Lector ludi No. 75
"La
Bacanal de los Andrios", Tiziano (1520, Museo del Prado, Madrid)
Iván
Rodrigo García Palacios
Humano,
materia que siente y lo recuerda
Entre
el delirante creer que el Homo-Humano es una criatura animada por un
"algo sobrenatural", La Gran Excepción, o aceptar que es
otro objeto más de materia y energía en la evolución del universo
con cualidades y propiedades asombrosas, prefiero la segunda opción.
Pero,
¿qué es lo que hace asombroso al Homo-Humano?: Su propiedad de
recordar, ese algo de lo que sólo la materia viva está dotada,
porque memoria tiene toda la materia.
Es
ahí en donde se asienta la particularidad del Homo-Humano, ese
objeto material con capacidad de sentir y sentir que siente y en
consecuencia, de imaginar e imaginarse, de pensar y pensarse, de
anhelar, mejor dicho de recordar, es decir, memorizar y recordar, eso
que es sentir lo que se ha sentido y darle algún sentido o, aun más
asombroso, inventarse sentir algo que no ha sentido pero que se
siente como si se lo hubiera sentido, porque con los recuerdos
también se inventan recuerdos; eso es lo que hace asombroso al
Homo-Humano y a los mundos que se inventa con su capacidad de
recordar para inventar (adaptación).
***
Eric
R. Kandel, En busca de la memoria: nacimiento de una nueva ciencia de
la mente, - 1a ed. - Buenos Aires : Katz, 2007. pp. 14-15.
"Ha surgido así una nueva
ciencia de la mente que recurre a la poderosa biología molecular
para estudiar los misterios de la vida que aún se nos ocultan.
Cinco principios son el fundamento de
esta ciencia mixta. En primer lugar, no cabe separar la mente del
cerebro. El cerebro es un órgano biológico complejo que tiene una
enorme capacidad de cómputo y construye nuestras experiencias
sensibles, regula nuestros pensamientos y emociones y controla
nuestras acciones. No sólo se encarga del comportamiento motor
relativamente simple que desarrollamos para correr o comer, sino de
complejos actos que reputamos como la quintaesencia de lo humano:
pensar, hablar y crear obras de arte. Desde esta perspectiva, la
mente es un conjunto de operaciones que lleva a cabo el cerebro, así
como caminar es un conjunto de operaciones que llevan a cabo las
piernas, con la salvedad de que se trata de algo radicalmente más
complejo.
En segundo lugar, en cada función
mental –desde el reflejo más
simple hasta las actividades creativas como el lenguaje, la música y
el arte– intervienen circuitos neurales especializados de
distintas regiones cerebrales. Por esa razón, es preferible hablar
de la “biología mental” para referirnos al conjunto de
operaciones mentales que llevan a cabo esos circuitos neurales
especializados, en lugar de hablar de la “biología de la mente”,
expresión que sugiere que todas las operaciones mentales se
desenvuelven en un lugar preciso y entrañan un emplazamiento
cerebral único.
En tercer lugar, todos esos circuitos
están constituidos por las mismas unidades elementales de
señalización, las células nerviosas. En cuarto lugar, los
circuitos neurales utilizan moléculas específicas para transmitir
señales en el interior de las células nerviosas y también entre
dos células distintas. Por último, esas moléculas específicas que
constituyen el sistema de señales se han conservado a lo largo de
millones de años de evolución. Algunas de ellas ya estaban
presentes en las células de nuestros antepasados más remotos y
pueden hallarse hoy en nuestros parientes más lejanos y primitivos
desde el punto de vista evolutivo: los organismos unicelulares como
las bacterias y las levaduras, y los organismos multicelulares
simples como los gusanos, las moscas y los caracoles. Para organizar
sus andanzas en su medio ambiente, estas criaturas utilizan las
mismas moléculas que empleamos nosotros para gobernar nuestra vida
cotidiana y adaptarnos al nuestro.
Así, la nueva ciencia de la mente no
sólo nos ilumina sobre nuestro propio funcionamiento –cómo
percibimos, aprendemos, recordamos, sentimos y actuamos– sino que,
además, nos sitúa en perspectiva en el contexto de la evolución
biológica. Nos permite comprender que la mente humana evolucionó a
partir de las moléculas que utilizaban nuestros antepasados más
humildes y que los mecanismos moleculares que regulan los diversos
procesos biológicos también se aplican a nuestra vida mental"
Eric
Richard Kandel es un científico estadounidense, nacido en Viena
(Austria) el 7 de noviembre de 1929. Se destacó especialmente en los
ámbitos de la medicina, la psiquiatría y la neurofisiología,
recibiendo como reconocimiento a su labor el Premio Nobel en el año
2000 debido a sus estudios científicos de la aplysia, una
especie de caracol marino que tiene unos mecanismos neuronales que
funcionan de manera parecida a los humanos.
