Remedios
la Bella
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Lecturas
lúdicas a la escritura de Cien años de soledad-2
Bajo
el volcán, el palimpsesto
“Puede considerarse [Bajo el volcán]
como una especie de sinfonía, o, en otro sentido, como una especie
de ópera, y hasta como una película de vaqueros. Es música hot, un
poema, una canción, una tragedia, una comedia, una farsa, etcétera.
Es superficial, profunda, entretenida y aburrida, según el gusto del
lector. Es una profecía, una advertencia política, un criptograma,
una película cómica, unas palabras escritas en un muro. Puede
considerarse también como una especie de máquina... En el caso de
que usted piense que he hecho cualquier cosa menos una novela, es
mejor que le diga que en el fondo mi intención era la de escribir,
aunque sea yo quien tenga que decirlo, una novela profundamente
seria. Pero también es, y lo sostengo, una obra de arte, en cierto
modo distinta a lo que usted creía, y también mejor lograda,
siempre de acuerdo con sus propias leyes" 1.
Iván
Rodrigo García Palacios
Alguna
vez Gabriel García Márquez dijo que había armado y desarmado Bajo
el volcán, la novela de Malcolm Lowry, como si de una máquina se
tratara para así comprender y aprender su estructura, mecanismo y
funcionamiento. Y es cierto que así lo hizo, no como un ejercicio
literario, sino como una ardua labor cinematográfica: elaborar el
guión de la película que Luis Barranco se proponía producir con
esa obra y para la cual le encomendó la elaboración del guión 2.
El
trabajo de Gabriel García Márquez como guionista en el cine fue la
realización del sueño que tenía desde los tiempos que en Roma, a
mediados de los años 50’s, estuvo estudiando en el Centro
Experimental Cinematográfico 3.
En
parte, ese sueño se cumplió en México a partir de 1962, tal y como
lo relata Álvaro Santana Acuña:
“Al instalarse en México,
desencantado por la escasa repercusión de sus novelas, García
Márquez abandonó la literatura y se aventuró en otra profesión:
guionista de cine. Pero para mantener a su familia tuvo que escribir
en revistas de actualidad, sin que apareciese su nombre, y trabajar
como publicista. El viento de su fortuna cambió cuando su amigo
Álvaro Mutis lo puso en contacto con “La mafia”, un grupo de
artistas liderado por Carlos Fuentes, con Luis Buñuel y Juan Rulfo
entre sus miembros. Las actividades del grupo atrajeron la atención
del benefactor Rodman Rockefeller, el editor Alfred Knopf (que
publicó numerosas obras del boom
en Estados Unidos) y la agente literaria Carmen Balcells, cuya
agencia acabaría representando a Donoso, Vargas Llosa y Cortázar.
Balcells ofreció a García Márquez un contrato con una duración de
realismo mágico: ciento cincuenta años. Ésa fue su epifanía real.
Unos días después de firmar el contrato, empezó a trabajar en la
última
versión de Cien
años de soledad” 4.
En
1964, y después de haber escrito los guiones de una que otra
historia propia y de otras ajenas y de adaptar algunas obras
literarias clásicas, como Pedro Páramo, de Juan Rulfo, en
colaboración con el propio autor y con Carlos Fuentes, el encargo de
Luis Barranco marcó el fin de esa época y desde entonces y por los
dos años siguientes escribiría la novela más popular de la
literatura latinoamericana y una de las más célebres de la
literatura universal: Cien años de soledad, hasta el punto de
ganarle el máximo reconocimiento que se otorga en la literatura: el
Premio Nobel.
Adaptar
una obra literaria y realizar su guión es, a su vez, la realización
de una obra de arte, quizás más exigente que la escritura de una
obra propia, pues exige que el guionista se meta en las profundidades
tanto del autor como de la obra a adaptar, así como el desmenuzar la
obra para decidir qué, cómo y por qué representarla en imágenes
dinámicas que serán leídas de manera diferente a la palabras. En
fin, lo cierto es que ese trabajo de guionista y ese encargo de
realizar el guión de Bajo el volcán ejercieron sobre Gabriel García
Márquez y su escritura notable influencia, la misma que se manifestó
de manera evidente en la escritura de Cien años de soledad. Eso es
lo que quiso decir Gabriel García Márquez con aquello de desmontar
y armar Bajo el volcán. Como dato curioso, Malcolm Lowry también
quiso ser guionista en Hollywood poco antes de viajar a México.
