Asja
Lacis y Walter Benjamin
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Lector
Ludi No. 89
Iván
Rodrigo García Palacios
Del
del enamoramiento
al
Libro de los "Pasajes" de Walter Benjamin
Otra
vez ... las leyes naturales del enamoramiento ejecutan su acción
inevitable 1.
Esta vez, la víctima fue Walter Benjamin y de su fecundación se
gestó el Libro de los Pasajes y un juego de niños.
En
el verano de 1924, Walter Benjamin fue presa del enamoramiento, ese
estado fisiológico que para el cuerpo es un estro amoroso, la
imperativa necesidad de aparearse, de fecundar y de criar un hijo y
que, para el espíritu, es la fuerza erótica que provoca la
fecundación, la gestación, la invención y la realización de
acciones o de ideas extraordinarias. Platón lo llamó "furor
divino", (Fedro, 254a, Ión, 533 e-f) y bellamente lo explicó
en Fedro y Banquete como las cuatro locuras divinas. Muchos siglos
después, Giordano Bruno lo llamó "furor heroico" y lo
explicó en su obra De heroicos furores (Giordano Bruno, Los Heroicos
Furores, I, 4). Y no han sido los únicos.
Estando
en Capri, un medio día del verano de 1924, Walter Benjamin vio a
Asja Lacis comprando almendras en una tienda y como ella no hablaba
italiano, Benjamin se ofreció a ayudarla, luego, la siguió a la
plazza y se le presentó formal y burguesamente. A partir de
aquel momento se desató el enamoramiento que Benjamin ya venía
incubando desde dos semanas antes de ese encuentro, tal y como se lo
contó a ella y como ella lo narra en su autobiografía.
Ese
enamoramiento, como todo enamoramiento, provoca, por una parte, la
fecundación de proyectos nuevos y latentes y la trasformación
radical del enamorado, el que, durante y luego del enamoramiento,
usara la energía vital que el enamoramiento le ha desatado para
inventar y realizar aquellas actividades y obras que de otra manera
no hubiera realizado. Y para Walter Benjamin, dos fueron los grandes
asuntos por los que fue fecundado en el enamoramiento por Asja Lacis.
El uno, el Libro de los Pasajes y, el otro, aquel que desde niño fue
su primordial inquietud y atracción: "el mundo de los niños y
la naturaleza infantil", lo que implica para los niños, el
juego, el pensamiento, el teatro, mejor dicho, qué, cómo y por qué,
en el arte se desarrolla el conocimiento y la educación de los niños
y las consecuencias en el mundo de los adultos.
Pero,
si se mira con ojos de niño y de enamorado, ambos asuntos fueron
partes de un mismo y gran asunto: un juego de niños 2.
Mejor dicho, la forma como los niños sienten y se integran con el
mundo y se hacen a sí mismos, algo así como lo que explica Susan
Buck Morss sobre lo que sentía y pensaba Walter Benjamin del juego
infantil y de su función en la vida individual y social:
"IV. El juego infantil: ¿una
fuerza revolucionaria?
Los niños, escribió Benjamin, están
menos intrigados por el mundo preformado que los adultos han creado
que por sus residuos. Se sienten a traídos por objetos que carecen
de valor o propósito evidente: "Los utilizan no tanto para
reproducir las obras de los adultos, como para relacionar entre sí,
de manera nueva y caprichosa, materiales de muy diverso tipo, gracias
a lo que con ellos elaboran" [Walter Benjamin, Calle de sentido
único]. La aproximación de Benjamin a los fenómenos descartados o
descuidados por el siglo XIX no era muy distinta. Ningún pensador
moderno, con la excepción de Piaget, tomó a los niños tan
seriamente como Benjamin en el desarrollo de una teoría del
conocimiento. Los libros infantiles del siglo XIX constituían una de
las partes más valoradas de su única posesión apasionada, su
colección de libros [Walter Benjamin, Diario de Moscú]. Confesó
que no había muchas cosas "en el reino del libro con las que yo
tenga una relación tan cercana" [Walter Benjamin, Diario de
Moscú]. Scholem testificó sobre la importancia de los niños para
Benjamin y señaló que éste tomaba muy seriamente el proceso
cognitivo de recordar su propia infancia. "El hecho de que
durante toda su vida se sintiera atraído con mágico poder por el
mundo de los niños y la naturaleza infantil constituye uno de los
rasgos de carácter más importantes de Benjamin. Este mundo se contó
entre los objetos más duraderos y tenaces de su reflexión y todo lo
que ha escrito sobre este tema se encuentra entre sus trabajos más
perfectos" [Gershom Scholem, Walter Benjamin]. Benjamin pensaba
que el juego de los niños con las palabras tiene "mayor
parentesco con [...] los textos sagrados que con [...] el habla
corriente de los adultos" [Gershom Scholem, Walter Benjamin]"
(Susan Buck Morss, Walter Benjamin, escritor revolucionario,
Interzona, Buenos Aires, 2005, pp. 60-61).
