Goya,
Fausto:
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Lector
Ludi No. 85
Iván
Rodrigo García Palacios
Del
Superhombre ("Übermensch") en el primer Fausto de
Goethe
al
primer Superhombre ("Übermensch") de Nietzsche
Nota previa: Por andar de
"Aprendiz de Brujo", operando con las materias de la vida,
había dejado de lado mis juegos de Lector Ludi. Pues bien, he aquí
uno para retomar lo perdido.
La
primera vez que Nietzsche menciona el Superhombre ("Übermensch"),
lo hace en una de sus notas de diciembre 1882:
“No quiero la vida de
nuevo. ¿Cómo he podido soportarla? Produciendo. ¿Qué es lo que
permite soportar su vista? La visión del superhombre que dice que sí
a la vida. Yo también lo he intentado ¡ay de mí!” (Citado por
Mazzino Montinari, Nietzsche (publicado en Los hombres de la
historia, CEAL, 1978, trad. Oberdan Caletti.), pág. 59).
Pero,
¿cuál es esa visión del "Superhombre ("Übermensch")
que dice que sí a la vida", con la que Nietzsche, en ese
diciembre de 1882, menciona por primera vez ese motivo y al mismo
tiempo se lamenta, dramáticamente, porque poco más le ha servido
para soportar los padecimientos físicos y anímicos que, por el
conflicto y rompimiento con Lou Andreas Salomé y Paul Rée, lo
afectan y lo tienen postrado, casi al borde del suicidio y temiendo
el eterno retorno de su vida? 1
Como
todos los pensamientos abismales de Nietzsche: el eterno retorno, la
muerte de dios y la voluntad de poder, el del Superhombre
("Übermensch")
también tiene un origen más encarnado y pasional, los que también
están conectados con las lecturas y personajes que lo afectaron
profunda e íntimamente en cada uno de sus momentos. Como bien se
sabe, tanto el motivo del Superhombre ("Übermensch")
como los del eterno retorno de lo mismo y el de la voluntad de poder,
se trasformarán en enigmas sin solución y laberintos sin salida,
pese al empeño de Nietzsche por darles un desarrollo filosófico
pleno y sistemático.
Los
estudiosos de la obra y de los escritos de Nietzsche, tienden a
ignorar esa primera mención que hace Nietzsche del Superhombre
("Übermensch"),
en diciembre de 1882. Quizás porque es apenas una exclamación
desesperada y sin ninguna otra anotación que la explique y
desarrolle como acostumbraba para los pensamientos que consideraba
importantes. Quizás, porque en ese momento era sólo un lamento que
le permitía corresponder su lastimoso estado físico y anímico.
Vaya a saberse.
Lo
cierto es que, por múltiples convergencias y consideraciones, aquel
motivo y aquella visión pueden ser conectadas con la visión de un
más noble antecedente con el cual Nietzsche pretende elevarse y
superase en su lastimosa siutación a través de otra tragedia, la
del "más grande de Alemania": Goethe, al que admiraba
desde su temprana juventud y al que, como tantos otros, consideraba
su maestro y modelo de imitación y de superación.
Y en ese momento de su
existencia Nietzsche se sintió cual Goethe en sus conflictos con
Schiller y en su lucha por escribir y concluir la primera parte de su
poema Fausto, ese poema y esa escritura que para Nietzsche serán
espejo de sus padecimientos y escrituras en extraña sincronía, como
que hacía poco lo había considerado tanto para el aforismo 341,
sobre el eterno retorno como para el 342, sobre Zaratustra, en la
Gaya ciencia.
Al igual que Goethe, quien
escribió los primeros fragmentos de Fausto en 1772-73, a los 24
años, en medio de aquel enamoramiento por por Lota (Charlotte)
Buff, la prometida de su colega y amigo Kestner, el jurista y hombre
mayor con el que entabló amistad en su época de aprendizaje en
Wetzlar, momento y lugar en el que la tragedia también da origen a
la obra más célebre de Goethe, Las desventuras del joven Werther,
que tiene como motivo el suicidio de otro de sus colegas, igualmente
enamorado de Lota. Después, en 1800 y en los años siguientes y
hasta la publicación de la primera parte de Fausto, en 1808, Goethe
luchará con la escritura del poema, labor en la que apenas logra
entusiasmarlo la amistosa presión de su, todavía, amigo Schiller.