La
película nunca se realizó, pero de ese ejercicio de mecánica
literaria, Gabriel García Márquez obtuvo la materia y la energía,
los elementos y las herramientas literarias con las cuales hacer de
Bajo el volcán el palimpsesto de una novela, la misma que “lo
asaltó” y le pidió que la escribiera como si de un encargo
sobrenatural se tratara, según la leyenda.
En
este punto hay que hacerse dos preguntas: ¿Cuál fue el motivo para
que Carlos Fuentes parodiara la correspondencia de Malcolm Lowry y
algunos textos de Bajo el volcán al explicar “el momento del
nacimiento” de Cien años de soledad? Y, ¿Cuál es la conexión de
Cien años de soledad con Bajo el volcán, algo de lo que nadie a
dicho nada?
Las
respuestas sencillas serían: desvelar las fuentes de un palimpsesto
y los de la invención de los mitos y las leyendas sobre la escritura
de Cien años de soledad. De lo segundo ya hablé en la anterior
Lectura lúdica; de lo primero, voy a hablar ahora.
El
palimpsesto
Que
Bajo el volcán es el palimpsesto de Cien años de soledad es una
hipótesis descabellada que apoyo en lo que dijo Carlos Fuentes en su
discurso en el homenaje a Gabriel García Márquez en Cartagena el 24
de abril 2007 con motivo de la celebración de sus ochenta años y de
los cuarenta años de la publicación de Cien años de soledad. Por
lo demás, no se conoce, todavía, la información necesaria para
demostrar que ello fuera así, pues, como lo dice Álvaro Santana
Acuña, Gabriel García Márquez
“Tras recibir la primera copia
impresa de Cien años de
soledad, quemó todos los
cuadernos y los diagramas usados para redactar la novela. Años más
tarde, unas galeradas con sus correcciones de puño y letra
desaparecieron de los archivos de Sudamericana” 5.
Es
probable que la información que confirme o invalide mi hipótesis
descabellada todavía permanezca en la memoria de Mercedes Barcha, la
esposa de Gabriel García Márquez y la cómplice en la elaboración
de todo ese misterio o en los archivos de Carlos Fuentes depositados
en la Universidad de Princeton donde también está la
correspondencia que ambos escritores intercambiaron durante el tiempo
de la escritura de la novela, porque ya ambos autores de todo este
embrollo están muertos.
Álvaro
Santana Acuña es un investigador y académico de la Universidad de
Harvard quien está preparando un libro sobre la historia de Cien
años de soledad: Acent to Glory. Como
podrá comprobar
el lector curioso, la información que él
ha publicado en varios
artículos de prensa 6
coincide a la letra con la
suministrada por Carlos Fuentes en 2007, diez años antes de que se
abrieran los archivos de Gabriel García Márquez en
el Harry Ransom Center en Austin (Texas) 7.
Y, por supuesto, con la
información que he abducido para proponer mi hipótesis
descabellada.
Desvelar
el palimpsesto que es Bajo el volcán para Cien años de soledad, en
todo su entramado, es un trabajo de largo aliento que demandaría una
labor titánica que no voy a emprender ahora, lo que si voy a hacer
es proponer un mínimo juego de lectura lúdica y mostrar algunos de
los elementos, motivos y figuras que, de Bajo el volcán, Gabriel
García Márquez traspone y sobrescribió en Cien años de soledad.
Los
dos más célebres: Las mariposas amarillas y el ascenso al cielo “en
cuerpo y alma” de una mujer. A manera de símbolos, de los que era
fanático Malcolm Lowry, ambos sucesos se anuncian como la
representación del eros ardiente y de la tragedia de los amores
imposibles. Unos amores y una tragedia que se anuncian tanto en Cien
años de soledad como en Bajo el volcán a bordo de un barco.
En
Cien años de soledad:
"[...] la noche en que (Meme)
soñó que él la salvaba de un naufragio" 8.
Hay
que recordar que Meme es el personaje a partir de cual se provoca la
tragedia final de los Buendía y la destrucción de Macondo.
En
Bajo el volcán, en el capítulo II, es un huracán de mariposas el
que anuncia el arribo de Yvonne a Acapulco:
"[...] navegando rumbo a la bahía
de Acapulco la noche anterior en medio de un huracán de inmensas y
espléndidas mariposas que se abatían mar adentro para recibir al
Pennsylvania" 9.
En
el capítulo XI, ese mismo huracán de mariposas es ya el presagio de
su muerte y de su arrebato y transporte hacia las estrellas:
"[...] pero no eran
constelaciones, sino de algún modo, millares de bellas mariposas,
navegaban hacia la bahía de Acapulco en medio de un huracán de
bellas mariposas que zigzagueaban en lo alto" 10.