***
Somos
humanos porque en la evolución y en la selección natural se
desarrollaron los mecanismos necesarios con los cuales darle sentido
y significado al sentir placer y dolor y, desde allí, a inventar y
desarrollar eso que llamamos cultura y que, se supone, nos dice qué
es lo que sentimos y somos.
Considero
que el primero de esos mecanismos es el de la homeostasis, ese
mecanismo de autorregulación de la materia y de la energía que
mantiene, según las definiciones comunes, una condición interna
estable, compensando los cambios en su entorno, de cualquier
organismo.
En
los organismos vivos, a los que primero se les atribuyó ese
concepto, la homeostasis opera mediante el intercambio de materia y
energía con el exterior (metabolismo). Según también esas
definiciones comunes, se trata de una forma de equilibrio dinámico
que se hace posible gracias una red de sistemas de control
realimentados que constituyen los mecanismos de autorregulación de
los seres vivos.
Pero,
más allá de esas definiciones un tanto técnicas, también
considero la homeostasis como el mecanismo mediante el cual la
selección natural provoca la evolución de los organismos vivos
tanto en la evolución biológica como en la evolución cultural,
mejor dicho, la homeostasis es la madre de la diversidad tanto
biológica como cultural en toda su inconmensurable complejidad.
Pero,
como la homeostasis biológica ha sido mejor estudiada y explicada,
voy a hablar ahora de mi hipótesis descabellada mediante la cual
atribuyo la incidencia de ese mecanismo en la evolución cultural y
en la selección cultural.
Para
empezar, considero a la homeostasis como la balanza del placer y del
dolor, es decir, la manifestación en los organismos vivos de
aquellos mecanismos que en la materia y en la energía constituyen la
reacción, o sean, la atracción y el rechazo. Además y para
extremar mi hipótesis descabellada, considero que sentir placer y
dolor son el principio desde el que se elabora el primer código y, a
partir de allí, todos los códigos tanto los de la materia viva
como los de la cultura, por ejemplo, el código genético en la
biología y el lenguaje en la cultura.
El
placer y el dolor, como elementos para la codificación, le permiten
a los organismos vivos, desde el más simple hasta el más complejo,
"marcar" y memorizar todo aquello que lo afecta y, a partir
de allí, clasificar y ordenar tanto en códigos como en sistemas de
relaciones e interpretaciones mediante los cuales cumplir con los
imperativos biológicos y con la evolución y la selección natural y
con la evolución y la selección cultural.
Como
la filosofía y las ciencias se han encargado de definir y establecer
todo lo relacionado con la elaboración y desarrollo de los códigos
y sistemas, a ellas remito y me conformo con decir algo sobre las
conexiones del placer y del dolor con el conocer y el aprender.
Y
es que en el sentir empieza todo aquello que es conocer, aprehender y
aprender que es donde se originan esos dos inventos que son las caras
de la misma moneda: el lenguaje y la sociedad.
Se
conoce, se aprehende y se aprende lo que se siente y sentir que se
siente es la conciencia y la mente es el mapa y la memoria de la
conciencia del cuerpo. Y para que la conciencia se haga consciente,
es necesario la conexión, relación e intercambio de sentires
consigo mismo, con otros individuos y con el universo, mejor dicho
para que la conciencia se haga consciente se tuvo que inventar el
lenguaje y la sociedad. El lenguaje, para identificar, definir y
darle sentido a lo que se siente. La sociedad, para que los sentidos
asignados a los códigos, lenguajes y conceptos inventados se
conecten, relacionen, integren, compartan y expandan con los otros
individuos y así inventar las herramientas del conocer, del saber,
del memorizar, del recordar, del acumular y del compartir las
experiencias y saberes en esa otra evolución que es la evolución
cultural y la vida en comunidad.
A
lo anterior hay que agregar las utilidades que la selección natural
busca resolver al desarrollar los mecanismos y procesos que hacen
posible inventar y utilizar los códigos y lenguajes, así como las
habilidades para la socialización que como es obvio resuelven
necesidades imperativas de supervivencia, reproducción y adaptación
que no es del caso explicar ahora.
En
ese contexto, el código, el sistema y el lenguaje del sentir se
inician con el sentir placer y dolor y con la infinidad de placeres y
dolores que se puedan sentir entre un extremo y el otro, sin llegar a
agotar la variedad. Ahora, darle sentido y conceptualizar cada placer
y cada dolor es el comienzo del proceso mediante el cual el cerebro
cumple con una de las leyes de la Naturaleza:
A
la Naturaleza le repugnan el desorden y el vacío, por ello todo lo
ordena y todo lo llena. Y el cerebro no es la excepción. Si hay algo
que haga el cerebro con plena naturalidad es diferenciar, organizar,
categorizar, clasificar, catalogar, codificar. Y la mente humana a
todo lo tiene que ordenar, encontrarle sentido y darle significado.