Sobre
la cita anterior, me permito hacer: un juego infantil y una
discrepancia.
El
juego infantil. Se puede decir que esa relación con los objetos y el
juego que con ellos desarrollan los niños y que Benjamin describe en
el pasaje de Calle de sentido único 3
y que cita Susan Buck Morss en el párrafo anterior, es prácticamente
el mismo modelo de juego-investigación-escritura que él
desarrollará a partir de entonces, del que hace su primera prueba en
ese libro y que tratará de realizar, desde entonces, en el Libro de
los Pasajes, el que se puede considerar un gigantesco juego
intelectual.
La
discrepancia. Desde el encuentro con Asja Lacis, Benjamin va entrar
en contacto con la obra de Lev Vygotski, en particular, su Psicología
del arte (1925) y sus teorías lingüísticas y sobre el desarrollo
infantil: lenguaje y pensamiento. Con ello va a confrontar las
teorías de Piaget y de algunos otros, las que hasta ese momento
dominaban su visión sobre el desarrollo infantil. También, entrará
en contacto con otras teorías a partir de las cuales sustentará sus
nuevas visiones sobre la infancia y el desarrollo del lenguaje y del
pensamiento. Muestras de ello aparecerán tanto en Calle de sentido
único (1925) como en el Programa de un teatro infantil proletario
(1928) y en El problema de la sociología del lenguaje (1935) y en la
publicación póstuma de su escrito: Sobre el lenguaje en general y
sobre el lenguaje del hombre.
Walter
Benjamin fue un niño toda su vida o, al menos, si se puede afirmar
con certeza que su gran preocupación existencial e intelectual fue
la infancia, tal y como lo testimonió Gershom Scholem. Una
disposición y actitud nada extraña, si se implica y explica que
tanto para él como para todos aquellos niños judíos y hasta no
judíos que se enfrentan a su vida desde pequeños con la
preocupación de no ser como los otros niños y de ser tratados tanto
por los otros niños como por los adultos, aun los de su familia,
como seres extraños y excluidos de la vida corriente de sus ámbitos.
Una hipótesis descabellada para pensar en esas vidas que los adultos
y el medio imponen a los niños mientras la cultura continúa
perpetuando y perpetrando esos modelos de desarrollo, educación y
formación de los niños como si se tratara de objetos ajenos a ese
sentir por el que se harán seres sintientes, deseantes y pensantes
4.
¿Podría
esto explicar, también, el interés de Walter Benjamin por las
teorías de Charles Fourier, tanto las su Nuevo mundo amoroso como
las de la educación de los niños? Bien valdría la pena echar una
mirada a las interpretaciones de René Schérer sobre la educación
en la obra de Fourier y la interpretación que de ella hace Walter
Benjamin 5.
Cuatro
años después de aquel verano y habiendo ocurrido y trascurrido una
gran historia entre ellos, incluidos viajes a Riga y a Moscú 6,
Benjamin escribirá para Asja Lacis el Programa de un teatro infantil
proletario (1928), en el cual expone aquello de lo que ella lo había
fecundado.