Pero, a diferencia, para aquellos tiempos la situación sentimental
de Goethe era otra y, si bien, era socialmente complicada su relación
con Christiane Volpius, su vida
doméstica, afectiva y sensual le era satisfactoria.
Nietzsche
debió recordar al admirado Goethe en ese diciembre de 1882 y le
debió parecer evidente la simetría entre ambos. Debió recordar que
catorce años antes se había encontrado por primera vez con Richard
Wagner y que poco después inicia sus visitas a la casa de los Wagner
en Tribschen, cerca de Lucerna, y se enamora de Cosima. Escribe el
ensayo, El nacimiento de la tragedia, como una explicación de la
misión musical y filosófica de la obra de Richard Wagner y como una
manifestación de su admiración por el hombre. Igualmente, regala a
Cosima algunos originales de sus escritos sobre la cultura griega y,
en particular, escribe los fragmentos de Empédocles, lo que se
proponía ser un poema para expresar su enamoramiento por Cosima,
inspirado en la vida y en el poema de igual título de Hölderlin.
Pero también sus recuerdos
le debieron mostrar el trágico contraste entre su situación de
padecimiento y desasosiego, con aquella de Goethe que, para los
primeros años del 1800, disfrutaba una satisfactoria situación
afectiva, doméstica y sensual con Christiane Volpius, la misma que
él habría pretendido con Lou Andreas Salomé.
Un mes y medio después,
Nietzsche emprenderá la escritura de Así habló Zaratustra, cuya
primera parte concluye en los diez primeros días de febrero de 1883.
Así se pueden establecer
las correspondencias entre Goethe, Lota (Charlotte), Christiane, con
Nietzsche, Cosima, Lou Andreas, Empédocles, Fausto, Zaratustra
***
Para no olvidar, Spinoza era
el filósofo de cabecera de Lou Andreas Salome.
Por
ello, a todo lo anterior es necesario agregar la importancia que en
Así habló Zaratustra tienen el Superhombre ("Übermensch")
junto al bruniano y espinoziano "espíritu de la tierra"
("Erdgeistes"),
esto dice Zaratustra:
"¡Mirad, yo os
enseño el superhombre!
El
superhombre es el sentido de la tierra. Diga vuestra voluntad:
¡sea el superhombre el sentido de la tierra! ¡Yo os conjuro,
hermanos míos, permaneced fieles a la tierra y no creáis a quienes
os hablan de esperanzas sobreterrenas! Son envenenadores, lo sepan o
no" (Así habló Zaratustra, I, Prólogo, 3, traducción
castellana de A. Sánchez Pascual, Alianza Editorial, Madrid, 1972,
p. 34).
("Seht,
ich lehre euch den Übermenschen!/Der Übermensch ist der Sinn der
Erde. Euer Wille sage: der Übermensch sei der Sinn der Erde! Ich
beschwöre euch, meine Brüder, bleibt der Erde treu und glaubt Denen
nicht, welche euch von überirdichen Hoffnungen reden! Giftmeister
sind es, ob sie es wissen oder nicht".
(Kritische Studienausgabe, edición de Giorgio Colli y Mazzino
Montinari, DTV-De Gruyter, Munich-Berlín 1999, vol. 4, pp. 14-15)
Para
ello, las autorizadas explicaciones e interpretaciones filosóficas
que se han realizado sobre esos dos motivos y los autorizados
análisis sobre las conexiones entre Fausto y Así habló Zaratustra,
como ya lo han mostrado otros 2.
El
término Superhombre ("Übermensch")
es de Goethe, como luego lo será de Novalis, Heine y una
reminiscencia de Platón 3.
Ese
Superhombre ("Übermensch")
de Goethe, junto con el bruniano y espinoziano "Espíritu de la
tierra" ("Erdgeistes"),
aparecen ya en De noche ("Die
Nacht"), primer
poema de la primera parte de Fausto, en el diálogo entre Fausto y el
Espíritu:
"Fausto:
[...] (Hojea el libro a desgana y descubre el signo del espíritu de
la tierra)
¡Qué diferente es ahora
este símbolo para mí!
Espíritu
de la tierra, te me acercas".
("Faust:
[...] (er schlägt unwillig das Buch um und erblickt das
Zeichen des Erdgeistes.) / Wie anders wirkt dies Zeichen auf mich
ein! / Du, Geist der Erde, bist mir näher").
[...]
Espíritu:
[...] ¡Qué
lastimoso espanto se apodera de ti, oh superhombre!
("¡Welch erbärmlich
Grausen/Fast Übermensch dich!").
