Eros
y Afrodita excitando a una mujer y a un hombre.
Lector
Ludi No. 76
Iván
Rodrigo García Palacios
El
enamoramiento, el sexo sublimado
(Sublimar:
cambiar de estado).
En
la teoría de la evolución y en la selección natural y sexual tanto
del enamoramiento como de su derivado el amor, se puede explicar su
evolución, los procesos de selección y se pueden establecer las
razones y utilidades por las cuales unos comportamientos metabólicos
e instintivos se convierten en sentimientos trascendentes,
sublimados.
Desde
el momento en el cual la evolución y la selección natural cambiaron
la forma de reproducción de los organismos del replicarse a sí
mismos a la reproducción por el sexo y con ello a la selección
sexual, condenaron a la materia viva a la agonía y al éxtasis de
buscar su otra mitad, como en el mito que expone Aristófanes en
Banquete de Platón. Es a eso a lo que podría considerarse es el
enamoramiento.
En
consecuencia, si la reproducción por el sexo es universal en las
especies sexuadas y está se produce mediante la combinación de
materiales genéticos aportados por hembras y machos, salvo
excepciones específicas, y que también son universales los
mecanismos de selección natural y sexual, y que también es
universal el necesario proceso de atracción entre ambos sexos (el
estro o ese período de celo o ardor sexual de los mamíferos) para
que se produzca tal unión y combinación, entonces el enamoramiento,
como ese proceso de atracción, también es universal.
Sin
embargo, los que no son tan universales son las creencias y los
conceptos con los que se definen, explican y describen los
sentimientos, los estados de ánimo y los estados fisiológicos
referidos a las manifestaciones naturales y culturales de ese
mecanismo evolutivo y de la respectiva selección natural y sexual
que lo produjo en los organismos y que alcanza la mayor complejidad
en los mamíferos y, en particular, en las mujeres y en los hombres,
pues en cada uno de los sexos el enamoramiento se manifiesta de
manera propia y particular, pero aun más, en cada individuo también
esa manifestación se expresa de manera propia y particular. Además,
como muchos otros mecanismos biológicos, el enamoramiento también
provoca expresiones naturales y culturales que afectan a la vida
social en todas sus expresiones 1
2
3.
A lo que habría que agregar las fusiones y confusiones conceptuales
e ideológicas provocadas por las creencias, las ideologías y los
intereses que han afectado no sólo las expresiones del sexo y la
vida sexual, sino también su estudio y tratamiento tanto por las
ciencias naturales como por la moral, la ética, las religiones, la
política, las ciencias sociales y humanistas y por el arte, como
puede verse en la historia universal de la cultura 4.
¿Dónde
se origina el enamoramiento en la selección natural y sexual? Lo
obvio, en el sexo 5.
Desde el momento en el cual la reproducción de los organismos
también se pudo realizar por el sexo, empezó la evolución y la
selección natural y sexual de aquel mecanismo que ahora los
Homo-Humanos llaman, definen, explican y describen como
enamoramiento, junto con sus derivados, el amor y los estados
afectivos. El enamoramiento es un mecanismo de gran complejidad, pues
en él se implican tanto mecanismos naturales como conceptos y
acciones culturales.
Se
puede afirmar que todos los organismos que se reproducen por el sexo
se enamoran, pero solo los Homo-Humanos han hecho de esa conciencia
un consciente, es decir, toda una historia a la que llaman deseo,
amor, pasión, etc., historia con la que expresan lo que se siente
cuando el organismo es atraído o rechazado por aquel otro organismo
correspondiente para la reproducción sexual. Historia que es la
descripción de los placeres y dolores, los instintos, los apetitos,
los deseos, las emociones, los sentimientos, los afectos, las
pasiones, las imágenes y los pensamientos que tales estados
provocan, con el fin de asignarles algún sentido, único y propio
para cada individuo, pero universal en los procesos fisiológicos de
las sensaciones.
Pero,
simplificando las cosas, si bien el cuento del enamoramiento,
sentido, definido, explicado, descrito, poetizado y contado por los
Homo-Humanos, es de una complejidad inconmensurable, visto desde su
origen, evolución y selección natural, es de una sencillez
"elegante", si se le estudia, como dicen los científicos,
desde las teorías capaces de predecir y acumular el saber gracias a
su estructura deductiva y experimental.
