Rafael
Sanzio, Hipatia de Alejandría, fragmento de La Academia de los
filósofos.
Carta
alejandrina No. 2
Medellín,
16 de julio 2014
Hipatia
"A
ti, querida señora, te saludo cariñosamente ..." 1
Ya
no existen Maestras (ni Maestros) como tu ni escuelas como la tuya
...
En
mi primera carta dejé apenas insinuados los asuntos de "tu
magisterio secreto" 2:
conocimiento y saber, sentido y valor, enseñar o trasmitir, los que,
para ser explicados, deberán ser considerados en el contexto de la
sensación, la intuición, la imitación, la reflexión, la empatía,
las emociones, las pasiones, los sentimientos, el entusiasmo, la
memoria y todo ello con sus naturales consecuencias en la
imaginación, el significado y el pensamiento. Mejor dicho, esas
cosas que se llaman naturaleza y cultura, lo real y lo virtual.
Pero,
primero y más urgente, dejé sin aclarar eso del "secreto"
de tus enseñanzas, eso que igual es aplicable a lo que dicen algunos
investigadores sobre algunas de las enseñanzas de tu maestro Platón
y lo que, según se miren las cosas, no es más que otro de esos
mitos y leyendas o "zonas oscuras" que se inventan los
estudiosos académicos para ocultar su ignorancia y su incapacidad de
explicar adecuadamente aquello que no han sabido entender: que antes
que filósofo, Platón fue Discípulo de Sócrates y Maestro de sus
discípulos y ambicionó ser el maestro de Atenas, la Atenas capital
de un imperio universal, lo cual, para ti, no era ningún "secreto"
ni "misterio", era un asunto bien claro, como bien lo
atestigua tu discípulo Sinesio de Cirene en una de sus cartas a
Herculiano:
"Se nos concedió a
ti y a mi experimentar cosas maravillosas, cuya simple enumeración
habría parecido increíble. Y es que hemos visto con nuestros
propios ojos y escuchado con nuestros propios oídos a la auténtica
maestra de los misterios de la filosofía" (Sinesio de Cirene,
Cartas, 137, Gredos, Madrid, 1995, p. 258).
Todavía
en tu tiempo se sentía que ser Maestro y Discípulo, como lo fueron
Sócrates y Platón, era un estado más que una condición o
profesión y, por lo tanto, enseñar era una conexión previa, íntima
y vital entre Maestro y Discípulo y un requisito casi que
indispensable para que se sucediera, por un lado, la enseñanza de la
Sabiduría y, por el otro, el aprendizaje de los saberes de las
ciencias, las artes, la tekné, mejor dicho, esos asuntos del
conocer, del saber, del hacer o, para aclararlo más, una cosa era la
enseñanza de la Sabiduría de "Los Sabios" y otra la
trasmisión de saberes y haceres como lo que hacían los sofistas,
profesores de retórica. El asunto de la enseñanzas la Sabiduría
era cuestión de los sentimientos, del buen vivir y del bien pensar.
Los asuntos de la retórica eran los del saber, los del arte y los de
las habilidades de la persuasión para ser poderoso en la vida
pública, en la política, mejor dicho, era y todavía es, el de la
organización, la interpretación y el manejo de las palabras.
Tu,
como discípula de Platón, te hiciste Maestra encarnando en ti las
mismas enseñanzas que Diotima compartió con Sócrates, tal y como
se explican en Banquete. Mejor dicho, el "secreto" o
"misterio", no lo era tal y el mito o la leyenda de las
sabiduría y enseñanzas secretas de Platón, que son las mismas
tuyas, podrían explicarse por las relaciones, conexiones,
correspondencias e interpretaciones, vitales, existenciales y
pedagógicas (paideia), entre Sócrates y Platón, así como
lo habían sido para "los sabios" y como lo fueron hasta
para las de las gentes del común, las celebraciones de "los
misterios eleusinos", el fenómeno dionisiaco del que ya te
escribí en mi primera carta.