Para
que así, al final del capítulo XI, en Yvonne se cumpla el sino
trágico que recorre las páginas de la novela al galope de un
caballo con "el número siete herrado en la grupa" 11,
porque, al igual que Yvonne, también Meme arde sin consumirse:
"Meme se dio cuenta de que se
estaba achicharrando en la lumbre de su altivez" 12.
Y
las mariposas que envuelven a Meme son las mariposas amarillas que
acompañan a Mauricio Babilionia:
"Fue entonces cuando cayó en la
cuenta de las mariposas amarillas que precedían las apariciones de
Mauricio Babilonia. Las había visto antes, sobre todo en el taller
de mecánica, y había pensado que estaban fascinadas por el olor de
la pintura. Alguna vez las había sentido revoloteando sobre su
cabeza en la penumbra del cine" 13.
Esas
son las correspondencias simétricas de la agonía de Yvonne con los
clandestinos amores de Meme Buendía y Mauricio Babilonia que también
se anuncian con mariposas, pero por bandadas de mariposas amarillas,
amores por los que se desatan los motivos de la tragedia de los
Buendía y la destrucción de Macondo y el fin del mundo en Bajo el
volcán:
“Una mañana, mientras podaban las
rosas, Fernanda lanzó un grito de espanto e hizo quitar a Meme del
lugar en que estaba, y que era el mismo del jardín donde subió a
los cielos Remedios, la bella. Había tenido por un instante la
impresión de que el milagro iba a repetirse en su hija, porque la
había perturbado un repentino aleteo. Eran las mariposas. Meme las
vio, como si hubieran nacido de pronto en la luz, y el corazón le
dio un vuelco. En ese momento entraba Mauricio Babilonia con un
paquete que, según dijo, era un regalo de Patricia Brown. Meme se
atragantó el rubor, asimiló la tribulación, y hasta consiguió una
sonrisa natural para pedirle el favor de que lo pusiera en el
pasamanos porque tenía los dedos sucios de tierra. Lo único que
notó Fernanda en el hombre que pocos meses después había de
expulsar de la casa sin recordar que lo hubiera visto alguna vez, fue
la textura biliosa de su piel.
-Es un hombre muy raro -dijo
Fernanda-. Se le ve en la cara que se va a morir.
Meme pensó que su madre había
quedado impresionada por las mariposas. Cuando acabaron de podar el
rosal, se lavó las manos y llevó el paquete al dormitorio para
abrirlo. Era una especie de juguete chino, compuesto por cinco cajas
concéntricas, y en la última una tarjeta laboriosamente dibujada
por alguien que apenas sabía escribir: Nos vemos el sábado en el
cine” 14.
En
Bajo el volcán, Yvonne es arrebatada para perderse en las alturas
hacia los confines estelares. Yvonne fue traspuesta de la Margarita
de Fausto como se lo explica Malcolm Lowry en su carta a Jonathan
Cape. Yvonne, al final del capítulo XI, que había retornado para
ser arrebatada doce horas después en el vórtice de la tragedia en
un ascenso hacia las estrellas al mismo tiempo que El Cónsul, como
Fausto, desciende, arrojado a la barranca:
"Las visiones de Yvonne en su
agonía se asocian con sus primeros pensamientos a comienzos del
capítulo II y también del XI, pero el final del capítulo
prácticamente rebasa los límites del libro. Yvonne imagina ascender
a las estrellas: una idea parecida aparece al final del libro de
Julien Green, pero mi noción proviene directamente del Fausto, donde
Margarita asciende al cielo en poleas, mientras el diablo persigue a
Fausto hasta el infierno. Yvonne imagina que viaja directamente, a
través de las estrellas, a las Pléyades, en tanto que el Cónsul
simultánea e incidentalmente se derrumba en los abismos" 15.
Esta
es la escena del capítulo XI, de Bajo el volcán:
"Y abandonando el ardiente sueño,
Yvonne se sintió arrebatada hacia las alturas y transportada a las
estrellas, en medio de un torbellino de astros que se esparcían en
lo alto en círculos cada vez mayores, como ondas en el agua, entre
los cuales ahora aparecían, como una grey de aves diamantinas que
volasen resueltas y con suavidad hacia Orión, las Pléyades..."
16.
En
Cien años de soledad, es Remedios la Bella la que simplemente se
eleva “en cuerpo y alma”, como un milagro, pero también como un
presagio, pues ese lugar donde se sucede su ascensión, será también
el lugar y la hora en el que años después se anuncia la tragedia de
Meme, al final trágico de los Buendía y a la destrucción de
Macondo, cuya causa no es otra que la potencia ciclónica del Eros
que amenaza y destruye a los Buendía y a su mundo. Esta es la
ascensión de Remedios, la bella:
"Apenas habían empezado, cuando
Amaranta advirtió que Remedios, la bella, estaba transparentada por
una palidez intensa.