Y
ello es así porque en el enamoramiento también se cumplen las leyes
que rigen al universo. La materia se une y se separa por reactividad,
es decir, por atracción y rechazo, por la que se forman todos los
cuerpos que existen y que, también por esa reactividad, esos cuerpos
se construyen, mantienen, evolucionan, mutan y se destruyen y que, en
ese proceso se requiere y se invierte energía.
Saltando
toda la historia de la evolución de la materia en el universo,
empecemos ahora desde el momento en el cual se organizan y se forman
los organismos y estos convierten los procesos de manejo de la
energía en la capacidad de sentir placer y dolor, es decir, la
atracción por lo que les resulta placentero y el rechazo de lo que
les produce dolor.
De
allí en adelante y por evolución, selección natural y sexual, ese
sentir se hará cada vez más complejo, en el sentido de que los
organismos seleccionaran y desarrollaran los mecanismos y procesos
mediante los cuales memorizar y recordar ese sentir y, junto con
ello, para su adecuada organización, darle sentido, desde lo más
simple de las percepciones y la sensaciones, hasta desarrollar los
códigos tanto biológicos como culturales, mediante los cuales
etiquetar, ordenar, memorizar, recordar y expresar lo que se percibe
y se siente, desde el nivel metabólico hasta la invención de los
más complejos códigos y sistemas articulados mediante los cuales se
expresan pensamientos, imágenes, emociones, sentimientos y anhelos
6.
Ahora
bien, el sentir y la reproducción sexual se hacen enamoramiento
desde el momento en el que la materia atrae y es atraída. La que
atrae y es atraída, la que "desea" reproducirse, se
encuentra, siente, atrae o rechaza, con la materia adecuada que la
atrae para combinarse, fecundarse y reproducirse. Los organismos que
se reproducen por medio del sexo buscan y encuentran la materia para
su reproducción al exterior del organismo o en el interior mismo del
organismo en los casos especiales en los cuales el mecanismo de los
sexos hace parte del mismo cuerpo. En el caso de los organismos que
se replican a sí mismos, en esa forma de reproducción los
mecanismos de atracción o rechazo actúan de forma específica al
interior del organismo.
Es
ese proceso de sentir la atracción y el rechazo, lo que en la
evolución y selección natural y sexual, así como en la evolución
y la selección cultural, se convertirá en el complejo mecanismo de
reacciones y sentimientos mediante los cuales se expresan el placer y
el dolor que se experimentan con el cuerpo y en el estado de ánimo y
el cómo a esas sensaciones y a esos sentimientos se les asigna
sentido y se expresan en la cultura y se manifiestan como
enamoramiento.
Sentir
en el cuerpo
Hasta
ahora que se empiezan a utilizar los modelos, instrumentos y
herramientas adecuados para descubrir, detectar y medir las
reacciones corporales provocadas por la reactividad y los "influjos"
del enamoramiento, se ha podido establecer que, al contrario de lo
que se sostenía, el enamoramiento no es un estado o situación
patológica ni mental ni fisiológica y que si bien, como en otros
procesos fisiológicos sus mecanismos son similares, la totalidad del
proceso es específico y particular para la acción que se realiza.
El
enamoramiento es una intensa reacción fisiológica y anímica, cuya
explicación en la selección natural y sexual no es otra que la de
garantizar la adecuada reproducción de los organismos 7.
El
sentir en la cultura
En
la cultura, las cosas son aun más complejas, pues los Homo-Humanos
han inventado un sin fin de formas para definir y expresar las
inconmensurables variaciones del placer y del dolor que se sienten
en y con el cuerpo y que afectan al estado de ánimo y que, como en
todo lo que tiene que ver con la necesidad de expresarse, son el
mecanismo cultural por medio del cual compartir los sentimientos, las
intenciones, y tratar de comprender y anticipar los sentimientos, las
intenciones y las acciones de los otros y de sí mismo. Y, por
supuesto, el formar parejas y comunidades.