Y,
por supuesto, también te hiciste Maestra por el magisterio de
Plotino, quien había encarnado en él "El Espíritu" tanto
de "los Sabios antiguos" como el de su pretérito maestro
Platón, conjugados en su propia visión de Ser y Estar en sí mismo,
con los otros y en el mundo 3.
Ese es el mismo "Espíritu" que todavía conservabas en tu
acción, influjo e importancia, en la vida social y política de tu
tiempo y tu ciudad, en las cuales tenías arte y parte. No por otros
motivos los fanáticos del nuevo dios te asesinaron con tal sevicia.
Y
por ello el miedo. Ese miedo con el que, desde entonces y hasta
ahora, se "marcó" a sangre y fuego en la conciencia y en
la visión de la humanidad, esa perversa y esquizofrénica dualidad
de cuerpo y alma, vida y muerte, universo y dios, que son las que han
predominado y determinado el desarrollo de lo que todavía decimos
que somos, como ya lo dije en mi anterior carta.
Y,
por ello, "el secreto" y "el misterio" de
aquellas enseñanzas y de aquella conexión íntima entre los
espíritus de Maestro y Discípulo, la de las enseñanzas de la salud
vital, esa que es el vivir sin miedos de ninguna especie, fue algo a
lo que tus enemigos consideraron un obstáculo para la expansión de
su poder, así que lo convirtieron en motivo de persecución y muerte
para así evitar que se conservara y, por ello, sólo ha sobrevivido
en la clandestinidad, sin que, hasta ahora, se empiece a investigar
sobre la naturaleza y funcionamiento de eso que aquellos antiguos
maestros intuían y que ahora las neurociencias 4
estudian y demuestran.
Aquellos
antiguos Maestros sabían que el fundamento para que sus enseñanzas
cumplieran con su razón de ser dependía de lo que ahora las
neurociencias y las ciencias cognitivas están descubriendo: que las
enseñanzas de Diotima a Sócrates, esas que conforman la "erótica
platónica", no eran otra cosa que el funcionamiento de la
naturaleza evolutiva de la especie, ese mecanismo evolutivo que hace
que los seres vivos se relacionen entre sí, individual y
colectivamente, por la sensación, la intuición, la imitación, la
empatía, las emociones, las pasiones, los sentimientos, el
entusiasmo y la memoria, que es lo que le da sentido y/o valor a la
imaginación, al significado, al pensamiento y a la comunicación, en
un ininterrumpido proceso de evolución natural y cultural.
La
"erótica platónica" es, quizás, el primer intento por
explicar, enseñar y trasmitir, de una manera sistemática, las
experiencias (las experiencias del conocer: el conocimiento
"encarnado" e "incorporado", al vivir y al
existir, o sea, el vivir y el existir como se siente, se imagina, se
piensa, etc., con el cuerpo, algo así como la salud vital, la salud
del aliento vital) que la evolución cultural había ido acumulando y
trasmitiendo de generación en generación y de cultura en cultura y
las que Platón aprehende y aprende de Sócrates. Esa es la paideia
que Platón, por un lado, emplea en su magisterio y, por el otro,
trata de consignar y comunicar en sus diálogos de una manera más
didáctica que sus previos maestros, "los Sabios". Esa es
la paideia que Platón considera debe ser desarrollada en ese
Estado "en el que todos sus miembros vivan filosóficamente"
que él propone en República.
***
"El discurso
filosófico no es filosofía [...]. Las teorías neoplatónicas están
al servicio de la vida filosófica [...]. La filosofía de la época
helenística y romana se nos presenta pues como un modo de vida, un
arte de vivir, una manera de ser. De hecho, a partir de Sócrates al
menos, la filosofía antigua había adoptado este carácter [...] .
La filosofía antigua propone al hombre un arte de vivir, al
contrario que la moderna, que aboga en primer lugar por la
construcción de un lenguaje técnico reservado a especialistas"
(Pierre Hadot, Ejercicios espirituales y filosofía antigua, La
filosofía como forma de vida, Siruela, Madrid, 2006, págs. 233-241,
246).
