Lou
Andreas Salome, Paul Rée, Friedrich Nietzsche, fotógrafo Jules
Bonet.
Lecturas
lúdicas: por el poder de Eros-4
Segunda
parte:
Zaratustra
y Lou Andreas Salome
Por
Iván Rodrigo García Palacios
En
enero de 1882, Friedric Nietzsche se sentía recuperado de sus
enfermedades crónicas y entusiasmado porque empezaba a aminorar el
padecimiento que el rechazo y ruptura de su amistad con los Wagner le
había causado y así lo registró en el epígrafe de la cuarta parte
del libro al que se consagraría a escribir por los siguientes seis
meses: La gaya ciencia. Invocando a Sanctus Januarius, dice en el
epígrafe y en el aforismo 276, primero de esa cuarta parte:
Sanctus Januarius
Tú
que con flamígera lanza
rompes
el hielo de mi alma
y
la empujas bramante al mar
de
su esperanza suprema,
cada
vez más claro y más sano,
libre,
en su amante sujeción:
por
eso celebra ella tus milagros,
¡hermosísimo
Enero!
Génova,
enero de 1882.
“276. Para el Año Nuevo. Todavía
vivo, todavía pienso: tengo que seguir viviendo, tengo que seguir
pensando”.
La
existencia de Nietzsche pudo haber continuado más o menos de igual
forma, con los altibajos normales de su salud y de su ánimo y, a lo
mejor, el clima de Italia le hubiera sentado bien para sus dolencias,
de no haber sido porque el 25 de abril de 1882, en la catedral de San
Pedro en Roma, a pleno sol del medio día, Nietzsche contempla a “la
joven rusa” que Malwida
von Meysenbug y
Paul Rée tanto le habían ponderado. Ella es
Lou Andreas Salomé, iluminada y resplandeciente bajo un rayo de sol
estando sentada en uno de los confesionarios (como si fuerz El
éxtasis de María Magdalena de Caravaggio) y, en medio de su
asombro, exclama:
"¿De qué estrellas venimos y
hemos caído para encontrarnos aquí?" (1-ver notas al final).
Caravagio,
El éxtasis de María Magdalena.
http://www.repubblica.it/cultura/2014/12/02/news/treffers_prostituta_e_santa_vi_svelo_il_segreto_della_maddalena-101919458/
De
no haber sucedido así ni La gaya ciencia ni Así habló Zaratustra
hubieran sido lo que son. Pero, lo cierto es que Lou se encontraba en
aquel lugar y momento acompañada de Paul Rée, a quien había
conocido unos días antes en la casa de Malwida
von Meysenbug. Lou
sintió empatía
a primera vista por Paul y más la entusiasmó su modo de ser y de
filosofar, además de sus intereses por la filosofía de Spinoza, en
la que ella estaba interesada. Así que cuando Nietzsche pasó a
saludar a Malwida,
ella
le informó en dónde estaban ellos y salió en su búsqueda … al
parecer, para llegar un poco tarde al corazón de Lou, pero no
al interés que ella tenía por su filosofía. La
tragedia, si bien opera al azar, sus hilos se tejen con evidente
claridad, claro, cuando se reconstruye a
posteriori
la trama de su red.
Resulta
que unos días antes Paul Rée había invitado a Nietzsche, que
estaba por los lados de Mesina, a que se le uniera en Roma y, para
antojarlo, le habló de la joven, bella e inteligente rusa que había
conocido en casa de Malwida von Meysenbug. Pero el azar le jugo una
mala pasada. Paul Rée, que había conocido primero a Lou, se enamoró
de ella y ella sintió especial atracción por Paul, así que cuando
Nietzsche llegó, esa relación era ya una muy buena e “íntima”
amistad.