Asja
Lacis fue una actriz y directora de teatro que para ese verano de
1924 ya había participado y dirigido en numerosas actividades
artísticas y teatrales al servicio de la Revolución de Octubre del
1917, se había relacionado con importantes personajes del ámbito
del teatro y había fundado un teatro infantil proletario. Así lo
cuenta Chus Tudelilla:
"Fue durante sus estudios en San
Petersburgo cuando Asja Lacis conoció a Meyerhold y comenzó a
interesarse por sus tesis teatrales. En 1917, Lacis confirmó su
compromiso revolucionario: “Quería ser un buen soldado de la
Revolución y cambiar la vida en esa dirección, y de hecho, afuera,
la vida se transformaba, el teatro salía a la calle y la calle
entraba en el teatro”. Al año siguiente fundó y dirigió en Orel
un teatro infantil proletario, en el que desarrolló el método de
improvisación basado en la imaginación de los niños. Tomando como
modelo el “Octubre teatral” de Meyerhold, hizo el suyo propio con
los niños huérfanos de la guerra, a quienes acogió en una gran
casa de campo con el propósito de organizar un proyecto de educación
artística, ética y política basado en la observación, en la
improvisación y en el juego. En 1920 regresó a Ligatne para
acompañar a su madre en su agonía; allí se casó con Jūlijs
Lācis, padre de su hija Daga. En 1922 conoció a Bernhard Reich en
Berlín, y en 1923 trabajó con Brecht en Munich. Lacis tenía claro
que el principal objetivo de su proyecto era facilitar la
transformación revolucionaria de la sociedad". [Chus Tudelilla,
Encuentro en Capri y cita en Moscú: Asja Lacis y Walter Benjamin.
Consultado en el 22 de agosto 2016 en:
http://www.m-arteyculturavisual.com/2014/01/09/encuentro-en-capri-y-cita-en-moscu-asja-lacis-y-walter-benjamin/]
***
Para
1934 y ya pasados aquellos eventos que provocaron el enamoramiento y
las posteriores y no fáciles relaciones de Walter Benjamin con Asja
Lacis y quizás ya lejos de esos y de otros ardores eróticos 7,
Benjamin elabora su teoría del lenguaje, en la que, entre otros,
interpreta las investigaciones de ese tiempo y también confronta a
Piaget con Vygotski. Escribe su texto: El problema de la sociología
del lenguaje, el que será publicado en 1935.
En
esta historia, Benjamin, al menos y documentado, ya había leído y
comentado un artículo de Lev Vygotski:
"At approximately the same time
(In the late 1920s and early 1930s) the German Marxis Journal Unter
dem Banner dem Marxismus published an article on the genetic
roots of thinking and speech by a certain Wygotski (1929). It was
read by the literary critic and philosopher Walter Benjamin who
commented that it was Vygotsky's merit to have demostrated the
meaning of the chimpanzee research for the fundamentals of
linguistics' (Benjamin 1935/1972). He also praised Vygotsky for his
dicovery that egocentric speech is the precursor of thought (ibid.,
p. 475. I know of no other writer who ever referred to Vygotsky's
German article" (René van der Veer, Lev Vygotski, Bloomsbury,
Londres, 2007, p. 1).
A
continuación y de manera sumaria, trascribo tanto el motivo como los
pasajes y citas que Benjamin dedica a Vygotski en su escrito, El
problema de la sociología del lenguaje. Además, se puede apreciar
la confrontación de las teorías de Piaget con las de Vygotski (la
grafía del nombre de Vygotski en esta cita es la misma de la fuente
original):
"Es mérito de Wygotski haber
expuesto el alcance de esas investigaciones sobre los chimpancés en
su significación respecto de los fundamentos de la ciencia del
lenguaje.
[...]
“La presencia de un intelecto
semejante al humano y la falta simultánea de un lenguaje sólo en
cierto modo en ese aspecto semejante al humano; la independencia de
las operaciones intelectuales... respecto de su lenguaje”[48].
[...]
Apenas puede ponerse en duda que la
función emocional-reactiva del lenguaje, que es de la que ahora se
trata esencialmente, “pertenece a las formas biológicas más
antiguas de administración y está en parentesco genético con las
señales ópticas y acústicas de los jefes en las agrupaciones de
animales”[49].
El resultado de estas reflexiones es la fijación del punto
geométrico en el que el lenguaje, en la intersección de la
coordenada de la inteligencia y la gestual (manual o acústica),
tiene su origen.
[...]