Para ello inventó los símbolos, los signos, las señales y con
ello, los códigos y lenguajes, para ordenar, organizar, memorizar y
expresar para compartir. La memoria es acumulación, los recuerdos
son la memoria con emociones y sentimientos. Recordar es volver a
sentir.
Y
las emociones y los sentimientos son la infinidad de reacciones
mediante las cuales el cerebro le da sentido a la infinita variedad
de placeres y dolores que el cuerpo siente, desde la propia sensación
y reacción físico-química, pasando por las sensaciones, las
reacciones fisiológicas y hasta a aquellas sensaciones y reacciones
anímicas de tan compleja manifestación, expresión y explicación,
eso que también se llaman sentimientos y que culminan en lo que
llamo El Gran Anhelo de Futuro: El Espíritu. En el contexto de la
evolución y de la selección natural El Espíritu es lo que
sentimos. En la evolución y selección cultural El Espíritu es lo
que decimos de lo que sentimos.
El
gran anhelo explica el deseo de trascendencia y todo eso de la
espiritualidad y las angustias etc., así como eso del creer que el
Homo-Humano es La Gran Excepción.
***
Antonio
Damasio, En busca de Spinoza. Neurobilogía de la emoción y los
sentimientos, Crítica, Barcelona, 2009, p. 249:
"El anhelo es un
rasgo profundo de la mente humana. Esta implantado en el diseño del
cerebro humano y en el acervo genético que lo engendra, no menos que
los rasgos profundos que nos conducen con gran curiosidad hacia una
exploración sistemática de nuestro propio ser y del mundo que lo
rodea; los mismos rasgos que nos impulsan a construir explicaciones
para los objetos y situaciones de este mundo. El
origen evolutivo del anhelo es completamente plausible, pero
la explicación necesita otro factor para que uno pueda comprender
por qué la constitución humana acabó por incorporar el rasgo. Creo
que en los seres humanos primitivos funcionó un parecido factor de
la misma manera que está funcionando ahora. Su consistencia tiene
que ver con el poderoso mecanismo biológico que hay tras él: la
misma empresa natural de autopreservación que Spinoza enuncia de
forma tan clara y trasparente como esencia de nuestro ser, el
conatus, es llamado actuar cuando nos enfrentamos a la
realidad del sufrimiento y, en especial, de la muerte, real o
anticipada, ya sea la nuestra o la de los que amamos. La
perspectiva misma del sufrimiento y la muerte trastorna el proceso
homeostático del espectador. La empresa natural para la
autopreservación y el bienestar responde al trastorno con una lucha
para evitar lo inevitable y corregir el equilibrio. La lucha provoca
que encontremos estrategias compensadoras para la homeodinámica que
se ha desviado del camino recto; y el darse cuenta de toda la
situación comprometida es causa de profunda aflicción" .
***
Carlos
Muñoz Gutiérrez, Gerald M. Edelman. Bright Air, Brilliant Fire. On
the Matter of the Mind. Basic Books, 1992:
"[...]
el sistema inmunitario no es un mecanismo que aprenda o se le enseñe
que anticuerpos fabricar, sino que es un sistema selectivo acorde con
los principios darwinistas de la selección.
Este
fue el punto de partida de Edelman para concebir al cerebro como un
sistema selectivo, en el que la selección opera durante el tiempo de
vida del sistema.
Efectivamente
Edelman toma la actitud metodológica de construir una teoría
científica de la mente basándose en la estructura y función del
cerebro. Por científica aquí debemos entender:
(1)
Ofrecer una descripción de la mente basada en la organización
neural y fenotípica de un individuo, formulada en términos de
mecanismos físicos y químicos.
(2)
Que el modelo de conciencia o mente basado en tal descripción debe
ser corroborable por experimentación, o al menos consistente con
modelos del cerebro que sean verificables empíricamente.
Este
punto de partida tiene que ver con el rechazo que Edelman realiza al
funcionalismo como método de trabajo en el tema de la conciencia, al
contrario intenta probar que la conciencia es una propiedad de la
materia. Y es que el funcionalismo, en la medida en que es
indiferente al sistema concreto que realiza la función, en la medida
en que es indiferente al contenido concreto que se procesa y en la
medida en que supone lo que precisamente hay que explicar es
inconsistente con los datos de partida que una teoría psicológica
debería explicar. En concreto.