***
Hubo
que esperar hasta ahora para que las neurociencias empezaran a
mostrar aquello que los Sabios y Maestros de la antigüedad y de
todos los tiempos en adelante sabían por sabia intuición: que los
Homo-Humanos somos y hacemos lo que es y lo que hace el cerebro:
naturaleza y cultura. Una naturaleza que siente que se siente y que
convierte ese sentir en imágenes y esas imágenes en metáforas y
esas metáforas en códigos y esos códigos en pensamientos y esos
pensamientos en memorias vivas y dinámicas y esas memorias en
objetos, arte, ciencia, tecnología, etc. y todo lo anterior, en
cultura, el estado y el ámbito en los cuales los Homo-Humanos se
re-unen por sus emociones y sentimientos: empatía, simpatía y
antipatía, se hacen comunidad y hacen sociedad, mejor dicho,
cultura.
Pero
tampoco será necesario esperar hasta que esas mismas neurociencias
logren comprender la totalidad del funcionamiento del cerebro para
deducir y formular hipótesis, así sea descabelladas, sobre qué,
cómo y por qué, el cerebro es, hace y nos hace, tal y como sería
el caso de comprender qué es el pensamiento y cómo y por qué
pensamos. Lo digo porque se ha considerado al pensamiento como a
"algo" fuera de este mundo y al pensar como esa cualidad
que nos separa del resto de la naturaleza, mejor dicho, lo que nos
hace "excepciones", cosa que es falsa, porque el
pensamiento, para formular una de esas hipótesis descabelladas, lo
produce el cuerpo y, en consecuencia, es el resultado del
funcionamiento integrado y dinámico de los códigos, las emociones y
la memoria que se procesan en el cerebro y que la mente memoriza,
representa, expresa, comunica y cambia, algo así como otra extensión
del cuerpo, la cultura.
Somos
un cuerpo vivo y con vida y por ello afirmo que el pensar y el
pensamiento son un desarrollo evolutivo ya inscrito en el genoma del
Homo-Humano y que, por lo tanto, empiezan a funcionar desde el
momento en el cual las estructuras biológicas del cuerpo alcanzan su
momento operativo. En algún momento, todavía no precisado de la
gestación, cuando las estructuras del sistema nervioso ya se han
desarrollado, el cerebro comienza a discriminar, organizar y
memorizar las percepciones y sensaciones que se provocan y producen
en el cuerpo tanto en su propio funcionamiento como desde el ámbito
en el que se encuentra y, por lo tanto, debe comenzar a desarrollar y
conectar los grupos de neuronas y los circuitos neuronales 5
de esa memoria del cuerpo que es la mente, mediante la cual maneja y
controla las funciones, procesos, acciones y reacciones internas y
externas del cuerpo, las cuales, a su vez, se convierten en las
señales que disparan e inician los mecanismos genéticos y
epigenéticos que luego lo conectarán con el ámbito cultural, es
decir, con los sistemas de códigos que son los lenguajes y las
memorias que son la cultura y la cultura que son todas las
extensiones que inventa y desarrolla el cuerpo: cultura, sociedad,
etc. Considero cultura todo aquello que el Homo-Humano inventa con y
a partir de su cuerpo, es decir, lo que no es estrictamente producido
por la mecánica biológica. Algo así como lo de las extensiones que
propuso Marshal McLuhan.
***
“[...] brains—even
small ones—are dauntingly complex”:
"Information flows
in parallel through many different circuits at once; different
components of a single functional circuit may be distributed across
many brain structures and be spatially intermixed with the components
of other circuits; feedback signals from higher levels constantly
modulate the activity within any given circuit; and neuromodulatory
chemicals can rapidly alter the effective wiring of any circuit"
(Gary Marcus, A Map for the Future of Neuroscience, The New Yorker,
September 17, 2013).
***
Por
otra parte, si nos atenemos a los descubrimientos de las
neurociencias, la mayor parte de lo que sentimos, imaginamos,
pensamos y hacemos está determinado o condicionado por funciones y
procesos no-conscientes 6,
la gran mayoría todavía desconocidos o apenas vislumbrados en las
hipótesis que se plantean esas mismas neurociencias en épica lucha
contra las supersticiones, prejuicios, paradigmas e intereses, etc.,
de las ideologías que por siglos han dominado y determinado la
visión y el sentido que los Homo-Humanos tienen de sí mismos, de su
"humanidad" y del mundo, algo así como del sentido de la
vida. Ese sentido que se ha convertido en valor, pero económico.
