Paul
Gauguin, ¿De dónde venimos? ¿Qué somos? ¿A dónde vamos?, 1897.
Lector
Ludi No. 67
Iván
Rodrigo García Palacios
Del
buen sentir al bien pensar
"(...)
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo
serán, mas polvo enamorado".
(Francisco
de Quevedo y Villegas, Amor constante más allá de la muerte).
***
1.
En el principio, el universo
Me
siento en la obligación de repetir una cita de Goethe que he
utilizado antes, porque allí se dice mejor lo que voy a decir:
"Si el físico puede llegar a conocer aquello que hemos llamado un fenómeno primigenio, queda entonces aliviado, y el filósofo con él. El primero porque está convencido de haber llegado a los límites de su ciencia, de que se encuentra en las alturas empíricas, desde donde, hacia atrás, puede vislumbrar la experiencia en todos sus niveles, y, hacia adelante, el reino de la teoría, donde puede penetrar. El filósofo queda aliviado porque toma del físico algo último, que para él se convierte en algo primero"(J. W. Goethe, Teoría de los colores).
Sin
pretender de filósofo y menos de científico, también me siento en
la obligación de afirmar que los actuales descubrimientos de las
ciencias y en particular los de las neurociencias, son "un algo
penúltimo" y, por tanto, "un algo primero" para
quienes nos preocupamos por contemplar y comprender en lo desconocido
de la naturaleza de la Naturaleza y de la naturaleza del Homo-Humano
y de su existencia.
Sin
necesidad de una lectura especializada, lo que se puede entender de
esos descubrimientos científicos y su conexión con la naturaleza
del Homo-Humano, es, sucintamente:
Todo
lo que se diga del universo y de la naturaleza, son nombres y
conceptos inventados por el Homo-Humano para ordenar y medir todo
aquello que percibe 1
y siente con los códigos que inventa y mediante los cuales organiza,
imagina, piensa, memoriza, recuerda, expresa y comparte sus
sensaciones de Ser y Estar en el mundo.
El
universo es materia/energía en permanente movimiento y todo cuanto
en él existe, lo es según su Ley, incluso la soberbia del
Homo-Humano.
A
la naturaleza le repugnan el vacío y el desorden, por ello, la
materia/energía siempre esta en lucha por llenarlo y ordenarlo todo.
La
materia/energía es y actúa en las dos dimensiones fundamentales que
ha establecido y conceptualizado el Homo-Humano: espacio y tiempo.
El
Homo-Humano es materia/energía que siente, se siente, actúa,
imagina, piensa, se expresa y anhela (el espíritu es el anhelo de
futuro).
Se
imagina y se piensa, porque se siente. El Homo-Humano es carne que se
hizo verbo. ... Un verbo que quiere ser dios.
Sentir
es un proceso biológico que se produce a partir de las propiedades y
cualidades de la materia/energía organizadas en un código:
reaccionar: atraer y rechazar.
Un
código es la organización de materia/energía que "recuerda"
y activa las propiedades y cualidades de la materia/energía y de los
compuestos que con ella se forman y trasforman, para provocar las
reacciones: atraer y rechazar, moverse.
A
partir de estas propiedades y cualidades codificadas de la
materia/energía, se derivan todos los códigos habidos y por haber,
desde el simple intercambio de materia/energía en la más minúscula
de las partículas (conocidas o por conocer), hasta los más
complejos códigos inventados por la imaginación y el pensamiento
del Homo-Humano, con los cuales se conocen, se saben y se explican,
todos los fenómenos y sucesos de la materia/energía.
Códigos
son pues, los que permiten definir, conocer, saber y explicar ese
intercambio de materia/energía que forma y trasforma los objetos
simples y compuestos en los que se organiza la materia/energía,
desde el más simple de los átomos con sus fuerzas y cargas de
energía positiva y negativa que forman y trasforman los átomos,
moléculas, etc., hasta la más abstracta de las cosas imaginables y
pensables. Código es el sencillo ADN del microorganismo que se
replica a sí mismo, como lo es el ADN sexualizado, dividido por la
evolución en los cromosomas X y Y, productor de las formas de vida
complejas existentes.
En
fin, códigos son las complejas reacciones físico-químicas por las
cuales se producen las sensaciones y, a partir de estas, ya
codificadas, se siente que se siente, se tiene conciencia y una mente
que es la memoria del cuerpo, y, esa conciencia, hace posible
inventar lo consciente, es decir, codificar, dar nombre a las
sensaciones, la imaginación, el pensamiento, la memoria.