(1) Los sistemas nerviosos
individuales muestran una enorme variación funcional y estructural
en muchos niveles: molecular, celular, anatómico, fisiológico y
conductual (yo agregaría: afectivo
y cognitivo). A pesar de las semejanzas en los individuos de
una especie, el grado de variación individual de cerebro en cerebro
excede lo que podía tolerarse en una ejecución fiable en cualquier
máquina construida de acuerdo a principios funcionales de
ingeniería. De tal manera, entonces, la variación no es un ruido
sobreimpreso sobre el conjunto de procedimientos programados sino que
es fundamental en el trabajo del sistema de variación.
(2) Para sobrevivir, un organismo debe
o heredar o crear criterios que le permitan clasificar el mundo en
categorías perceptivas de acuerdo con sus necesidades adaptativas.
Aun después de que esta clasificación se haya realizado en función
de la experiencia, el mundo mantiene lugares llenos de novedad que
todavía no han sido categorizados. Así la información de entrada
del mundo no encaja con los requisitos de una información
prexistente y estable de los sistemas de procesamiento de
información.
A partir de aquí Edelman enuncia su
tesis fundamental, a saber, que el cerebro es un sistema selectivo,
en el que la selección opera durante el tiempo de vida del
individuo. Para el desarrollo de esta tesis fundamental elabora lo
que él denomina la teoría de la selección del grupo de neuronas
(TNGS).
La TNGS es una teoría de poblaciones
que postula precisamente que la habilidad de los organismos para
categorizar un mundo no etiquetado y para comportarse en él de una
manera adaptativa surge no de la transferencia de instrucciones o de
información sino de procesos de selección bajo variación. La TNGS
considera que hay una generación continua de diversidad en el
cerebro. En el cerebro embrionario, hay variación y selección en la
migración de poblaciones celulares y durante la muerte de células.
También en la formación de las sinapsis. En el cerebro maduro, en
la amplificación diferencial de la eficacia de las sinapsis.
Esto tiene como consecuencia la
formación de grupos neuronales y que el proceso es modificado
continuamente por reentradas de señales".
***
Los
sentimientos
Y
es que en eso de los sentimientos, las neurociencias han ido
descubriendo el origen o el fundamento o la razón del ser y del
hacer del Homo-Humano, porque son los sentimientos los que le
determinan lo que es y lo que hace, mejor dicho, la respuesta a las
grandes preguntas.
Pero
ese es otro asunto de la filosofía, lo que interesa ahora es la mera
naturaleza biológica de los sentimientos y para ello, un par de
citas, con la advertencia de que son muchos más los neurocientíficos
que han mostrado y demostrado esa naturaleza que dice que el
Homo-Humano es un complejo sistema de sentir.
He
aquí lo que dice Antonio Damasio:
"Los sentimientos, en el sentido
que se emplea en este libro, surgen de cualquier conjunto de
reacciones homeostáticas, no únicamente de las emociones
propiamente dichas. Traducen el estado de vida en curso en el
lenguaje de la mente" (Antonio Damasio, En busca de Spinoza.
Neurobiología de la emoción y los sentimientos, Crítica.
Barcelona, 2009, p. 85).
[...]
"Para que se produzca un
sentimiento o sensación en el sentido tradicional del término se
requiere que su contenido sea conocido por parte del organismo; es
decir, la conciencia es un requisito. La relación entre sentimiento
y conciencia es delicada. En términos sencillos, no podemos sentir
si no somos conscientes. Pero resulta que la maquinaria de las
sensaciones contribuye en sí misma al proceso de conciencia, a
saber, a la creación del yo, sin el cual no se puede conocer nada.
La manera de salir de esta dificultad pasa por darse cuenta de que el
proceso de sentir es múltiple y ramificado. Algunos de los pasos
necesarios para producir una sensación son exactamente los mismos
que se precisan para producir el protoyo, del que dependen el
yo y eventualmente la conciencia. Pero algunos de los
pasos son específicos del conjunto de cambios homeostáticos que se
sienten, es decir, específicos de un objeto determinado."
(Antonio Damasio, En busca de Spinoza, p. 109).
***
El
pensamiento
El
pensamiento, cualquier pensamiento, esas palabras que resuenan en la
conciencia o eso que llaman desde filosofía personal hasta un
sistema filosófico o un sistema matemático o el acumulado de
saberes de una ciencia, o lo que constituyen las ideas sobre las que
una persona piensa, etc. no es otra cosa que un relato o un cuento
que es relatado y contado en los códigos de los lenguajes
correspondientes, pero que al relatarse y contarse de nuevo ya es
otro relato o cuento porque el sentir, los sentimientos, etc., lo
trasforman cada vez que lo cuentan en una memoria y unos recuerdos
dinámicos y sensuales, en eso que las neurociencias llaman
plasticidad del cerebro y evolución de la cultura.