También
Nietzsche fue “asaltado” por el enamoramiento y
como hombre de su tiempo, se apresuró a proponer matrimonio a Lou,
pero con la torpeza de que le
pidió a Paul que lo hiciera en su nombre. Por supuesto, Lou lo
rechazó, no una, sino tres veces, porque su interés en ese momento
de su vida no era ni el romance ni el matrimonio ni establecer una
familia, lo que ella estaba buscando era profundizar la formación
filosófica que había empezado en San
Peterburgo, en su Rusia natal y en la que se le
había
despertado un
especial
interés por la filosofía de Spinoza, para
lo cual Paul era el compañero ideal y en ese proyecto se hizo
incluir Nietzsche,
también
interesado en Spinoza desde hacía un año, cuando escribía su libro
Aurora y se preparaba para la escritura de La gaya ciencia.
La
solución a este triángulo la propuso Lou. Ella había tenido un
“sueño”, en el cual los tres formaban una comunidad de amigos
dedicados al estudio filosófico, para lo cual puso
especial énfasis en
afirmar
que para ella todo este asunto no tenía ninguna connotación
amorosa:
"(...) hacerle comprender bien a
Rée que mi vida amorosa "concluida para siempre" me
inducía a un total afán de libertad sin límites".
(...)
"Con honradez lo que me convenció
de manera más inmediata de que mi plan que era una afrenta a las
costumbres sociales entonces vigentes era realizable, fue ante todo
un simple sueño nocturno. En él vi un cuarto de trabajo agradable,
lleno de libros y de flores, flanqueado por dos dormitorios y, yendo
y viniendo entre ambos, nosotros, camaradas de trabajo formando un
círculo alegre y serio" (2).
Y
así lo acordaron. Por lo que los tres, junto con la madre de Lou, se
dirigieron a Orfa en plan turístico y es en la excursión que
realizan por el lago de la localidad a la isla y el monasterio de
Monte Sacro que se sucede otro bucle de la tragedia. Al final de sus
días, Lou dijo:
"¿Si besé a Nietzsche en Monte
Sacro? Ya no lo sé" (3).
De
Orfa se dirigen a Lucerna y allí se toman la fotografía de la
carreta y el látigo que hará célebre todo ese romance y esa
tragedia.
Allí
se separan, Paul y Lou se dirigen a Berlín con el propósito de
hacer los preparativos para la comunidad filosófica. Por su parte,
Nietzsche se dirige a Tautenburg
para concluir la escritura de La gaya ciencia, la cual termina en
junio y se
la
envía al editor. También en
ese momento
desea mostrarle el manuscrito a Lou, pero al fin no puede viajar a
Berlín para ello, así que acuerdan reunirse en Tautenburg en el mes
de agosto para
cuando, además, ya habrá
salido el libro de la imprenta, regalo con el que la quiere
sorprender.
Un
idilio frustrado
Ese
encuentro, al que se ha llamado "el idilio de Tautemburg",
al fin sucede del 7 al 26 de agosto de 1882, para felicidad de
Nietzsche, complacencia de Lou, pero para el mayor disgusto de
Elizabeth, la hermana de Nietzsche, quien odiará y perseguirá a Lou
por el resto de sus vidas.
Durante
esos días y noches en Tautenburg, Lou y Nietzsche se dedican a la
más intensa actividad de la formación filosófica de ella, en una
relación alumna y maestro que hace feliz a Nietzsche y de la que Lou
saca el mayor provecho, tanto que el futuro de su actividad
profesional será marcada por las enseñanzas allí recibidas (4).
Esto es lo que le cuenta Lou a Paul en una de sus cartas del momento:
«En
estas tres semanas hemos conversado hasta el agotamiento;
curiosamente él aguanta ahora cerca de diez horas diarias de charla.
En nuestras veladas, cuando la lámpara, vendada como un inválido
con un paño rojo para que no dañe sus pobres ojos, arroja sólo un
débil resplandor por el cuarto, siempre llegamos a hablar de
trabajos en común... Sorprendente que en nuestras conversaciones
aboquemos involuntariamente al borde de abismos, a aquellos lugares
de vértigo adonde alguna vez se ha subido en solitario para mirar
desde allí a lo profundo. Siempre hemos elegido los caminos de
gamuzas, y si alguien nos hubiera escuchado, habría creído que eran
dos diablos los que conversaban» (5).
Pero,
como en el viejo proverbio, “la causa de tu felicidad será la
causas de tu desdicha”.