La
mecánica biológica de esas codificaciones físico-químicas es
asunto en el que las neurociencias están realizando sus
exploraciones, siempre en un "un algo penúltimo" que, sin
embargo, nos permite establecer "un algo primero", a partir
del cual formular la hipótesis, así sea descabellada, según la
cual el Homo-Humano se está desnaturalizando, es decir, está
desarrollando una cultura 2
para la cual el cuerpo y el cerebro todavía no han evolucionado y,
en consecuencia, se deforman y atrofian tanto fisiológica como
mentalmente.
De
las deformaciones y atrofias fisiológicas, más evidentes, ya las
ciencias se están haciendo cargo de manera positiva. Sin embargo, de
las deformaciones y atrofias mentales, mucho menos evidentes, es poco
lo que se hace y se sabe, debido a que los prejuicios
trascendentalistas y exepcionalistas de la dualidad cuerpo/alma, aun
impiden considerar al Homo-Humano sólo como a un cuerpo que siente,
imagina, piensa, recuerda, actúa y anhela, que es lo que lo hace
trascendental y excepcional.
2.
Desnaturalización del Homo-Humano
La
evolución biológica es un proceso muy lento, extenso, complejo y
casi impredecible, que se tarda miles y hasta millones de años en
producir las mutaciones y adaptaciones necesarias para consolidar las
propiedades, cualidades y operación de un órgano o partes del mismo
en los individuos de una especie, máxime de la complejidad de la
especie Homo-Humano.
La
evolución cultural, por su parte, es mucho más rápida y se produce
y reproduce por la acción voluntaria o involuntaria de los
Homo-Humanos, hasta el punto de superar o poner en peligro la
sobrevivencia, reproducción y adaptaciones de la especie. Algo que
ha ocurrido con mayor frecuencia que las mismas catástrofes
naturales que casi han provocado la extinción. Ese riesgo está
amenazando ahora al Homo-Humano, por una parte, la desnaturalización
del planeta, ya evidente y demostrada. Por la otra y mucho menos
evidente, la cultura está desnaturalizando la gestación, la crianza
y el desarrollo de los recién nacidos, hasta el punto de dejarlos
desprotegidos, deformados y atrofiados, para sobrevivir, reproducirse
y adaptarse en su Ser y Estar en sí mismos y en el mundo.
En
ese escenario, la especie Homo-Humano está en una encrucijada
evolutiva: tanto su cuerpo como su cerebro no están lo
suficientemente adaptados para las condiciones y circunstancias que
ha desarrollado con la cultura.
Como
lo están demostrando las ciencias médicas evolutivas, la evolución
del cuerpo se corresponde todavía a las condiciones ambientales del
hombre de la Edad de Piedra. Lo anterior es igualmente válido, por
correspondencia, para la evolución del cerebro y la mente, aun
cuando todavía no haya sido estudiado por las ciencias biológicas
evolutivas.
Las
ciencias médicas evolutivas están demostrado que el cuerpo del
Homo-Humano actual se corresponde para las actividades físicas, la
dieta alimentaria y las condiciones ambientales de la Edad de Piedra.
Lo mismo habría que demostrar sobre el cerebro y la mente, su
conformación, actividades y funcionamiento.
Al
igual que las ciencias biológicas evolutivas, que han establecido
que el cuerpo del Homo-Humano actual se corresponde para las
condiciones del Homo-Humano de la Edad de Piedra, lo mismo podría
considerarse para la evolución cerebral y mental, porque, de la
misma forma que la dinámica física y fisiológica del cuerpo no ha
evolucionado ni se ha adaptado a las circunstancias y condiciones
físicas desarrolladas por la cultura, tampoco lo ha hecho el cerebro
que es el órgano en el cual se genera la mente, la que es la imagen
y la memoria del cuerpo.
Son
muchas y evidentes las causas y efectos de las deformaciones y
atrofias mentales que es posible identificar como consecuencias de
ese proceso de desnaturalización cultural.
En
consecuencia, como Homo-Humano con cerebro y mente evolucionados y
adaptados para las circunstancias y condiciones de la Edad de Piedra,
todavía no le es posible afrontar adecuadamente los desarrollos que
ha logrado la cultura.