La exclamación de
Zaratustra bien se corresponde con el lamento de Fausto y la
respuesta del Espíritu. Un pensamiento abismal para el profundo
sentimiento de un enamoramiento de imposible realización que bien se
corresponden tanto para Fausto como para Zaratustra.
Bien conocía y recordaba
Nietzsche la vida y obra de Goethe, por lo que no es de extrañar que
en ese diciembre de 1882 se identificara con Goethe quien, en su
momento, también se enfrentaba a los conflictos y a la rivalidad con
Schiller, como él con Paul Rée, pero por el amor de Lou. Y, en
cambio, para Nietzsche si era motivo de envidia el que Goethe, que
para aquella época vivía en "concubinato", si había
encontrado en el amor de Christiane Volpius la sensualidad y el apoyo
doméstico e incondicional, tal y como lo había deseado para él y
se lo había propuesto repetidamente a Lou Andreas Salomé, casi
hasta el punto de la imposición, lo que bien pudo ser uno de los
motivos para que ella lo rechazara definitivamente.
En 1808 y luego de varios
aplazamientos, Goethe publica la primera parte de Fausto.
No pretendo desentrañar la
urdimbre de conexiones que emparentan Fausto y Así habló
Zaratustra, esa labor ya la han realizado otros más autorizados. Mi
propósito es también humilde y pasional: deseo mostrar algunas de
las circunstancias vitales de Goethe con las que Nietzsche se
identifica en aquel momento de diciembre de 1882 y por las que lanza
ese lamento de Fausto y se identifica con el Superhombre
("Übermensch") que en su dolor rechaza la vida y
teme su eterno retorno.
Como bien se sabe, Fausto es
una obra que Goethe escribió durante casi toda su vida y en
distintas épocas críticas de su existencia, desde los primeros
esbozos de su juventud, en los cuales resuma su experiencia
existencial e intelectual, sus dramáticos amores de juventud, sus
lecturas formativas de los clásicos griegos y las más apasionadas
manifestaciones del "Sturm und Drang" (tormenta e
ímpetu) que bien se avenían con el enigma y misterio de la leyenda
de Fausto, ese personaje al que Goethe reinterpretaría a su aire y
genio.
Desde esa primera versión:
Fausto primitivo o "Urfaust" (1765-1771), hasta las
publicaciones de la primera parte (1808) y de la obra completa con
sus dos partes (1832), Goethe escribe Fausto en circunstancias
críticas de su existencia, circunstancias críticas que, para la
hipótesis descabellada que estoy proponiendo, son los espejos en los
que Nietzsche mira su desasosiego y desesperación de diciembre de
1882.
Nietzsche por su parte,
escribe la primera parte de Así habló Zaratustra en los diez
primeros días de febrero de 1883. Las restantes tres partes las
escribirá, la segunda, a mediados de 1883, la tercera, en abril de
1884 y, la cuarta, en abril de 1885.
Nietzsche identifica los
motivos y a la protagonista de su tragedia amorosa, Lou Andreas
Salomé, con Helena y Margarita de Fausto. La Margarita que pregunta
a Fausto por su actitud frente a la religión:
"JARDÍN DE MARTA
(MARGARITA y FAUSTO.)
MARGARITA
Prométemelo, Enrique.
FAUSTO
Con todas mis fuerzas.
MARGARITA
Di, ¿cómo estás con la religión?
Aunque eres un hombre bueno de corazón, me temo que no le das mucha
importancia.
FAUSTO
¡Déjalo, niña! Ves que para ti soy
bueno: por mi amor doy cuerpo y sangre; no quiero sustraerle a nadie
sus sentimientos ni su Iglesia.
MARGARITA
Eso no me gusta, se debe tener fe.
FAUSTO
¿Se debe?"
(Marthens Garten
Margarete. Faust.
Margarete:
Versprich mir, Heinrich!
Faust:
Was ich kann!
Margarete:
Nun sag, wie hast du's mit der
Religion?
Du bist ein herzlich guter Mann,
Allein ich glaub, du hältst nicht
viel davon.
Faust:
Laß das, mein Kind! Du fühlst,
ich bin dir gut;
Für meine Lieben ließ' ich Leib
und Blut,
Will niemand sein Gefühl und seine
Kirche rauben.
Margarete:
Das ist nicht recht, man muß dran
glauben.
Faust:
Muß man?
(Johan Wolfgang Goethe, Fausto).
Tal y como lo hiciera la
misma Lou en los días y noches felices del idilio de Tautemburg.