Allí,
en aquellos días y noches de Tautenburg,
también
se engendró el
desenlace de
la tragedia, por eso, no es para
nada casual y más bien profético, el que en los aforismos 341 y 342
de La gaya ciencia ya se anuncien tanto al mismo Zaratustra como a
las visiones abismales del pensamiento de ese profeta torturado: el
eterno retorno.
Incipit tragoedia
Después
de la partida de Lou de Tautemburg, el 26 de agosto de 1882,
Elizabeth inicia contra ella una campaña de intrigas y maledicencias
con encono y vulgaridad, cuyo objetivo es el de separarla de él y de
borrarla de la biografía de su hermano, campaña en la que persistió
hasta el final de sus días, pero con resultados catastróficos, pues
tergiverso, mutiló y destruyo muchos de los escritos del archivo del
filósofo, perjudicando de esa forma todas las investigaciones
posteriores sobre su vida y obra, hasta que el trabajo de Giorgio
Colli y Mazzimo Montinari y otros, restauraron, organizaron y
publicaron lo que aun sobrevivía.
A
partir de ese momento de Tautemburg, las relaciones entre Nietzsche,
Lou y Rée, prácticamente quedan rotas y sólo se comunican por
medio de las cartas doloridas de él, algunas de ellas se quedaron en
borrador y nunca fueron enviadas, y las escasas respuestas de ellos.
Las respuestas de Lou, frías e indiferentes, otras, nunca fueron
respondidas, aun cuando ella nunca dejo de preocuparse por el estado
anímico y por la salud de él hasta el último día. La misma Lou se
encargó de destruir buena parte de los documentos de esa relación
que ella consideró podrían perjudicar sus biografías públicas.
Los demás materiales escritos, los publicó su amigo Ernst Pfeiffer,
en el libro Documentos de un encuentro (6).
Nietzsche,
Lou y Rée sólo volverán a sostener un breve y nada amistoso
encuentro a finales de septiembre de 1882 en Lepzig. Será el último
y, aunque se presentaron ocasiones de reconciliación, Nietzsche
confesaría después que, por algo que él había hecho en contra de
ella y que permanece en el misterio, aquella reconciliación era
imposible.
En
diciembre de 1882, Nietzsche se instala en Rapallo en medio de los
tormentos de su ánimo y dolores de su cuerpo enfermo. Del 20 de
diciembre es este fragmento de la carta para a Rée y Lou. Un
borrador anterior y no enviado de esta carta contiene otras quejas y
reclamos tanto más dramáticos de Nietzsche a la pareja:
"361. A Paul Rée y Lou von
Salomé en Berlín (Fragmento)
¡Mis queridos Lou y Rée!
No os preocupéis demasiado por mis
accesos de «megalomanía» o por mi «vanidad herida» — e incluso
si un día, a causa de algún afecto, ocurriese que me quitase la
vida, no habría mucho que lamentar. ¡Qué os importan mis
fantasías! (Incluso mis «verdades» os han dejado hasta ahora
completamente indiferentes.) Pues piensan ambos que soy a fin de
cuentas un semi-enajenado que sufre de jaquecas, a quien la
prolongada soledad le ha trastornado completamente la cabeza.
Llego a esto que considero como una
valoración razonable de la situación, después de haber tomado —
por desesperación — una dosis enorme de opio. Pero en lugar de
perder por ello el juicio, parece que me está viniendo por fin. Por
lo demás, me he encontrado realmente mal durante semanas; y si digo
que he tenido aquí durante 20 días un tiempo como el de Orta, no
tendré que añadir nada más.
Amigo Rée, ruéguele a Lou que me
perdone todo — también ella me ofrecerá una oportunidad para
perdonarla. Porque hasta ahora no le he perdonado nada.
Es mucho más difícil perdonar a los
amigos que a los enemigos.
Se me ocurre una «defensa» de Lou
[+++]
Respuesta a una carta no conservada de
Paul Rée y Lou von Salomé." (7).
Es
durante este período que Nietzsche concibe y escribe las primeras
menciones y una anotación sobre el Superhombre (8):
“No
quiero la vida de nuevo. ¿Cómo he podido soportarla? Produciendo.