-¿Te sientes mal? -le preguntó.
Remedios, la Bella, que tenía
agarrada la sábana por el otro extremo, hizo una sonrisa de lástima.
-Al contrario -dijo-, nunca me he
sentido mejor.
Acabó de decirlo, cuando Fernanda
sintió que un delicado viento de luz le arrancó las sábanas de las
manos y las desplegó en toda su amplitud. Amaranta sintió un
temblor misterioso en los encajes de sus pollerinas y trató de
agarrarse de la sábana para no caer, en el instante en que Remedios,
la bella, empezaba a elevarse. Úrsula, ya casi ciega, fue la única
que tuvo serenidad para identificar la naturaleza de aquel viento
irreparable, y dejó las sábanas a merced de la luz, viendo a
Remedios, la bella, que le decía adiós con la mano, entre el
deslumbrante aleteo de las sábanas que subían con ella, que
abandonaban con ella el aire de los escarabajos y las dalias, y
pasaban con ella a través del aire donde terminaban las cuatro de la
tarde, y se perdieron con ella para siempre en los altos aires donde
no podían alcanzarla ni los más altos pájaros de la memoria.
Los forasteros, por supuesto, pensaron
que Remedios, la bella, había sucumbido por fin a su irrevocable
destino de abeja reina, y que su familia trataba de salvar la honra
con la patraña de la levitación. Fernanda, mordida por la envidia,
terminó por aceptar el prodigio, y durante mucho tiempo siguió
rogando a Dios que le devolviera las sábanas. La mayoría creyó en
el milagro, y hasta se encendieron velas y se rezaron novenarios. Tal
vez no se hubiera vuelto a hablar de otra cosa en mucho tiempo, si el
bárbaro exterminio de los Aurelianos no hubiera sustituido el
asombro por el espanto. Aunque nunca lo identificó como un presagio,
el coronel Aureliano Buendía había previsto en cierto modo el
trágico final de sus hijos" 17
(CAS: p. 271-272).
El
fin sin fin
Y,
así como en El hundimiento de la casa de Usher es el incesto el que
provoca la tragedia que tiene su culminación en un cataclismo del
fin del mundo, igual sucede en Bajo el volcán y en Cien años de
soledad. El incesto es el motivo en la tragedia de todos los Buendía.
En Bajo el volcán, son los amores de Yvonne, la esposa de El Cónsul,
con Hugh, el medio hermano:
En
Bajo el volcán:
También esto, fuera lo que fuese, se
desmoronaba, se desplomaba mientras que él caía, caía en el
interior del volcán, después de todo debió haberlo ascendido, si
bien ahora había ese ruido de lava insinuante que crepitaba en sus
oídos horrísonamente, era una erupción, aunque no, no era el
volcán, era el mundo mismo lo que estallaba, estallaba en negros
chorros de ciudades lanzadas al espacio, con él, que caía en medio
de todo, en el incontenible estrépito de un millón de tanques, en
medio de las llamas en que ardía un millón de cadáveres, caía en
un bosque, caía…
De pronto, gritó y fue como si este
grito fuera proyectado de árbol en árbol, como si sus ecos
regresasen y, luego, como si los árboles se cerraran sobre su
cabeza, apiñados, se cerrasen sobre su cuerpo, compadecidos...
Alguien tiró tras él un perro muerto
en la barranca.
¿LE GUSTA ESTE JARDÍN QUE ES SUYO?
¡EVITE QUE SUS HIJOS LO DESTRUYAN! 18
En
Cien años de soledad:
“Sin embargo, antes de llegar al
verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese
cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los
espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria
de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de
descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era
irrepetible desde siempre y para siempre porque las estirpes
condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad
sobre la tierra” 19.
Apéndice
Por
si fuera poco con la cita del epígrafe, al final de la carta de
Malcolm Lowry a Jonathan Cape, en otro párrafo, se resume la
mecánica, funcionamiento, estructura y estética de Bajo el volcán,
lo mismo que puede leerse como una explicación de la mecánica,
funcionamiento, estructura y estética de Cien años de soledad:
“El libro puede considerarse
esencialmente como algo que gira sobre su propio eje, vuelvo a
repetirlo, su forma es la de un círculo, de modo que cuando se
llegue al final, si se lo ha leído cuidadosamente, el lector querrá
volver nuevamente al comienzo, donde tampoco es posible que su ojo
pueda detenerse una vez más en aquello de que “son múltiples las
maravillas, pero ninguna tan maravillosa como el Hombre”, de
Sófocles, solo para cobrar ánimos. Pues el libro ha sido diseñado,
contradiseñado y soldado de tal modo que puede leerse un indefinido
número de veces, sin agotar todos sus sentidos, su drama, su poesía;
[...]” 20.