El contexto presente reclama sobre
todo adentrarse en el concepto de Piaget del lenguaje infantil
egocéntrico. El lenguaje de los niños, afirma Piaget, se mueve en
dos órbitas diferentes. En una de ellas existe como lenguaje
socializado y en la otra como lenguaje egocéntrico. Este último es
sólo lenguaje para el sujeto parlante. No tiene ninguna función
comunicativa. Los documentos de Piaget han probado más bien que ese
lenguaje, consignado estenográficamente, resulta incomprensible
mientras no se dé junto con él la situación que le ha motivado.
Además de que su función egocéntrica no es concebible sin una
estrecha relación para con el proceso del pensamiento. De lo cual
habla la significativa circunstancia de que se haga perceptible sobre
todo en las perturbaciones en el decurso de un comportamiento, en los
impedimentos al resolver una determinada tarea. Esto es lo que ha
llevado a Wygotski, quien por su lado ha emprendido ensayos en niños
con métodos semejantes a los de Piaget, a conclusiones importantes.
“Nuestras investigaciones han puesto de manifiesto que el
coeficiente de lenguaje egocéntrico asciende en los casos graves a
casi el doble del coeficiente normal de Piaget. Nuestros niños
mostraron, cada vez que encontraban una dificultad, un
acrecentamiento del lenguaje egocéntrico... Tenemos pues por
justificada la suposición según la cual la dificultad o
interrupción de una ocupación, que discurre lisa y llanamente, es
un factor importante en la generación del lenguaje egocéntrico...
El pensamiento aparece en acción cuando la actividad, que hasta
entonces ha discurrido sin estorbos, se ve interrumpida”[55].
Con otras palabras: en la edad infantil el lenguaje egocéntrico
ocupa el mismo sitio que más tarde estará reservado al proceso del
pensamiento. Ese lenguaje es precursor, incluso maestro del
pensamiento. “El niño aprende la sintaxis del lenguaje antes que
la sintaxis del pensamiento. Las investigaciones de Piaget han
probado sin ninguna duda que el desarrollo gramatical del niño
precede a su desarrollo lógico”[56].
De todo, ello resultan correcciones a
los puntos de arranque que ha propuesto el behaviorismo para resolver
el problema “pensamiento y lenguaje”. Al esforzarse por construir
una teoría del pensamiento en el marco de su doctrina sobre el
comportamiento, los behavioristas han recurrido, y es comprensible,
al lenguaje, sin favorecer en el fondo nada nuevo, más bien
limitándose a hacer suyas las discutidas teorías de Lazarus Geiger,
de Max Müller y de otros. Estas teorías desembocan en la
construcción del pensamiento como una “locución interior”, una
locución que consistiría en una excitación mínima del aparato
articulativo, constatable sólo difícilmente y no sin ayuda de
instrumentos de medida de especial precisión. De esta tesis, según
la cual el pensamiento no es objetivamente sino un hablar interior,
ha pasado Watson a buscar un miembro medio entre lenguaje y
pensamiento. Dicho miembro lo percibe en un “lenguaje susurrante”.
Por el contrario señala Wygotski que todo lo que sabemos de los
susurros de los niños va “en contra de la suposición de que el
susurro represente un proceso de transición entre el lenguaje
interior y el externo”[57].
[...]
[48]
L. S. WYGOTSKI. Die genetischen Wurze1n des Denkens uñd der
Sprache.
[49] WYGOTSKI, op. cit., pág. 465.
[55] WYGOTSKI, OP. cit., pág. 612.
[56] WYGOTSKI, OP. Cit., pág. 614.
[57] WYGOTSKI, op. cit., pág. 609.
[49] WYGOTSKI, op. cit., pág. 465.
[55] WYGOTSKI, OP. cit., pág. 612.
[56] WYGOTSKI, OP. Cit., pág. 614.
[57] WYGOTSKI, op. cit., pág. 609.
(Walter Benjamin, El problema de la
sociología del lenguaje, incluido en Imaginación y sociedad,
Iluminaciones I, Taurus, Madrid, 1998, p. 184 y ss.).