Qué es lo que permite soportar su vista? La visión del superhombre,
que dice que sí a la vida. Yo también lo he intentado ¡ay de mí”
(9).
De
esa manera completa el espectro de las materias que conformarán Así
habló Zaratustra: "El eterno retorno de lo mismo", "Dios
ha muerto", "el Superhombre", la voluntad de poder y,
por supuesto, Zaratustra.
"¡Zaratustra,
mi hijo!"
El
1 de febrero de 1883, inicia la escritura de Así habló Zaratustra.
Y el 11 de febrero de 1883 le anuncia el
feliz alumbramiento a su amigo Franz Overbeck, en Basilea, quien
recibe la carta de un gozoso Nietzsche que le comunica, desde
Rapallo, el nacimiento, así como la misión y las características
de Así habló Zaratustra:
"El
libro del que te hablé, cosa de 10 días, se me aparece ahora como
mi testamento. Contiene un retrato extraordinariamente preciso de lo
que será mí ser tan pronto como se haya liberado de toda su carga.
Es un poema y no una colección de aforismos" (10).
Había
nacido: "¡Mi hijo Zaratustra!" (11).
Y
con Zaratustra, una larga historia de interpretaciones y polémicas
que perduran hasta ahora. Esta es parte de esa historia como la
cuenta Curt Paul Janz en su biografía:
"Nietzsche
tenía acabadas la 1ª y la 2ª partes de Así habló Zaratustra en
Febrero de 1883. La 3ª la finalizará en Enero de 1884. De todos
modos, en febrero de 1885 añadirá una 4ª parte y todavía hará
planes para una V y una VII que no llegará a realizar pues concebirá
nuevas ideas que ya no entran dentro del proyecto artístico del
Zaratustra. Este había ido creciendo trozo a trozo como una torre,
lo que lleva a muchos a pensar que concibió su obra como una
sinfonía. Por su parte Köselitz coloca el libro en la serie de los
escritos sagrados. Para otros, sin embargo, Nietzsche se limitaría a
plagiar el Prometeo de Carl Spitteler; y el problema es que el mismo
Spitteler lo creía también. Para justificar su creencia se apoyaba
en la tesis de Weingartner. Sin embargo, el problema es que éste no
da prueba alguna que justifique que Nietzsche conoció el Prometeo de
Spitteler aparecido en 1881. Lo único que señala como verosímil es
el paralelismo de los animales acompañantes en ambos autores: en
Spitteler el león y el perrito; en Nietzsche el águila y la
serpiente. Pero incluso aquí, el origen de los animales de Nietzsche
habría que buscarlo en otras fuentes.
En
relación con el personaje de Zaratustra, es muy probable que
Nietzsche sea deudor de la Simbólica de Friedrich Creuzer. Acerca
del por qué Nietzsche decide hacer de ese personaje el abanderado de
su obra, habría que escuchar primeramente lo que el mismo Nietzsche
nos dice en Ecce homo. De todas formas, esta explicación no parece
convincente en el contexto de su pensamiento.
Por
lo que se refiere a la idea del eterno retorno las explicaciones que
se han hecho han sido muchas y lo seguirán siendo. Ya en 1895 Rudolf
Steinner avanzó la tesis de que el eterno retorno había surgido en
Nietzsche como contraposición a las lecturas que había hecho sobre
el Curso de filosofía de Dühring, a lo que Naumann se opuso
frontalmente haciendo referencia a la necesidad de tener en cuenta
otros testimonios. Naumann avanzó también la hipótesis sobre el
significado de la idea del Superhombre. De todos modos, aún hoy,
tanto el eterno el retorno como el superhombre ofrecen grandes
dificultades en su interpretación.
Otra
cuestión debatida se refiere al puesto que ocupa el Zaratustra en la
obra total de Nietzsche. Llama la atención el hecho de que esta obra
aparece como aislada en la totalidad de la misma. Sin embargo, aunque
esto parece ser cierto, lo evidente es que con esta obra, y sus ideas
sobre la muerte de Dios, el eterno retorno y el superhombre, lo que
Nietzsche consigue es situarse en un nuevo plano de partida con el
que comenzar el largo camino de la transvolaración de todos los
valores.