Son
sólo dos citas, pero la carta completa de Malcolm Lowry a Jonathan
Cape, es un tratado de Arte poética para la escritura de novelas,
cuya lectura, en aquel momento, debió afectar profundamente a
Gabriel García Márquez y a Carlos Fuentes. Como también afecta a
quien la lea en cualquiera otro tiempo. Recomiendo su lectura, es una
experiencia maestra de creatividad para la escritura literaria.
Notas
1
Malcolm Lowry, carta a Jonathan Cape, enero 2 de 1946. Tomado de
Malcolm Lowry, El volcán, el mezcal, los comisarios…, Tusquets,
Barcelona, 1984, pp. 35-36.
2Julius
Neelley, Persiguiendo el volcán, Revista Quimera No. 53, Barcelona,
p. 81.
3
Gerald Martin, Gabriel García Márquez, Una vida, Debate,
Bogotá, 2009, cap. 9. El descubrimiento de Europa: Roma 1955.
4Álvaro
Santana Acuña, Una historia oculta de Cien años de soledad.
https://www.nexos.com.mx/?p=20655
5Álvaro
Santana Acuña, Una historia oculta de Cien años de soledad.
https://www.nexos.com.mx/?p=20655
6
https://www.theatlantic.com/entertainment/archive/2017/05/one-hundred-years-of-solitude-50-years-later/527118/
https://www.almendron.com/tribuna/la-soledad-multitudinaria-de-garcia-marquez/
https://sites.utexas.edu/ransomcentermagazine/2017/05/23/una-historia-de-cien-anos-de-soledad-a-traves-de-sus-documentos/#more-19035
https://www.nexos.com.mx/?p=20655
http://www.es.lapluma.net/index.php/articulos/cultura/literatura/9652-2017-05-30-23-01-08.html
7https://hrc.contentdm.oclc.org/digital/collection/p15878coll73
8Gabriel
García Márquez, Cien años de soledad, edición conmemorativa,
RAE, 2007, p. 325.
9Malcolm
Lowry, Bajo el volcán, Tusquets, Barcelona, 1997, p. 66.
10Malcolm
Lowry, Bajo el volcán, Tusquets, Barcelona, 1997, p. 373.
11Malcolm
Lowry, Bajo el volcán, Tusquets, Barcelona, 1997, p. 412.
12Gabriel
García Márquez, Cien años de soledad, edición conmemorativa,
RAE, 2007, p. 326.
13Gabriel
García Márquez, Cien años de soledad, edición conmemorativa,
RAE, 2007, p. 327.
14Gabriel
García Márquez, Cien años de soledad, edición conmemorativa,
RAE, 2007, pp. 327-328.
15Malcolm
Lowry, el volcán, el mezcal, los comisarios..., Carta a Jonathan
Cape, p. 61.
16Malcolm
Lowry, Bajo el volcán, Tusquets, Barcelona, 1997, p. 374.
17Gabriel
García Márquez, Cien años de soledad, edición conmemorativa,
RAE, 2007, pp. 271-272.
18Malcolm
Lowry, Bajo el volcán, Tusquets, Barcelona, 1997, p. 415.
19Gabriel
García Márquez, Cien años de soledad, edición conmemorativa,
RAE, 2007, p. 471.
20
Malcolm Lowry, carta a Jonathan Cape, enero 2 de 1946. Tomado de
Malcolm Lowry, El volcán, el mezcal, los comisarios…, Tusquets,
Barcelona, 1984, p. 67.
1 comentario:
Querido Ivancho : como bien sabemos, la gran literatura es en realidad un gran palimpsesto en el que cada escritor consigna su propia experiencia del mundo.
Puestos a buscar, uno encuentra en Lowry resonancias del antiguo y nuevo testamento, así como de los héroes homéricos. " No se puede vivir sin amor", nos repiten todo el tiempo, como en un mantra cristiano.
De la misma manera, en medio de la aparente y gozosa irreverencia, las nociones del pecado, la culpa y el castigo- con Diluvio Universal incluido- atraviesan de punta a punta las trescientas cincueta páginas de Cien años de soledad.
Igual cosa pasa con Bajo el volcán, con Las flores de mal, co Los demonios, de Heimito von Doderer y aquí paro, porque la lista se haría tan infinita como todo buen laberinto que se respete.
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