Así
como el cuerpo no ha evolucionado ni se ha adaptado para la actividad
física ni a la dieta alimenticia actuales ni a las condiciones
ambientales, tampoco lo han hecho ni el cerebro ni la mente para
afrontar los estímulos y la hiperinformación que produce y procesa
la cultura actual a velocidad exponencial.
El
cerebro y la mente, por una parte, están siendo sobresaturados y
desbordados por la inmensa cantidad, potencia y velocidad, de los
estímulos y la información que reciben y que son incapaces de
procesar y asimilar. Y, por la otra, menos evidente, pero igual o
peor de dañino, a medida que la cultura acelera su desarrollo
científico y tecnológico, en casi la misma proporción acorta o
disminuye el período de crianza y desarrollo físico, mental y
emocional de los recién nacidos que enfrentan así su Ser y Estar en
el mundo sin la preparación adecuada y casi totalmente desprotegidos
e indefensos.
Por
ejemplo, para un recién nacido de la Edad de Piedra y hasta para los
de tiempos todavía no muy remotos, el período de crianza y
desarrollo se extendía hasta la adolescencia y aun, durante ésta,
en una transición lenta durante la cual experimentaban y aprendían
jugando o sin cargar con el peso de responsabilidades abrumadoras. Un
largo período de tiempo durante el cual el niño y el adolescente
ejercitaba el sentirse a sí mismos y al mundo, para así aprender y
aprehender como saber actuar, imaginar, pensar, anhelar. Las
ciencias evolutivas ya han demostrado que ese extenso período de
crianza fue una de las ventajas evolutivas del éxito del Homo-Humano
como especie.
Como
ventaja evolutiva, ese largo período de crianza permitía que el
cerebro y la mente formaran y desarrollaran saludable, adecuada y
firmemente los circuitos neuronales mediante los cuales percibir,
sentir, interpretar y actuar, en el tiempo y el espacio y, en
consecuencia, para desarrollar las actividades mentales superiores.
***
Desde
el mismo momento de la fecundación del óvulo por parte del
espermatozoide, se genera el código genético, el ADN, particular y
propio de cada individuo, el que regirá el desarrollo biológico y
que, por supuesto, condicionará los demás desarrollos del
Homo-Humano, como especie, en el ambiente y en la cultura.
Cada
Homo-Humano está dotado de un código genético, ADN, particular y
propio que es el resultado de la unión de los códigos genéticos de
sus padres y de las particulares variaciones y mutaciones resultantes
de esa unión. En consecuencia, cada Homo-Humano, es único, tanto en
lo biológico como en lo existencial.
Por
lo anterior, los procesos biológicos y culturales del desarrollo del
Homo-Humano, serán particulares y propios para cada individuo, por
lo que el desarrollo biológico y existencial de cada individuo será
particular y propio.
Cada
individuo se desarrolla de acuerdo con el despliegue del repertorio
de sus determinantes biológicos en el ámbito de sus
condicionamientos culturales, todo lo cual es particular y propio
para cada individuo.
Sin
embargo, el Homo-Humano tiene en común con todos los individuos de
su especie los mecanismos biológicos que lo forman y trasforman: un
cuerpo que se mueve, siente, se siente, imagina, piensa, memoriza,
actúa y se expresa, pero, en el cual, ese moverse, sentir, sentirse,
imaginar, pensar, memorizar, actuar y expresarse, se desarrollan y
expresan de forma particular y propia, eso es lo que hace a cada
individuo único tanto en lo biológico como en lo existencial.
Del
desarrollo biológico se ocupan las ciencias biológicas y del
desarrollo existencial las ciencias sociales y humanas. Más
avanzadas las primeras en lo concerniente al conocimiento de la
naturaleza biológica humana, mientras que las segundas apenas están
empezando a tomar de aquellas los conocimientos necesarios que les
permitan explicar las conexiones entre esa naturaleza biológica y el
desarrollo y funcionamiento de los mecanismos biológicos en el
desarrollo existencial.
Las
ciencias biológicas han explorado y mostrado los procesos y el
funcionamiento del moverse, sentir, sentirse, imaginar, pensar,
memorizar, actuar y expresarse, en el cuerpo humano. Algo de ello,
han asumido las ciencias sociales y humanas para explicar el
desarrollo y el comportamiento humano. Sin embargo, dada la magnitud
y complejidad, tanto de lo uno como de lo otro, apenas es posible
plantarse algunas explicaciones y respuestas a las preguntas que se
suscitan.