Una
definición simple y sencilla del sentido de la vida podría ser: el
conocimiento, el saber y el control que cada individuo tiene sobre sí
mismo y sobre el qué, cómo y por qué hace lo que hace y, por
supuesto, sobre qué, cómo y por qué se es lo que se es: "Los
conocedores" de Platón, Plotino, Bruno, Nietzsche, etc. Esos
"conocedores" a los que también te proponías formar en
tus discípulos, como bien lo atestigua Sinesio.
Como
quien dice y en palabras simples y prácticas, el sentido de la vida
es el orden, control y memoria que se tiene y se ejerce sobre las
situaciones y circunstancias que afectan al cuerpo en el existir y
que condicionan las acciones y lo que se siente por ello. O, en otras
palabras, la propiedad de la materia y la energía de sentir,
cambiar, recordar, actuar y propiciar el cambio, como quien dice:
supervivencia, reproducción y adaptación.
Esto
lo conocían, sabían y ejercían mejor los antiguos maestros con
mucha menos información científica que la que ahora se descubre
pero la que tanto cuesta poner al servicio de la salud vital. Esa
salud vital que antes como ahora se plantea como el eterno dilema:
placer y dolor.
Es
por eso que, antes, es necesario empezar por desatar a los
Homo-Humanos del nudo y del círculo vicioso de la evolución
cultural, eso que los ata a sus cadenas y al miedo, a las viejas
imágenes memorizadas: las de la lógica dualista. Esa lógica
dualista del cuerpo/alma, vida/muerte, dios/universo y de un largo
etcétera binario, el sí mismo formado desde afuera, el que conoce y
se conoce porque así se lo dictan desde lo trascendente. Ese es el
Homo-Humano escindido y disociado de su naturaleza, esquizofrénico y
paranoico, que se mira en el espejo de Narciso y sólo ve su propio
rostro, pero no lo reconoce, a diferencia de Dionisios niño que al
mirarse en el espejo, contempla al mundo, su sí mismo que es el
mundo.
Es
por ello que a esa esquizofrenia y paranoia de lo consciente hay que
contraponer la unidad de la conciencia, el cuerpo que siente y se
siente, en el que el sí mismo es y se forma desde adentro,
inmanente,
el que se conoce a si mismo y desde su sí mismo conoce lo exterior,
lo que vienen a ser los procesos naturales de la imitación y la
reflexión. Cuerpo que actúa y dialoga consigo mismo para conocerse,
para así conocer y conocerse a sí mismo en el otro y en el mundo y,
así, decidir, actuar, dialogar, etc. El Homo-Humano integrado en su
sí mismo, uno en y con su cuerpo y mente que contempla su sí mismo,
a los otros y al mundo, el que se mira en el espejo de Dionisios "y
ve el mundo".
Más
adelante volveré para decir algo más sobre esos espejos de Narciso
y Dionisios.
Es
en ese paradójico juego de espejos que propongo una pedagogía del
Juego de Ser Niños,un juego desde el cual propiciar la formación
del niño y, para el caso, también, la formación y re-formación de
los adultos, una formación que propicie la re-configuración, la
re-integración, la restauración, el "padecer lo originario"
7,
del niño que se supone todos llevamos dentro ... perdido en las
tinieblas interiores como el niño del narrador de El
principito, de Antoine de Saint-Exupéry.
Lo
que propongo, es el sentir. Volver a aprender a sentir, a sentir por
la acción, por la actuación, por la representación, hasta alcanzar
la sensación, la prolepsis, y lo que de ella se sigue: la
invención de los sentidos, de los códigos, de los conceptos, otra
vez, "la palabra padecida" (Ernesto Grassi), etc.