Otra
cosa, ese pensamiento evoluciona y se trasforma, porque cada vez que
se sucede una mutación en los códigos de los lenguajes, en los
sistemas y en los conceptos que lo soportan o que lo relatan o que lo
cuentan, cambia todo, por ejemplo: cuando se introdujo el "0"
(el cero) en el lenguaje de las matemáticas, estas cambiaron todo en
las matemáticas, tanto hacia adelante como hacia atrás en la
historia. Igual sucede con los códigos, relatos y cuentos de todos
los demás lenguajes y conceptos del pensamiento, tal y como sucedió
en el momento en el que los códigos de los lenguajes hablados se
convirtieron en alfabetos de vocales y consonantes y, a su vez, en
signos gráficos. O con la incorporación de los conceptos
científicos y físicos de Copérnico, Galileo, Newton y tantos otros
que "en hombros de gigantes" acrecientan las ciencias y las
artes.
Y,
por supuesto, un cambio o mutación en los códigos, sistemas y
lenguajes, obliga a un cambio o mutación en los estados mentales, es
decir, en los modos y maneras como el cerebro procesa el pensamiento,
los conceptos, la información y el saber, porque con ello, se
produce un cambio en el sentir y en la visión de sí mismos, de los
otros y del mundo, por ejemplo, lo sucedido en la cultura de la
Grecia antigua y lo que sucedió en las culturas que de allí
siguieron.
Lo
mismo podría decirse para todos los códigos que ha inventado el
Homo-Humano y que se corresponde con lo mismo que sucedió con eso
que se llama código genético o genoma, el que, por ejemplo, generó
el mayor mecanismo de evolución y mutación en el momento en el cual
los cromosomas se dividieron en X y Y y, a partir de allí, cuando la
reproducción biológica se hizo por sexos, de lo cual somos
consecuencia.
***
Antonio
Damasio, Sentir lo que sucede. Cuerpo y emoción en la fábrica de la
conciencia, Andrés Bello, Santiago de chile, 2000, pp. 129-130:
"El lenguaje apenas necesita la
consciencia como una más entre las importantes habilidades por las
que los humanos debieran agradecerle. Las
glorias del lenguaje se hallan en otra parte: en la habilidad de
traducir pensamientos en palabras y frases precisas, y palabras y
frases en pensamientos; en la capacidad de clasificar económica y
rápidamente conocimientos bajo el alero protector de un vocablo; y
en la capacidad de expresar construcciones imaginarias o
abstracciones remotas con una palabra simple y eficaz. Pero
ninguna de estas notables habilidades -que permitieron a la mente
humana crecer en saber, inteligencia y creatividad, y consolidaron
las sofisticadas modalidades de consciencia ampliada que hoy poseemos
tiene que ver con la fábrica de consciencia nuclear, ni con la
producción de emoción o percepción".
***
Gerald
M. Edelman, Giulio Tononi, El universo de la conciencia. Cómo la
materia se convierte en imaginación, Crítica, Barcelona, 2005, p.
235:
"La emergencia del yo conduce a
un refinamiento de la experiencia fenomenológica, a enlazar los
sentimientos con el pensamiento, la cultura y las creencias. Libera
la imaginación y abre el pensamiento a los vastos dominios de la
metáfora. Puede incluso llevar a escaparse temporalmente, pero
manteniendo la conciencia, de las ataduras temporales del presente
recordado. Con la ayuda de una visión combinada de la conciencia
primaria y la conciencia de orden superior, podemos clarificar, si no
disipar completamente, tres grandes misterios -el de la conciencia
continua, el del yo, y el de la construcción de historias, planes y
ficciones".
Ver
también: -Antonio Damasio, Sentir lo que sucede. Cuerpo y emoción
en la fábrica de la conciencia, Editorial Andrés Bello, Santiago de
Chile, 2000. -Antonio Damasio, Y el cerebro creó al hombre. ¿Cómo
pudo el cerebro generar emociones, sentimientos, ideas y el yo?,
Destino, Barcelona, 2010.
***
Mí
cerebro y yo:
amo
o esclavo, amigo o enemigo
Eric
R. Kandel, En busca de la memoria: nacimiento de una nueva ciencia de
la mente - 1a ed. - Buenos Aires : Katz, 2007. p. 82:
"La biología de las células
nerviosas se fundamenta en tres principios que surgieron en su mayor
parte durante la primera mitad del siglo y que hasta hoy
constituyen el núcleo de lo que sabemos sobre la organización
funcional del cerebro. La doctrina de la neurona (la teoría
celular en lo que concierne al cerebro) sostiene que la célula
nerviosa o neurona es la unidad estructural del cerebro y su elemento
unitario de señalización. La hipótesis iónica incumbe a la
transmisión de información en el interior de la célula nerviosa.