En
consecuencia y como se dijo atrás, el enamoramiento es el estado en
el cual se sienten intensas reacciones de placer y de dolor,
fisiológico y anímico, cuya finalidad es la misma que la de la
selección natural y sexual, el éxito reproductivo y que se expresa
por medio de complejos y elaborados códigos tanto biológicos como
culturales.
Pero
hay un antes y ahí está el quid de la cuestión y el motivo de la
gran polémica. Como en la infinidad de muchos otros procesos
fisiológicos del cuerpo del Homo-Humano, el enamoramiento comienza
antes de que el cuerpo, el cerebro incluido, tenga conciencia, sienta
e identifique los procesos que lo provocan, desarrollan y concluyen.
Lo mismo es válido para muchos otros procesos relacionados, de los
que no se tiene conciencia durante el período del enamoramiento.
Pero
no son esos procesos no conscientes los que me interesan y los dejo a
los científicos descubrir y explicar. Los que atraen mi atención
son aquellos que si se sienten y se identifican y que hacen parte de
la conciencia, porque son esos los que el Homo-Humano hace
conscientes y los convierte en poesía, filosofía, ciencias,
ideologías, religiones, etc., mejor dicho, en cultura y en la
cultura del sentir.
Sublimar:
cambiar de estado
De
la carne al espíritu, ese es el cambio de estado que provoca el
enamoramiento.
De
manera menos poética, se puede decir que el enamoramiento comienza
en un proceso físico y químico al interior del cuerpo, en el cual
se liberan y producen las sustancias químicas y se suceden los
procesos físicos, mediante los cuales la hembra y el macho se
preparan para la reproducción sexual y, además, generan las
condiciones y circunstancias para que el proceso de fecundación,
gestación y crianza del nuevo espécimen se realice en las mejores
condiciones, acorde con las instrucciones particulares codificada en
el ADN de cada especie.
Es
esa carne la que se sublima en espíritu. La carne anhela y ese
anhelo es deseo vehemente de futuro: ese es el espíritu. Spinoza lo
llama conatus, del
cual el sexo es especial manifestación, como que es el esfuerzo de
la carne por perseverar en su identidad. He ahí el enamoramiento.
El
enamoramiento transforma
En
el enamoramiento, el enamorado se funde y se fusiona con aquello que
le ha desatado el anhelo. Una visión que bien puede ser la visión
del dios de los mitos o de los místicos o de la persona amada o el
descubrimiento e invención de algo original o el sueño de viajar
por el universo o de realizar una acción o una actividad, en fin,
ese estro amoroso y creativo, ese momento exaltado en el cual se
tiene plena conciencia y saber de haber desvelado y revelado un
misterio: una hierofanía, una revelación que todo lo trasforma y un
acto heroico en el que se la concreta.
Porque,
y para evitar objeciones, lo que en el enamoramiento se presenta como
causa externa, de inmediato se transforma en causa íntima o
inmanente, si se quiere, como poéticamente lo expresa San Juan de la
Cruz:
"¡Oh noche que
juntaste
Amado con amada,
amada en el amado
transformada!".
(San Juan de la Cruz, La
noche oscura).
Antes
que San Juan de la Cruz, Giordano Bruno había expresado el mismo
fenómeno, pero para "el furioso heroico":
"CICADA: Entiendo:
porque el amor transforma y convierte en la cosa amada".
(...)
"TANSILLO: Así es.
He aquí pues cómo Acteón, convertido en presa de sus propios
canes, perseguido por sus propios pensamientos, corre y "dirige
los nuevos pasos" -renovado en cuanto procede divinamente y con
mayor ligereza, es decir, con mayor facilidad y con más eficaz
vigor- "hacia la espesura", hacia los desiertos, hacia la
región de las cosas incomprensibles; de hombre vulgar y común como
era, se torna raro y heroico, tiene costumbres y conceptos raros, y
lleva una vida extraordinaria. Y en este punto "le dan muerte
sus muchos y grandes canes", acabando aquí su vida según el
mundo loco, sensual, ciego e ilusorio, y comenzando a vivir
intelectualmente; vive la vida de los dioses, nútrese de ambrosía y
de néctar se embriaga" (Los Heroicos Furores, I, 4).