Construir, inscribir, jugar y contar la propia memoria, la propia
biografía, las propias emociones, los propios sentimientos, los
propios anhelos, etc., en la acción, en la imitación y en la
reflexión de y con los otros y de y con el mundo ... jugando como lo
hacen los niños.
Con
esto último hago referencia a Vigotski (sus teorías sobre el juego
y su estudio de Hamlet) y a Bajtin y sus teorías de la
socialización, así como a todo lo que las neurociencias están
descubriendo y que hasta los neurocientíficos encuentran sus
ejemplos, su ¿pre-ciencia?, en el teatro de Shakespeare, en la
literatura, en las artes, como en este caso tomado de un libro del
neurocientífico Antonio Damasio quien escribe sobre la precedencia
de la reacción, es decir, de la emoción sobre el sentimiento:
"Al comentar la
precedencia de la emoción sobre el sentimiento, permítaseme empezar
llamando la atención sobre algo que Shakespeare dejó ambiguo en sus
versos acerca de Ricardo. Tiene que ver con el término sombra y con
la posibilidad de que aunque emoción y sentimiento sean distintos,
este último aparezca antes que el primero. Las lamentaciones
externas son sombras del dolor que no vemos, dice Ricardo, una
especie de reflejo especular del objeto principal (la sensación de
dolor), de la misma manera que la cara de Ricardo en el espejo es un
reflejo del objeto principal del drama, Ricardo. Dicha ambigüedad
concuerda bien con nuestra intuición sin instruir. Tendemos a creer
que lo oculto es el origen de lo que se expresa. Además, sabemos
que, en lo que concierne a la mente, el sentimiento es lo que
realmente cuenta. «Ésa es la pura realidad», dice Ricardo,
hablando de su dolor oculto, y estamos de acuerdo con él. Sufrimos o
nos deleitamos en función de sentimientos reales. En sentido
estricto, las emociones son exterioridades. Pero «principal» no
significa «primero» ni tampoco «causativo». La posición central
del sentimiento oscurece el asunto de cómo surgen los mismos y
favorece el punto de vista de que, de alguna manera, éstos ocurren
primero y a continuación se expresan en las emociones. Esta idea es
incorrecta, y hay que echarle la culpa, al menos en parte, al retraso
a la hora de encontrar una explicación neurobiológica de los
sentimientos plausible.
Resulta que son los
sentimientos los que constituyen las sombras de la manera externa de
las emociones. He aquí lo que Ricardo tenía que haber dicho en
realidad (con las debidas excusas a Shakespeare):
«¡Oh!, estos modos
externos del lamento proyectan sombras intolerables e invisibles de
dolor en el silencio de mi alma atormentada».
(Lo que me recuerda a
James Joyce, cuando dice en Ulysses: «Shakespeare es el feliz coto
de caza de todas las mentes que han perdido el equilibrio»)"
(Antonio Damasio, En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción
y los sentimientos, Crítica, Barcelona, 2009, p. 33).
Por
eso es que no me queda la menor duda de que Shakespeare se contempló
en el espejo de Giordano Bruno o en "la sombra de sus
ideas":
"Así pues, dado que
la naturaleza ofrece todo lo que es posible, ya sea antes de las
cosas naturales, ya sea en las cosas naturales o por medio de las
cosas naturales, debes saber que de todas las cosas naturales deriva
una acción, de suerte que no puedes ignorar que la naturaleza opera
a través de ellas" (Giordano Bruno, Las sombras de las ideas,
Siruela, Barcelona, 2009, p. 74).
E
insisto en aquello del buen sentir al bien pensar.
La
percepción, la sensación, la reacción, el acto, la acción, la
actuación, la representación, el juego, la emoción, el
sentimiento, la memoria, preceden a la palabra, no viceversa. El
logos se inventa la palabra muerte para someter los deseos de
los Homo-Humanos a los designios del poder. La disolución, la
escisión, la disociación del acto, de la actuación, de la
representación, del juego, en meras palabras, es lo que perpetúa la
instrumentación del lenguaje (de todos los códigos culturales),
pues ya estos no serán metáforas de "las cosas", sino que
pretenden ser "la cosa misma", disuelta, escindida,
disociada.