Por
último, ¿es Zaratustra el hijo intelectual de Nietzsche o el mismo
Nietzsche?" (12).
No
es casual que Zaratustra sea otra encarnación del Nietzsche-Diónisos
que ya se había manifestado en el drama Empédocles, porque la
máscara trágica de los enamoramientos de Nietzsche será ese dios
griego que marca tanto su primer enamoramiento como el espíritu de
la tragedia y de la música griega que ofrendó a Cósima, la amante
mitificada, y a Richard Wagner, pero que traspondrá en Zaratustra en
su enamoramiento por Lou Andreas Salomé, la amante imposible, pero
de carne y hueso.
Finalmente,
será Diónisos el dios al que ofrende los últimos destellos de su
mente, cuando en 1888, escribiera Hecce Homo y, por supuesto, esas
últimas notas que anuncian que la locura ha tomado su lugar.
O,
¿será que, como en la vieja leyenda: a quien un dios quiere
destruir, antes lo enloquece?
Notas
(1)
Friedrich Nietzsche, Lou van Salome, Paul Rée, Documentos de un
encuentro, Laertes, Barcelona, 1982, p. 76.
(2)
Friedrich Nietzsche, Lou van Salome, Paul Rée, Documentos de un
encuentro, Laertes, Barcelona, 1982, pp. 69-70.
(3)
H. F. Peters, Mi hermana, mi esposa, la vida de Lou Andreas-Salomé,
Plaza & Janés, Barcelona, 1980, pp. 94-96.
(4)
Los Andreas-Salomé, Aprendiendo con Freud, Laertes, Barcelona, 1984.
Lou Andreas Salomé fue la encargada de interpretar las filosofías
de Spinoza y de Nietzsche que Freud adaptó para sus teorías
psicoanalíticas.
- Notas y apuntes realizados por
Nietzsche para la formación de Lou han sido publicados en: Lou
Andreas Salomé, Recuerdos de mi vida en Documentos de un encuentro,
p. 69-70. Y en: Friedrich Nietzsche, Fragmentos póstumos, III,
1882-1885, Tecnos, Madrid, 2010.pp. 27-47.
(5)
Curt Paul Janz, Friedrich Nietzsche. 3. Los diez años del filósofo
errante (1879-1888), Alianza, Madrid, 1981, p. 118.
(6)
Friedrich Nietzsche, Lou van Salome, Paul Rée, Documentos de un
encuentro, Laertes, Barcelona, 1982.
(7)
Friedrich Nietzsche, Correspondencia, Volumen IV, enero
1880-diciembre 1884, Trotta, Madrid, 2010, pp. 303-304.
(8)
“Aunque en la evolución del pensamiento de Nietzsche. esta idea
del superhombre tiene sus precedentes en la concepción juvenil del
genio y en la noción de «espíritu libre» del período intermedio,
como tal denominación aparece por primera vez en el fragmento 4 [81]
del cuaderno N V 9c de 1882-1883, donde se alude a la mirada del
superhombre que afirma la vida”. Friedrich Nietzsche, Fragmentos
póstumos, III, Introducción, Tecnos, Madrid, 2010, p. 15.
(9)
Friedrich Nietzsche, Fragmentos póstumos, III, Tecnos, Madrid,
2010, p. 109.
(10)
Friedrich Nietzsche, Lou van Salome, Paul Rée, Documentos de un
encuentro, Laertes, Barcelona, 1982, pp. 208-209.
(11)
A partir de este momento, Nietzsche se referirá a Zaratustra como a
su hijo. Friedrich Nietzsche, Correspondencia, Volumen IV, enero
1880-diciembre 1884, Trotta, Madrid, 2010.
(12)
Curt Paul Janz, Friedrich Nietzsche, Biografía, 3. Los diez años
del filósofo errante (1879-1888),Alianza, Madrid, 1981, capítulo 5:
“Mi hijo Zaratustra”, pp. 167 y ss.
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