En
esas condiciones y en el marco de la hipótesis propuesta atrás, voy
a especular con algunos de los asuntos expuestos para explicarme el
qué, cómo y porqué, el Homo-Humano ES y ESTÁ en el mundo.
2.
Del buen sentir
Parto
de una parodia que me permite desmontar el dualismo cartesiano:
Siento luego existo.Existo luego pienso.Pienso luego soy.Anhelo luego poseo espíritu.
Como
lo dije antes, el Homo-Humano es y está en el mundo porque su cuerpo
siente y percibe con los sentidos de su cuerpo (los órganos
sensoriales), los estímulos físico-químicos mediante los cuales se
manifiesta la materia/energía en su interior y a su alrededor y los
procesa para sentir, sentirse y moverse, es decir: codificar la mente
(actuar, imaginar, pensar, memorizar y expresarse), que es lo que
hace humano al Homo-Humano.
El
cerebro es el órgano maestro del cuerpo mediante el cual procesa y
maneja la información que percibe y siente y desarrolla la mente que
es la imagen y memoria del cuerpo en todo momento.
El
recién nacido entra al mundo dotado de su cuerpo, de los códigos y
de los elementos necesarios para desarrollarlo y desarrollar los
códigos biológicos y los elementos para desarrollar los códigos
culturales por medio de los cuales cumplir los imperativos
evolutivos: supervivencia, reproducción y adaptación.
La
crianza del recién nacido es el período primordial de su
desarrollo. De la saludable atención a las necesidades fisiológicas
y mentales dependerá la salud y el adecuado cumplimiento de tales
imperativos, así como también de la salud mental del individuo,
aspecto fundamental del ser humano.
Por
una parte, los códigos biológicos (metabólicos, homeostasis,
etc.) procesarán de manera adecuada el desarrollo de cuerpo y mente
y, por la otra, la adecuada formación, aprendizaje y manejo de los
códigos culturales, producirán un Homo-Humano mentalmente
saludable.
Del
desarrollo de los códigos biológicos, las ciencias de la salud han
descubierto amplio conocimiento. Del desarrollo de los códigos
culturales, las ciencias apenas están descubriendo los complejos
mecanismos del cuerpo, el cerebro y la mente.
Es
a partir de esos conocimientos que se puede proponer una crianza
adecuada que mitigue el impacto desnaturalizante de la cultura.
De
acuerdo con lo que dije atrás, el recién nacido está dotado de los
códigos biológicos y de los elementos para desarrollar los códigos
culturales. Son estos últimos los más desconocidos y por tanto los
más complejos. Sin embargo, se puede afirmar que lo fundamental para
el desarrollo de tales códigos culturales, es el desarrollo adecuado
de los circuitos neuronales de los sentidos, los procesos
sensoriales, para que de tal manera la mente aprehenda, aprenda y
comprenda su Ser y Estar en el mundo: tiempo, espacio y movimiento.
Biológicamente,
el cuerpo y la mente están dotados para reaccionar, es decir,
moverse hacia lo que lo atrae y huir de lo que rechaza. Ese primer
código se manifiesta en las casi infinitas variaciones de las
sensaciones de placer y dolor. A partir de tales sensaciones el
cuerpo y la mente desarrollan los códigos adecuados para el
movimiento y por lo tanto elaboran los mapas e imágenes mentales que
se corresponden con el espacio y el tiempo. Son esos códigos, mapas
e imágenes, a partir de los cuales se desarrolla toda la cultura del
Homo-Humano. En consecuencia, el desarrollo adecuado de tales códigos
determina las condiciones necesarias para el adecuado desarrollo del
individuo y su acción en la cultura.
Y,
¿cómo se hace?
Todas
las investigaciones neurocientíficas están de acuerdo en mostrar
que el Homo-Humano es un cuerpo y una mente que sienten y reaccionan
y que por ese sentir y reaccionar desarrollan los códigos que le
permiten sentirse (conciencia) y ser consciente, es decir, Ser y
Estar en el mundo: moverse, sentir, imaginar, pensar, memorizar,
actuar y expresarse.
Los
neurocientíficos explican ese Ser y Estar de diversas formas, para
el caso, cito al neurocientífico Marco Iacoboni:
"En el fondo, ¿qué es lo que los seres humanos hacemos durante todo el día? Leemos el mundo, en especial, a las personas con las que interactuamos" (Marco Iacoboni, Las neuronas espejo, Katz, Buenos Aires, 2009, p. 13).