El
proceso de re-unir, será aquel en el cual el acto, la acción, la
actuación, la representación, el juego, le devuelvan el sentido a
la vida en sus códigos: Siento, luego existo. Existo, luego pienso.
Pienso luego soy. El espejo que se mira en el espejo. El sentir que
se "incorpora", se "encarna", en los juegos de
las metáforas.
***
A
continuación diré algo sobre la imitación, la reflexión y el
reflejo, que bien pueden ser el reflejo en el espejo de Dionisios o
en el espejo de Narciso, en este último, que fuera también motivo
para Plotino.
"El espejo es
símbolo de la ilusión, porque lo que vemos en él no existe en la
realidad, sino que es un mero reflejo. Pero el espejo es también
símbolo del conocimiento, porque, al mirarme en él, conozco quién
y cómo soy. Por otra parte, ese simbolismo cognoscitivo incluye un
aspecto mucho más refinado, pues la actividad cognoscitiva consiste
en encerrar el mundo en un espejo y reducirlo a un reflejo que yo ya
poseo. Y aquí surge el fogonazo de la imagen órfica: Dionisios se
mira en el espejo, y ¡ve el mundo!" (Giorgio Colli, La
sabiduría griega, I, Trotta, Madrid, 2008, p. 47).
El
juego de Dionisios en el espejo y el juego de Apolo
Cuenta
el mito que los Titanes le dan al niño Dionisios un espejo para sus
juegos y que, mientras él se contempla "ensimismado" en el
espejo, en el que ve la imagen del mundo, los Titanes se aprovechan
de su estado para descuartizarlo y, en la lucha, el espejo se rompe
en pedazos al igual que el cuerpo de Dionisios y que será la labor
de Apolo el tratar de restituirlo a la unidad original y así
devolverlo a la vida.
El
espejo de Narciso
Cuenta
el mito que Narciso se acercó a un estanque y en el espejo del agua
contempló su propio rostro y se enamoró de él y no quiso volver a
mirar cosa alguna en el mundo. Hasta que un día se lanzó al agua en
búsqueda del objeto amado y se ahogó.
"El espejo donde
Narciso se contempla como si se tratara de otro, enamorándose
locamente de ese otro sin reconocerse, torturándole con el deseo de
poseerlo, es traducción de una paradoja, la de cierto impulso
erótico que intenta unirnos con nosotros mismos, para reencontrarnos
en nuestra integridad, pero que no puede jamás lograrse a menos que
uno decida seguir cierto desvío. Amar significa el intento de
realizar la unión en el otro" (Jean-Pierre Vernant, El
individuo, la muerte y el amor en la antigua Grecia, Barcelona,
Paidos, 2001, cap. 8).
Imitación
y reflexión
El
Homo-Humano aprehende, aprende, entiende y experimenta su sí mismo,
a los otros y al mundo por imitación y reflexión. Se contempla en
el espejo de la Naturaleza, la reflexiona y la imita. Cuando se mira
en el espejo de Dionisios, fragmenta la naturaleza para luego
re-unirla en la unidad y en la vida. Cuando se mira a sí mismo en el
espejo de Narciso se precipita en la muerte.
Imitación
Por
naturaleza, el cuerpo se percibe y percibe el mundo, lo reflexiona y
para memorizarlo lo imita. Esas imitaciones son la primera
elaboración de los códigos y metáforas con los que extiende y
expande su mente.
¿Cómo
funciona la imitación?
El
cerebro percibe la Naturaleza en su totalidad y la fragmenta en
partes, las ordena y las imita (padecer/conocer/conocimiento), para
luego ordenar los resultados de sus imitaciones asignándoles un
sentido, es decir, estableciendo reglas y normas (lógica) para cada
ordenación, ese sentido se construye por códigos y metáforas,
hasta desarrollar un saber propio y particular, el cual, a su vez,
ordena e integra con otros saberes, y así indefinidamente padece y
conoce.