Esto escribe Lou en su Mirada restrospectiva, esa memoria que
escribió sobre sus relaciones con Nietzscne:
En una de mis cartas a Paul Rée desde
Tautenburg la del 18 de agosto, ya puede leerse: “Muy al comienzo
de mi relación con Nietzsche le escribí a Maldiwa que éste era una
naturaleza religiosa, despertando con ello la más fuerte resistencia
de su parte. Hoy quisiera subrayar doblemente esta expresión”
“Veremos el día en que se presente como heraldo de una nueva
religión, y será entonces una religión que reclute héroes como
discípulos. Cuán igual pensamos y sentimos al respeto, y cómo nos
quitábamos cabalmente las palabras y los pensamientos de la boca.
Literalmente nos matamos hablando estas tres semanas, y lo notable es
que, de pronto, él soporta ahora charlar cerca de diez horas al
día.” “Es extraño que con nuestras conversaciones vayamos a dar
involuntariamente a los abismos, a aquellos lugares de vértigo a los
que alguna vez uno ha llegado trepando solo, para asomarse a las
profundidades. Constantemente hemos escogido los senderos de las
gamuzas, y si alguien nos hubiese escuchado habría creído que eran
dos diablos conversando” (Lou Andreas Salomé, Mirada
restrospectiva).
Y esta es una de las notas
que escribió Nietzsche para Lou sobre los escritos que ella le ponía
a su consideración en aquellos días de Tautemburg:
"La mujer más débil
transformará a todo hombre en un dios, y de la misma manera obrará
con las costumbres o la religión: por un proceso de sacralización
las verá como algo intocable, definitivo y adorable. Es evidente que
el sexo débil es más importante que el sexo fuerte en el origen de
las religiones. Así serán las mujeres si se las deja solas, desde
su debilidad no cesarían de crear "hombres", o también
"dioses". Y como puede suponerse, ambos parecerían:
¡monstruos de fuerza!" (Friedrich Nietzsche, Lou v. Salome,
Paul Rée, Documentos de un encuentro, Laertes, Barcelona, 1982, p.
152).
Mucho después, en 1894, en
el estudio que Lou escribió sobre la obra de Nietzsche analiza el
mismo asunto con mayor profundidad.
Además, lo ya dicho,
Nietzsche le envidia a Goethe su vida sensual y doméstica con
Christiane Volpius, la que él soñaba realizar con Lou. También,
debe recordarse que, para el momento de la publicación de la primera
parte de Fausto, Goethe mantenía una soterrada revalidad con
Schiller, equivalente a la que afectaba a Nietzsche con Paul Rée por
el amor de Lou.
Nietzsche, como Fausto,
también quiso realizar un pacto con Mefistófeles mediante el cual
se le concediera el acceder a la Verdad, el conocimiento y el
elevarse en el "Eterno femenino" y, por supuesto, el poder
para conquistar el amor de Lou.
Similares
a los de Fausto, son pues, el enamoramiento, el estado físico y
anímico, los pensamientos y los anhelos que afectaban a Nietzsche en
diciembre de 1882, los que se mantendrán en la escritura de Así
habló Zaratustra y hasta el final de su vida lúcida.
***
Así
empieza la primera parte de Fausto, con el lamento que Nietzsche hace
suyo, como se podrá notar en la lectura completa del poema:
"De noche
En un angosto cuarto
gótico de techo alto y abovedado.
Fausto: (inquieto,
en un sillón frente al pupitre).
He estudiado, ¡ay!,
filosofía,
jurisprudencia y
medicina,
y también, ¡por
desgracia!, teología;
profundamente, con
apasionado esfuerzo.
Y heme aquí ahora,
¡pobre loco!,
tan cuerdo como antes
[...].
(Nacht.
In einem
hochgewölbten, engen gotischen Zimmer Faust, (unruhig auf seinem
Sessel am Pulte).
Faust:
Habe nun, ach!
Philosophie,
Juristerei und Medizin,
Und leider auch Theologie
Durchaus studiert, mit heißem Bemühn.
Da steh ich nun, ich armer Tor!
Und bin so klug als wie zuvor [...]).
Juristerei und Medizin,
Und leider auch Theologie
Durchaus studiert, mit heißem Bemühn.
Da steh ich nun, ich armer Tor!
Und bin so klug als wie zuvor [...]).
(Goethe,
Fausto, I, primeros versos del poema: De noche).