***
Es
en la fecundación del Libro de los Pasajes que se abre el portal y
el pasaje que conecta a Walter Benjamin con Charles Fourier: el París
de los Pasajes, esos que lo llevan a La Harmonía, a ese Nuevo mundo
amoroso de Fourier del que Benjamin se hace habitante e interprete,
el niño que juega con aquellos "insólitos" objetos que
atraen su atención de niño y con los cuales los niños hacen su
mundo, real e imaginario, como hará Benjamin con las teorías de
Fourier, tal y como lo explica en los dos resúmenes con los que
pretende explicar el proyecto de los Pasajes, el que, igual que el
mundo de Fourier, es inabarcable, inexplicable, interminable, en fin,
es un juguete que está en la imaginación del jugador.
Mejor
dicho, tal y como lo explica en el resumen de 1939 al referirse a "la
armonía fourierita" como "juego combinado":
"El más íntimo impulso dado a
la utopía fouriesta se encuentra en la aparición de las máquinas.
El falansterio debía devolver a los hombres a un sistema de
relaciones donde la moralidad ya no tiene más cabida. En él Nerón
se habría convertido en un miembro más útil para la sociedad que
Fenelón. Para ello Fourier no piensa confiar en la virtud, sino en
un funcionamiento eficaz de la sociedad, cuyas fuerzas motrices son
las pasiones. Mediante los engranajes de las pasiones, mediante la
compleja combinación de las pasiones mecanicistas con la pasión
cabalista, Fourier se representa la psicología colectiva como si
fuera un mecanismo de relojería. La armonía fouriesta es el
producto necesario de este juego combinado" (Walter Benjamin,
París, capital del siglo XIX (resumen de 1939), Akal, Madrid, 2005,
p. 52).
Combinar,
alegoría, analogía, metáfora, etc. son las marcas de esos juegos,
los de Fourier y los de Benjamin y, por supuesto, los de los niños,
basta con una lectura tanto a la Teoría de los cuatro movimientos y
las demás obras de Fourier como a ese mamotreto inacabado que es el
Libro de los Pasajes. Definitivamente, Benjamin es el niño que juega
a hacer su juguete, el mismo juguete con el que cada lector podrá
hacer su propio juguete y, así, al infinito ...
Esos
son los pasajes, tanto aquellas construcciones urbanas o como los
pasajes, esos fragmentos de textos a los que se denominan pasajes y
los que se coleccionan (y Benjamin es el arquetipo del coleccionista)
para ser interpretados y comentados o como la escritura sin fin en la
Cábala 8
o como los agujeros de gusano entre universos paralelos o como los
portales y los pasajes imaginarios por donde pasan y vagan la
imaginación y el pensamiento en su búsqueda de ... (y que cada cual
complete la frase).
¿Cuál
era la búsqueda de Walter Benjamin?: El espíritu del niño.
***
Y
no menos atractivo, Walter Benjamin vio en el Mundo amoroso de
Fourier aquel sueño que para finales del siglo XX será ya
pesadilla: el mecanismo pasional y el juego combinado que Fourier
proponía como ámbito para la realización de la felicidad humana y
social, sera convertido en fría y precisa ingeniería social, capaz
de manipular los deseos de las personas tanto individual como
colectivamente.
NOTAS
1 http://enamoramientoyevolucion.blogspot.com.co/
2
Susan Buck Morss, Walter Benjamin, escritor revolucionario,
Interzona, Buenos Aires, 2005, pp. 60 y ss.
3
Walter Benjamin, Calle de sentido único: "Solar en obras.
Cavilar pedantemente sobre la producción de objetos —medios
visuales, juguetes o libros— apropiados para los niños es una
necedad. Desde la Ilustración, esta es una de las especulaciones
más mohosas de los pedagogos. Su enamoramiento de la psicología
les impide reconocer que la tierra está llena de los objetos más
incomparables para la atención y el ejercicio infantiles. De los
más específicos. De hecho, los niños son particularmente
propensos a frecuentar cualquier lugar en que se trabaje
visiblemente con cosas. Se sienten irresistiblemente atraídos por
los desechos generados por la construcción, la jardinería o el
trabajo doméstico, la costura o la carpintería. En los productos
de desecho reconocen el rostro que el mundo de las cosas les vuelve
precisamente a ellos, a ellos solos. En ellos no tanto reproducen
las obras de los adultos como, mediante lo que con ellos
confeccionan en el juego, ponen unos junto a otros, en una nueva,
veleidosa relación, materiales de muy diversa índole. Los niños
mismos se forman con ello su mundo de cosas, uno pequeño dentro del
grande. Las normas de este pequeño mundo de cosas deberían tenerse
en cuenta si se quiere crear a propósito para los niños y no se
prefiere dejar que sea la propia actividad, con todo lo que en ella
es accesorio e instrumento, la que encuentre sola el camino hasta
ellos".