"La
idea, la imaginación, la ficción, la configuración, la
designación, la notación son la obra universal de Dios, la
naturaleza y la razón, y está en poder de la analogía de aquella
el que la naturaleza pueda admirablemente representar la acción
divina, y que el ingenio humano pueda emular, por ello, la operación
de la naturaleza" (Giordano Bruno, De Imaginum, signorum et
idearum compositione).
Reflexión
Reflexión:
relación de identidad de una cosa consigo misma.
Reflexión
perceptual. El cuerpo percibe, siente y se siente en la sensación.
Esa sensación es el reflejo, el desdoblamiento, el sentimiento, de
lo percibido, lo identifica y lo memoriza.
Reflexión
conceptual. Las sensaciones identificadas y memorizadas se convierten
en prolepsis, los conceptos genéricos epicúreos, la
reflexión de lo percibido, las sensaciones traducidas en códigos y
metáforas.
***
Como
quien dice, la filosofía y las leyes —nos advierte Giordano Bruno
al inicio de De la causa, principio e uno— se están yendo a la
perdición, y no por escasez de intérpretes de palabras, sino de
aquellos que profundicen en los sentimientos:
"Le filosofie e
leggi non vanno inperdizione per penuria di interpreti di parole ma
di que' che profondano ne' sentimenti" (G. Bruno, De la
causa, principio y uno ... parte I).
Nos
queda por hablar de la memoria, en particular, para recordar que tus
enemigos destruyeron toda tu obra filosófica y que sólo se salvaron
algunos de tus aportes en las matemáticas, la geometría y la
astronomía y, lo peor, que contigo también condenaron a la
clandestinidad tu magisterio "secreto" y ya no
existen Maestros como tu. Ya lo advirtió Giordano Bruno, las
palabras usurpan los estados que nos provocan los sentimientos.
Pero, de eso hablaremos luego.
Hasta
entonces, Salud y alegría,
Iván
Rodrigo.
NOTAS
1Sinesio
de Cirene, Cartas, carta No. 10, Gredos, Madrid, 1995, p. 46.
2Ver:
María Dzielska, Hipatia de Alejandría, Siruela, Madrid, 2004, p.
60 y ss.
3
El punto de toque entre mística y logos que caracteriza la
unión del pensamiento griego con el pensamiento y enseñanzas de
Plotino y de Hipatia con este:
"[...] para los filósofos
griegos la inteligencia no sólo es la facultad de conocer los
objetos, sino también la facultad de autoconocimiento; y este
autoconocimiento se revela como el fin de la filosofía y como el
grado más alto de la realidad". "[...] la concepción
plotiniana, según la cual el pensamiento de sí es la conciencia de
nuestra propia identidad con el ser universal" (Emile Brehier,
La filosofía de Plotino, Sudamericana, Buenos Aires, p. 140-141).
4Neurociencias
son todas aquellas ciencias que se fundamentan en el estudio del
cerebro sus funciones y procesos.
5Gerald
M. Edelman. Wider than the sky, The phenomenal gift of
consciousness., Yale University Press, 2004: Teoría de la Selección
del Grupo de Neuronas .
6Los
neurocientíficos utilizan el termino no-consciente para definir
todas aquellas acciones, funciones y procesos de los que las
personas no tienen conciencia ni son conscientes y así evitar las
fusiones y confusiones con las que el término inconsciente ha sido
utilizado, en particular por parte de los psicoanalistas.
7
Ernesto Grassi, El comienzo del pensamiento moderno. De la pasión y
la experiencia de lo originario. Cuadernos sobre Vico 13-14
(2001-2002) Sevilla (España). ISSN 1130-7498.
1 comentario:
Querido Ivancho: todos los poderes que el mundo han sido escamotean la idea de diálogo como clave del conocimiento. Me refiero no solo al diálogo entre individuos , sino de estos consigo mismos y con el universo.
Al devenir instrumento del poder, el conocimiento, o más bien la escueta información tomaron un flujo vertical, en el que la mente se convierte en mero recipiente. En los tiempos digitales llaman a eso un "chip", que es todo lo contrario de la aventura implícita en el descubrimiento del ser.
Publicar un comentario