizar y expresar el sentir, el imaginar y el pensar, que
es asignarle un sentido a la memoria de los recuerdos, para que así
cada actor se exprese y de sentido a la exhibición del yo biográfico
y su actuar con los otros y con el mundo. Al fin y al cabo, somos lo
que recordamos que somos y los recuerdos son la memoria afectada por
el sentir y los sentimientos. Como ya se dijo.
Entonces,
la ingeniería de la mente sería una ingeniería de la memoria y del
recuerdo.
Notas
iEric
R. Kandel, En busca de la memoria: nacimiento de una nueva ciencia
de la mente:
"Ha surgido así una nueva
ciencia de la mente que recurre a la poderosa biología molecular
para estudiar los misterios de la vida que aún se nos ocultan.
Cinco principios son el
fundamento de esta ciencia mixta. En
primer lugar, no cabe separar la mente del cerebro. El
cerebro es un órgano biológico complejo que tiene una enorme
capacidad de cómputo y construye nuestras experiencias sensibles,
regula nuestros pensamientos y emociones y controla nuestras
acciones. No sólo se encarga del comportamiento motor relativamente
simple que desarrollamos para correr o comer, sino de complejos
actos que reputamos como la quintaesencia de lo humano: pensar,
hablar y crear obras de arte. Desde esta perspectiva, la mente es un
conjunto de operaciones que lleva a cabo el cerebro, así como
caminar es un conjunto de operaciones que llevan a cabo las piernas,
con la salvedad de que se trata de algo radicalmente más complejo.
En
segundo lugar, en cada función mental –desde el reflejo
más simple hasta las actividades creativas como el lenguaje, la
música y el arte– intervienen circuitos neurales especializados
de distintas regiones cerebrales. Por esa razón, es preferible
hablar de la “biología mental” para referirnos al conjunto de
operaciones mentales que llevan a cabo esos circuitos neurales
especializados, en lugar de hablar de la “biología de la mente”,
expresión que sugiere que todas las operaciones mentales se
desenvuelven en un lugar preciso y entrañan un emplazamiento
cerebral único.
En
tercer lugar, todos esos circuitos están constituidos por
las mismas unidades elementales de señalización, las células
nerviosas. En cuarto lugar,
los circuitos neurales utilizan moléculas específicas para
transmitir señales en el interior de las células nerviosas y
también entre dos células distintas. Por
último, esas moléculas específicas que constituyen el
sistema de señales se han conservado a lo largo de millones de años
de evolución. Algunas de ellas ya estaban presentes en las células
de nuestros antepasados más remotos y pueden hallarse hoy en
nuestros parientes más lejanos y primitivos desde el punto de vista
evolutivo: los organismos unicelulares como las bacterias y las
levaduras, y los organismos multicelulares simples como los gusanos,
las moscas y los caracoles. Para organizar sus andanzas en su medio
ambiente, estas criaturas utilizan las mismas moléculas que
empleamos nosotros para gobernar nuestra vida cotidiana y adaptarnos
al nuestro.
Así, la nueva ciencia de la
mente no sólo nos ilumina sobre nuestro propio funcionamiento –cómo
percibimos, aprendemos, recordamos, sentimos y actuamos– sino que,
además, nos sitúa en perspectiva en el contexto de la evolución
biológica. Nos permite comprender que la mente humana evolucionó a
partir de las moléculas que utilizaban nuestros antepasados más
humildes y que los mecanismos moleculares que regulan los diversos
procesos biológicos también se aplican a nuestra vida mental"
(Eric R. Kandel, En busca de la memoria: nacimiento de una nueva
ciencia de la mente - 1a ed. - Buenos Aires : Katz, 2007. pp.
14-15).
Eric Richard Kandel es un
científico estadounidense, nacido en Viena (Austria) el 7 de
noviembre de 1929. Se destacó especialmente en los ámbitos de la
medicina, la psiquiatría y la neurofisiología, recibiendo como
reconocimiento a su labor el Premio NObel en el año 2000 debido a
sus estudios científicos de la aplysia, una especie de caracol
marino que tiene unos mecanismos neuronales que funcionan de manera
parecida a los humanos.
iiCarlos
Muños Gutiérrez, Los usos de la memoria, A Parte Rei, Revista de
Filosofía, # 69, mayo 2010.
iiiM.
Proust. En Busca del Tiempo Perdido. El Tiempo Recobrado, op. cit.,
pág. 239.
ivG.
Genette. Metonimia en Proust en Figures III. Editions du Senil,
1972. Hay traducción al castellano (por la que cito) en Lumen,
Barcelona, 1989, pág. 63.
vibid.
pág. 69.
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