Describe los mecanismos utilizados por la célula para generar
señales eléctricas –denominadas potenciales de acción– que
pueden propagarse en su interior a una distancia considerable. La
teoría química de la transmisión sináptica concierne a la
transmisión de información entre células nerviosas. Describe cómo
se comunica una célula nerviosa con otra liberando una señal
química llamada neurotransmisor: la segunda célula reconoce la
señal y responde a ella mediante una molécula específica de su
membrana superficial, que recibe el nombre de receptor. Los tres
conceptos tienen que ver con las células nerviosas individualmente".
***
Por
paradójico que lo parezca, yo soy lo que mí cerebro es y recuerda,
sin embargo, esa propiedad no necesariamente es ni unidimensional ni
unilateral ni inmodificable, mí cerebro y yo podemos compartir las
cualidades y propiedades de lo que yo soy y de lo que él es, para
bueno o para malo, ser amo o esclavo, amigos o enemigos.
En
un símil sencillo, mí cerebro y yo funcionamos en una relación de
hardware y software, memoria física y memoria virtual
(memorias ROM y RAM). Si ambos funcionan armónica y saludablemente,
yo funciono adecuadamente. Y, también, consecuente con ese símil y
como en los computadores, ese hardware y ese software,
deben ser instalados, iniciados y configurados, adecuadamente, para
que funcionen correctamente.
Por
supuesto, mí cerebro y yo somos un hardware y un software
más complejos y todavía muy desconocidos. Pero, por lo que ya se
sabe, el símil es válido para explicar lo qué, cómo y por qué,
somos y funcionamos, hasta cierto punto.
Sin
entrar en una exposición científica de ciencias computacionales,
por lo que ya se sabe, el cerebro se desarrolla y funciona a partir
de un hardware y de un software ya determinados por el
código genético 1,
filogenia y memoria genética, resultante al momento de la
fertilización del óvulo, pero, a partir de ese momento, ese
desarrollo y ese funcionamiento serán afectados por la infinidad de
sucesos y situaciones internas y externas que intervengan ya afecten
la gestación, vida y existencia de cada persona desde el comienzo
hasta el fin de la vida, en una interrelación e integración de
infinidad de posibilidades y resultados que se afectan entre sí y
que pueden ser rígidos o flexibles o plásticos, como es posible.
Ese es el motivo por el cual cada individuo es único y exclusivo,
sin que importen las similitudes o diferencias genéticas,
epigenéticas o culturales en su gestación y desarrollo.
Por
ejemplo, el código genético determina, entre muchas otras cosas, el
sexo del nuevo individuo, pero las circunstancias y condiciones de la
gestación pueden alterar la bioquímica de la sexualización y, por
ello, determinar la fisiología y psicología de ese individuo en su
desarrollo posterior, lo cual, a su vez, condiciona su existencia, su
comportamiento y sexualidad.
Lo
anterior, en cuanto a los mecanismos biogenéticos, para los cuales
las ciencias ya tienen herramientas y métodos para explorar,
identificar, describir, predecir y hasta manipular. Pero, si bien,
esos mecanismos biogenéticos determinan el resto de la vida, existen
otros mecanismos biológicos, epigenéticos y culturales más
complejos y desconocidos que afectan al cuerpo y al comportamiento,
es decir, al Ser y Estar del individuo en el mundo.
Tal
el caso de las neuronas, desde el mismo momento en el que se inicia
su formación, estas desarrollan también un proceso de
funcionamiento especializado y condicionante que puede ser rígido y
definitivo o flexible y plástico, pero siempre interactuante e
integrado. Por ejemplo: las neuronas que controlan la motricidad,
desde la motricidad automática del corazón o de los pulmones, hasta
la motricidad voluntaria o involuntaria de los músculos, que, si
bien, para el primer caso es rígida y definitiva y para el segundo
es flexible y plástica, en el desarrollo y ejercicio de sus
actividades pueden ser afectadas, alteradas, controladas y
modificadas por circunstancias internas o externas al organismo.
Lo
mismo es válido para el resto de las neuronas del sistema nervioso
total. Si bien, el cerebro se desarrolla y funciona como un todo, a
medida que el organismo se desarrolla, las neuronas se localizan en
áreas específicas y se especializan y forman circuitos neuronales
que se extienden por todo el sistema nervioso y que interactúan
entre sí, desde lo micro hasta lo macro. El resultado de esa
actividad es el mecanismo homeodinámico que mantiene en
funcionamiento, autoregulación y equilibrio al organismo, desde sus
funciones biológicas, metabólicas y fisiológicas, hasta las
funciones superiores, mentales, extensivas y expresivas, en una
relación íntima y única que determina la conciencia, el qué, cómo
y por qué se Es y se Está en el mundo y en la complejidad de tal
condición que todavía es imposible medir, es decir, eso es lo que
hace que cada individuo sea único y que esa exclusividad, a su vez,
afecte a los demás individuos, con consecuencias imprecisables.