En
las cartas escritas, enviadas y no enviadas, Nietzsche,
melodramáticamente, expresa su despecho amoroso, su adolorida
situación y los delirios de su mente, hasta el punto de atribuirse
para sí mismo la situación de Fausto, tal y como se los escribe a
Paul Rée y Lou von Salomé en Berlín, en sus cartas de Rapallo,
hacia el 20 de diciembre de 1882:
"[...] Pues piensan ambos que soy
a fin de cuentas un semi enajenado que sufre de jaquecas, a quien la
prolongada soledad le ha trastornado completamente la cabeza"
(Friedrich Nietzsche, Correspondencia, vol. IV, Trotta, Madrid, 2010,
p. 303).
Ese
es el fáustico Superhombre
("Übermensch"),
esa visión en la que Nietzsche se encarna, dolorido y
maltrecho, en diciembre de 1882. Sin embargo, un poco más de un mes
después, es traspuesto, en Así
habló Zaratustra, en el Superhombre
("Übermensch")
"del porvenir", capaz de soportar, en la gracia de su
"voluntad de poder", "el eterno retorno de lo mismo",
para de ahí en adelante convertirse en enigma y perderse en el
laberinto que Nietzsche no podrá resolver ni superar y con el que se
silenciará en la locura. La leyenda de la muerte de Homero se
repite.
Es
ya cerca del final que Nietzsche, en Crepúsculo de los ídolos,
intenta retornar a ese primer Superhombre ("Übermensch")
y a ese su origen goethiano, pero un paso más allá, en el abismo, y
el modelo será César Borgia 4
(4).
Ya demasiado tarde:
"A
quien un dios quiere destruir, antes lo enloquece" ("Quem
deus vult perdere, dementat prius").
Ariadna, Eros, Dionisios y
Apolo, y, por supuesto, Fausto, han perpetrado su trágica venganza.
NOTAS
1
Friedrich Nietzsche, Lou v. Salome, Paul Rée, Documentos de un
encuentro, Laertes, Barcelona, 1982, pp. 189: "No se inquieten
demasiado por los arrebatos de mis delirios de grandeza o de mi
vanidad herida: y si por casualidad yo mismo alguna vez hubiera de
quitarme la vida por dichos afectos, tampoco entonces habría
demasiado por lo que llorar. ¡Que les importa a ustedes, quiero
decir a usted y a Lou, mis fantasías! Consideren muy mucho entre
ustedes que al fin y al cabo soy ya un medio-inquilino de un
manicomio, enfermo de la cabeza, a quien la soledad ha desconcertado
completamente. Por esto he llegado a la comprensible razón de mi
situación, después de haber tomado por desesperación una
increíble dosis de opio: en vez de haber perdido la razón parece
que finalmente me viene. Por lo demás he estado enfermo
durante semanas: y si les digo que durante 20 días el tiempo aquí
ha sido como en Orta, mi estado les parecerá más comprensible.
Pido a Lou que me perdone todo -prometo- sólo intentar hacer lo
mismo: quizá tenga la ocasión de perdonarle también algo a ella".
Esta carta, de la que quedan dos versiones, así como otras
anotaciones de Nietzsche de los días previos a la navidad de 1882,
son tanto o más dramáticos y dolorosos en la expresión del
despecho de Nietzsche por el rechazo de Lou y, lo peor, porque ella
prefirió permanecer con Paul Rée.
2
T. K. Seung, Goethe, Nietzsche y Wagner. Their spinozan epics of
love and power, Lexington Books.
3
Curt Paul Janz, Friedrich Nietzsche, Biografía, 3. Los diez años
del filósofo herrante:
http://www.paginasobrefilosofia.com/html/prebiogr.html
"SOBRE EL
SUPERHOMBRE: Desde Naumann siempre se ha recordado cómo la
expresión «superhombre» ya aparece en Novalis, Heine y Goethe. En
sus fundamentos la idea ya está esbozada en el platonismo.
Nietzsche mismo remite a esta fuente en un apunte de los años
ochenta, donde él reproduce, recortándolo tendenciosamente, un
párrafo platónico (Theages 126ª): «Cada uno de nosotros desea,
en lo posible, ser el señor de todos los hombres, y preferiblemente
dios.» En la formulación plotínica posterior la idea se lleva
hasta sus últimas consecuencias: el anhelo y la tarea de los que
filosofan es volverse «semejantes a Dios»
4Friedrich
Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos, Aforismos 49 y 37,
respectivamente.