4 http://lectorludi.blogspot.com.co/2013_03_17_archive.html
5
Charles Fourier, ¿Cómo educar para la libertad y la felicidad?,
selección e introducción de René Schérer, Errata Naturae,
Madrid, 2016. - René Schérer, Utopías nómadas, Tirant lo Blanc,
Valencia, 2010.
6
En la entrada del 9 de diciembre de 1926 del Diario de Moscú,
Walter Benjamin narra como ese día, antes de despedirse en la
visita que Asja Lacis le hiciera, le lee un pasaje del libro Calle
de sentido único, el que él le había dedicado, con cubierta
diseñada por Sasha Stone, fue uno de los muchos regalos con que le
obsequió aquel día. Walter Benjamin, Calle de dirección única:
"El hombre enamorado no solo siente apego por los posibles
“defectos” de la amada, por sus tics y sus debilidades, sino que
las arrugas de su rostro y los lunares que aparecen en la piel, los
vestidos raídos y los andares al sesgo lo atan más duradera e
implacablemente que ninguna belleza. Esto se sabe desde hace mucho
tiempo. Y ¿por qué sucede? Si es verdadera la teoría que nos dice
que la sensación no anida en la cabeza, que no sentimos sin duda
una ventana, una nube o un árbol en nuestro cerebro, sino en el
lugar donde lo vemos, también cuando miramos a la amada nos
encontramos fuera de nosotros. Pero dolorosamente absortos.
Deslumbrada, la sensación revoletea, cual bandada de pájaros en el
resplandor de la mujer. Y así como los pájaros buscan amparo en
los frondosos escondrijos que un árbol les ofrece, las sensaciones
huyen a las arrugas sombrías, a los gestos sin gracia y los
defectos irrelevantes del cuerpo amado, donde se acurrucan como
dentro de un seguro escondrijo. Y ninguno que pase por ahí se
imaginará que justamente en lo defectuoso y censurable es en donde
anida la emoción tan veloz como un rayo del admirador enamorado".
7
Susan Buck Morss, Walter Benjamin, escritor revolucionario,
Interzona, Buenos Aires, 2005, p. 54, nota de pie de página No.
158: En 1917 Benjamin se caso con Dora Pollak; en 1921 "desarrolló
un a inclinación pasional" por Julia Cohn, un amor que
"permaneció no correspondido"; en 1924 se enamoró de
Asia Lacis, una comunista rusa; en 1929-30 atravesó un un doloroso
divorcio para casarse con Lacis, pero este casamiento nunca ocurrió.
La naturaleza tristemente insatisfactoria de la relación de
Benjamin con Lacis está claramente registrada en el recientemente
publicado diario de la visita de Benjamín a Moscú: Diario de
Moscú, Madrid, Taurus, 1990.
8 "De
acuerdo a la sabiduría de la Cábala, la realidad consiste de dos
fuerzas, o cualidades: el deseo de recibir y el deseo por otorgar
(*), también conocida como el Creador. La sabiduría de la Cábala
es una herramienta científica para el estudio de estas dos fuerzas
que son el fundamento de todo a nuestro alrededor".
http://www.cabalacentroestudios.com/what-is-kabbalah
(*) Lo que en otros términos,
podría equipararse como La ley de la atracción y el rechazo.
1 comentario:
Querido Ivancho : se me antoja que el enamoramiento en los humanos equivale a la fuerza gravitacional que acerca y repele a los cuerpos en el mundo físico.
De ahí que el desenamorado se parezca tanto a un planeta que ha perdido su órbita.
No sé: creo que en sus largas caminatas Benjamin buscaba acaso una ilusión perdida.
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