Pero,
lo que si se puede afirmar, es que, de las circunstancias y
condiciones de esos desarrollos, dependerá lo qué, cómo y por qué
sera la vida y la existencia de cada individuo, en particular, y la
de sus comunidades, en general. Mejor dicho, la selección natural y
la selección cultural en funcionamiento.
En
principio, sólo me interesa el desarrollo de cada individuo y, en lo
particular, sólo en aquellos desarrollos que dependen, en primer
lugar y primordiales, de la crianza y, en segundo lugar, los que
dependen de la voluntad y acción del individuo mismo, es decir, me
interesan, primero, el impacto y efecto que el ámbito y las
personas, trátese de los padres o demás personas que afectan la
crianza y desarrollo del individuo y, segundo, el manejo y control
que cada individuo puede tener sobre sí mismo y su ámbito, física,
biológica, anímica e intelectualmente.
De
acuerdo con lo anterior, y sin entrar en las particularidades
científicas, se puede afirmar que cada individuo es y será afectado
por todo aquello que afectó su desarrollo y lo que afecta sus ser y
hacer en todo momento. Y que, de lo saludable de ese desarrollo,
depende la salud fisiológica, anímica e intelectual, de su vida y
existencia. Su Ser y Estar en el mundo.
Sin
entrar en inquisiciones ni filosóficas ni científicas, la vida y la
existencia (bios y zoe) de cada individuo empieza por
formar y desarrollar los mecanismos y procesos vitales y
existenciales que lo conectan y relacionan consigo mismo, con los
otros y con el mundo y que, de ese desarrollo, dependerá el qué,
cómo y por qué se relacionará y actuará durante su vida. Es
decir, cada individuo es y será, para sí mismo y para los demás,
tal y cómo aprendió a sentir y a sentirse.
De
manera sucinta, ese desarrollo empieza por instalar, iniciar,
configurar, formar y desarrollar los circuitos neuronales genéticos,
epigenéticos y culturales, de las percepciones 2
y sensaciones que le provocan los sentidos tanto interna como
externamente, a partir de las dos reacciones básicas de todo
organismo: placer y dolor (la reactividad de la materia: atracción y
rechazo). Esos circuitos forman la mente, es decir, la memoria del
cuerpo, algo así como el software del sistema operativo y de
los demás programas que se instalen en el hardware que es el
cuerpo 3.
Ahora
bien, todo eso es y funciona en las articulaciones básicas
establecidas por los códigos de la cultura: placer y dolor, espacio
y tiempo. Eso quiere decir que cada individuo comienza su vida por
establecer, uno, a partir de las dos reacciones básicas de su
organismo: placer y dolor y dos, de la percepción y sensación de su
propio espacio y de su propio tiempo tanto interior como exterior,
cuerpo y mundo y, del saludable establecimiento de esas dimensiones
sensuales, dependerá lo saludable de las relaciones y conexiones que
se establezcan consigo mismo y con todo lo demás. Circuitos
neuronales atrofiados o dañados o dolorosos, provocarán el sentir
un Ser y Estar distorsionados o, si por el contrario, se han
establecido circuitos neuronales fluidos y armónicos, placenteros,
de esa forma se sentirá el Ser y Estar en consonancia y armonía
consigo mismo y lo demás.
En
otras palabras, la vida y la existencia saludables del Homo-Humano
serán lo que se haga de ellas, del buen sentir al bien
pensar, es decir, el adecuado desarrollo de los códigos que forman y
conforman la vida y la existencia, por un lado, los códigos
físico-químicos, biológicos y por el otro, los códigos
culturales, mejor dicho, mecanismos de la selección natural y la
selección cultural.
***
Carlos
Muños Gutiérrez, La Teoría de la Selección del Grupo de Neuronas.
G.M. Edelman :
"Para sobrevivir, un organismo
debe o heredar o crear criterios que le permitan clasificar el mundo
en categorías perceptuales de acuerdo con sus necesidades
adaptativas. Además el mundo, incluso para el tiempo de vida de un
organismo, está lleno de novedad, lo que exige que estos procesos de
categorización puedan reestructurarse, renovarse y reiniciarse
continuamente. El mundo, para el organismo, no se da por completo de
una vez, sino que se construye en un proceso constante y continuo.
Por tanto, los órganos que se encargan de estas tareas, es decir, el
cerebro en último término, debe ser flexible, pero también, como
consecuencia, único. Esto está de acuerdo con la enorme variación
funcional y estructural en muchos niveles: molecular, celular,
anatómico, fisiológico y conductual, que muestran los sistemas
nerviosos por lo que, a pesar de las semejanzas en los individuos de
una especie, el grado de variación individual de cerebro en cerebro
excede lo que podía tolerarse en un proceso de fabricación de
ingeniería. Visto así, cualquier teoría interesante sobre la mente
tendrá que tener en cuenta estas observaciones y no podrá
generalizar, a menos que contemple en la descripción estructural,
orgánica, las fuertes diferencias y la exigencia de flexibilidad y
variación que impone la novedad del mundo. Por eso Edelman rechaza
las teorías que contemplan el cerebro como un sistema que procesa
información.