Y
he seleccionado esta cita porque Marco Iacoboni propone un concepto
acorde con la cultura: la lectura.
3.
Al bien pensar
Ese
proceso de desarrollo del Ser y Estar en el mundo, asimilado a un
complejo algoritmo, debe cumplir unas condiciones necesarias y
suficientes para que se produzca un resultado saludable.
El
Homo-Humano se desarrolla a medida que lee (experimenta) y se
convierte en lector, es decir, aprehende, aprende y comprende la
información que le suministran sus sentidos, así como aprehende,
aprende y comprende cómo manejarla y controlarla, todo ello de
acuerdo con el cumplimiento de las condiciones y requerimientos
adecuados de tiempos, espacios y movimientos, en cada momento, para
que así no se provoque una desnaturalización.
A
manera de descripción sencilla, se puede decir que el proceso se
inicia cuando el recién nacido empieza por conocer y explorar su
cuerpo, con lo que, prácticamente, establece la medida de todas las
cosas de su Ser y Estar, de su sí mismo y del mundo: placer, dolor,
hambre, frío, calor, tacto, sonido, comodidad, duración,
distancias, texturas, olores, colores, sabores, imágenes, tamaño,
peso, etc. En fin, las sensaciones a partir de las cuales pueden
elaborar todos los conceptos de espacio, tiempo y movimiento, que
determinan y condicionan la acción de su cuerpo y mente y, luego, a
partir de ello desarrollar el proceso de denominación, definición,
interpretación, etc., es decir, imaginar, pensar, memorizar, actuar,
expresar. De esa manera, de la salud y oportunidad del primer
proceso, depende la salud y oportunidad del siguiente y los
siguientes procesos: el desarrollo fisiológico, emocional e
intelectual. Es decir:
Del
buen sentir al bien pensar.
A
diferencia de otros animales con períodos muy cortos de crianza, el
Homo-Humano, como lo mencioné atrás, por evolución y por ventaja
evolutiva, requiere de un largo proceso de crianza, el mismo que la
actual cultura está desnaturalizando, haciéndolo cada vez mas
corto, por motivos que no es del caso analizar ahora, pero lo que
provoca el más negativo impacto en la formación y desarrollo de
individuos saludables y capaces.
Continuando
con la metáfora de Marco Iacoboni, el desarrollo, aprendizaje y
manejo adecuado de la lectura, es largo y complejo, más que en el
aspecto puramente intelectual, en los aspectos sensoriales,
emocionales, pasionales, sentimentales, o sea, en las actividades
mentales superiores.
Si
es complejo y largo el proceso para desarrollar, aprender, comprender
y manejar, adecuadamente la lectura de signos, letras, sílabas,
palabras, frases, párrafos, en fin, textos, conceptos, etc., y lo es
todavía más complejo, el desarrollo, aprendizaje y manejo de los
números, las matemáticas, las cantidades y medidas, lo es mucho más
complejo y difícil si antes no se ha desarrollado, aprendido,
comprendido y manejado, la lectura de los sentidos y si no se han
establecido los circuitos neuronales adecuados del cuerpo y la mente
en el mundo interior y exterior, para sentir, sentirse, moverse,
localizarse, aprehender, aprender, comprender, recordar, actuar,
imaginar, pensar y expresarse en el tiempo, el espacio, el
movimiento, etc. El existir en sí, con los otros y en el mundo.
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Iván
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1
Ver: Ramón Román Alcalá, El enigma de la Academia de Platón.
Escépticos contra dogmáticos en la Grecia Clásica, Berenice,
Córdoba, 2007, nota: nota: p. 61.
2
Considero cultura todo aquello que el Homo-Humano inventa a partir
de su cuerpo, es decir, lo que no es estrictamente producido por la
mecánica biológica. Algo así como las extensiones que propuso
Marshal McLuhan.
2 comentarios:
Del sentir al pensar, del pensar al ser, o viceversa. Independiente del orden dispuesto, allí se resume el sentido de nuestras búsquedas, a las que se trata de dar respuesta desde la ética, la estética o la política. Por eso al resumirlas, la literatura deviene juego de espejos enfrentados: laberinto en el que tratamos de encontrarnos a nosotros mismos, apreciado Ivancho.
Me quedo perplejo.
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