(Ver:
Iván Rodrigo García Palacios, El ferino furor del enamoramiento).
Es
por concepciones como estas que en las palabras el enamoramiento y el
amor se trasforman también en universo de imaginación y
pensamientos en los que la existencia humana se expresa en todos los
sentidos imaginables. Todo, el arte, las ciencias y las filosofías,
se empeñan en desvelarlo y revelarlo, pero, como en un juego
aporístico, lo velan y lo ocultan.
Ya
había sucedido así desde las más antiguas de la antiguas
mitologías y no fueron menos complejos los mitos con los que Platón
fundó las concepciones que rigen sobre las visiones que en todas las
culturas occidentales nos formamos desde entonces sobre el
enamoramiento y el amor.
Para
Platón el asunto del enamoramiento y del amor está regido por Eros
y Afrodita, que son dos de cada uno. Un Eros y una Afrodita celestes
en los que se encarnan los asuntos trascendentes del espíritu y un
Eros y una Afrodita vulgares en los que se encarnan los asuntos de la
carne, del sexo, como lo explica en Banquete. Pero, además, en
Fedro, Eros y Afrodita también encarnan la cuarta de las divinas
locuras:
"[...]
la locura erótica, que dijimos ser la más excelsa, a Afrodita y a
Eros" (Platón, Fedro: 265 a-b).
En
palabras actuales, el enamoramiento y el amor siempre han sido carne
y espíritu. Carne que engendra y que también se sublimiza que se
trasforma en el espíritu, ese anhelo de futuro.
***
Por
fin. Si bien para la evolución natural el sexo y el enamoramiento
son mecanismos biológicos necesarios y útiles, sin otro misterio
que el de la calidad de las herramientas científicas con los que se
le observa y describe, también son, a su vez, un gran misterio para
la evolución cultural, la que, debido a la profundidad y complejidad
de los sentimientos y anhelos implicados en sus procesos biológicos
y en sus expresiones anímicas, todavía no es posible explicarlos.
Notas
1Helen
Fisher, El primer sexo, Suma de Letras, Madrid, 2001.
2Jared
Diamond, ¿Por qué es divertido el sexo? La evolución de la
sexualidad humana, Deabate, Barcelona, 2007.
3José
Antonio Marina, El rompecabezas de la sexualidad, Anagrama,
Barcelna, 2002.
4Francesco
Alberoni, Enamoramiento y amor. Nacimiento y desarrollo de una
impetuosa y creativa fuerza revolucionaria, Gedisa, Barcelona.
5Lynn
Margulis & Dorion Sagan, ¿Qué es el sexo?, Tusquet, Metatemas,
Barcelona, 1997.
6Gerald
M. Edelaman y Giulio Tononi, El universo de la conciencia. Cómo la
materia se convierte en imaginación, Crítica/Drakontos, Barcelona,
2005.
7"Todo
discurso acerca de la evolución parte de una interrogante: ¿para
qué sirve tal o cual estructura? Por ejemplo, si estudias la
evolución del riñón, debes saber qué función cumple (secretar
orina, desechar basura) para tratar de deducir cómo ha
evolucionado. Lo mismo vale para el cerebro. Ahora bien, la mayoría
de los neurocientistas se ha mostrado incapaz de resolver la
interrogante, pero los biólogos evolucionistas pueden dar la
repuesta sin vacilar: el cerebro sirve para tomar decisiones
destinadas a asegurar el éxito reproductivo" (Michael S.
Gazzaniga, El pasado de la mente, Editorial Andrés Bello,
Barcelona, 1999, pp. 59-60).
1 comentario:
Querido Ivancho : es la capacidad de fabulación lo que nos permite convertir en símbolo lo que en otras circunstancias no dejaría de ser una simple función. Es allí, en el terreno del significado , donde nuestros actos cobran algún sentido. En la frontera que separa la cópula animal del eros o amor humano acontece el mito, es decir, la poesía. A partir de ese momento se desencadena la desesperada búsqueda de la media naranja, el alma gemela o el complemento ideal que han alimentado el cancionero universal desde tiempos remotos.
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