A partir de aquí Edelman enuncia su
tesis fundamental, a saber, que el cerebro es un sistema selectivo,
en el que la selección opera durante el tiempo de vida del
individuo. Para el desarrollo de esta tesis fundamental elabora lo
que él denomina la teoría de la selección del grupo de neuronas
(TNGS).
La TNGS es una teoría de poblaciones
que postula precisamente que la habilidad de los organismos para
categorizar un mundo no etiquetado y para comportarse en él de una
manera adaptativa surge no de la transferencia de instrucciones o de
información sino de procesos de selección bajo variación. La TNGS
considera que hay una generación continua de diversidad en el
cerebro. En el cerebro embrionario, hay variación y selección en la
migración de poblaciones celulares y durante la muerte de células.
También en la formación de las sinapsis. Y en el cerebro maduro, en
la amplificación diferencial de la eficacia de las sinapsis. Esto
tiene como consecuencia la formación de grupos neuronales y que el
proceso es modificado continuamente por reentradas de señales".
Notas
1Para
explicarse la naturaleza de la Naturaleza y la naturaleza de su Ser
y Estar en el mundo, el Homo-Humano inventa los códigos con los
cuales ordenar, organizar, memorizar y asignar sentido a lo que
percibe y siente, en un proceso exponencial y ascendente de acuerdo
con la complejidad de cada materia a codificar.
Un código es la articulación
sistematizada de señales, signos o símbolos, arbitrarios con el
cual se representa un orden u ordenamiento de las cosas de acuerdo
con la asignación de sentido a la unidad de una materia y regido
por normas preestablecidas.
El conocimiento es la
codificación de los elementos y partes de una materia según un
código preestablecido.
El saber es la acumulación del
conocimiento codificado con un determinado código.
2
Ramón Román Alcalá, El enigma de la Academia de Platón.
Escépticos contra dogmáticos en la Grecia Clásica, Berenice,
Córdoba, 2007, nota: p. 61:
"A la luz de las
investigaciones neurofisiológicas actuales, podríamos argumentar
con razón que las cosas tal como nosotros las percibimos son
invenciones, construcciones nuestras, y por tanto los académicos
tenían razón, y con ellos todo el escepticismo, al afirmar que
asentimos a la percepción y no a la cosa misma. Todas las células
sensoriales, ya sean sensibles a la luz, táctiles o cualquiera de
los demás receptores relacionados con sensaciones de calor, frío,
sonido, etc., son ciegas a la calidad de la excitación y responden
únicamente a la cantidad de aquella. Es más, como diría Von
Foester, eminente biofísico y experto en computación en biología,
ahí afuera (refiriéndose a lo que llamamos realidad fuera de
nuestro cerebro) "no hay luz ni color, sólo existen ondas
electromagnéticas; tampoco hay "allí afuera", sonido ni
música, sólo existen fluctuaciones periódicas de la presión del
aire; "allí afuera" no hay ni calor ni frío", en
resumen, es nuestro sistema nervioso el que computa una realidad
estable que no sabemos exactamente cómo es, por lo que la fantasía
kataleptiké, de existir, sólo existirá como tal en nuestro
cerebro y no podrá acudir a la cosa exterior como verificación de
su verdad, cf. VON FOESTER, Heinz, "Construyendo una realidad",
en La realidad inventada, WATZLAWICK, Paul et al., Barcelona, 1988,
pp. 38-56, principalmente p. 42. No querríamos entrar aquí en un
nuevo fenómeno producido por los desarrollos de la informática,
como es la realidad virtual, pero está claro que los estoicos
tendrían muchos problemas para activar este criterio en la
actualidad, y mucho más en el futuro inmediato".
3Gerald
M. Edelaman y Giulio Tononi, El universo de la conciencia. Cómo la
materia se convierte en imaginación, Crítica/Drakontos, Barcelona,
2005.
1 comentario:
Quizá la mayoría de nuestros recuerdos sean inventados o soñados, querido Ivancho. Allí reside lo más asombroso de esta criatura capaz de memorizar para luego " revivir" lo grabado en algún lugar de si misma. Eso es lo que uno intuye después de leer textos como El cerebro y el mito del Yo, del maestro Llinas. En ese punto empieza uno a preguntarse por el sentido de la etiqueta " Literatura de ficción". Al fin y al cabo la vida entera podría ser una ficción urdida por cada individuo.
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